Siguiendo el camino

La nutria puso bien fija su mirada en el joven de traje blanco. Asustado, Brandr retrocedió en silencio y extremo temer. Un mal pasó y sobre su retaguardia cayó.

El atemorizado Brandr veía a una criatura feroz que posiblemente lo devoraría, aunque en realidad, el animalito daba unos lentos y flojos pasos. Tenía frío.

Fue así que avanzó hasta quedar cerca de Brandr, para después, media vuelta dar y así el chico en su espalda se pudiera fijar.

-¡Parece que llevas una carta sobre tu lomo! -manifestó Brandr con sorpresa y nerviosismo.

Sus ojos estaban bien abiertos. Su alma se llenó de curiosidad por el sobre en el lomo de su peor pesadilla.

La nutria parecía animarlo a leerla. Así que temblando, aproximó con cuidado su mano derecha.

Tomó el sobre, lo abrió despacito para no romperlo de más y el contenido leyó. La nutria era traviesa y estaba perdida. Su dueño daba instrucciones para llevarla.

Había un camino que debía seguir para el objetivo conseguir

«Pues me da miedito, pero no dejaré solo al animalito», pensó nuestro amiguito.

Una sonrisa con ojos iluminados se dibujó en su cara. Le pidió a la nutria que lo siguiera para devolverla a su hogar.

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