«8»

Al día siguiente, cuando cada Mukami se turnaba para cuidar a la cachorra, la cual sólo había quedado dormitando a veces se emocionaban, bueno... Kou y Azusa, lo hacían cada vez que veían que insconscientemente ella se acercaba a ellos, dándole una que otro susto, ya que se quedaban perdidos entre sus pensamientos, y pues digamos que la nariz mojada de Kurai los hacía estremecer y caer de la cama.

En la madrugada el vampiro rubio y rizado con aquel flequillo que cubre la parte superior derecha de su rostro había quedado a cuidar a su Pet-chan, mientras se encontraba escribiendo una canción, se asustó al no percibir algún cambio de respiración o latidos de corazón, y cuando sintió el hocico peludo junto a la nariz mojada, tembló por completo tirando sus papeles al suelo, para observar que había sido aquello.

Solamente había sido la cachorra moviéndose hacia lo frío, Kou se alarmó un poco al sentir su temperatura caliente, por lo que la atrajo a él, y empezó a acariciarla para que se relaje. No hizo falta que Ruki viniera, curiosamente aquel día Kou y ella habían hecho un lazo de amistad.

En la tarde, tristemente Kou no podía descuidarse del mundo de los humanos, con su persona siendo un maravilloso Idol por lo que tuvo que dejarla, ya que debía practicar su nueva partitura y letra, como también no quería molestarla. Sabía que cantaba super excelente, divino, pero realmente quería disfrutar ese momento con ella despierta y no en esas condiciones. Por lo que reveló su lugar a Azusa, siendo así que el menor de los hermanos se quedase a cuidarla.

Aquel vampiro de tez pálida, con el aquel traje tipo suéter, en ambos brazos, llevando un abrigo de vendaje y uno en el cuello. Observaba a la cachorra desde una silla, con la mirada de color grisáceo y el pelo de un color negro oscuro con las puntas grises claras, con una expresión tranquila pero pérdida en ella.

—Despierta...

Mientras llegaba la noche, y debían asistir a las clases nocturnas, Ruki escuchaba atentamente las reacciones de sus hermanos. Sintiendo que aquella cachorra había calado hondo en sus corazones, a pesar que no deseaba volver a ser débil como los humanos. Rápidamente se deshizo de esos pensamientos, fue buscando a Kou y Yuma para ir al Instituto, debían ser pacientes. Ella volvería, y mañana con suerte ya la verían con aquel humor juguetón digno de un cachorrl, su delicadeza y educación de la realeza, y cariño maternal que les daba.

«Ella despertará, y todo esto se resolverá»

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