Epílogo 3. Felices Para Siempre
—Te lo dije ellas siempre ganan, no hay forma— dijo su suegro dejando el arma sobre la mesa.
—Pero si he dado en el centro— dijo Nicolás irritado.
—Sí, después de tres intentos esposo mío— dijo Agatha con una sonrisa.
—Oh, vamos Colin ¿te rindes?
—Eloise, ¿cuándo entenderás que jugar contigo no es divertido?—preguntó Benedict.
—Odian perder contra una mujer— Dijo Phillip depositando un beso en la frente de Eloise, Benedict soltó un bufido.
—Y aún así vienen cada año a hacerlo— dijo Pennyrose.
—¿Entonces terminó la partida?
— Preguntó Violet con tristeza.
—Creo que es lo mejor— dijo Oliver.
—Al menos que Dimitri de en él centro podríamos continuar nosotros— dijo Pennyrose con una sonrisa.
Todos los hombres miraron a Dimitri y Dimitri miró a su esposa, Oliver negó con la cabeza.
—Creo que necesito comer— dijo Colin
—¡Yo también tío! — dijo Olvier, los demás asintieron.
—Sí hace hambre en verdad— dijo Dimitri.
—¿Y el tío Gregory?— preguntó Agatha.
—Sé fue en cuanto la tía Eloise tocó el arma. —dijo Violet riendo.
—Cobardes— Dijo Eloise.
Todos se estaban marchando hacia mí cabaña. Seguro que Sophie ya tenía la comida preparada.
—¡Tú no!— dijo Agatha mirando a su tío Anthony. —Nos debes una ronda.
—He dado más rondas de las que puedas imaginar desde antes de que incluso tu padre naciera, ya no tengo edad... Ya no, ¡bah! No tengo porque hacer esto— dijo Anthony dejando el arma sobre la mesa, las Bridgerton contuvieron la risita y su tío comenzó a andar tras sus hermanos.
—Bien, supongo que no es divertido si mis hermanos se rinden.
—Siempre se rinden cariño— dijo Phillip, tomándole la mano para ir tras Anthony.
—Odia saber que ha envejecido— dijo Pennyrose. —Anthony giró para mirarla, Eloise y Phillip rieron.
—Creo que te ha oído— dijo su esposo.
Ambos se alejaron tomados de la mano, Oliver y Violet les siguieron.
—Así que ¿tienes hambre también?— preguntó Aggie aún con la pistola en la mano.
—Yo podría preguntar lo mismo, pero tú siempre tienes hambre, así que lo sé— dijo Nicolás quitándole el arma, para ponerla en la mesita junto a las demás.
—Si, pero en este momento no es comida lo que me apetece— Agatha rodeo su cuello con sus brazos, Nicolás la jalo más hacia él para poder besarla, pero antes de que lo hiciera aparecieron dos niños corriendo por el pasto verde y floreado.
—Creo mi Lord, que deberá conformarse con el postre.
—Supongo que sí— Nicolás la tomó de la mano para acercarse a sus hijos.
Alexis y Louis, eran sus dos hijos varones.
Alexis, era el mayor. Un pequeño niño de cabello cobrizo y ojos azules, con un poco de pecas alrededor, tenía una inteligencia asombrosa, cuando tenía 4 años ya era capaz de leer y decir las tablas de multiplicar hasta el 8 sin equivocarse.
Louis, había sido un caso totalmente diferente, había nacido a los seis meses, en una noche lluviosa. La familia había pasado una noche tormentosa y llena de preocupación, habían pensado que el bebé de cabello castaño y ojos verdes no sobreviviría más de 10 días, Nicolás había llorado en silencio tomando su mano y acariciando la mejilla del pequeño bebé que sentía que perdían, pero para el asombro de todos el pequeño Louis había cumplido 6 años el mes pasado y gozaba de excelente salud. Cada vez que Nicolás lo miraba, veía los ojos de su madre.
—Mamá, la tía Sophie tiene empanadas de carne.
—Sí y tú ya te comiste al menos 20— Louis le saco la lengua a su hermano mayor, este solo se encogió de hombros.
—¿De verdad? Me muero de hambre, eso es increíble.
—Tu siempre tienes hambre— dijo Nicolás mirando a su esposa, ella le sonrió.
—Es verdad mamá, siempre tienes hambre, es increíble que sigas siendo delgada...¡auch! — se quejó sobando su cabeza, mirando a su hermano menor.
—Eso no se le dice a una dama Alexis— dijo Agatha con tono tranquilo —Louis, no golpeamos a las personas que amamos ¿verdad?
—¿Verdad?— dijo Nicolás con un tono autoritario.
El pequeño suspiro y asintió con la cabeza, resignado.
—Te voy a matar, algún día ¿lo sabes? Las estadísticas dicen que probablemente, lo intente justamente en este momento.
Ambos niños se echaron a correr, Louis estaba sobre Alexis, pero este se había metido como un gusano entre sus brazos y habían cambiado papeles.
—¡Oigan! — ambos niños miraron a su padre—, si se llenan la ropa de sangre y lodo, la tía Sophie no les dejará entrar.
