21. Pall Mall


Llevaban 10 minutos caminando por Abruey Hall en silencio. Era un incomodo silencio.

—¿Qué quieres hablar conmigo Bridgerton?— Finalmente habló.
Alexander le dio una mirada interrogativa y siguió avanzando.
—¡Por el amor de Dios solo dilo!— exclamó.

—Lord Kenart la virtud de la paciencia no es lo suyo ¿verdad?— Dios, por un momento pensó que el podría tener 50 años.

—La paciencia no es una virtud en todo caso— Alexander sonrió satisfecho.

—La verdad es que yo tampoco creó que lo sea, ¿sabes que Agatha tiene dos hermanos?— Nicolás lo sabía, aún así trago saliva. Sabía que uno estaba en Eton, y el otro por Dios, no lo sabía...
Se limitó a asentir.

—Ella es la mayor de sus hermanos, por lo que sus hermanos son menores, supongo que sabe que uno está en Eton— El asintió de nuevo, ¿qué otra cosa podía hacer? — Él seguramente estaría encantado de hacerle estas advertencias, espero no me lo tome a mal, ella es mi mejor amiga.

—Creo que es su prima señor Bridgerton— Dijo estúpidamente.

—Si claro, eso también, es por eso que en ausencia de sus hermanos me toca a mí, ya sabe, defender su honor a toda costa— Alexander movió ligeramente la pequeña prueba de su acenso como general de la guardia real — claro, que también debe enfrentarse en todo caso a mi tío Colin.

—¿Y Su otro hermano?— Preguntó Nicolás.

—¿El mío o el de ella? — Seguro se estaba burlando de él.

—Por supuesto el de ella— Alexander soltó una sonora carcajada.

—Por supuesto, George, creo que es del que más debe tener cuidado, le deseo suerte cuando lo conozca, es un tanto... — Alexander se quedo pensando como describirlo. —Bueno el no habla mucho, pero debería tener cuidado— Dijo serio.

Nicolás lo miró sin entender, ¿cuántos años tenía?, mayor que el no era eso era obvio, dado a que Agatha era la mayor. ¿Tal vez más musculoso?, había jóvenes que parecían verse más musculosos desde jóvenes.

—¿Si?— Preguntó.

—Oh sí, él podría ponerle ranas en su silla, o en todo caso una cubeta de harina en la cabeza, solo tiene 6 años, pero tiene una imaginación maravillosa— Soltó otra carcajada y Nicolás lo fulmino con la mirada, ¿en serio?, no podía creer que un niño de seis años fuera el mayor de sus problemas.

—Claro... Debo temer de un niño de seis años— rodó los ojos — En todo caso, ¿Porqué me esta diciendo todo esto? — Fingió confusión, Alexander volvió a reír, de verdad si volvía a reír lo mataría.

—Deje de fingir que no la está cortejando, soy militar ¿sabe?— Claro que lo sabía, era más que obvio. Con ese porte regio, engreído y lleno de autoridad, con un toque encantador en la mirada. Bueno al carajo ¿que estaba pensando? Se concentró en él nuevamente.

—No sabía que en el ejército se enseñaba sobre cortejo General— Dijo.

—No, pero se nos enseña a ser observadores, uno tiene que tener muy buen ojo— luego alzó la mano e hizo un movimiento al aire— usted me entiende, su padre fue coronel— Nicolás asintió. —Lo que quiero decir es que, si no la va a cortejar como es debido tiene que dejarla ahora, si la lástima —Dijo en un tono que le heló los huesos y no es que le tuviera miedo, más bien admiracion — Se enfrentará a los hombres Bridgerton y eso no puede ser bueno, somos más de 20 nietos... No sería bueno para su salud— Nicolás volvió a asentir con la cabeza.

—Señor —se puso recto— no está en mis planes herir a nadie, en especial a ella. Le aseguro que no me acerco a señoritas de su clase si mis intenciones no fueran sinceras— Luego hizo una inclinación con la cabeza.

—Me agradas Nicolás, si te vuelves parte de la familia será grandioso— Dijo Alexander asintiendo también —Ahí—Señaló una puerta— su habitación, descanse, será una noche larga.

Nicolás lo vio marcharse, luego entró a la habitación. Su primo, que además de ser su primo era parte importante de la guardia real, lo sabía. Tenía que hacer formal su cortejo, o su compromiso con ella cuanto antes. Bostezo, se sentía cansado, su cuerpo... Su cuerpo se calentó al recordarla, recordar el sabor de sus labios, su olor... —No, no— dijo mirando su pantalón —Detente— susurró... Demasiado tarde.

