12
- Creo que a alguien le gusto el juego. - burló con una sonrisa ladina; hasta yo me sorprendia por haber sugerido eso. Si Jade me hubiera eschuchado sugerir este juego en definitiva estuviera haciendo una fiesta.
- Digamos que No. - reí y fui a buscar a la cocina una botella de vodka que tenía guardada por si se daba alguna celebracion importamte, y el pequeño vaso de vidrio.
Fui hasta al sofa, me sente esperando a que el de puntas azules tomara asiento y deje la botella sobre la pequeña mesa de centro.
- Pensé que no lo decías en serio... - parecia sorprendido, se sento a mi lado y me observo con intriga, después lo observe negar, dejándome un poco desconsertada. Suspire y nuevamente las palabras de Jade pasaron por mi cabeza.
- Debo salir más a menudo de mi zona de confort. - le sonrei y el hizo igual.
- Bien... ¿Quién comenzará primero? - cuestione haciendo una mueca extraña.
- Comienzas tú. - aclaró. Espera, ¿Qué?
Creo que mi rostro mostraba bastante desconcierto, de una manera extraña pero lo mostraba, aunque realmente no sabria como describirlo. Él se carcajeo por algunos segundos y luego hablo:
- Yo te pregunto primero. - dijo y yo suspire relajada, porque estaba pensando todavia que pregunta hacerle aunque ya tenia una en mente. Duro un par de segundos pensativo. - ¿Algún secreto que nadie sepa de ti?
No había mucho que contar de mi vida, no consideraba algún suceso de mi vida lo suficientemente incómodo o vergonzoso para que fuera un secreto, e incluso algún gusto extrañó no tenía que no fuera conocido ya.
A pesar de que las personas imaginaran muchas cosas de mi vida, realmente era todo muy simple... Aúnque existia algo que no sabia realmente si considerarlo un secreto, algo privado sí, pues solo lo sabían mis padres y yo.
- No sé si se consideré un secreto, pero cuando era niña con ocho años, vi a mis padres teniendo relaciones sexuales ocasionando que "la charla" se diera mucho tiempo antes de lo pensado. - conté, ese día lo recordaba a la perfección pero sinceramente no entraria en detalles.
- Desde ese día aprendí que siempre, ¡Siempre! debo tocar antes de entrar. - lo escuche carcajearse.
- Y así fue que te diste cuenta que a los bebés no los trae la cigueña. - río y me sonroje, pues de pequeña decía que la cigueña era mi animal favorito porque me habia entregado a los mejores padres del mundo.
- Bien, te toca. - solté cambiando el tema rápidamente.
Consideraba muy bien los pros y los contras de esta pregunta, pero aún no estaba segura.
- ¿Qué fue lo que sucedió entre Marinette y Tú? - interrogue titubeante.
Su rostro cambió de uno alegre a uno neutro y sin emociones, o así se veía a pesar de que sus ojos muy en el fondo mostrarán tristeza ante aquel recuerdo que tiene con la azabache, que a mi parecer con lo sucedido anoche y su reacción de ahora, no fue algo bonito. Pero, ¿Qué tan malo podría ser?
- ¡En serio disculpa! , sabes que no tienes que contestar si no quieres. - hablé rapidamente incomodada por la situación. El me observo y luego a la botella, así por algunos segundos.
Estiro su brazo para tomarla, pero luego de unos milisegundos la dejo y me observo con una media sonrisa a labios cerrados. Yo solo permanecia en silencio esperando a que el dijera algo, así no respondiera la pregunta que le hice pero al menos algo que me hiciera saber que no lo había hecho molestarse.
- Hace cinco años, ella y yo éramos novios y estaba completamente enamorado de ella. La amaba con locura. Un día después de haber estado juntos por primera vez, ella termino conmigo porque Adrien por fin le había dado una oportunidad. - contó con una sonrisa triste en el rostro.
- Antes de estar con ella sabia que gustaba de Adrien, pero si me había dado una oportudidad era porque ya lo había superado ¿No?. Fui muy tonto al pensar eso, cuando le pedí una explicación admitió sentir algo por mi pero que aún sentía algo por Adrien y era mucho mayor. Después de un tiempo logre dejar atras todo y comenzar de nuevo.
- Yo... lo siento Luka. - susurre y el bajo la mirada, iba a decir algo pero lo interrumpi. Lo atrape en mis brazos dándole un calido abrazo de disculpa y consuelo.
Sus brazos rodearon mi cintura ocasionandome un gran escalofrío, estuvimos unos segundos mas abrazados y luego nos separamos lentamente observando nuestros rostros los cuales estaban bastante cercanos, observe a detalle sus facciones finas, a duras penas se percibian pecas en sus mejillas, sus cejas eran gruesa y definidas, los iris de sus ojos parecían el mismísimo océano, se podía apreciar un poco de verde rodear su pupila la cual estaba dilatada; sus labios eran perfectos, ni muy gruesos ni muy delgados los cuales tenian un color rosado fantástico; su piel era casi perfecta, no habia ni marcas ni cicatrices, si quiera rastro alguno de puntos negros o acné.
Me sentía tan cómoda con él que juraría conocerlo de toda mi vida, sus manos apretanron con delicadeza mi cintura acercandome más a él; los latidos de mi corazon parecian descender en vez de acelerarse como normalmente me sucedía, sentía como mi respiracion se iba relajado, tanto que pareciera que estuviera duermiendo. Su mano se posiciono sobre mi mejilla acariciandola con cariño.
- Déjame decifrarte. - susurró juntando nuestras frentes sin quitar su mano de mi mejilla. - Déjame conocerte más allá de lo que todos ven y pueden conocer de ti.
- ¿En qué momento dejamos de jugar para estar así? - cuestione relajada con una sonrisa, lo escuche soltar un pequeña risita.
- No lo sé pero me gusta. ¿me dejarías entrar a tu vida? - sus ojos se fijaron en los míos y solo pude asentir.
- Ahora si podemos seguir jugando como quieres. - Yo carcajee y nos separamos sin sentirnos incómodos.
- Bien, lanzame la siguiente pregunta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top