«13»

Kurai había tomado una apariencia distinta, una forma humana, de cabellos color lavanda, ojos violáceos claros y una tez pálida que contrastaba con los colores que portaba; la misma incrustaba su mano sin duda en donde estaba el corazón de Cordelia en el cuerpo de Yui, para arrancárselo, matando a la rubia de un solo acto.

Ya que una vez obtenido el corazón, lo quemó en fuego. Sin rencores, sintiendo la tranquilidad y frío invadirla.

Dejando pasmados a todos, mas aun al Rey Vampiro, Karlheinz. El grito desolador de Ayato, fue quien rompió el silencio, siendo detenido por los Mukami y parte de los Sakamaki, quien la observan con puro dolor y odio.

-¿¡Por qué?!

-La peste debe ser erradicada desde el inicio, querido ore-sama. -dijo mientras caía de sentón al suelo, temblorosa.

Su cuerpo iba muriendo, debilitándose, aquel cuchillo también era su momento de volver a la realidad, morir aquí era su maldición.

Su única debilidad, que estaba maldito a llevarse una vida por otra para llevarla a su realidad.

Tan solo esperaba poder cumplir y salvar a los que no debían estar involucrados en esto.

Azusa se había quedado estático temblando al verla transformarse y caer al suelo. Kou se había sorprendido al igual que Ruki y Yuma. No se esperaban aquella forma en ella.

-¿¡Cómo pudiste, sabías que ella me amaba?! Eres una envidiosa.

Exclama Ayato llorando al cuerpo de Yui, no entendía completamente el dolor intenso en su corazón al ver a la rubia sin vida, pero no le gustaba para nada a Ore-sama.

-Odiadme si lo deseas. Pero si no era así de ninguna forma seguirías feliz sin ser yo quien terminará el drama.

La peli lavanda escupe sangre al intentar levantarse, se tapa la boca, temblorosa. Debía darse prisa, tan solo cerró unos minutos sus ojos, siendo así como un brillo se aglomeraba en la herida, parecía intentar sanarse, más solo había logrado disminuir el tamaño de la herida.

Azusa reaccionó acercándose con una mirada hambrienta pero no entendía porque, Raito tragaba saliva, debía agarrar a Ayato para que no la matara pero la sangre se olía exquisita.

-No entiendo, ¿quién eres realmente, Kurai Eien? O debería decir... ¿Runirix?

La voz de Karlheinz resonó intentando mantenerse firme, esperando a que el daño se terminará por curar, esa daga no era una común. Parecía el de un mata vampiros.

La pelilavanda logra levantarse cuando es Azusa quien se acerca feroz, y cuando parecía que la mataría, tan sólo se quedó ayudándola colocando a todos con los bellos de punta.

-Azusa...

-No te fuerces.... , te ayudare. Pero... deberás hacer.... magia para mí. No... quiero que... la planta muera.

Aquello logra endulzar la mirada de la pelilavanda, cuando llegan hacia Karlheinz, este enseguida toma su mano con delicadeza para resguardar la con respeto. Quizás el Rey fuese malo, sanguinario, sádico pero esa cachorra desde que llegó lo apoyo sin recalcar esos defectos.

-¿Nos dirás?

-Será corto. Porque ya no tengo tiempo, espero que no te enojes conmigo vampirito.

Karlheinz sonríe un poco, siempre lograba encontrarla a través de todas esas ilusiones.

-¡¿Ore-sama no escuchará nada, sueltenme maldita sea?!

Subaru y Shu fueron quienes bufaron más cansados, soltandolo pero ya por idiota. Pero Raito parecía no confiar en hacerlo. Y bueno Kanato solo observaba curioso, en su mente Kurai sería la muñeca más hermosa de todas.

-Desde el principio... Nunca pertenecí a este lugar. Provengo de un lugar donde la magia se basa en hechizos, en una sociedad mágica, soy una princesa de legado casi extinto. Cordelia en una vida pasada llegó a mi mundo, asesinó a toda mi familia deseando poder para exterminar a un Rey vampiro que la usó para un plan que no le daba ventaja alguna. Dolida caí en la forma cómo todos me conocieron, mi sangre posee una maldición oscura que no nos permite deprimirnos... -empieza a toser, y Azusa empieza a fruncir el ceño al sentir como su temperatura corporal empieza a arder.