—Agatha Bridgerton, serás mi perdición — dijo para si mismo.

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10:00 am

—El clima es delicioso, demasiado— Dijo Pennyrose con alegría.

—Es húmedo y está nublado— Pennyrose la codeo.

—Agatha Bridgerton, ¿siempre tienes que ser tan pesimista?— Agatha rodó los ojos.

—Es la magia del matrimonio, del c-o-m-p-r-o-m-i-s-o— Dijo Violet con una sonrisa en el rostro, Pennyrose se sonrojo de inmediato y ella igual.

—Tú también estas muy alegre hoy, ¿Por qué? — Ambas primas soltaron un suspiró. Ella sonrió, era amor. Se olía en el aire y ella lo sentía en su piel.

—¡Sonríes! — Dijo Pennyrose apuntandola con el dedo.

—Siempre lo hago— Dijo metiéndose una galleta a la boca— igual que comer— le dio un trago a su té— Pennyrose negó.

—No sonríes así— Dijo Violet imitando su sonrisa, las tres rieron.

—Ya que estamos en Abruey Hall, no deberíamos... Ya saben— Dijo Pennyrose.

—Me parece una idea maravillosa— Dijo Alexander a su espalda.

Las tres se voltearon a ver unos instantes, sin dudarlo salieron corriendo.

—¡Chicas, esperen! — gritó Alexander pero ninguna se detuvo.

Las tres Bridgerton corrieron, pero una se les fue. Aún así lo ignoraron, el segundo lugar no era algo que querían conocer.

Llegaron jadeando a las caballerizas, cansadas, sin aliento. Sacaron todo las cajas donde deberían estar guardas las cosas para el Pall Mall.

—¡Ahí! — Dijo Violet señalando las pelotas y ambas primas se ayudaron a sacarlo todo.

—¿Y el mazo negro?— Pennyrose se tiro al piso derrotada. Violet hizo lo mismo.

—¿Buscaban esto? — apareció la pequeña Bridgerton.

Agatha lo movió ligeramente en el aire, con una sonrisa agrandada en el rostro. Debían saberlo.

—¿Cómo lo sabes? —Agatha soltó una carcajada.

—Mi papá lo escondió de la tía Kate y el tío Anthony— dijo encogiéndose de hombros.

—Es increíble, ya no deben jugar a su edad— Pennyrose se acercó peligrosamente a Agatha.

Violet también se acercó y entrecerro los ojos...

—Eres tramposa, tu padre te lo dijo, no es justo que lo tengas— arrugó la nariz— Pequeña tramposa— susurró acercándose.

—El mazo negro es mío— Dijo aferrándose a él.

—No, yo lo quiero, me toca— Hizo una pequeña rabieta con el pie Violet y jalo el mazo de las manos de Agatha.

—¡Bien, hagamos una carrera de caballos para ver quién lo tendrá! — Las otras dos negaron con la cabeza.

—¡NO! — Gritaron al unísono sin soltar ninguna el mazo.

—Entonces será mío— las tres giraron hacia la voz masculina que las llamó y no tuvieron más opción que estar de acuerdo.

—¡Edmund! — Grito Violet.

Las tres corrieron hacia él. Y él como pudo las abrazo a las tres. Edmund era el heredero del Vizconde, su primo. Su amigo, Edmund era como un hermano mayor para las tres, era una persona hermosa, carismática y lleno de sabiduría. Él era una agradable compañía para cualquiera que lo tuviera cerca.

Cuando se separaron de él, lo miraron.

—¿Y Juliet? — preguntó Pennyrose mirando a todos lados.

—En casa, estará encantada de verlas de nuevo— Dijo pellizcandole la nariz a Pennyrose.  —¿Vamos a jugar?, lo extraño— Dijo y ellas asintieron con la cabeza.

—No— Dijo Alexander —Al menos tú ustedes no— Edmund miro a su primo. Ellos ya se habían visto, abrazado, saludado y charlado.

—Violet debemos ir al despacho— Violet abrió los ojos sorprendida.

—¿Debemos?— preguntó.

—Si, ahora mismo— Edmund agrandó una sonrisa. Las otras dos lo miraron, más tarde le sacarían lo que sabía, porque claro que sabía.

Violet y Alexander se marcharon.

