Capítulo 39
- Chelsea intenta romper nuestras ligaduras, pero no logra encontrarlas - susurró Edward a Bella - no nos siente aquí, ¿es cosa tuya?
Ella sonrió cuando notó punzadas en el escudo a la altura de cada uno de los presentes y ninguno sintió nada.
- ¿Estaís bien?
- Sí, ¿porqué...? - preguntó Carlisle.
- Por Jane - contestó Edward.
- ¿Porqué no han esperado a la decisión? - siseó Tanya.
- Es el procedimiento habitual - contestó Edward bruscamente - suelen incapacitar a los acusados en el juicio a fin de impedirles la escapatoria.
Jane siguió mirando a todos con incredulidad, entornó los ojos y se dio cuenta de que su don no funcionaba por culpa de Bella.
Alec la retuvo cuando la vio dar un paso hacia delante. Después dejó salir su neblina pero se detuvo al ver a Aro alzar la mano.
- ¿Aro?
- ¿Sí, Edward?
- Según tú, el peligro potencial de mi hija radica en nuestra imposibilidad para determinar en que va a convertirse cuando haya acabado su desarrollo. ¿Ese es el quid de la cuestión?
- Exacto, amigo mío - convino Aro - si pudiéramos estar completamente seguros de que cuando crezca va a ser capaz de mantenerse a salvo del mundo humano y no poner en peligro la seguridad de nuestra reserva...
- Entonces nos marcharíamos todos en paz y tan amigos como siempre, ¿no? - siguió Edward.
- Por supuesto, mi joven amigo. Nada me complacería más.
- En tal caso... ¿Por qué no te unes a nosotros, Alice?
- Alice - susurró Esme asombrada.
Alice apareció en el claro junto a Jasper sonriendo a su familia. Al estar cerca de los Vulturis fueron detenidos por Demetri.
- Mi querida Alice, me alegra verte aquí después de todo - dijo Aro.
- Tengo evidencia de que la niña no será un peligro para nosotros - dijo Alice ofreciendo su mano - te mostraré.
- Hermano - interrumpió Cayo.
Aro lo ignoró y con una señal hizo que soltaran a Alice.
Demetri la soltó y ésta chocó su hombro molesta y se dirigió a Aro. Cuando estuvo frente a él, éste cogió su mano ansioso. ( le mostró la visión de la batalla) Al terminar se separó de ella impactado.
- Éste será vuestro futuro si no decidís cambiar de rumbo - dijo Alice.
Aro miró hacia abajo pensativo.
Alice se alejó y todos vieron dos personas desconocidas acercarse.
- Estuve buscando mis propios testigos en las tribus ticunas de Brasil.
- Ya hay suficientes testigos - se molestó Cayo.
- Dejala hablar - interrumpió Aro.
- Soy mitad humano y mitad vampiro, como la niña. Un vampiro sedujo a mi madre quién murió al darme a luz; mi tía Huilen me crió. Yo la hice inmortal - explicó Nahuel.
- Cuantos años tienes - se adelantó Bella.
- 150 años.
Todos sonrieron aliviados al saber que Renesmee estaría mucho tiempo con ellos.
- ¿A qué edad alcanzaste tu madurez? - preguntó Aro.
- Me hice adulto siete años después de nacer, y desde entonces estoy así.
- ¿Y tu dieta?
- Sangre, comida humana...puedo vivir de ambas.
- Estos niños son tan parecidos a nosotros - dijo Marcus.
- ¿Eres capaz de crear a otro inmortal? - preguntó Aro.
- Yo sí, pero no es el caso de las demás.
Aro enarcó las cejas de inmediato.
- ¿Las demás...?
- Me refiero a mis hermanas.
Aro lo miró como un poseso antes de lograr recobrar la calma.
- Quizá fuera mejor que nos contaras el resto de tu historia.
- Mi padre vino a buscarme unos años después de la muerte de mi madre - el desagrado le desdibujó un tanto las facciones - estuvo encantado de localizarme. Tenía dos hijas, pero ningún hijo y esperaba que me fuera a vivir con él, tal y como habían hecho mis hermanas. Le sorprendió que no estuviera solo ya que el mordisco de mis hermanas no era venenoso. Yo ya había formado una familia con Huilen y no estaba interesado. Le veo de vez en cuando; ahora tengo otra hermana. Alcanzó la madurez hará cosa de diez años.
