8. Deseo
—Linda mansión— Colin la jalo de la mano por un oscuro pasillo.
—¡Colin!— Chilló ella, habían ingresado a una de las tantas habitaciones que había en la casa de Lord Kanart.
—Debo decir que le ha ido bien a Cressida después de todo— Penélope sintió las manos de Colin sobre su cadera.
—No deberíamos estar aquí— Luego sintió su respiración en la nuca.
—Yo creo que sí— La apretó firme a él, para que ella pudiera comprobar lo mucho que la deseaba en ese momento. Lo mucho que la necesitaba.
—Colin... Agatha está sola— Susurró... Él soltó un pequeño gruñido.
—No está sola, Eloise está con ella... — Colin le dio un beso en el cuello, luego comenzó a acariciar sus brazos, deposito un beso sobre su hombro.
—Oh, Colin...— llegó a su cuello, y comenzó a desabrochar su vestido, ella estaba perdida, perdida en él.
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—¿Y mis padres?— Alzó la vista buscando por todo el lugar.
Kate y Sophie se miraron cómplices, Eloise soltó una pequeña risita, sabían perfectamente porque habían desaparecido, siempre lo hacían.
Y de vez en cuando ellas también. Se cubrían las espaldas.
—Explorando seguramente el lugar es enorme y muy bonito— Dijo Kate, Sophie asintió con la cabeza.
—Si la mansión es muy linda, tal vez yo también debería ir a explorar— Agatha se levantó de su asiento
—Te acompaño— dijo Pennyrose quién la tomó del brazo.
—No creo, ahí viene tu príncipe— dijo señalando al hombre apuesto de traje azul que venía entrando al gran salón, y esta vez no venía solo con la reina, si no con otra mujer, probablemente su madrastra.
Todas las mujeres giraron su vista hacia la entrada, para observar al apuesto príncipe, su prima le soltó el brazo.
Maravillosa jugada, Agatha aprovechó la distracción para escabullirse entre la multitud.
Bajó las escaleras, el salón de baile se encontraba en un segundo piso, lo cual era sorprendente, la estructura del lugar era verdaderamente increíble.
Tenía algunos pasillos oscuros, donde se podían ver lo que seguramente eran habitaciones, la gran mansión debería tener al menos unas 30.
Agatha avanzó por un gran pasillo donde no había velas, nada iluminaba el lugar, sintió curiosidad cuando un ruido captó su atención.
Sin hacer ruido avanzó hasta la puerta que se encontraba entre abierta y ante sus ojos una desagradable imagen apareció.
—Milord, Oh... — La mujer arqueó su cuerpo hacia atrás, mientras jalaba de la mano al hombre que se encontraba de espaldas, invitándolo a tocarla. —Lo deseo tanto — El caballero la tomó del cuello como si fuera a besarla y luego se alejó bruscamente.
—Lady Canver, no... esto no va suceder — dijo el caballero que comenzaba a acomodarse su camisa.
La mujer se acercó al caballero que se había alejado y de un tirón bajo su vestido, hasta quedar sin nada frente a él.
—¿Seguro que no se quiere quedar? — Agatha estaba asombrada por tal descaro.
—¡Ah!— Salió de su boca sin querer, puso su mano sobre su boca para ahogar la expresión y se hizo hacia atrás.
—¡Alguien nos ha visto, ahí mire Lord Kenart! — La mujer señaló la puerta. La Bridgerton se echó a correr por el pasillo oscuro.
—¡Maldición! Lady Canver vístase y váyase, ¡maldita sea! — Salió molesto de la habitación, ahora tenía que arreglar ese asunto antes de que la persona que los vio hiciera un escándalo de ello.
Ese hombre de ahí era Nicolás.
Agatha sintió que la sangre en ella comenzaba a hacerse pesada, caliente, corría porque sus piernas le ordenaban moverse, pero ella sentía que su mente no estaba ahí.
—¡Alto! — Nicolás salió corriendo tras ella —¡Señorita! — volvió a gritar, ella ni siquiera giró a ver, siguió corriendo.
No fue difícil alcanzarla llegando al final del pasillo, tomó a la chica y la jalo de la mano.
El jalón fue tan fuerte que cuando giró para quedar justo frente a él, ella se estampó en su pecho.
Esos ojos verdes lo miraban fijamente y le estaban quemando el alma.
Carajo, era ella.
Era ella, Agatha Bridgerton, la mujer que lo había dejado sin habla dos veces, dos.
Soltó un suspiró irritado y la jalo hacia el final del pasillo.
—Suélteme ¿qué está haciendo?— ella se empujó hacia atrás, él la tomó con más fuerza del brazo.