—¡No podemos jugar solo nosotros tres! — aseguró Pennyrose.

—Busca a tú prometido entonces— Dijo Edmund. Ella se sonrojo.

—Lo sabes— Dijo Agatha.

—¿Cuando entenderán que yo lo sé todo pequeñas tontas? — Eso último lo dijo riendo.

—Eres terrible, ¿sabes? —dijo Agatha.

—Y tú —la señaló con el dedo— cada vez te pareces más a Lady Danbury — Ella soltó una carcajada.

—Eso sería maravilloso ¿no crees? — Pennyrose hizo una mueca.

—Si te cae un poco— Dijo su prima. —Aunque vaya por Dimitri sigue faltando gente— Edmund sonrió.

—Yo lo arregló — Dijo. —Preparen todo niñitas bobas— ellas sonrieron.

—Edmund— lo llamó Agatha— nada— dijo cuando el giro. Le sacó la lengua nada propio de un Vizconde... y siguió su camino.

15 minutos después seguían arreglando el campo para jugar. Ya casi terminaban de poner todos los aros.

—Creó que esto es así — Agatha negó.

—Mejor así— Movió el aro más a la izquierda. Pennyrose a la derecha. Y ella de nuevo a la izquierda.

—¡Agatha! Haces trampa— Ella negó con la cabeza.

—¡Nunca lo hago! — grito.

—Aún no empezamos, ¿ya se están matando?, ellas son demasiado competitivas — Dijo a nadie en particular.

Edmund venía con con Nicolás, Dimitri y la hija de Lady Sharon, la señorita Libia.

—Señoritas— Dijo Dimitri haciendo una inclinación con la cabeza, se acerco a su prometida y le dio un beso en la mano.

—Tú prometido me agrada, pero no se que tan bueno sea en esto, ¿esta listo príncipe? —Preguntó Edmund.

—Soy bueno en todos los deportes — Nicolás rio.  —Lo soy— afirmó.

—Ya veremos— dijo Pennyrose.

Nicolás contuvo el aliento cuando finalmente la miro, definitivamente ella no era una chica común, su chica fuego, su chica salvaje... ¡Por dios! Ni siquiera llevaba vestido, llevaba un guarda polvo negro ligero, botas y pantalón... Ahora entendía porque las mujeres no usaban pantalón... Era un peligro, ella así, ella siempre era un peligro para el.

Agatha le sonrió, ¡dios! La había estado mirando intensamente, volteo a los lados esperando no haber sido visto... Luego alguien lo tomó del brazo.

—Lord Kenart, ¿usted sabe jugar?, yo nunca lo he hecho, pero me parece fascinante aprender— El le sonrio. Intento apartarse, pero no lo soltó.

Él abrió sus labios para responder, pero alguien más lo hizo.

—Dios, no debería jugar señorita Libia, ni si no tiene idea de como se hace — Dijo Agatha.

—Agatha— la regaño Edmund. Ella rodó los ojos, luego miro a Nicolás que la miraba con una sonrisa divertida en los labios y lo fulmino con la mirada.

—¿Está segura señorita Libia?— preguntó Pennyrose tratando de ser amable.  —Nosotros podemos ser un poco, ya sabe, rudos — dijo.

—Oh, excelencia, no se preocupe por mi, tengo 4 hermanos varones, puedo soportarlo— Alzó su mirada hacia Nicolás y le sonrió.

Agatha la quería matar, definitivamente la iba a matar. Respiro profundo...

—Bueno, ya basta, comencemos— Agatha le dio el mazo negro a Edmund, Penelope tomó el naranja, el Príncipe el azul, Nicolás el verde, luego tomó el morado para ella...

—¿Puedo tener el morado? — preguntó con una sonrisa alejandose de Nicolás, y acercándose a Agatha.

—¡NO! Quiero decir, no, el color no importa son para lo mismo — Dijo Agatha.

—Entonces, si el color no importa, ¿puedo tener el morado? — Todos miraban a Agatha.

—Lo siento, todos tenemos nuestros mazos... — Nicolás soltó una pequeña risita.

—Agatha, no importa toma el mazo amarillo— Edmund le quitó el mazo morado y se lo entrego a Libia.

Edmund no pudo evitar reír cuando la escucho gruñir, claro que lo hizo por lo bajo, no quería parecer una cría. No quería verse molesta, pero lo estaba, la sangre le hervía.

—Bien comencemos— dijo Nicolás.