- ¿Como se llama tu padre? - masculló Cayo.
- Johan - contestó Nahuel - se cree una especie de científico y se cree que está creando una nueva raza de seres superiores.
- ¿Es venenosa tu hija? - preguntó Cayo a Bella.
- No - respondió.
Cayo miró a Aro en busca de una confirmación, pero el Vulturi se hallaba absorto en sus pensamientos. Frunció sus labios y su mirada se posó en Carlisle, en Edward y por último en Bella.
- Encarguémonos de esta aberración y vayamos luego al sur a por el otro - urgió a Aro con un gruñido.
De pronto aparecieron dos personas de la nada quedando en medio de ambos lados.
- Uff, parece que llegamos a tiempo - dijo Evangeline.
Jacob se puso frente a su compañera en cuanto vio a los Vulturis y gruñó. Los Cullen se alegraban de que la pequeña de la casa hubiera vuelto pero también preocupados por la cercanía con los vampiros.
- Umm...dejadme pensar - fingió pensar mientras miraba a los Vulturis y dio un chasquido - aires de superioridad, vestimenta ridícula, caras mustias...debéis ser los Vulturis. ¿Tú que piensas, Jake?
Jacob gruñó y Evie rió.
- Eso también.
- ¿Quién eres insignificante humana? - preguntó molesto Cayo dando un paso hacia delante.
Los Cullen dieron otro paso al percibir la amenaza contra la bruja y Jacob le enseñó los dientes furioso retándole a que se acercara.
- Tranquilo hermano - lo tranquilizó Aro y miró interesado a Evie, lo cuál tensó a la familia y a los lobos, sobre todo a Edward que le había leído el pensamiento - creo querida que estás en el sitio equivocado.
- Oh, no, estoy donde debo estar - sonrió encantada - entre vosotros y mi familia.
- ¿Tú familia? - siguió Aro.
- Los Cullen - dijo - mi papá Carlisle, mi mamá Esme, mis hermanos y mi sobrina Renesmee a la cuál no vais a tocar, por supuesto.
- ¡La habéis estado ocultando de nosotros! - dijo Cayo cada vez más furioso - ¡A una humana!
- ¿Podrías callarte un poquito? - rodó los ojos - eres demasiado molesto.
Mientras hablaba con sus familiares en sus mentes para tranquilizarles.
Evie vio a Jane y rió carcajadas. Los demás la miraron desconcertados todavía sin saber quién era esa chica.
- ¿Estás intentando meterte en mi mente, Jane? - Evie estaba disfrutando - no creo que puedas nunca más porque mientras estábamos de charleta te he quitado tu don - miró a los demás - a vosotros también, por cierto.
- ¿Qué? ¿Como?
- Uy, que modales los míos - sonrió - soy Evangeline y soy bruja.
- ¡Una bruja!
La guardia se pusieron en modo de defensa mientras que los testigos murmuraban.
- Querido Carlisle, tenías a esta brillante joven con vosotros - opinó Aro - ¿y no pensabas contarnos?
- No tiene porqué contar nada - se adelantó Evie - no sois nadie para saber de mi existencia.
- Evangeline... - se preocupó Carlisle.
- Tranquilo papá- le sonrió dándole calma - ninguno va a tocarme - miró a Aro - aunque me intriga como vas hacer eso antes de que te pare.
- ¿Hacer? - se preocupó Rosalie.
- Verás Rosie - se giró pasta mirarla - a Aro le resulto interesante por mis poderes y está pensando en convertirme para después obligarme a servir a los suyos.
Todos jadearon y Jake quiso lanzarse contra él, pero Evie lo impidió.
- Eso sería algo extra por supuesto - dijo Aro - es una pena pequeña. Si no quieres ser una de nosotros, tendremos que destruirte.
Muchos siseos de parte su familia se escucharon y la guardia estaba lista para atacar.
Sin embargo, ella sonrió.
- En este momento existen dos opciones. Podemos obviar el hecho de que amenazaron a mi hermana o podemos arrancar unas cuántas cabezas - dijo un hombre de traje muy elegante.
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