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- Realmente me sorprendí bastante cuando me llamaste. - habló el rubio rascando su nuca.
Llevaba un traje sencillo casualmente vinotinto, con una camisa negra debajo el saco la cual tenía los tres primeros botones sueltos dejando ver parte de su pecho.
- Seré sincera contigo, primero llame a Jade pero ella se reuniría con la familia de Nath pero luego recorde la pequeña conversación que tuvimos cuando nos encontramos en la cafetería. - admiti con una sonrisa.
- Pensaste en mi y eso es bueno, espero ser una buena compañía. Te ves hermosa, ¿Nunca has pensado en ser modelo? - cuestiono el rubio de repente luego de haberme dejado en el asiento del copiloto para luego subir y poner en marcha el auto.
- Gracias por el alago y realmente no, no me veo en pasarelas o en portadas de revistas, lo pienso y me siento extraña. - reí un poco.
- Realmente fueras excelente como modelo, tu contextura corporal y altura son ideales. ¿Cuánto mides? ¿un metro setenta y tres? - cuestiono pensativo observandome de reojo.
Yo lo mire incrédula. Es adivino, brujo o vidente, eso era excatamente lo que media, sin tacones claro está. Yo simplemente lo observaba comprendiendo como había acertado, el río sonoramente.
- Sí, y debes ser brujo para haber sabido o seguramente tengo un cartel con datos personales encima de mi y no lo he visto. - comente viendo como reía ante lo dicho.
- Ni una, ni la otra. Tengo buen ojo, supongo. - levanto sus hombro con burla.
De camino al lugar donde sería el evento hablamos de todo un poco, es bastante agradable hablar con el, sabía como continuar una conversación sin volver el momento incómodo; cuando hacía un alago era como si un amigo te hiciera uno, no mostraba intereses de otro tipo que pudieran hacerte sentir mal; comprendia muchas cosas de las que hablaba y lograbamos entendernos con facilidad.
[...]
El ambiente era ameno a pesar de la música fuerte del lugar, se escuchaban copas sonar y gente charlar, habían algunas mesas en los alrededores, había una barra basatante amplía y las luces del lugar eran tenues.
- ¡Viniste! - senti como me apretujaban en un abrazo y logre ver la cabellera de Lya.
- Massimo me conto que no querias venir y que te convenció, ahora se que si pudo convencerte de venir, puede hacer cualquier cosa. - río al separarse de mi.
- Si. Lya, vi... - me interrumpio observando a mi acompañante.
- ¡Adrien! Soy Lya, la novia de Massimo, ¿Me recuerdas? - ciestiono saludandolo eufórica.
- Nos conocimos en la fiesta de ______.
- Si, te recuerdo... Hola. - saludo apenado, y podria percibir un pequeño sonrojo de su parte mientras rascanba su nuca.
- Me alegran tanto que hayan venido, espero disfruten todo. Con mi padre quisimos que todo saliera perfecto, hay muchas personas importantes aquí y hay quienes quieren verte. Socios de mi padre, inversionistas. Esa gente... Mi padre habla muy bien de tu trabajo, asi que no me extrañaria que quisieran verte y hablar contigo. - explicó amablemente.
Y como si fuera una mala jugada de mi mente recorde los comentarios de Massimo acerca de conseguirme un sugar daddy, acosaionando que mis mejillas ardieran. Que vergüenza.
- Oh... ahm, luego me acerco. - sonreí dispersando aquellos pensamientos extraños.
- Vengan conmigo, estamos Massimo, Nino y su novia, Juleka y yo. - mencionó y nos llevo a una mesa amplía donde se encontraba los antes mencionados riendo.
Observe a Massimo y el muy... se veía espectacular con el traje blanco que lleva puesto; no me había que Lya llevaba un vestido negro manga larga que convinaba con la corbata y algunos detalles que tenia el traje de su novio; Nino llevaba una camisa de vestir blanca con los primeros tres botones sueltos al igual que Adrien con un pantalon negro y una chaqueta bastante colorida; su novia tenia un vestido amarillo que dejaba sus hombros al aire y Juleka tenia un enterizo negro de pantalon recto y ancho, y llevaba puesta la chaqueta que uso Luka en nuestra primera cita. Esto parecia un desfile de modas.
Nos saludaron y nos sentamos con ellos disfrutando del memento. Admitire que Massimo tenía razón, me siento comoda y tranquila de la compañia de ellos, de Adrien sobre todo porque en ningun momento dejabamos de hablar, incluso los chicos nos sacaban de la pequeña burbuja que hacíamos al meternos tanto en una conversación. Incluso con Juleka, que era con quien habia convivido menos y me recordaba bastante a su hermano me hacía sentir a gusto.
