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- Su madre, es Amelie Graham... debes conocerla, por eso esta aqui esta noche. - comento Adrien, haciendome quedar sorprendida.
Ella es presidenta de la mayor empresa publicista de Francia, que se encarga de toda la publicidad de la disquera y los artistas.
- Si, esa mujer es excepcional en lo que hace. - comente alagando a la mujer y vi al casi gemelo de Adrien asentir con una minúscula sonrisa, sin quitarme la mirada de encima.
- Y ella, es la vicepresidenta de la disquera. - comento el rubio a su primo, señalandome.
- Había escuchado de ti, pero nunca te habia visto. - explicó y ahora que analizaba su voz, puedo asegurar que podia ser capaz de congelarte.
- He de admitir que todo lo que se dice de ti es cierto.
Lo observe interrogante, esperando una respuesta de su parte. Este hombre podría intimidar a cualquiera que estuviera al frente, pero es algo que yo también podía hacer.
Su mirada me inspeccionó completamente en un segundo.
- Eres hermosa y veo que bastante lista... - sonrio socarrón.
Me cruce de brazos observandolo con una ceja arqueada.
- Se nota a simple vista, tu actitud frente a una persona desconocida lo demuestra.
- Pues agradezco el cumplido y con respecto a lo otro, me gustaria saber un poco más de como llegaste a esa conclusión tan rápido. - hable y a los segundos me percaté de que Adrien ya no se encontraba con nosotros.
Sonrió y tendió su brazo hacia mi para poder entrelazarlo con el mio, fuimos a sentarnos en una mesa bastante alejada y el llamo a uno de los meseros.
- Un martini, por favor, y para la dama...- me observo de reojo y espero a que contestara.
- Wisky. - le sonreí al mesero y el se fue en busca de los pedidos luego de hacer una pequeña reverencia.
Lo vi posar sus brazos sobre la mesa y entrelazar sus manos a la vez, yo simplemente me mantenía neutra ante su presencia y he de admitir que a pesar de su parecido al Agreste, el tenía algo más atractivo.
- Eres profesional delante una persona desconocida, no te trabas al hablar o le quitas la mirada de los ojos; sabes cuando alguien trata de intimidarte; piensas tus palabras muy bien antes de hablar y aunque tus ojos no se muevan ya has analizado a la perfección a la persona que tienes en frente... Vaya mujer. - habló respondiendo lo que había mencionado antes.
- ¿Te parece? - pregunte expectante, me observaba demasiado y eso me ponía algo ansiosa.
- Si, y por lo que veo... padeces ansiedad. - lo observe con la mente en blanco.
- Desde hace solo unos segundo bajaste tus manos de la mesa y comenzaste apretarlas. ¿Me equivoco?
¿Cómo se dio cuenta en tan poco tiempo?
- No, pero realmente no es algo importante. - comente sin sonar a la defensiva pues me sentia de algún modo acosada.
- Nos parecemos bastante, ______ y hasta ahora, lo poco que veo de ti, me atrae. No voy a negartelo. - soltó repentinamente.
- Sinceridad ante todo, es lo que dicen ¿no? - hable observando como soltaba una sonrisa.
- Me intrigan muchas cosas de ti, no voy a negartelo. - dije de la misma manera que el. Soltó una risa grave.
- Y a mí de ti. - noté como dejaban nuestras bebidas de la mesa así que agradecí.
- ¿Cómo lo notaste? - cuestione para luego darle un sorbo a mi bebida sintiendo como bajaba por mi garganta.
- Estudie psicología, y me he empeñado en conocer aún más sobre el comportamiento humano. - comenzo a explicar mientras lo escuchaba atenta.
- A pesar de ser el futuro heredero de la empresa de mi madre, he tratado casos de personas con distintos trastornos, entre ellos la ansiedad.
- Me sorprende bastante, pero eres alguien analítico y observador así que es bastante entendible... - justifique.
- Siendote franca pense en ti como un abogado, empresario e incluso un mercenario siendo extremista. - lo escuche reir.
- Eres intimidante a primera vista, y por lo general un psicólogo no debería de transmitir eso a menos de que quiera espantar a sus pacientes.
- Aún no he visto al primer paciente salir corriendo. A veces una persona neutral causa más confianza que alguien desbordante de alegría. - habló burlón.
- Si, aúnque no lo sé con exactitud. - comenté sin más.
- Por cierto... - habló después de darle un trago a su bebida.
Pareció pensar sus palabras por un rato mientras me observaba a los ojos sin llegar a desviar, podría ganar un concurso de miradas si quería...
- ¿Haz ido con alguien que te ayude a controlar la ansiedad? - cuestionó con el ceño fruncido inclinando su cuerpo hacia mi.
- Si, pero la unica solución que me dan es medicarme. Así que deje de insistir y como puedo, lo voy sobrellevando. - expliqué.
- Si quieres puedo ayudarte con eso. - ofreció con una sonrisa, si que era un amor de persona cuando quitaba su modo: "Si me ves, te mueres en tres días".
- No me gustaria molestarte con eso, Felix. - acaricie uno de mis brazos y luego le di un sorbo más a mi bebida.
- No me molesta en lo absoluto. - dijo seguro para luego pasar una mano por su cabeza despeinando un poco su cabello.
- E insisto, dejame ayudarte.
- Bueno... está bien. - lo vi sonreír.
- Bien ahora ten. - extendio su teléfono hasta a mi con el teclado de llamada activado.
- registra tu número y así me comunico contigo. - lo observe con una sonrisa sabiendo sus intensiones, guarde mi número y le tendi su teléfono de vuelta.
- Voy al baño, regreso en un momento... - me levante y me dirigí al fondo del lugar, encontrandome con un área más iluminada.
Después de entrar y hacer mis necesidades, salí pero fui detenida por un gran cuerpo con el que choque para a los pocos minutos sentir como era llevada hasta una pared y ser acorralada por ese alguien que había interferido en mi regreso con el rubio.
Lo observe y frunci mi ceño desconcertada. ¿Quién se creía?
- ¿Por qué estás con ese tipo? - interrogó con frustración, apretaba sus manos con fuerza y su respiración era agitada.
- Eso a ti no te concierne en lo absoluto. - solté algo brusca, pero lo menos que quería era tenerlo encima.
- ¿Primero con Adrien y luego con ese? - preguntó enojado pero sin perder su tono de voz que lo caracterizaba.
- Me estás matando ______.
- No creo que duela tanto, como me dolio a mi... Déjame en paz. - trate de alejarlo pero no pude pues me atrapó entre sus brazos apretando mi cuerpo contra el suyo.
Trate de salir pero no pude, tenía demasiada fuerza y mis brazos no estaban en la posición mas cómoda.
- Luka...
- Dejame estar así un poco más, te lo ruego... - susurro en mi oido haciéndome estremecer.
Suspire con pesades y rendida, escondi mi rostro en su pecho persiviendo un olor extraño. Él olía a ella.
Pise uno de sus pies con fuerza haciéndolo soltarme por el dolor, lo mire con reproche sintiendo una gran presión en mi pecho y me fui de ahí.
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