Edmund por ser el mayor comenzó, su bola rodó hasta un estanque de lodo, sería difícil moverla de ahí.

—Carajo— musito.

—¿Mala bola?— preguntó Pennyrose burlona.

—Cállate— le grito y se fue hacia donde había quedado su bola.

Pennyrose dio un tiro limpio, paso tres aros sin problema, pero aún así no se confío. Dimitri golpeó suavemente su bola, sacando la de ella fuera del aro.

—¡Dimitri!— Chilló ella y el solo se encogió de hombros.

—Tienes que ser mejor querida— Agatha los miro un poco incómoda... Que raro era ver que su prima, su mejor amiga... Bueno, parecían casados de años.

—Parece que ya están casados— Dijo Edmund a nadie en particular de nuevo.

—De eso se trata no, el matrimonio digo, el compromiso — Dijo Libia —Es maravilloso, parece que se llevan bien— Edmund le sonrió.

—Si eso parece— Agatha volvió a rodar los ojos. — ¿Estas de mal humor? — preguntó Edmund.

—Ella siempre lo está— Dijo Pennyrose. Agatha la miro terriblemente mal.

—Mi turno— dijo Nicolás. Libia se puso detrás de él observando.

—Dele su espacio— dijo Agatha. —Casi está encima de él— y no era mentira.

—Oh, lo siento— Se hizo un poco para atrás.  —Quiero aprender la técnica de Lord Kenart es impecable— Nicolás golpeó la bola, sacando la de Dimtiri, Pennyrose sonrió satisfecha.

—Su turno señorita Libia— Dijo Nicolás con una sonrisa libertina. Agatha rodó los ojos de nuevo y exhalo profundo, Nicolás no pudo evitar reír.

—Oh, yo no soy muy buena, tal vez si me ayudara— Nicolás trago saliva cuando Agatha lo miró con sus ojos verdes qumandole el alma. —Tal vez, sólo necesita inclinarse un poco mas— dijo.

—¿Así? —El le dio un asentimiento aunque en realidad ni la miro. Porque sus ojos estaban en los de Agatha.

Golpeó la bola y paso dos aros... Para ser su primera vez jugando fue impecable.

—Ella es buena — Dijo Edmund.

—Suerte de principiante— dijo Agatha con una sonrisa santurrona.

—Estas brava hoy— dijo su prima.

—Déjame concentrar— Se inclino ligeramente con el mazo amarillo... Amarillo, de verdad... Respiro profundo... Estaba apunto de golpear la bola.

—Señorita Bridgerton— Ella se giro —Esta cerca de la línea, ¿no es trampa? — Agatha agacho la mirada.

—Libia, es una rama— dijo secamente y se volvió a concentrar.

—Ten cuidado, esa bola se ve difícil— Agatha apretó el mazo con fuerza.

—Gracias milord, se lo que hago— Dijo.

—Ella siempre lo sabe— Agatha cerró aparentando los ojos.

—Bueno, ella no se ve muy concentrada— Dijo el Príncipe.

Edmund solo veía refunfuñar a su prima divertido, muy divertido, iba a decir algo pero...

—¡Basta! ¡Todos ustedes! No hablen— Gruño. Volvió a concentrarse en la bola, nadie emitió sonido alguno.

Deslizó el mazo y golpeó con fuerza, hasta el cuarto aro. Ella sonrió satisfecha, Edmund aplaudió.

—Ya casi logras mi técnica— dijo Edmund.

—Podría ser mejor— Dijo Libia a nadie en particular, Agatha la fulmino con la mirada. —No entró esta fuera— señaló la bola.

—Imposible— Dijo Agatha.

—Yo revisare— Dijo Edmund y luego volvió con la bola de Agatha.

—Oh, señorita Bridgerton ¿porque usa pantaló? — la miro con asombro, apenas lo había notado increíble.

Ella maldijo en voz alta, no dijo nada, se posiciono y repitió su tiro de mala gana, esta vez quedó cerca de la bola de Libia, ¡condenación! Pensó.

Luego volvió a tirar Edmund, Pennyrose, Dimitri...

—¡Eso fue maravilloso Lord Kenart— Brincoteo Libia. —¡usted en verdad sabe lo que hace! — la muy perra le estaba coqueteando.

Agatha aparto su vista, la bola de Nicolás había quedado dos aros más allá de la suya, ahora se encontraban cerca del barro... Demasiado incómodo para las otras dos que si llevaban vestido.

