Capítulo 10

Evangeline, cuando se enteró del  casi suicidio de Edward, se enfadó tanto que dejó de hablarle. Pensaba que era un desagradecido con Carlisle y Esme, que no había pensado siquiera el dolor que podría causar en ellos su muerte.

- Así que a tu novia le han castigado sin verte - se burló Rosalie.

- Eso no le impedirá al acosador de Edward visitarla por la noche - dijo Evie mordaz.

- Sigues enfadada.

- No, ¿en serio?

- Evangeline...

- No, papá; lo siento, pero después de lo que hizo, se merece mucho más que mi enfado - soltó sin dejar de mirar a su hermano - y ahora me va a escuchar.

Todos los vampiros  la observaban.

- Eres un desagradecido y un egoísta; sólo pensaste en y en tu dolor. No pensaste en el de ellos - señaló a Carlisle y a Esme - fuiste el primero que estuviste con papá y ni te paraste a considerar en el sufrimiento que causaría tu ausencia. Tu familia te ama, ¿y así les pagas? Y ni siquiera les has pedido perdón, ¿Y Alice? - la señaló - ¿el susto que se llevó cuando te vio en esa visión? Pero, ¡eh! - levantó los brazos - mientras que tú y tu novia estéis bien, ¿los demás que importan? - se dio la vuelta y subió a la habitación.

- Wow - dijo Emmett asombrado - eso a sido...

- La pura verdad - terminó Rosalie.

- Siente decepción, pero su emoción más fuerte es la preocupación - dijo Jasper.

- Hablaré con ella.

- No - dijo Carlisle mirando a Edward - será mejor que lo haga yo - y subió.

- No se lo tengas en cuenta - habló Esme - desde lo que le pasó con ese hombre, no está bien.

- Su padre casi la mata en sueños - dijo Emmett serio - es normal que esté así.

- Y nosotros no estuvimos con ella - se sintió culpable Jasper.

- Nosotros estábamos allí - intervino Esme triste - y no pudimos hacer nada; fue horrible.

- Evie tiene razón - dijo Edward arrepentido - no os e pedido perdón por lo que os e hecho pasar.

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Evangeline estaba sentada en la cama con los libros y su cuaderno haciendo los deberes cuando  oyó unos golpes en la puerta.

- ¿Puedo pasar?

Ella vio aparecer a Carlisle y le hizo un gesto para que entrara.

- ¿Estás bien? - le preguntó mientras se sentaba a su lado.

- Si lo dices por lo que a pasado ahí abajo; sí, lo estoy.

- Hija...

Evie sonrió.

- ¿Por qué sonríes?

- Me pone feliz que me llames así - se encogió de brazos - y estoy agradecida de que me encontraras ese día.

Carlisle la acercó a él y la abrazó.

- También estamos felices de tenerte con nosotros - la miró - pequeña... has vuelto a soñar con...

Evangeline negó y bajó la mirada.

- Klaus y Elijah ya saben de mí - se acurrucó más a él - Klaus está enfadado porque no fui con ellos, pero solo quiere mi poder para obligarme a matar a sus enemigos. Elijah se alegró de que estuviera bien pero siempre termina complaciendo a Klaus y puede que intente buscarme.

- No voy a dejar que te lleve - le prometió Carlisle.

- Tranquilo, no me encontrará. Hecho un hechizo bastante potente.

- ¿Y si consigue otra bruja para localizarte?

- Ninguna va a traspasar mi conjuro; no por nada soy la bruja Original.

- Entonces estás a salvo - le dio un beso en la frente - y con respecto a Edward...

- Sólo dije la verdad; no sabe lo que tiene, o no quiere darse cuenta. Por muy enamorado que estés, no puedes hacer algo como eso; sobre todo por las personas que han estado siempre contigo y sólo desean tu felicidad. No todos los padres quieren eso para sus hijos - se entristeció.

- Yo siempre querré tu felicidad - sonrió con cariño.

Evangeline le devolvió la sonrisa.

- Te quiero, papá.

- Y yo a .

Se oyeron unos golpes dejando ver a sus hermanos.

- ¿Podemos pasar? Hemos traído palomitas y películas para ver contigo toda la tarde - dijo Alice.

- Os dejaré - se levantó Carlisle saliendo de la habitación.

Todos entraron y se acomodaron por todo el cuarto menos Edward que se había quedado en el umbral.

Evangeline se lo quedó mirando y rodó los ojos.

- Anda, pasa tonto.

Edward sonrió y se sentó en el suelo junto a Emmett y Jasper.

- ¿Qué queréis ver? - preguntó Jasper.

- ¡De acción! - dijeron Emmett y Edward.

- ¡De amor! - dijeron Rosalie y Alice.

- ¡No! ¡De coches! ¿Tienes las películas de A todo gas? - preguntó Evie.

- Claro - asintió Jasper.

- Tú solo quieres verlas por sus actores - se burló Emmett.

- Callate - le tiró Evie unas cuántas palomitas a la cara.

Todos rieron.

- No me tires palomitas.

- ¡Eh, devuelvemelas! - se lanzó a él - Rose - se quejó.

- ¿Que pasa? ¿La anciana no puede sola?

- ¡Oh, no has dicho eso!

- Volvemos a estar bien - dijo Carlisle atrayendo a Esme a sus brazos desde el salón al oír risas en la habitación de su hija.

Casi pierden a Edward y Evie; y estaban aliviados de que no hubiera sido así.

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