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Todo me duele muchísimo.

¿Qué sucedió? Sólo recuerdo haber salido de la disquera y toparme con Luka. No sé que paso después...

Sentía mis extremidades entumecidas, me dolía la cabeza ¿será migraña?, me dolía al respirar, no soportaba una de mis rodillas y uno de mis brazos no podía moverlo. Se sentía como sí un camión me hubiera arrollado.

Escuché a lo lejos unos sonidos extraños, y sentía algo en mi nariz, también en mi mano.

Abrí mis ojos y una luz blanca me cego, los cerre otra vez, solté una queja y escuché como alguien se acercaba a mi, ¿me habían secuestrado y estuve inconsciente?

Y como si mis sentidos se hubieran afinado más mi cuerpo dolió más de lo que ya lo hacía.

- Tranquila preciosa, llamaré al doctor...- esa voz la reconocería en cualquier lado, ¿por qué Luka estaba conmigo?

Escuché una puerta cerrarse y volví abrir los ojos notando en donde me encontraba, sin duda era la habitación de un hospital. ¿Será que si me había arrollado un camión?

Muchas preguntas, pocas respuestas.

Estaba acostada, así que levante mi torso con bastante esfuerzo y sentí como mi cabeza quería explotar seguido de un mereo insoportable.

Observé mis brazos y uno tenía un yeso, por el otro pasaba una intravenosa, una de mis piernas estaba sostenida en el aire y tenía un par de vendas, lleve la mano de mi brazo funcional y palpe mi cabeza al darme cuenta que algo la envolvía, eran vendas y no sentía mi cabello.

No sabía como sentirme emocionalmente por el estado en el que estoy, pero físicamente estoy acabada.

- ¿Cómo te sientes?- cuestionó un hombre de bata blanca a mi lado, ni me di cuenta de cuando entró.

- Horrible, ¿me arrollo un camión de casualidad?- cuestione en broma queriendo sentirme bien conmigo misma en este momento.

- Parecido.- rió y empezó a revisarme.

- ¿Qué has sentido?

- Dolor de cabeza, mareo, me duele muchísimo al respirar o mover el tronco, no aguanto la pierna y me di cuenta que no tengo cabello...- expliqué y el doctor asintió y me explicó lo sucedido.

- Duraste tres semanas y media inconsciente, tus heridas evolucionaron muy bien en ese período de tiempo,  dentro de poco te quitaremos el yeso del brazo.- comentó y yo no pude creer lo que me decía.

- ¿Entonces por qué me duele tanto el resto del cuerpo?- cuestione confundida.

- Debes de tolerar muy poco el dolor, pero es normal que suceda pues estás consiente de lo que estás sintiendo y no es ni la cuarta parte del dolor que pudiste haber sentido cuando llegaste.- agregó y yo sólo asenti en silencio.

- Además pasaste por una cirugía, por eso tu rodilla esta vendada y casi pierdes la vida al llegar aquí...

- No entiendo.- lo miré confundida o no quería creer lo que me decía.

- Tuvimos que usar el desfribilador, tu corazón había dejado de latir.- dijo y yo solo pude quedarme muda, sintiendo un miedo inexplicable de repente.

El hombre salió y yo solo observé una de mis manos en shock, vi como varias gotas saladas caían en la sabana que me cubria.

- ¿Cómo te si- Qué sucede?- escuché a Luka nuevamente, lo observé a mi lado y como si fuera un acto de reflejo lo abracé.

Sentí sus brazos rodearme e instantáneamente mis lágrimas aumentaron, lloraba del dolor y del miedo a saber que pude haber muerto.

[...]

- Te traje esto, sé que la comida de hospital es horrible así que disfrutalo.- dijo con una sonrisa entregandome una bolsa de papel, a lo cual agradecí y la abrí para notar un envase blanco que al abrirlo tenía una hamburguesa.

- No tenías que.- hablé al pegarle un mordisco a tan sabroso manjar, había pasado tan solo dos días que desperte y ya me había hartado de la comida.

- No podía dejar que comieras eso, no tiene gusto, es insípida.- explicó poniendo cara de desagrado.

- No lo voy a negar porque es verdad...- dije dándole un sorbo bastante largo al Sprite.

- Dentro de un rato vendrá el traumatólogo a quitarte el yeso y a revisar la contusión craneal.- informó sentándose cerca de la cama en una silla que había acercado.

- El brazo ya no duele, y lo puedo mover por lo menos. Aún queda que sané la rodilla y las costillas.- expliqué bastante calmada.

- Estaba tan asustado...- comentó inconscientemente y en un tono bajo pero que de igual manera pude escuchar.

- Pensé que te perdería y no estaba preparado para eso.

- Luka, ¿qué era eso que querías decirme?- cuestione.

- Todo lo hice porque no quería involucrarte en lo que sucedía, no quería que perdieras tu trabajo, no quería que Kagami te causará problemas.- empezó a decir.

- Después le lavó el cerebro al señor Rodríguez y lo puso de su lado para que estuviera con ella por conveniencia, el resto ya lo sabes.- recordar lo que pasó, todo lo que me dijo aún hacía estragos en mi cuerpo.

Mi corazón dolía y mis ojos picaban con ganas de derramar lágrimas, pero no quería llorar más por eso y trataba de sólo escuchar lo que decía quitando cualquier imagen negativa que pudiera ponerme como una niña de cinco años a la que le quitan su más preciado juguete.

- Todo lo que solté aquella noche en mi departamento, no era más que una vil mentira, la cual quería creerme pero no podía, como si fuera poco el cargo de conciencia que tenía por haberte lastimado no me dejaba tranquilo y Kagami me hacía la vida imposible..- vi como apretó sus puños y su labio inferior temblaba.

- Cada vez que me hablabas cortante y frío me antojaba conmigo mismo porque yo busqué que me odiaras, cuando te alajabas de mi, mi pecho dolía como el infierno porqué sabía que te lastime y que yo mismo hice que te alejaras...- soltó.

Noté pequeñas lágrimas resbalar de su rostro, dejando mi corazón quebrado y con una sensación de desolación inmensa, Luka estaba llorando frente a mi y estaba reprimiento mis ganas de abrazarlo.

- Yo nunca te odié, no podía... Aunque moría por dentro cada vez que los veía juntos y que cada vez aparecieras frente a mi como si nada era horrible.- me sinceré.

- Perdóname.- sollozo y entrelazo nuestras manos.

- Perdóname tú a mi, Luka.

Mis lágrimas no tardaron en aparecer y sólo deje que mis sentimientos fluyeran, lo solté y lo abracé sintiendo sus lágrimas mojar mi pecho mientras sus manos me sostenían la cintura con tanta delicadeza.

- Sé que es imposible, pero dame una oportunidad...- susurró en mi oido al levantar su cabeza.

- Quiero devolverte toda la felicidad que te arrebate por ser tan idiota, y poder estar contigo porque te amo demasiado como para dejar de luchar por ti...- sentí que besó mi coronilla con delicadeza y yo solo asenti dejándome amar por el músico.

- Todo esté tiempo te he amado, Luka...

Maratón 3/3

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