-¡Ruki!.... K-kurai... tiene fiebre..

Son Reiji y Ruki quienes enseguida buscan hielo, estaban absortos pero tampoco podían dejarla morir. Se había ganado su cariño con el tiempo.

-Entonces... Viniste para terminar con lo que ella inició. ¿Porque eres poderosa? ¿Solo por ella te acercaste a mi? Respondeme Kurai.

Kurai deja por unos momentos de sostenerse en Azusa, para quedar en cuclillas ante el vampiro mayor, posando la mano derecha en la mejilla de este, acariciandosela.

-En un principio fuiste mi punto de inicio, me acercarías a ella, y podría exterminar su asqueroso ser. Sin embargo, empecé a sentirte aprecio y desear cuidarte, comprender tus maneras de pensar. No eres mal vampiro solo estás loco por poder, pero en cualquier mundo hay alguien loco por ello, es normal -se ríe levemente, haciendo estremecer a tres vampiros con ello -Pero después, fui conociendo a tus hijos, tu plan, todo. Y empezaron a volverse parte de mi. No estaban en mis planes, yo sigo sin estar en sus planes. Yo no existo aquí, y no creo hacerlo en mucho tiempo... -admite suspirando.

La pelilavanda al terminar, Karlheinz se sintió destruido por lo último, pero al mirar la mano que sostenía entre los suyos, vio como está parecía tener un efecto de interferencia eléctrica, y volverse transparente.

-¡Kurai!

Se alarmó al verla desfallecer hacia el suelo mientras las interferencias continuaban esparciendo se por toda ella.

-E-estoy bien... Shhh.

Logró decir suavemente, cada vez más débil, Azusa buscaba con la mirada a su hermano mayor, pero parecía no ceder a su deseo. Cada vez la perdía más.

-Excusas... A todos nos usaste para tu egoísta plan, no eres diferente a él. Nunca nos quisiste. Nunca valoras te lo que hacías con nosotros. -dice rencoroso Ayato, saliendo del agarre de Raito que se encontraba estático.

¿Había sido mentira que fue su primer beso? Aquella era la duda, del pervertido.

Karlheinz al tocarla, o intentarlo siseó de dolor, realmente ardía y no era broma. Ella, ella se estaba desvaneciendo cual error en este mundo. Y no podía hacer nada. Se sentía por primera vez el perdedor en toda la situación, con sus hijos no tenía problema, les borraba la memoria y se quedaba con ella. Pero esto escapa de sus manos.

-Kurai... Quédate un poquito más. No serás parte de ningún plan, lo prometo.

-Ya no se puede...

Los puños de cada mano a quienes dolía lo que observaban, dolían en impotencia.

-¿me harías el favor... De cumplir mi última voluntad?

Azusa traga saliva, quería gritar, el dolor que sentía no era justo, pero Kou lo detuvo de intervenir, abrazándolo, mirándolo comprensivo. Kou notaba que su hermano había caído en el encanto del amor, pero no podía hacer nada al respecto.

-Lo que sea. S-solo dímelo.

-Ayúdame... A llegar junto a Yui

Karlheinz asintió y la levantó con delicadeza entre sus brazos, al fin había logrado sanarse la herida, pero igualmente se sentía debilitado, más herido de lo que podía creer.

-¡No te le acerques! Es mía. No te perdonaré esto, nunca.

Ayato estaba listo para atacarla, pero se quedó estático al notar como de los ojos de la pelilavanda que padecía de interferencias haciendola ver más trasparente, de esos caían lágrimas, pero una sonrisa surcaba sus labios.

Al ver como esa persona, la dejaba cerca del cadáver de Yui Komori, quiso reaccionar pero con solo una mirada, Ayato cayó al suelo sufriendo aún más la escena que nunca sería capaz de compararla con ilusiones.

Kurai, quitaba de su estómago un corazón tan lleno de vida, palpitando como si todo este tiempo hubiese estado esperando por este momento. Todos los vampiros entre asqueados y asombrados no daban crédito a lo que veían.

Kurai deslizó el corazón guardado por mucho tiempo para aquella humana que nunca tuvo la culpa de padecer tal destino, nunca tuvo la culpa de conocerla y terminar con ella. El corazón se acopló al cuerpo de Yui como si fuera un rompecabezas, y este empezó a brillar de un tono rubí casi violáceos brillante. Curando la herida y poco a poco la rubia recuperaba el tono de piel vivo, mientras que Kurai empezaba a temblar y las interferencias casi ya no dejaban verla.

