33
Dos días han pasado y quiero guindarme del techo de mi casa, aúnque no sé cómo. Siento que todo el trabajo se esta acumulando y yo aquí sin hacer absolutamente nada. Hoy no e encontrado nada que hacer y a penas es el tercer día.
Tal vez debería salir y respirar un poco el aire fresco lo que podía relajarme... si, definitivamente eso haría. Me cambié la bata que traía puesta por un conjunto deportivo, no haría ejercicio pero era comodo a fin de cuentas. Tome las llaves de casa, mi teléfono, dinero y salí. Caminaria, lo que no me hacía nada mal y debía admitir que estos días sin llevar tacones todo el día, hacen sentir a mis pies en el cielo.
Despues de un rato llegue a un parqué que estaba a diez calles de donde vivía, me sente un rato en una de las bancas que había y admire todo a mi alrededor. Habían niños jugando con sus padres, parejas compartiendo de un momento ameno, familias haciendo un picnic y personas con sus perros...
- ¿Papá? - cuestione al ver un hombre idéntico a él paseando a un gran perro.
El animal giró su cuerpo y al fijar su vista en mi salió disparado en mi dirección. En definitiva era papá y ese perro, Sparkie.
- Demonios. Sparkie un poco más lento. - se quejó mi padre al ver al perro sentarse mientras agitaba su cola alegremente viéndome.
- Hola papá. - lo salude al percatarme de que no había prestado atención a mi presencia.
- ¡Cariño lo siento, no te vi! - exclamó apenado mientras me estrechaba en sus brazos.
Reí un poco y correspondi su abrazo. Luego de separarnos acaricie al canino quien no tardo en tumbarme en el suelo para lamerme y aplastarme.
- Sparkie eres un gordo. - le dije cuando sentí que se acostaba gustoso encima de mi cuerpo.
- Te extraña bastante, y tu madre y yo también. - dijo mi padre para tomar asiento en la banca en la que antes estaba sentada mientras veía burlón como trataba de sacarme al peludo de encima.
- Aprovechare el tiempo libre para visitarlos y por cierto, se que le dije a mamá que mi departamento era pequeño para Sparkie pero puedes dejarlo un tiempo conmigo y me encargaré de el. - solté rindiendome ante el perro que no parecía querer moverse.
- ¿Podrás con el? - cuestionó algo desconfiado.
- Claro papá, cuando vivía con ustedes era yo quien lo cuidaba ¿o lo olvidaste? - hable burlona observandolo reir nerviosamente.
Suspiro pesadamente y estuvimos bastante tiempo hablando, poniéndonos al día de todo. Era cierto que solía llamarlos para saber de ellos, pero no es lo mismo tener una conversación telefónica a hablar de frente con alguien. Mi padre era una de las personas más correctas del mundo aunque tenía un lado infantil. Casi igual que mi madre, pero ella era un poco más sutil... espero se entienda la ironía.
- Cariño, se que te va muy bien trabajando con Eduardo pero... ¿No te gustaría trabajar en la empresa de la familia? - cuestionó observandome.
Lo observe expectante, solo una vez lo había mencionado pero no insistió debido a lo que yo pensaba al respecto, además ¿a estás alturas vendría con eso? No era que me molestará pero ya el conocía mi opinión al respecto y sabía que todo iba a la perfección con mi trabajo actual.
- ¿A que viene eso ahora papá? - cuestione confundida. Suspiró.
- Tu madre y yo decidimos que es hora de que asumas la presidencia, eres quien heredará la empresa de la família ______. - soltó sin más dejandome pasmada.
- Pero papá... ¿Por qué ahora? - hable desconcertada.
- Tengo 60 años hija y tu madre ya casi los pisa, queremos estar un poco más tranquilos y no estar viajando tanto. Además, no dejaremos la empresa del todo, seguiremos trabajando pero no en el mismo cargo de antes- explicó.
- ¿Y es completamente necesario que yo asuma ese cargo, papá? - cuestione, sinceramente es algo que debe pensarse bien.
- Si, no queremos dejar la empresa familiar a manos de alguien más y quien mejor que tú para asumir ese puesto. - me observó sonriente.
Lo veía sin convencerme del todo, pues ya tenia un trabajo y me iba muy bien, ¿para que dejarlo?... pero era mi familia y si analizaba un poco, tal vez veían necesario que fuera yo quien asumiera el puesto presidencial de la empresa pues confiaban en mi, si era alguien más la línea de sucesión Evans se acabaría y tal vez podría poner de cabeza la empresa.
- Además cariño, recuerda que nos tendrás a tu madre y a mi para ayudarte, tendrás menos papeleo, podrás pasar más tiempo en casa y viajaras bastante... Eso podría ayudar con tu ansiedad y podrás aprovechar los viajes para conocer otros lugares. - comentó y si lo veía de ese modo era una buena opción...
- Yo... lo pensaré, papá... - le comenté dando una leve sonrisa.
- Bien cariño, yo ya me voy... tu madre debe de estar como loca porque no he llegado a casa. - suspiro levantándose de la banca para verme con una sonrisa nerviosa.
- No es tan tarde... ¡Son las cuatro de la tarde! - exclame al ver mi teléfono y mi padre me vio con nerviosismo.
- Sí, y estamos aquí desde las once de la mañana. No llegue para el almuerzo, tu madre acabará conmigo en menos de un minuto. - exagero.