—Gracias señorita Libia, usted también es muy buena— ella agrandó su sonrisa.

—Estoy aprendiendo de usted— Agatha explotó.

—¿Va a darle a la maldita bola o no?— grito.

—Ese no es un vocab.... — Agatha la fulmino con la mirada.

—Cierre la boca y tire de una vez Libia— Dijo y Edmund la jaló del brazo.

—Oye... — susurró. —Tranquila— Agatha no movió ni un musculo.  Todos se giraron hacia ellos.

—Lo siento, continué por favor— Libia le sonrió y se posicionó. Nicolás se hizo para atrás para que Libia pudiera tirar la bola, pero justo en ese momento ella resbaló en el barro y lo jalo junto con ella, cayendo encima de él.

Luego Libia soltó una carcajada y Agatha hirvio, estaba acalorada, se sentía furiosa. No podía creer que esa tipa fuera tan descarada, peor aún... Que Nicolás la dejara, aunque el solo había sido educado con ella... No importaba, estaba fueriosa aún así.


—Oh, Lord Kenart disculpeme de verdad— El también le sonrió educadamente.

—No se preocupe, esta bien— Dijo —Podría solo— Ella se sonrojo.

—Oh, lo siento, lo siento — Dijo bajándose de encima de él.

Dimitri y Edmund los ayudaron a levantarse, Nicolás busco con la mirada a Agatha, le sonrió, pero ella no hizo un solo gesto. Estaba molesta, él lo sabía.

—Mi turno— Dijo acercándose. —Y usted — dijo mirando a Libia— Sea más cuidadosa, están llena de barro— dijo.

—¿Que hay de mi?— preguntó Nicolás con un tono de voz inocente.

—Usted... —guardo silencio unos segundos — estorba mi tiro, muevase— dijo.

—Agatha, da tu tiro entonces— Dijo Edmund.

—Te ves terrible— le dijo Dimitri a Nicolás, y este se paso la manga del saco por la cara.

—Tomé— Le ofreció Pennyrose un pañuelo y él lo aceptó.

—Oh, mi bola quedó mal— Dijo Libia pero nadie la escucho.

Agatha se concentró y toda su ira guardada iba a explotarla ahí, en esa bola... Justo entonces...

—¡Agatha cuidado! — Grito Edmund.

Demasiado tarde, Libia se atravesó el campo cuando ella golpeó la bola con demasiada fuerza, que golpeó a Libia.

—¡Oh! ¡Oh Dios mio! — Se llevo las manos a la boca.

—Agatha— le riño Pennyrose.

—Fue un accidente— Dijo él príncipe y Agatha agradeció eso.

Edmund y Nicolás corrieron a Libia, y eso le dolió... El corrió hacía Libia. ¡Corrió por ella!

—Agatha, debes ser más cuidadosa— Dijo Edmund.

—Yo, fue un accidente, ella se atravesó— Dijo y Edmund volvió la vista a Lidia que sangraba inconsciente de la cabeza.

—¡Ve por Charles!— le ordenó Edmund. Pero sus piernas no se movieron. —¡Agatha! — No se movió.

—Yo iré— grito Pennyrose y se echo a correr.

Agatha miraba a Nicolás detener la sangre con una parte de su camisa, la sangre corría y por un momento palideceo, la sangre jamás la había incómodado... Pero el sentimiento de culpa la invadido. Eso sí le dolía, eso sí la hizo sentir mal. Ella la había golpeado, no a propósito... Aunque lo hubiera deseado, jamás la habría dañado intencional.

—yo, yo— trato de hablar, y Dimitri la tomo del brazo.

—Señorita Bridgerton, ¿esta bien?— Ella negó con la cabeza.

Nicolás la miro, pálida... Y se levantó.

—Lord Kenart, no deje de presionar— dijo Edmund —Debemos llevarla dentro— Nicolás apenas y le oía.

—Agatha— la llamó Dimtiti, ella sintió sus ojos llenarse de lágrimas y se hecho a correr.

Lejos, muy lejos...

—¡Agatha! —le grito Nicolás, pero ella le ignoró.

Dimitri intentó ir por ella, pero resbaló con el barro.

—Estúpidas botas — dijo

—Déjala— Dijo Edmund. Luego se levantó con Libia en brazos —Ella es demasiado rápida y no sabemos a dónde fue— Nicolás se preocupo...

Nuevo capítulo 💛💛💛💛

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