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Luka Couffaine

La observaba leer la carta con detenimiento, hacía gestos de aprobación, desaprobación e incluso de disgusto, en unos momentos parecía querer llamar al mesero pero a los segundos se cohibia y seguía viendo los distintos platillos indecisa. Se veía hermosa, cada gesto que se plantaba en su rostro resaltaba cada una de sus facciones.

Habíamos llegado hace unos treinta o cuarenta minutos, entre palabras compartidas y el vino que habían dejado, se nos había pasado ordenar estando en este punto donde la admiraba en silencio. Como se escucha una cancion especial.

Posicione mis codos sobre la mesa y mi rostro lo apoye en mis manos entrecruzadas mirándola enternecido.

- Muy bien, creo que ya decidí. - habló cerrando la carta y dejándola en la mesa, la observe con algo de burla y decidí molestarla un momento.

- ¿Crees? O sea que aún no decides... ¿o sí? - sonrei burlón dejándola helada en su asiento con una leve mirada de desesperación. La escuche suspirar cansada y solo reí.

- Lo siento Luka, me cuesta mucho decidirme. - escuche decir a través de sus manos que tapaban su rostro.

Sin duda alguna era una mujer hermosa que podía hacerte sentir diminuto con solo tenerla en frente e incluso nervioso pero a la vez tiene esa actitud infantil avergonzada que causa ternura además de ser cariñosa y sincera.

Me levante de mi asiento y moví la silla a su lado, me senté y la abracé besando su mejilla, ella despejó su cara y me observo con un semblante entristecido, muy en el fondo lo que realmente la estresaba era la ansiedad que sentía al no poder elegir con facilidad.

- Sabes algo, voy a pedirte un platillo sorpresa que según sé, te gusta bastante. - comente acariciando con dulzura su mejilla.

- ¿Qué? - susurro mirandome de frente, yo solo le robe un pequeño beso en los labios y me levante hablar con el mesero.

Sabía que cosas le gustaban y cuales no, dentro de los limites comunes, claro ésta. El conocernos por la aplicación ya estaba planeado, Nathaniel y Jade se conocían tiempo antes de comenzar a salir durante ese momento había compartido más de cinco oraciones con ella donde muchas conversaciones se basaban en sacar a relucir a su amiga, ella esta orgullosa de la clase de persona que es ______, la mostraba a todo el grupo inclusive, decía lo buena que era en el trabajo y la forma en la que había impulsado detrás de cámara la carrera de distintos artistas.

Después de unos días nos enteramos de que también Nino la conocía pero decidimos finjir demencia cuando la conocimos y sobre todo yo, que me interese a gran magnitud por ella pues sentía que había algo más detrás de ella y su belleza me transmitía miles de sensaciones.

Y estaba la pregunta ¿Por qué no planearon una salida todos y aprovechaban conocerse?, pues Jade dijo que no salía a bares, discos o fiestas donde no tuviera mínimo veinte personas conocidas, incluso que prefería quedarse en casa en vez de ir al cine o salir a pasear un rato, los chicos tuvieron algo de suerte de conocerla aquella vez en el hospital que permitió que fueran a su casa y luego la fiesta por su ascenso que fue planeada por Jade y Massimo.

Estaba tan perdido en mi mente que no me di cuenta en el momento en que llegué con el encargado, suponiendose que iría con un mesero.

- Buenas noch... - fui interrumpido repentinamente por el chico, que a simple vista se veía de apenas dieciocho años. Ni que yo fuera tan viejo.

- ¡Oh, miren nada más!... Luka Couffaine, dígame ¿Qué desea? - habló rápidamente con asombro. Mantenía su mirada fija en mí examinando cada movimiento que hacía y que podría hacer. Solo sonreí.

- Quisiera la especialidad del chef, por favor. - pedí amablemente, el chico me observó sorprendido y luego sonrió, tanto que llegó asustarme un poco.

- Es un platillo costoso, pero como es usted va por parte de la casa. Usted tranquilo. - yo negue en desaprobación.

- No entiende... vengo con alguien especial y quisiera invitarle yo mismo. - expliqué y el chico sonrió con picardía.

- No se preocupe, vaya a disfrutar de su velada con ella nosotros nos encargamos de sus gastos. - sonrió.

- Muchísimas gracias... - esperé me dijera su nombre.

- George. - mencionó riendo.

- ¡Muchísimas gracias George, nos vemos luego! - agradecí y fui nuevamente a la mesa donde me esperaba la mujer más espléndida que había conocido.

