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- Todo fue un exito. Cada aporte que hicieron para que todo saliera perfecto dio sus frutos... - habló el presidente de la disquera.
Ya había pasado un mes desde el concierto, después de ese día la fama de Luka incremento, las vistas en sus videos eran más, los discos se agotaban rápidamente en las tiendas y su album era el más descargado.
- Para celebrar todo lo que Luka ha logrado hasta ahora y por el esfuerzo que han hecho, tendrán el resto del día libre y nos vemos esta noche en Dunk bar. Vayan formales, habrán muchas personas importantes ahí y debemos de seguir dando una buena impresión. - Sonrió el mayor para todos.
Los murmullos en la sala se hicieron escuchar, no le preste atención y tenía la idea de no ir, así podía aprovechar y descansar de todo, no tanto físicamente, mentalmente estaba agotada, desde lo sucedido con Luka no me he sentido nada bien aúnque demuestre todo lo contrario; los ataques de ansiedad son más recurrentes y desde hace una semana no he podido dormir bien.
Está semana, mi vida se ha deteriorado bastante. Solo ruego tener un respiro, quisiera dormir hasta el fin del mundo si fuera posible, dejar de tener ansiedad, dejar de sentir dolor. Suena exagerado, y sí alguien fuera capaz de ver mis pensamientos seguramente pensaría que quiero acabar con mi vida.
- Oye, te estoy hablando... - hablaron a mí costado haciéndome sobresaltar. Era Massimo.
- Disculpame de verdad...¿Qué decías? - cuestione relajando mis facciones.
- Que espero verte esta noche, y si no veo que llegas iré a buscarte junto con Lya. - habló con seguridad el rubio. Solté un suspiro pesado observandolo.
- Massimo, no quiero ir, no me he sentido bien y quisiera descansar... Entiendo que quieras que vaya, pero estoy agotada... - sentía mis manos temblar.
- Oye, tranquila. Comprendo como te sientes y por todo lo que estas pasando ahora... tal vez ir a una fiesta no sea lo mejor pero podrás mantener tu cabeza distraída. - aconsejo.
Suspire y aprete fuertemente mis manos hechas puños, tal vez tenía razón aunque realmente no sé que pensar o que hacer, desde que no duermo bien siento que todo me sale mal, no rindo en mi trabajo y a pesar de eso, lo único que logra reconfortarme un poco es ver que nadie se ha quejado.
A veces el sentir que haces algo mal, logra opacar el hecho de que alguien te diga que haces las cosas bien.
- Puedes llevar a alguien para que sea tu acompañante, puedes estar con Lya y conmigo, incluso con el paliducho, no se negaría nunca a tu compañia. - refirió a Damon.
- Sabes que no me gusta molestar a las perso... - el me interrumpió.
- Entiende que hay muchas personas que te quieren y que no te dejarían sola, a veces la buena compañia de alguien querido puede disipar tus problemas. Además, ¡Estarán los socios del jefe! Sería buen momento para conseguir un sugar daddy... - y salieron sus comentarios estúpido.
Pero sin esos comentarios, Massimo no sería Massimo.
- Está bien, tomaré tu... ¿consejo? - levante mis hombros y el sonrió para luego pegar un chillido.
- Soy el mejor. Nos vemos en la noche. - me lanzo un sonoro beso exagerado y salió del lugar. El sin duda estaba loco.
[...]
Estaba en casa. Hace un par de minutos había llegado y traído algunas compras, comida, artículos de aseo personal y esas cosas. Me encontraba eligiendo un atuendo para así evitar estar apurada en la noche. En mi cama habían tres atuendos y no podía decidirme por uno, además de eso no sabía a quien pedirle acompañamiento. Tal vez podría hablar con Jade.
- Bueno, primero lo primero. - escogeria que ponerne y asi tener tiempo para descansar un rato.
Pase mi mirada por el primer atuendo, un enterizo vinotinto de mangas largas, estilo short y escote en V hasta la boca del estomago, el cual iría acompañado de unos tacones en punta dorados; el segundo era un vestido negro corto de tirantes y corte de corazón, acompañado de unos tacones beige; y por último un enterizo sin mangas, la parte del torzo era blanca, mientras el pantalon era azul marino de corte ancho y recto, acompañado con unos tacones de punta blancos.
Tal vez al azar.
Pense. Tome un moneda, me coloque de espaldas y la lance.
- El vinotinto se ha dicho... - la moneda habia caído más cerca del primer atuendo, así que era ese. Mucho más fácil.
- Ahora llamar a Jade... - Tome el telefono y marqué.
- ¡______! ¿Cómo estás? - no habíamos hablado desde que se fue, pero ella seguía siendo mi mejor amiga.
- Muy bien... Queria preguntarte si estabas libre esta noche... - dije directamente, ya sí aceptaba podíamos ponernos al tanto de todo esta noche.
- No, lo siento mucho. Conoceré a la familia de Nath esta noche. ¿Por qué? - cuestionó.
- Quería que me acompañaras a una fiesta que se hará por parte de la disquera pero estás ocupada... - comente y trate de pensar en alguien más.
"... - Me caes muy bien, deberiamos quedar en otro momento... "
- Oh, lo siento. - se disculpó apenada.
- Tranquila, no te preocupes... Oye Jade. - llamé.
- Dime. - respondió sin titubear y solo suspire vaciando mis pulmones, para luego tomar una gran bocanada de aire.
- ¿Podrías pasarme el contacto de Adrien? - cuestionó esperando un grito de su parte que no se hizo esperar.
- ¿Para qué lo quieres mujer? - habló divertida y conociendola debía de estar moviendo sus cejas de arriba hacia abajo como siempre. Yo solo pude poner los ojos en blanco. Cuando no malpensaba la situación.
- Le pediré que me acompañe, es agradable. - admiti.
- ¿Y Luka? ¿Por qué no le dices que te acompañe si están saliendo? - preguntó. No queria pensar en él ahora.
- Ay, Jade... tengo tantas cosas que contarte. - suspire borrando la imagen del músico de mi cabeza.
Al parecer no se había enterado cosa que era en verdad extraño cuando la relación que mantenía, él con la esgrimista era tendencia en París.
- Espera... ¿Que sucedió entre ustedes dos? - cuestiono alarmada.
- Después te cuento, es extraño, sé que si lo hablamos ahora me harás preguntas que ni yo puedo responder y pasaríamos el resto de la tarde buscando una explicación. - Suspire.
- Cuando me vea, ¡Me va a escuchar!... No Nath, no es contigo... Bueno, ya te paso el número de la rubia, adiós. - exclamó luego de murmurar.
- Adiós... - me despedí y escuche el típico pitido. A los pocos segundos me llego un mensaje. Era el contacto de Adrien.
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