—Nicolás— dijo Agatha regañandolo cómo un niño pequeño, su esposo le sonrió traviesamente.
—Ve adentro yo me encargo de ese par— Ella asintió negando con la cabeza, pero tenía una gran sonrisa en los labios.
Antes de entrar a la casa, Agatha pudo mirar que Nicolás se había unido a sus hijos en el pasto mientras reían. Se había casado con él hombre perfecto y ella lo sabía.
Cuando ingresó pudo escuchar todo el ruido que provenía de la cocina y del comedor, pasó el pasillo principal, hacía la sala y se detuvo un momento para poder admirar la imagen hermosa que tenía justo frente a ella.
—Cuando el hada apareció justo frente a mí, saqué una piedra de cristal y entonces —sus manos hicieron el gesto de una gran explosión — una luz blanca brillante apareció y ella se esfumó dejando rosas blancas alrededor, es increíble, estoy seguro que algún día te llevaré a Escocia y lo verás por ti misma.
La pequeña bebé que Colin tenía sentado sobre sus brazos miraba con atención cada gesto que su abuelo hacía. Sus labios rosados y delgados estaban entreabiertos, y de vez en cuando ladeó una sonrisa, sin la señal de algún diente a la vista.
—A las hadas les gusta cantar, me enseñaron demasiadas canciones, ¿sabes que es lo mejor de todo?— la pequeña balbuceo lo que para Colin fue una respuesta. —Exacto— dijo emocionado —Solo tu sabrás la verdad sobre mis viajes, lo habría escrito, pero seguramente la gente pensaría que estoy loco, ¿crees que tu abuelo está loco? — la pequeña niña tomó el rostro de su abuelo entre sus manos, Colin se acercó para llenarle su cara de besos mientras ella reía. —Supongo que eso es un no, mi pequeña Hyacinth.
La pequeña niña se acomodó en su pecho, Colin la rodeó con su brazo protectoramente.
—A tu mamá también le gustaba escuchar mis historias, era un poco más mayor que tú. Pero espero seguir estando en tu vida para contarlas también.
Hyacinth cerró sus ojos amielados, y se quedó dormida sobre el pecho de su abuelo. No sabía Agatha cuántos minutos llevaba ahí de pie escuchando.
—Creó que alguien está encantada con su abuelo. —Nicolás puso sus manos sobre sus hombros.
—¿Cuándo viste que durmiera tan rápido? Ni siquiera le he dado de comer.
Agatha dio un vistazo hacia atrás de su esposo y Nicolás la miró con una sonrisa.
—Encontraron a su abuela y a Lady Crane recogiendo manzanas. Están con ellas.
Ambos permanecieron ahí un poco más, Nicolás recargo su barbilla en el hombro de Aggie mientras la abrazaba, ella dejó que el calor del cuerpo de Nicolás la envolviera acogedoramente.
Colin cerró los ojos, parecía que también dormía, sin soltar a la pequeña que tenía entre sus brazos. Su sacó azul marino tenía una pequeña mancha de leche en la orilla, la pequeña Hyacinth parecía un ángel con sus mejillas sonrosadas, dejando algunos suspiros de descanso al aire.
—Nicolás...
—¿Sí?
—Siento mucho que tu mamá se esté perdiendo todo esto, se que la extrañas.
—Te amo, te tengo y eso es suficiente para mi Agatha. Tú, nuestros hijos. Además tus padres me han adoptado como otro hijo, estoy muy agradecido de tener una gran familia ¿sabes? Nunca lo imaginé, estar rodeado de mil sobrinos, todos tus primos y hermanos, en una casa llena de risas y felicidad. Papá estuvo muy feliz también de unirse al clan, disfruto de esto.
—Lo extraño, no conoció a Louis, ni a Hyacinth...
—Después de la muerte de Lady Danbury, supe que él también se iría.
—Los extraño, a los dos, me hubiese gustado que nuestros hijos se vieran consentidos y acechados por la gran Agatha Danbury.
—Dejó una gran sucesora— Agatha soltó una risita.
—La tía Hyacinth, y lo hace muy bien, es el nuevo peligro de la sociedad londinense.
—Resultó ser una gran casadera,
incluso más que Lady Bridgerton, eso de verdad me aterroriza.
El tono de Nicolás era burlesco, cuando los Condes de Kenart tuvieron a la pequeña niña en sus brazos supieron que debía llamarse Hyacinth.
—Te amo Nicolás.
—Ocho años de matrimonio me lo confirman, aún no me has asesinado.
—A veces aún quiero hacerlo— el estómago de Agatha hizo un pequeño ruido.
—Creo que alguien tiene hambre, ¿se lo dijiste a tus padres ya? — Ella negó con la cabeza.
—Pronto será el cumpleaños de mamá, se lo diré ese día, será su sorpresa, pero vamos por empanada de carne... de solo imaginarlo, Dios, vamos.
Agatha arrastró con ella a Nicolás por el pasillo hacia la cocina.
Colin, abrió un ojo. Para asegurarse de que ya no había nadie, miró a su pequeña nieta aún profundamente dormida.
—Te lo dije Hyacinth, tu abuela podrá ser Lady confidencia, pero sigo sabiendo más que ella.
Fin 🦋
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