25. Azul Tormenta
—Oh Juliet, te miras más bonita de lo normal— Violet puso la mano sobre el vientre de Juliet que apenas comenzaba a formar un pequeño bulto.
—Creó que es por el bebé, estoy muy emocionada, muy, muy —sus ojos se llenaron de lágrimas— Muy feliz, cielos... Odio llorar todo el tiempo, no se ni porque lo hago— Chilló.
Violet le tendió un pañuelo y Juliet limpio sus ojos y su nariz tímidamente. Respirando profundo concentrando toda su atención de nuevo a Violet.
—¿Qué sientes? La boda, Oliver, mucho que procesar, ¿no es hermoso?, ¡maravilloso! — Sonreía muy entusiasmada.
—Me siento, absolutamente... Encantada, es... Es mágico, estoy muy enamorada Juliet— Violet sintió que su corazón saltaba de alegría y luego agachó su mirada sonrojada, sintiéndose aliviada de poder decirlo.
—Se nota Violet, tus ojos tienen un brillo especial y Oliver... Mm te mira como si... Como si fueras lo más bonito que ha visto en la vida y seguramente que lo eres— Violet negó con la cabeza.
—Supongo que conoció chicas mucho más bonitas— Juliet la golpeó en el hombro.
—No seas tonta, eres hermosa y además, ningún hombre total y devotamente enamorado podría encontrar hermosa a nadie más que no sea su mujer— Violet sonrio.
—Bueno, yo no se si él esté total y devotamente enamorado de mi— Pero claro que lo sabía, cada parte de su cuerpo lo sabía. Lo sentía y se lo había demostrado, en Abruey Hall y en Bridgerton House...
—Dios, que modesta, pero sabes que tengo razón— Violet se puso seria. —¿Te sientes bien? De pronto te has puesto demasiado pálida... —Violet intento reír.
—¿Más?, soy demasiado rubia— añadió con un toque juguetón, luego mordió su labio, luego golpeó el piso con sus pies.... —Juliet, ¿cuánto....? Bueno tú, el tiempo y yo quiero, saber yo— Juliet se empezó a reír.
—Oh, lo siento, lo siento no me mires así, solo sueltalo, ¿Cuál es tú duda?, no hay nadie aquí— La codeo ligeramente.
—¿Cuánto tardas en darte cuenta que estás en cinta?— Juliet cambio su cara totalmente seria. —Olvidalo es una tontería yo, ni siquiera, solo quería— Juliet alzó una mano para que se cayara.
—Esta bien, no es una pregunta tonta... Bien... Bueno, yo, depende de tu regla, su puntualidad, su cantidad de días... Supongo que es así como funciona, hay gente que dice que lo sabes a los dos meses o uno... Pero en mi caso fue diferente— Juliet esbozó una sonrisa.
—¿Cómo qué diferente?— Preguntó Violet.
—¿Por qué estas interesada?, no deberias preocuparte aún por eso... Oh... Dios... ¿Deberíamos preocuparnos? Ay, Dios... Ay Dios... —Ahora fue Violet la que soltó una risita.
—Juliet, ¡para! deja de llamar a Dios, perdoname hacerte preguntas tan incómodas— Juliet negó con la cabeza.
—Es bueno que confíes en mí, pero Violet, ¿tú y Olvier?— Las mejillas de Violet se tornaron con un color rojo intenso... Haciendo un ligero movimiento de asentimiento con la cabeza.
—¡Violet! Oh pues... Debes esperar, un mes tal vez dos— Dijo Juliet un poco atónita por la confesión de su reciente nueva prima.
—Juliet, por favor no se lo digas a nadie, nuestra boda será pronto pero, es que Juliet —Violet la tomó de las manos— Me preocupa que algo ocurra y que no funcione y si ¿si? — Juliet sonrió maternal.
—Es hermoso Violet, estoy segura que tú lo sabrás al instante, el instinto materno aparece por si solo, cuando menos lo esperas, la boda saldrá bien, todo irá bien— Violet la abrazó.
—Edmund será muy buen papá y tú una excelente mamá Juliet, estoy muy feliz de que se casará contigo— Juliet sintió sus ojos llenarse nuevamente de lágrimas.
—Yo también estoy muy feliz de que se casará conmigo— Dijo Juliet.