- Todos hemos hecho esto, hasta Juleka lo hizo. Ustedes no se salvarán, y menos tú. - dijo Massimo amenazante picando mi frente con su dedo índice haciendome fruncir el ceño. Se había acercado al rubio y a mi.
- Vas a espantarla y hacer que se vaya, idiota, deja pongo el cronómetro. - solto el moreno entredientes haciendo que todos rieran exceptuando al rubio y claro, yo.
- Muy bien, vamos primero con Adrien... - tomo cinco vasos de shot medianos y se los puso al frente para luego llenarlos con un liquido ámbar, sino me equivoco era Wisky.
Seguramente esto era otra de las ideas de Massimo, a veces creo que era lo suficientemente estúpido para tratar de ver su cerebro por sus fosas nasales. Pero tenía sus momentos.
- Bien Adrien, cuando te diga se activará el cronómetro y te los tomas lo más rápido posible. - le explico y el rubio asintio sujetando el primer shot.
- Ahora.
Las muecas de Adrien fueron un poema a mi sentido del humor, todos nos carcajeamos al ver las muecas que hacía al sentir el líquido bajar por su garganta, a los pocos segundos, terminó.
- Seis punto quince segundos. - dijo Nino burlón mostrando el cronómetro.
- ¡Desgraciado! - exclamó Massimo sarandeando al de ojos verdes por los hombros haciéndonos reír.
- Por un número, ¡Por un maldito número! Que decepción.
- Bien ahora tú. - señalo Lya regulando su respiración despues de tantas risas.
Ahora ella colocó los otros vasos iguales frente a mi y los lleno con el mismo líquido. La mire con desaprobación.
- No hables, vas hacerlo... Nino. - lo observo y este asintio volviendo el cronometro a cero. Sujete el primer vaso.
- Ahora.
- Yo sabía que tenias tu lado alcohólica... - comento Massimo con los ojos entrecerrados.
- Cuatro punto díez, debe ser una broma. - se quejó.
- Pues no, ¿Cómo te quedo el ojo risitos de oro? - Se burlo la morena haciendonos reír ganandose una mirada desaprobatoria del rubio ofendido.
- Entonces quedamos en este orden... ______, Nino, Lya, Adrien, Massimo, Luka, Juleka y Kaga... - en ese momento solto un chillido y observo a Lya reprocharle con la mirada.
Seguramente me creían tonta, todos se quedaron callados y Adrien los observaba confundido, note la mirada de alguien sobre mí y pude percatarme que Juleka me miraba entristecida. El ambiente se torno incómodo de un momento a otro.
- Chicos, ¿No deje mi bolso por... - hablo una voz a nuestras espaldas.
- ¡Adrien, que gusto verte! - esa voz, sin duda era Kagami.
Sabía que estaría aquí eso no lo ponía en duda y realmente no me importaba en lo absoluto su presencia, ni siquiera el hecho de que acompañaba a Luka pues eso era obvio, pero si había venido hasta aqui ahora, Luka también, y el ambiente que se formaba entre nosotros dos no era el más ameno que digamos y podía asegurar que incomodaba a cualquiera que estuviera a un radio de cinco metros de nosotros. Creo que estoy exagerando.
- ¡Hey! - llamó alguien a mi lado, observe y era la de puntas morada viendome preocupada esta vez.
- ¿Estás bien? Adrien lleva un rato llamandote. - me avisó.
- Oh, sí ¡sí! - exclame espabilando. - Solo estaba pensando tonterias, no te preocupes. - ¿cuanto tiempo paso?...
- ¡______, ven! - escuche a alguien llamarme, por la voz reconocia que era el rubio qie habia venido conmigo.
Gire mi cabeza buscándolo y entre todas las personas que vi, pude notar a Kagami y Luka juntos, y éste último me veía no muy... contento. Finalmente di con el rubio, con alguien, un chico muy parecido a el a decir verdad.
Me levante y fui hasta donde estaba él con ese otro rubio, eran idénticos, podría decir que son gemelos con facilidad, lo único que los diferenciaba era como estaban peinados, que su rostro era ligeramente distinto al de Adrien, que sus ojos eran azules y que su rostro permanecía neutro.
- ______, el es Felix. Mi primo. - presentó con una sonrisa al rubio contrario.
- Un placer, Felix... - extendi mi mano para estrecharlas y dándole un minúscula sonrisa.
- El placer es todo mio. - tomo mi mano y planto un beso en ella haciéndome sonrojar.
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