Ella observaba sus alrededores paciente, cuando tome asiento a su lado se sobresalto al sentirme ahí, giro su cabeza hacia mí y suspiro aliviada.

Sujeto mi brazo y bajo su cabeza riendo un poco, observe como acariciaba mi brazo suavemente, fije mi vista en su cabeza la cual negaba una y otra vez, estaba nerviosa. ¿Podía ser más tierna? No lo dudo.

- Pense te habías marchado o que algo te habia sucedido... - susurro.

Soltó mi brazo dejándome extrañando su tacto, levanto su mirada y sonrió a medias.

- Es algo tonto, lo sé, primero porqué no creo seas la persona que se va sin decir nada y segundo porqué es un restaurante. ¿Qué... podría pasarte en un restaurante? - rio levemente. -

Lleve una de mis manos a su mejilla y la acaricie con delicadeza detallando cada una de sus reacciones ante la leve caricia, a pesar de haberlo hecho antes aún se mostraba igual que las otras veces y eso me enternecia con demasía.

Al principio se mostraba sorprendida, abriendo sus ojos y sus labios levemente, después sus pomulos se tornaban de un carmesí magnífico que lograba atontarme como una canción hipnotizante y finalmente me sonría con cariño capturando nuevamente mi corazón en el acto.

- Si lo pensamos bien la última opción es válida, tal vez... haya un apocalipsis zombie y me haya convertido en uno o quizá el mesero era algún asesino y por estar psicológicamente inestable me asesinó con su libreta y bolígrafo, todo es posible. - comenté con diversión haciendola reir.

- ¡Estás tan loco! - exclamó con diversión.

- Eres demasiado lindo, gracias por buscar la manera de tranquilizarme. - colocó su mano sobre la mía que aún estaba posada sobre su mejilla y la acarició.

- Siempre estaré para hacerlo. - dicho eso me acerque para darle un pequeño beso en los labios, que con solo verlos deseaba no dejar de besarla nunca.

Al separarnos nos dimos cuenta que nuestros platillos estaban frente a nosotros, no nos habíamos percatado de cuando los habían traído dandome cuenta que el pequeño beso no fue tan pequeño, ambos reimos sonrojados por lo incómodo que debieron sentirse los meseros, probablemente dejaron la comida en la mesa mientras trataban de concentrar su mirada en algo.

Después del pequeño/grato momento cenamos entre risas, anécdotas y comentarios dentro y fuera de lugar, a veces nos quedábamos mirándonos sin decir nada, en un silencio que provenía de nosotros pero que era acompañado por las risas de las demás personas en el lugar al compás de los pasos y platos sonar, y aunque se notaba la gran diferencia entre nuestra mesa y el resto del lugar, sentía que solo existiamos nosotros dos en el mundo.

A veces solía pensar en que me vería como un acosador si se enterara que sabía muchas cosas de ella, aunque haya sido por su amiga y su manera tan diferente de ser a comparación con la suya.

A pesar de la existencia de conocimiento que tenía sobre ella todavía permanecia ese gran agujero vacío, que me aseguraba que ella guardaba incluso más secretos que los lugares inexplicables del mundo.

Tan misteriosa como el triángulo de las Bermudas. Tan hermosa como las costas de La Habana. Y Tan ella como solo ella sabe ser.

Sería bueno para una canción, pensándolo bien...

- ¡Es impresionante la cantidad de seguidores y fans que has obtenido esta semana después de haber subido tú primer video musical! - exclamó con alegría y asombro a la vez, mientras veía su teléfono que hace unos pocos segundos había sonado.

- Eso es gracias a ti. Pones todo tu esfuerzo en que todo salga perfecto así que no me extrañaría que eso sucediese. - alague pensando en todo lo que había hecho, poniendo en juego su tranquilidad y paz mental, lo cual no se debería de entregar con facilidad.

- Que tonterias dices... ¡Tú eres quien tiene el talento y la voz más hermosa que he escuchado! - sonrió tomando mis manos.

- Además de ser sumamente atractivo... - soltó con voz suave mientras mordia levemente su labio acción que por obvios motivos no pase por desapercibido.

Ante su último comentario sólo pude desviar mi rostro avergonzado, así como le era muy fácil convertirse en una piedra y no transmitir nada con la mirada y a la vez ser una niña asustadiza y nerviosa, era extremadamente seductora y caliente, aún sin quererlo. Luka, concentrate.

Aún mantenía la vista fuera de ella, pero en mis ojos se posicionó un largo vestido rojo con pequeños detalles negros, levante la mirada hacía la dueña de dicho vestuario y ahí la observe...

- ¿Por ella me cambiaste, en serio?...

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