Ambas cerraron los ojos, sintieron la brisa del aire por cada parte del cuerpo... Estaban sobre una pequeña sábana, tendida sobre el pasto.
—Damas— Ambas voltearon asustadas. Los dos hombres soltaron una carcajada.
—Idiotas, como nos asustan de esa manera, llevó a tú hijo en mi vientre, ¿lo sabias?— preguntó Juliet mirando a su esposo molesta.
—Lo siento amor mío, tienes toda la razón— Edmund le dio un beso en la frente.
Oliver se acercó a Violet, la tomó de las manos y depósito un beso en cada una de ellas.
—Quería verte— Le dijo cerca del oído. Ella se sonrojo.
—Ey, ¿qué se susurran?— Dijo Edmund golpeando el hombro de Oliver.
—Sobre lo necesaria que soy en su vida— Dijo Violet con una sonrisa descarada.
—Violet, que sinvergüenza— Dijo Juliet riendo —Creó— dijo entrelazando su brazo con el de su esposo —Que nosotros nos vamos— Edmund la miró.
—¿No querías aire fresco?— Preguntó Edmund.
—Oh, ya lo tuve y una interesante platica con Violet— Juliet le guiño el ojo a Violet, y está contuvo la risa.
—No podemos dejarlos aquí solos— Dijo.
—Edmund, está chica será mi esposa, ¿podría el futuro Vizconde ser más flexible con tu pobre primo?— Preguntó Oliver con una sonrisa santurrona en los labios.
Edmund rodó los ojos, sin decir más comenzó a caminar con su esposa del brazo hacia la casa.
—Te extrañe— Dijo Oliver, luego la beso. —Mucho— y la beso de nuevo.
—Oliver, nos pueden ver— Dijo ella riendo.
—Ya me quiero ir de aquí, contigo, a casa nuestra casa— Oliver acomodó sus piernas para que ella pudiera recostar su cabeza.
—Yo también quiero ir contigo, donde tu estés es mi hogar— Sostuvieron el aliento por un momento.
La pasión era abismal, habían cruzado una línea que ya no podían detener... Y eso era maravilloso, porque ese deseó no lo había encontrado nunca con otra mujer.
—¿Por qué me miras así?— Ella recordó que debía respirar.
—Nunca pensé, no pensé que tú me ibas a querer, pensé que siempre serias mi amor no correspondido, algo de la infancia, ahora te tengo conmigo Oliver— Dijo ella con lágrimas en los ojos.
—Yo también te veía muy lejana para mí, pero era imposible. No conseguía dormir en paz, tú sonrisa, incluso tu voz chillona hace que mi corazón lata con fuerza, no hay nada, nunca hubo nadie, sólo tú... Como... — Ella habló.
—Como tormenta. Azul tormenta, así es nuestro amor, me estás arrastrando hasta tus profundidades, me siento hundida en ti— Oliver sonrió.
—Tú eres mi vida misma, te amo Violet— Oliver la volvió a besar.
Acarició su mejilla, luego deposito un beso cerca de sus labios, luego bajó por su cuello, utilizando su lengua... Ella hizo apenas un ruido, casi inaudible.
—Oliver— Fue todo. Se perdió de nuevo en él azul de sus ojos y se dejó llevar.
Oliver subió su vestido no totalmente, lo suficiente para acariciar sus piernas, acercándose más y más a ella. Su deseo era evidente, la necesitaba y quería tenerla, ahí mismo, pero no podía... Estaban cerca del parque. ¡En público! Si alguien los viera sería demasiado escandaloso.
La beso con pasión, la beso con amor y luego se detuvo.
—¿Por qué te detienes?— Preguntó sobre sus labios, su respiración estaba agitada, caliente...
—¿Ya viste dónde estamos?— Ella miró alrededor y se sonrojo de inmediato acomodando su vestido.
—¡Oh Dios mío!— Lo empujó y el se soltó riendo—Estamos muy cerca, nos pudieron ver Oliver, ¡no te rías!— lo empujó, luego unos segundos después ella también se rio.
—Pero si hace un minuto no querías que parará... — Ella lo miró con los ojos entrecerrados.
—¿Me estas incitando a portarme mal Oliver Crane?— El volvió a reír.
—Yo siempre me he portado mal, de hecho creo haber hecho muchas travesuras de niño— Dijo con una sonrisa cínica, luego le tendió la mano para que se levantará. Ella la tomó.
