El bosque nevado
Con aquella misión en mente, Brandr se adentró en un bosque solitario, aunque tranquilo.
Copitos de nieve caían lentamente como hojas, y fue entonces que nuestro joven aventurero comenzó a lamentar no haber traído un abrigo.
Con tiriteo en todo el cuerpo a causa de la temperatura en descenso, Brandr caminó y caminó hasta que de pronto, una enorme, fea y gorda nutria con gorrito navideño encontró.
Asustado y temeroso, el chico de traje blanco gritó a todo pulmón. Las nutrias eran su gran, pero gran temor.
Y sin esperarlo, el animal a él se acercó. Tenía una carta adherida al lomo.
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