—Cállate y camina— le ordenó.
Ella se resistió de nuevo él la volvió a jalar del brazo sin decir nada y ella lo fulminó con la mirada.
—¡Suelteme Lord Kenart! — él no hizo caso y siguió caminando con ella a rastras. Entendió que no debía resistirse, él la siguió jalando por el pasillo.
Cuando iba a dar vuelta por el siguiente pasillo demasiado hombre para no darse cuenta del peligroso vestido que llevaba, era rojo... rojo brillante y tenía brillos por el borde de la falda, tenía unos listones plateados que caían por sus hombros y alrededor de la cintura, su cabello estaba semi recogido y sus mejillas como siempre ligeramente enrojecidas.
Soltó lo que pareció ser un gruñido, se puso atrás de ella, la empujó ligeramente de su cintura para que entrara a la habitación, cuando estuvieron ambos dentro, cerró con llave.
— ¿Por qué me trae aquí?— preguntó ella.
—¿Por qué andas por ahí, por dónde no debes? — se sentía molesto.
—Estaba aburrida, solo quería... —
—¿Es costumbre de los Bridgerton chismosear casas ajenas? — Ella se acercó molesta a la puerta e intentó abrirla, pero no pudo.
—Le exijo que abra esa puerta ahora mismo — Seguía jalando la cerradura, él no se movió. —Le advierto que voy a gritar — dijo ella.
—Quedaría comprometida conmigo si hace eso, deje de pelear con la puerta — La jalo de la muñeca y ella se detuvo en seco.
—¡Suélteme! — Él la soltó.
—No debió ver eso Señorita Bridgerton — Se sentó en la cama que estaba enfrente.
—No importa, no diré nada, solo abra esa puerta — ella seguía de pie junto a la puerta de madera.
—Ella quería seducirme, le dije que no— dijo Nicolás
—No tiene que explicarme nada a mi, no es de mi interés nada que tenga que ver con usted y aún así no le creó — Ella encontró el coraje de su voz, pero ya no importaba, se sentía molesta y no tenía porqué ocultarlo.
—¿Por qué no me cree?— Él soltó una risita.
—Porqué es un libertino terrible, eso está más que claro, ¿cree que le voy a creer que ella lo quiso seducir? Su reputación le precede Lord Kanart — Él la miraba con una sonrisa burlona, ella se veía hermosa enojada y a él comenzaba gustarle el provocarla.
—¿Mi reputación? ¿Y la suya señorita Bridgerton? — Ella abrió la boca pero no dijo nada. — Se que lo que dicen las damas de mí, es por eso que debería creer cuando le digo que no hice nada para seducir a esa señorita, ella se ofreció ante mí— Llevo ambas manos a su nuca.
—¡Usted es terrible! — Ella se acercó y lo golpeó con su zapatilla en el pie — Abra la puerta — Él se levantó, la miró a sus ojos verdes. Estaba furiosa, lo podía sentir en cada hueso de su piel y eso solo provocó una cosa en él, deseo.
—No haría nada para dañar la reputación de ninguna señorita, no sé de qué otra forma hacer que me crea — Ella dio un paso hacia atrás cuando sintió su respiración muy cerca de su cara, la hizo tragar saliva.
—Lord Kanart, por favor... — dijo ella casi en un susurró y él se acercó más a ella.
—¿Por qué estás tan molesta Agatha? — le preguntó, podía sentir como se entrecortaba su respiración, si pudiera si sólo pudiera probar sus labios una vez.
—No me... — Él no la dejó terminar de hablar.
—Puede llamarme Nicolás, dadas las circunstancias ya no veo necesario el formalismo — Ella dio un paso más para atrás y él dio otro hacia enfrente.
—Usted es un mujeriego terrible, no tiene derecho a pronunciar mi nombre, abra la puerta — ella dio otro paso hacia atrás y él volvió a avanzar.
—¿Le cuesta trabajo creer que hay mujeres capaces de seducir?, es el problema de las niñas de sociedad, debería saber Agatha que así se logran muchos matrimonios, las mujeres — él se acercó más — suelen buscar atrapar a caballeros como yo en matrimonio.
—No... yo no creo eso, usted se estaba ahí dejándose seducir en todo caso — él alzó la ceja
—¿Está segura? ¿Cuánto tiempo llevaba mirando? — ella volvió a tragar saliva, en realidad no estaba segura, pero vio como él la había rechazado, podría ser verdad.
—Yo... fue un accidente, aunque desearía no haber visto, usted es muy desagradable, déjeme ir — Ella dio un paso hacia atrás y él avanzó.