—¿Y ahora no quieres hacer una travesura?– Ella se mordió ligeramente el labio. Desde su primer noche juntos se sentía más mujer, más atrevida, más femenina.
—Tengo una muy buena en mente— La llevó a un hermoso lugar, una casa. Pequeña, pero muy bonita.
—¿Dónde estamos? ¿Porqué no hay nadie?— Preguntó Oliver sonrió.
—Aún no hay personal, pero lo habrá cuando los dueños vengan— Ella lo miró asustada.
—Oh Dios... Entramos a una casa sin permiso— El se soltó riendo.
—¿No te querías portar mal?— Se acercó provocaticamentena ella.
Sintió su respiración acelerarse, cuanto le gustaba ahogarla en deseo... En placer. Mientras iba desabrochando su camisa, ella no apartaba la vista de él.
—Oliver no deberíamos— Dijo ella dando pequeños pasos torpes hacia atrás, el fue caminando poco a poco hacia enfrente hasta dejarla acorralada en una pared, dejó caer su camisa, luego la tomó de la barbilla, la besó y repitió. —¿No te querías portal mal?— Violet lo miró fijamente a los ojos, no dijo nada, lo besó... Puso sus manos sobre su cabeza, sobre su cabello, abriéndose a la pasión que su cuerpo desprendía, la necesidad de sentirse en sus brazos, él la cogio por las nalgas y la recostó en un sillón.
—Violet— Gruñó cunado sintió la respiración de ella sobre su cuello.
Comenzó a bajar el corpiño de su hermoso vestido color melocoton con encaje dorado, de tela fina y delgada... Que hacía que su piel blanca brillará más y el sonrojo de sus mejillas la hacían ver tierna, incluso en ese momento en el que se veía tan perdida en el placer... No dejaba de ser hermosa.
—Oliver— Su mano recorría su espalda, mientras su otra mano la tomaba del glúteo apretandolo más contra él. Ella gimió. —Oh Oliver, cuanto te deseo— El la beso.
—Yo te deseo mas, mucho mas— comenzó a dar besos por sus pechos, luego con lengua recorrió su abdomen...
—Oh, Oliver... Oliver— Ella arqueó ligeramente su espalda cuando sintió los labios de Oliver en la parte baja de su abdomen.
Él la miró con una sonrisa en los labios —Me gusta que digas mi nombre, pero hoy lo vas a gritar— Ella lo miró con los ojos llenos de deseo. Abriendo ligeramente sus piernas, acariciando su centro. La volvió a escuchar gemir.
—Oliver... ¿Qué...? Oh... Dios— Oliver le dio un beso, no mas que un beso, la estaba volviendo loca. Sus manos se apretaban a la orilla del sillón, su espalda se arqueada involuntariamente. Perdida en el deseo... —Oliver— gimió su nombre, luego de levantó y jaló hacia ella besandolo. Mientras sus manos desabrochaban su pantalón.
—Violet— Ella lo tomó del cabello, sus caderas buscaban las suyas, se pegaba más y más a él.
—Te necesitó, te necesitó Oliver— Sus labios estaban húmedos cerca de su mejilla, ella jadeaba. Las manos de Oliver la seguían torturando.
—Yo también te necesitó— La beso y se enterró en ella. —Tú eres mi verdadera tormenta— susurró en su oído.
—Oh, Oliver— Intento apagar el sonido de su voz.
Sus cuerpos comenzaron a moverse a la par, era hermoso. Era pasional, era amor... El sabía que era amor.
—Aquí no tienes que callarte, está es nuestra casa— Susurró en su oído con la respiración entre cortada. Ella abrió sus ojos de golpe y él le sonrió, la beso sin dejar de moverse.
—Oh... ¡OLIVER!— Ella gritó su nombre dejándose ir. Él hizo lo mismo, sin dejar de verla a la cara... Cada vez que llegaba al máximo ella se veía celestial.
—Eres hermosa— Susurró relajando su cuerpo, mientras ella estaba recostada sobre él en ese pequeño pero bendito sillón.
Trataban de respirar... El aire se sentía caliente, la mezcla de sus alientos, el sabor a vainilla de Violet y el sabor a ron de él... Extrañamente sabía tan bien, ella era tan suya.
—¿Es verdad?... Es... —Él beso su cabeza.