-Kurai... ¿Que hiciste? -preguntó Subaru, acercándose rápidamente a tocar a Yui, sorprendiendo se al notar pulso en el cuerpo.

Yui estaba viva. Estaba siendo humana, estaba recuperada.

-je... Una vida... Por otra. Sean felices... Sakamaki's... Tengan una... Larga vida... Mukami's...

Ayato al notar aquello abrazo rápidamente a la rubia, que al sentirlo cerca se acurrucó hacia el, susurrando un tenue.

-A-ayato-kun....

Ya para este entonces, el pelirrojo estaba llorando, llorando como si fuera un niño. Había recuperado lo que había perdido, pero no sabía que decir, la había también perdido.

-No me perdones, Ore-sama, pero yo... Si te perdono.

Karlheinz al notar lo que había hecho su cachorra especial por su hijo sintió más hondo el dolor punzante, su plan seguiría a cabo, tendría lo que tanto deseó, pero el costo no le estaba gustando para nada.

Kurai con cierta lucidez, lágrimas y esas interferencias borrando su existencia en este mundo, intentó una vez más tocar al Rey vampiro.

-De verdad... Perdóname... Por interferir en tus planes, todos sus ideales... Se cumplirán... El poder... Es tu...yo...

Una vez dicho esto, el cuerpo que el mismo agarraba se desvanecía, ya no se pesaba, ya no se encontraba allí.

-Adiós... Familia.

Todos habían sentido caer en un silencio incómodo, Shu ya no quiso estar en ese lugar, desapareciendo. Azusa se descompensó al suelo, Kou lo abrazo, pero sólo allí este rompió en llanto. Raito se encontraba con la mirada al suelo, su cabello ocultaba sus ojos con lágrimas amargas, pero tan solo se permitió sonreír falsamente. Dándole una palmada a Ayato.

-Felicidades Ayato-kun... Nfu~ nfu~ ¡tuviste tu maldito y egoísta premio! Imbecil.

Por primera vez, Ayato miró a Raito dolido de una manera que nunca vio, mientras que Kanato tan solo lo miró para después desaparecer. Había perdido la esperanza de tener una linda muñeca, en el momento que Yui lo nombró a él.

-¿Q-que esta pasando?

Ayato con un nudo en la garganta, tan solo la alza en sus brazos, y beso la frente de la rubia.

-Dime Ore-sama, chichinashi.

Yui se sonroja ante tal muestra de afecto, abrazándolo sintiendose feliz y querida.

-¿O-Ore-sama?

Al darse la vuelta, dandole la espalda a esa persona, empezó a notar como todo iba cobrando de nuevo su tiempo real.

-Quisiera dar una noticia buena, mi hijo Sakamaki Ayato prontamente estará celebrando su boda con la hermosa Komori Yui, espero verlos participes.

Anunció sonriendo falsamente Karlheinz, fingiendo estas recuperado, tomando la decisión por su hijo. Era lo menos que le debía por haberle quitado lo que más apreciaba.

Kurai parecía no ser recordada por otras personas, si siquiera vista. Nadie parecía recordarla. Sólo la familia del Rey vampiro.

Cada uno, sufría en silencio aquella partida, viendo como la humana que ahora era destinada a dar nietos poderosos vivía como deseo con amor, Ayato la tenía, la adoraba.

Al fin era cierto, Yui Komori lo había elegido a él. Y Kurai siempre lo había sabido, al final el Rey vampiro daba la razón. En esa fiesta también se anunciaría esa noticia, solo que no era la única pensada. Pero... Los planes no siempre resultan como uno quiere.

Uno más que otro, festeja el premio ganador. El resto se queda con la sobra del recuerdo.






























[¬]
Hola! Al fin pude escribir esta parte, fue muy difícil. Desde el principio se sabía que ella no era de este mundo. La cachorra sólo era una aventura irreal para Diabolik Lovers.

Pero cada amor, cada caricia, cada compartir, si fue real. Un muestra de afecto real. Y eso siempre lo demostró Kurai. Era en lo único que nunca pudo escapar ni mentir.

Gracias por su apoyo, pronto subiré el epílogo. Nos leemos pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top