Ella lo seguía viendo con sus ojos verdes, el deseo por ella incrementó, ese vestido rojo lo incitaba a arrancarlo, a desaparecerlo, parecía el mismo infierno y a él se le estaban quemando hasta las puntas de los pies.
—¿Querías ser ella? — dijo casi en un susurró cerca de su oído. Era un maldito imbécil y lo sabía, pero no podía no provocarla, sus ojos se agrandaron.
—¡Lord Kenart! Es un imbécil — Ella lo empujó y volvió a tirar de la puerta, él se río.
—¿Un imbécil?, no es propio de una dama maldecir— la volvió a jalar de la muñeca y la acorraló en la puerta.
—Suelteme Lord Kenart — Su voz le salió como si estuviera apunto de llorar.
La miraba fijamente, su respiración comenzaba a agitarse.
—Si lo deseas Agatha solo pídelo— Ella no entendía. Su voz le salió ronca, le hizo estremecerse. Sus ojos azules le estaban atravesando el alma, sentía que algo dentro de ella iba a explotar, sentía cosquillas en el vientre y no sólo ahí.
El aliento de él era de Whisky, estaba segura, podía saborearlo sobre sus labios.
—Déjeme ir... Nicolás — susurró y él negó con la cabeza.
Si no la dejaba ir ella no sería capaz de moverse de ahí, todo comenzaba a temblarle, desconocía lo que estaba sintiendo, era como si necesitara algo... ¡como si necesitara de él! Como si lo que necesitaba en ese momento solo él pudiera dárselo.
Y tal vez él la habría soltado, pero cuando escuchó su nombre salir de esos labios tan finos, fue como si ella lo invitara a tomarla en sus brazos y hacerla suya.
Él deseo nubló la razón. La besó.
Y la beso porque la deseaba, porque ella lo miraba como si también lo deseara.
Su aliento a cereza se mezcló con el sabor a Whisky de él. La respiración entre ambos se sentía caliente, él la tomó de la cintura apretandola más a él, sentía su cuerpo reaccionar ante el calor que se desprendía de ella.
Agatha puso sus manos sobre los hombros de él, sentía su corazón latir fuertemente.
Se separaron, con sus respiraciones agitadas...
—Nicolás...— susurró sobre sus labios.
—Agatha...— Susurró él, y la volvió a besar, esta vez con más pasión, bajo su mano hasta su cintura y con su otra mano libre la tomó del cuello y b comenzó a descender sus labios hasta su cuello.
—¡No! — dijo ella. Él se separó, ¿que acababa de hacer?, no sabía. Pero lo que sabía es que ese no había sido un beso, había sido el mismo infierno, ardía en sus adentros. No se arrepentía, había besado a otras damas, pero nunca con tanta ternura nunca con tantas ganas.
Ambos trataban de normalizar su respiración, ella se hizo a un lado y avanzó al otro lado de la habitación.
Comenzó a buscar la llave en el bolsillo de su saco, porque si no habría esa puerta no podría dejarla salir, no sin hacerla suya.
—Vete— Le dijo y ella avanzó hacia la puerta.
—Nicolás... — Dijo con sus labios entreabiertos.
—Agatha, si no te vas ahora no podré contenerme, tienes que irte ahora— Ella sintió como si se ahogar en esas palabras y solo asintió con la cabeza.
Tenía que irse de ahí o quedaría comprometida, y ella lo sabía, su reputación y la de su familia quedaría arruinada.
Sabía que deseaba que él no se detuviera, su cuerpo le pedía hacer algo, no sabía que.... Él la besó y ella había perdido su propia voluntad sumergida en esa poderosa sensación que le abarcó todo el cuerpo. Fuego debía ser. Fuego, se había sentido como fuego, la quemaba por dentro.
Camino casi corriendo por el pasillo, se sentía tonta... porque él era un libertino, un mujeriego y ella había caído en su red, se había dejado envolver en sus encantos y ella lo había deseado.
Tonta tonta. Se dijo así misma.
Ella sabía que era muy poco probable que alguien la hubiera visto, pero aún así avanzó cuidadosa.
Tenía la respiración agitada aún y se sentía sonrojada, necesitaba tomar aire, necesitaba salir de ahí.
La luz de las escaleras comenzaba a asomarse, y cuando iba a subir las escaleras una persona apareció frente a ella.
—Milady— dijo ella, haciendo una torpe reverencia con su cabeza.
—¿Qué hace aquí Señorita Bridgerton? El salón de baile está arriba— le preguntó la mujer que la miraba fijamente.
—Solo admiraba su casa Lady Kenart, es realmente bella... yo me perdí, lo siento... Voy a buscar a mi familia compermiso— ella se alejó lo más rápido que pudo y subió las escaleras.