—Es verdad, es nuestra casa, pensé que querrías tener una aquí también, para cuando desearamos venir— Dijo mientras acariciaba su cabello.
—Oliver... Es maravilloso— Ella se acurrucó aún más a él, mientras la rodeaba con sus brazos.
—Debemos irnos, tenemos que preparamos para hoy— Ella gruñó, haciendo un puchero.
—¿Nunca dejaras de hacer rabietas verdad?— Ella se levantó y lo miró a la cara... Luego le sacó la lengua.
—No puedo evitarlo— Dijo ella encogiéndose de hombros. Oliver la jalo de la cintura uniendo sus labios con los de ella.
—Yo tampoco puedo evitarlo— La beso de nuevo. Ambos rieron... Estaban enamorados, muy enamorados.
Violet tomó su vestido del suelo y comenzó a vestirse, Oliver hizo lo mismo.
Violet miró la casa una vez más y acarició cada pared... "hermosa" pensó, luego se miró al espejo y sonrió agradecida de qué no estuviera tan cerca de las colonias más habitadas.
Oliver se acercó por detrás acariciando sus brazos con la punta de los dedos, luego tomó su cabello haciéndolo hacia atrás.
—¿Me veo muy mal?— Él la miró un momento como si la analizará.
—Podría ser peor— Ella lo golpeó en el hombro. El volvió a reír.
—Eres terrible— Él se encogió de hombros. Caminaron juntos hasta la casa de su abuela, mientras conversaban y reían.
Cuando llegaron a Bridgerton House, Oliver intentó arreglar un poco del cabello de Violet, pero la verdad es que el intento había arruinado más el desastre.
—Vaya tarda... Ron— Dijo Edmund mirandolos fijamente, Juliet le dio un codazo. —¿Y eso por qué fue?— preguntó ofendido.
—Deja de mirarlos así— Susurró levantándose del sillón. —Violet querida, vamos arriba— Violet asintió.
—¿Te gusto mi flexibilidad primo?— Oliver sonrió.
—No puedo negar que cada vez me convenzo más del gran Vizconde que serás— Edmund lo golpeó ligeramente en el hombro.
—Si el tío Ben, Charles y Alexander estuvieran aquí, probablemente te habrían matado ¿lo sabes?, me debes la vida— Oliver soltó una carcajada.
—Ya no importa, ya la tengo conmigo y tenías razón... En la carta. Es bueno amar, pero también es bueno ser amado— Edmund sonrió y luego hizo una mueca.
—No le digas a nadie de esa carta— en un susurró.
—¿Lo sospechaste? Sobre Violet, digo... — Edmund rio.
—Por favor... Solo un ciego no se hubiera dado cuenta de tú amor por ella, debo confesar— le ofreció un trago— que al principio me asusté, de que no fuera Violet la dama que robó tú corazón, pero cuando me hablaste con tanta pasión... Lo supe, no fue fácil adivinar— Ambos le dieron un trago a su Whisky.
—Así que solo soy un libro abierto, tan predecible— Edmund volvió a reír.
—Oliver, cuando las personas están destinadas simplemente se nota, se sabe— Oliver lo miró pícaro.
—Desde que te casaste te volviste muy sabio— Edmund se giro porque sentía que se sonrojaria.
—Bueno, mi mujer es una persona maravillosa— Oliver rio.
—Te tiene domado totalmente— Dijo. Edmund giro para mirar a su primo nuevamente.
—No me eres indiferente, creó que tú lo estás un poco más— Oliver rio y asintió con la cabeza.
—Tal vez un poco—
—Hoy es la fiesta de compromiso de Pennyrose, ¿ya sabes que te pondrás?— Violet negó con la cabeza.
—No tengo ni idea— Luego soltó un suspiro y Juliet sonrió.
—Creo que yo sí— Luego se acercó a su guardarropa.
De pronto la puerta se abrió de golpe, ambas voltearon a ver la chica de expresión triste y afligida.
—Agatha... — Violet se levantó rápido y se acercó a ella.
—¿Qué sucedió?— Agatha negó con la cabeza.
—No están mis padres en casa y no sabía a dónde ir, ¿me podrían ayudar a vestir?— Juliet la miró detenidamente.
—Claro— Fue todo lo que pudo salir de su boca.
Violet y Juliet se voltearon a ver cómplices, algo no andaba bien y ellas lo sabían.
NUEVO CAPÍTULO ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top