Yo me levante del suelo y tome la correa de Sparkie para que se posicionara a un lado de mi. De un momento mi padre y yo juntamos las miradas y nos soltamos a reir, aún sin saber porque. Ese tipo de cosas siempre pasaban cuando estaba con el.
- Muy bien, cuidate y cuida bien de Sparkie. Dale sus dos comidas al día, sus croquetas de merienda, no te olvides del agua y se baña todos los domingos con el shampoo especial que el veterinario receto para evitar que el pelaje se le caiga... ¡Ah, y como vives en apartamento debes pasearlo todos los días! - yo solo asentía con cada cosa que decía, aúnque ya lo sabía.
- Está bien papá, adios y saludos a mamá. - lo abrace con fuerza y me fui con el canino.
[...]
Creo que debí ir a casa primero y buscar el auto. Tenía las manos llenas de bolsas y Sparkie estaba bastante enérgico. Estuve paseando con el por la ciudad mientras pensaba en todo lo que dijo mi padre y decidí comprar las cosas que necesitaba para cuidar del perro pero no pensé en lo pesadas que estarían y cerca de casa no me encontraba.
Escuche a Sparkie ladrar y comenzo a correr, sin darme tiempo de hacer algo sino simplemente seguirlo como podía.
- ¡Sparkie deten...! - exclame pero fui silenciada por el choque de mi cuerpo contra alguien.
Algunas bolsas se me habían caído con el impacto y al parecer a la otra persona también se le cayó algo, un helado, que ahora Sparkie estaba comiendo.
- ¡Lo siento tanto, dejeme pagarle! - exclame nerviosa mientras me levantaba. Que vergüenza. Observe a la persona que tenía en frente y mi mente quedó en blanco.
- No te preocupes por eso. - soltó el de puntas azules mientras me observaba. Suspire.
- No Luka, dejame pagartelo... por favor. - insistí, por más que sea el igual debía enmendar mi error.
Él se mantuvo en silencio y observo al perro que ya se había acabado el helado que cayó al suelo, que se veía bastante feliz de haberlo comido, y como no... yo lo acostumbre al helado. Observó las cosas que se me habían caído y luego fijo sus ojos azules en los mios.
- Sólo sí me dejas llevarte a tu casa. - condicionó y yo lo observe con el ceño fruncido.
- No Luka, yo... - me interrumpió.
- Si no me dejas llevarte, no dejaré que me pagues. Sencillo. Además no es como si necesitaras ayuda. - ironizó al final haciendo que lo observará con reproche.
- Bien, ¿pero cómo se supone que me llevarás a casa si tu auto no está? - cuestione arqueando una ceja.
El sólo señalo a un lado de mi y gire en esa dirección, donde estaba el barco donde vivía su madre y justo en el asfalto que separaba la tierra del rio, estaba estacionado su auto. Suspire y lo observe sin expresión alguna.
- Pide tu helado otra vez. - dije al notar al heladero algunos pocos metros de nosotros.
Iba a tomar las cosas que se me habían caído pero el se adelantó y las tomó antes, caminó hasta el puesto y pidió nuevamente el helado. Luego de unos segundos observando a Sparkie babear por el frio postre pedí uno de igual manera. Pagué ambos y caminamos hacia su auto.
- Sparkie, sentado. - ordene cuando note que estaba a punto de brincarle al músico nuevamente. Le extendi el postre y no tardo mucho en devorarlo.
- ¿De verdad le acabas de dar tu helado? - cuestionó burlón.
- Lo compre para el, se comería el tuyo otra vez si no lo hacía. Lo acostumbre a comer helado cuando estaba cachorro, si yo comía y no le daba uno, me arrebataba el mío. - explique y noté que Sparkie parecía satisfecho.
- ¡Vaya, quien lo diría! Un perro que come helado. - carcajeo y finalmente llagamos a su auto.
Guardamos las cosas en el maletero del auto y fue abrirme la puerta del copiloto donde subí y sente al gran perro en mis piernas. A los pocos segundos el subió al auto y puso el vehículo en movimeinto.
Estábamos en un silencio incómodo donde solo se escuchaba el volumen bajo de la radio y el aire acondicionado soplando. Recorde la conversación que tuve con las chicas y observe al azabache conducir, se veía cansado y su mirada reflejaba tristeza aúnque no lo demostrara. Algo le había ocurrido pero no indagaria, solo buscaría llevar la fiesta en paz.
- Luka yo quería pedirte perdón, he sido muy grosera contigo y así me sienta mal con lo que sucedio, debo entender que amas a alguien más y que no debo de tratarte mal... tendrás tus razones para estar con ella y si eres feliz... yo también lo soy. - desvíe mi rostro hacia el lado contrario a el y trate de ahogar las inmensas ganas de llorar que me abordaron repentinamente.
Él solo permaneció en silencio sin hacer más nada, aúnque sentí como la velocidad del auto disminuía pero no diría nada. Suspire.
- Y estaré agradecida siempre, porque hayas estado conmigo, porque sé que no todas las personas que entran en tu vida son para siempre y tal vez nosotros solo teníamos que coincidir por un momento en nuestras vidas para aprender algo el uno del otro... - un pequeño jadeo salió de mis labios al retener tanto las ganas de llorar.
Sentí como el auto se detuvo y como mi rostro fue girado con delicadeza para luego saborear los labios del músico. Me había besado.
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