—Claro... — Dijo Cressida, giró su mirada y pudo ver por el pasillo a su hijo avanzar.
Eso no le gustó nada. Habían estado juntos y ella lo sabía.
—¡Madre! — dijo acomodando el cuello de su camisa —¿Qué haces aquí? — Ella lo miró fijamente.
—Acabo de ver a la Señorita Bridgerton, ¿estabas con ella? — le preguntó y él negó.
—No la he visto, supongo que estaba viendo la casa, hace mucho no teníamos un baile, no le des importancia madre... — Él se dirigió hacia las escaleras y ella lo jalo del brazo.
—Lord Downey me dijo que la pedirá en matrimonio, mantente alejado Nicolás — Él estaba atónito con lo que estaba escuchando.
Se soltó del agarre de su madre y subió las escaleras, ella estaba siendo cortejada por su amigo, no lo sabía.
¿Importaba?, claro que importaba él la había besado y se había sentido culpable por robarle la dicha del primer beso, toda mujer merece un primer beso decente, ¿y si ella ya había sido besada?, no. Él se quitó rápido ese pensamiento de su mente.
Nadie la había besado nunca, estaba seguro que él fue primero. Él la había besado, la había deseado y ella a él... y la tuvo... y aún así no fue suficiente, su deseo no disminuyó, sólo aumentó.
Ese vestido rojo en ella era una tortura, era un peligro, ella era la tentación el peco en persona, y ese sería el castigo que vería durante el resto de la noche.
—¡¿Dónde estabas?! — Eloise la jalo del brazo.
—¡Tía! — Ella se tropezó con su vestido. — Yo... Necesitaba aire. — Eloise la miró fijamente.
—No te pierdas de mi vista o tú padre me matará — Ella asintió.
—¿Se fueron? ¿Y la tía Kate y el tío Anthony? — Preguntó.
—Se fueron también, o tal vez estén por ahí — Dijo ella en voz baja — Me pidieron cuidar de ti. — Agatha miró a su tía divertida.
—¿Y a Pennyrose quién la cuida? — le dijo divertida a su tía y ella le dio un golpe en el brazo.
—Ayúdame a encontrarla, antes de que tú tío note su ausencia ¿por qué estás tan acalorada, te sientes bien cariño?— Agatha asintió con la cabeza, y ... salvada por la reina.
—Oh, Lady Creane, no se preocupe su hija está con mi sobrino y Lady Aitana — Habló.
—¡Majestad! No la vi— dijo Eloise, y rápido ambas hicieron una inclinación con su cabeza.
—No se preocupe... me gustaría hacerles una invitación — Eloise se quedó viendo.
—¿Una invitación? — preguntó
—¿Hará que su Reina le diga las cosas dos veces?, usted no cambia Eloise — Agatha noto que su tía se sonrojo ligeramente, la Reina la volteo a ver.
—Por supuesto que no majestad, disculpe — Se apresuró a decir Eloise.
—Su tía era tremenda cuando debutó, un encanto sin duda, cuando se casó pensamos que se había fugado o algo así, Lord Anthony me pidió una licencia especial, una lástima no pude asistir a dicho evento, espero usted no la necesite algún día señorita Bridgerton, aunque está claro que no se la negaría — Agatha se sonrojo, aún se sentía acalorada y tal vez se veía un poco despeinada.
—Espero no necesitar una licencia, pero agradezco saber que contaría con ella majestad. — respondió.
—Bueno, espero a la familia Crane y Bridgerton en el palacio, mañana para comer, y no acepto no por respuesta — ambas asintieron con la cabeza y la Reina siguió su camino.
—Como si alguien se atreviera a decirle que no — dijo Eloise cuando vio a la Reina lo suficientemente lejos de ellas.
—¡Tía! — Agatha soltó una ligera risa y Eloise se encogió de hombros.
Agatha posó su vista por las personas en la pista y pudo ver a Lady Canver bailando con su esposo ¡su esposo!
Era lo peor que había visto.
Tonta se sintió de nuevo.
Un hombre se acerco a ellas.
—Lady Crane, Señorita Bridgerton — el hombre inclino su cabeza. —Espero me haya reservado el baile que le pedí señorita Bridgerton— dijo
—Lord Downey, es una alegría verlo — dijo su tía.
—Igualmente Lady Crane — Ella sabía que su tía no lo decía en verdad, ella había querido arrancarle la cabeza cuando Agatha les contó todo.
—¿Señorita Bridgerton? — El estiro su mano para tomar la de ella.
—Ah, si... Claro... Lord Downey— Y se dejo llevar por él a la pista.
¿Les gustó? ✨💋
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