VIII

Hace todo lo posible por tener a Alone en una posición cómoda, meciéndolo en brazos de una manera similar en que le han enseñado a sostener a Athanasia, con su cosmos ligeramente encendido para generar una atmosfera mas agradable, lo suficiente como para guiarlo a un sueño tranquilo sin necesidad de interferir más directamente.

De ahí, en adelante, simplemente se toma su tiempo para moverse lo mas cuidadosamente posible con el de cabello negro en brazos, acostándolo en la cama con cuidado, retirándole los zapatos y la parte de la ropa que podría ser molesta para dormir, antes de ir por su saco abandonado y regresar, envolviendo una almohada con el mismo antes de darle el dicho objeto a Alone, dejándolo en la cama cómodo, arropado y en compañía de su aroma para que no sintiera su falta.

Se tomo su tiempo para salir del cuarto, en silencio, avanzar cuidadosamente por el largo pasillo con dirección a la recamara de Athanasia, de donde era capaz de sentir la ausencia de sueño, deteniéndose a mitad de camino, acompañado por la tenue luz del pasillo que le acompañaba, respirando profundo mientras se aseguraba de encontrarse totalmente solo, antes de girarse para quedar frente a la pared y, finalmente, golpear su frente no una, ni dos, sino tres veces en contra de ella

—Maldita sea...

Murmuro entre dientes, antes de dejarse caer lentamente con la frente apoyada en la pared, terminando casi abrazando sus mejillas mientras se aseguraba de tragarse todo lo que no podía dejar salir.

Estaba en su límite, y realmente estaba odiando tener que permanecer ahí mas tiempo de lo esperado, haciendo uso de una paciencia que no sabia que tenía, mientras esperaba la oportunidad que tanto quería.

¿Cómo es que había aguantado tanto la última vez? ¡Estaba por volverse loco o vivir enojado si seguía a este paso!

Ah... Es verdad. La ultima vez se las había arreglado mientras coqueteaba con la monja del pueblo, tan amable señorita que le gustaba observar mas de la cuenta y que le entretenía, si hubiera seguido persiguiéndola, un poco más, bien que podría haberse metido a su cama sin problema alguno, profanar de nuevo algo que no debía y disfrutarlo más de la cuenta.

Pero no podía, porque la persona "no-somos-pareja-pero-probe-de-ti-que-te-vea-con-una-mujer-alguien-del-clero-o-con-cualquiera-y-te-ira-mal" no vivía ni dejaba vivir, y aunque en un principio había usado a la rubia para sacarle todos los enojos posibles, al final había tenido que abandonar la idea de estar con ella, aunque no fuera a hacer algo serio entre los dos, por la estabilidad mental de Alone y la necesidad de cuidar de Athanasia.

Respiro profundo, tragándose sus necesidades y la falta de atenciones que quería, si fueran mas cercanos o estuviera un poco más necesitado, de seguro hasta se estaría secando las lágrimas por la frustración de no poder hacer, pero, aun no caía tan bajo y solo podía aplaudirse a si mismo por su resistencia, y su extraña fuerza de voluntad que ni siquiera el mismo estaba seguro de donde salía.

—Bien, estoy listo.

Se dijo a si mismo, cansado, agobiado, terminando de recorrer la parte del pasillo que le faltaba para ingresar a la infantil habitación, respirando profundo la tranquilidad del lugar y el agradable aroma del talco, antes de dirigirse al sirviente que de inmediato había hecho una reverencia ante su presencia y, casi al momento, le paso a la alborotada beba que no parecía querer quedarse quieta en sus brazos.

—Intentare dormirla, aun así, ve y prepara algo de su fórmula.

—Si, mi señor.

Espero un momento a que la sirvienta se retirara, sonriendo casi en alivio cuando recargo un poco su rostro con el de la rubia, quien parecía calmarse al sentirse en brazos conocidos, demasiado intranquila para la hora que era, demasiado extraño, pero nada que no pudiera arreglarse con un poco de leche tibia y su poder.

Ir a ver a Athanasia no era algo que hacía porque realmente quisiera, sino que lo necesitaba con urgencia, una pequeña distracción tras la tormentosa platica, el recordatorio de porque tenia que tener las manos quietas y darle "tiempo al tiempo", como decían los mortales, antes de siquiera intentar algo, evitando acudir con alguna mujer o a la iglesia para evitar enojos innecesarios.

Tenía a Athy, quien era feliz de manera sincera cuando la abrazaba, no mentía, era rubia como le encantaban y tenerla en brazos era mas tranquilizador de lo esperado, casi similar a la sensación que Alone solía brindarle de vez en claro, con la clara diferencia de que con ella no tenia porque pensar, ni buscar excusas o formas de aliviar algún pesar que no comprendía y mucho menos sería capaz de comprender en algún momento.

Miro el pequeño y silencioso reloj en forma de gato que estaba encima de la cómoda, respirando profundo mientras mecía al bebe como hace mucho no lo había hecho ya con Alone, mientras esperaba a que la sirvienta regresara. Si lo pensaba detenidamente, preferiría dormir en la alfombra de aquella habitación que regresar con Alone, despertar en los otros brazos era cómodo, hasta que recordaba varias cosas y sus necesidades lo presionaban al punto de sentirse de mal humor al tener que guardar una asquerosa distancia por seguridad.

Ahora era capaz de comprender porque a los mortales poco les importaba el pecado de la lujuria, él tampoco lo dejaría por mas infiernos que tuviera que atravesar, Valia totalmente la pena.

Era tan solo una lastima que no pudiera hacer nada, aunque lo tuviera en sus brazos... Si as iba a vivir, prefería estar abrazando al bebe por el que no sentía aquella necesidad, que tener en brazos el fruto prohibido que ya ni siquiera tenía permiso morder.

—¿Mi señor? Ya eh regresado. —llamo cuidadosamente la sirvienta desde la puerta, sosteniendo la formula que se le había pedido momentos atrás.

—Si... Dame eso.... —exigió con un poco de mal humor, antes de empezar a buscar la manera de acomodar a Athanasia que se había calmado ya lo suficiente como para aceptar el biberón.

Pensándolo bien, podía tardarse todavía un poco más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top