Capítulo LIV
La semana transcurrió y Hadley había sorprendido al profesor Slughorn. La azabache era conocida como la mejor alumna en pociones.
Hermione, por su parte, actuaba de manera seria, pero era debido a la influencia de Venom. Tal situación no duró mucho, porque Venom terminó unos días después. La siguiente fue Gwen.
...
Flashback
Clase de pociones
Era la primera clase de pociones, Slughorn estaba revisando el resultado del Filtro de muertos en vida que había ordenado. En varios casos solo echaba una mirada rápida, se quedó viendo varias pociones, conforme al avance que demostraron, pero hubo una poción que sorprendió al profesor.
Hadley había hecho la poción de manera perfecta. Había seguido los apuntes hechos por otro estudiante en el libro. Era una molestia, en el comienzo, pero luego, al ver los buenos resultados, estaba feliz de tener ese libro.
Slughorn: ¡Santo cielo! –dijo sorprendido-. ¡Es perfecta! Es obvio que heredaste el talento de tu madre.
Los alumnos se sorprendieron, sabían que Hadley se esforzaba en las clases, pero en pociones no destacaba.
Slughorn: Como lo prometí –sacó el frasco-. Una botella de Felix Felicis. Úsalo bien.
Hadley recibió el frasco. El resto de la clase solo aplaudió.
Flashback end
...
Sala común
Era de noche, el grupo de Gryffindor estaba reunido, pero lo que destacaba era que la azabache leía el libro de pociones avanzada.
Hedwig entró, llevando una carta en sus patas, soltó la carta en el regazo de la chica y aceptó las caricias de su dueña. La carta era de Dumbledore, le decía que necesitaba verla y, para eso, tenía que ir a su despacho.
Hadley: Dumbledore dice que me dará clases.
La azabache estaba feliz, ya que, tenía que estar preparada para la guerra contra Voldemort y Dumbledore, al ser el mago más poderoso en la actualidad, sería de mucha ayuda si le enseñaba hechizos.
Peter: Cuídate. Lleva tu capa.
Hadley: Es el despacho del director, no creo que esté en peligro.
Peter: Sentido arácnido.
Hadley: Ah... –soltó un suspiro-. Está bien.
La azabache llegó al despacho del director. Tras comprobar que nadie la seguía, echó a andar hasta el lugar del pasillo del séptimo piso donde había una única gárgola pegada a la pared. La gárgola se apartó y la pared de detrás, al abrirse, reveló una escalera de caracol de piedra.
Dumbledore: ¡Oh! Hadley, veo que te llegó mi mensaje.
Hadley: Así es señor.
Dumbledore: El profesor Slughorn me dijo sobre tu talento on las pociones.
Hadley: Creo que exagera.
Ambos dieron una pequeña carcajada.
Dumbledore: ¿Qué hay de tus actividades extracurriculares?
Hadley: ¿Disculpe? –preguntó sin entender.
Dumbledore: He visto que pasas mucho tiempo con el señor Parker.
Hadley: ¡Oh! –sorprendida-. Bueno... es alguien muy cercano y... no me molestaría pasar más tiempo.
La azabache se sonrojó mientras sonreía.
Dumbledore Ya veo, era solo curiosidad, pues bien, he decidido que ha llegado el momento de que conozcas cierta información, ahora que ya sabes sobre la profecía que movió a lord Voldemort a intentar matarte hace quince años.
El director se levantó de su asiento y se acercó a un estante con varios frascos.
Dumbledore: Hay recuerdos en estos frascos. Recuerdos que involucran a lord Voldemort –agarró un frasco-. Este, en particular, es del día en lo conocí, cuando era Tom Ryddle.
El director abrió el frasco y lo echó en el pensadero. Hadley sumergió su rostro para ver el recuerdo.
Lo siguiente que vio la azabache fue que el entorno cambiaba. Ahora estaba viendo un edificio muy descuidado, en la entrada había una reja con las palabras "Orfanato de Wool".
Hadley vio una persona se acercaba al edificio, cuando lo vio mejor se trataba de Dumbledore, pero más joven. Lo siguió adentro del edificio y vio que una de las personas encargadas se acercó.
???: Bueno... admito que me sorprendió su carta señor Dumbledore. En los años que Tom ha estado aquí nunca lo habían visitado. Saber que tiene una plaza en un internado es... bueno, ha habido muchos problemas con los otros niños.
Abrió la puerta de Tom Ryddle.
???: Tom –llamó a un niño sentado en una cama-. Alguien vino a verte.
Dumbledore: ¿Cómo estás Tom? –dijo de manera amable.
Tom: Usted es doctor, ¿verdad? –dijo sereno.
Dumbledore: No, soy profesor.
Tom: Es mentira... quieren que me examine. Dicen que soy diferente.
Dumbledore: Podría ser así.
Tom: No estoy loco.
Dumbledore: Hogwarts no es un hospital psiquiátrico. Hogwarts es un colegio... un colegio de magia y hechicería.
La mirada de Tom estaba entre sorpresa y escepticismo.
Dumbledore: Haces cosas, ¿no? Cosas que otros niños no pueden hacer.
Tom: Hago que las cosas se muevan sin tocarlas, puedo hacer que los animales hagan lo que quiero sin entrenarlos puedo hacer que les pasen cosas desagradables a los que me molestan, puedo hacerles daño si quiero... sabía que soy diferente –susurró-. Sabía que soy especial. Siempre supe que pasaba algo. ¿Usted también es mago?
Dumbledore: Así es.
Tom: Demuéstrelo.
El armario estalló en llamas y un débil golpeteo provenía del mueble
Dumbledore: Creo que algo quiere salir de tu armario, Tom.
Las llamas se detuvieron, había una pequeña caja de cartón que se agitaba y vibraba.
Dumbledore: Ábrelo.
Lo hizo y vació su contenido en la cama, sin mirarlo. Hadley, esperaba descubrir algo mucho más emocionante, vio un revoltijo de objetos normales y corrientes, entre ellos un yoyó, un dedal de plata y una vieja armónica.
Dumbledore: Debes saber que los robos no son tolerados en Hogwarts, Tom. En Hogwarts no sólo te enseñaremos a utilizar la magia, sino también a controlarla. Te comunico que el colegio puede expulsar a los alumnos no gratos, y el Ministerio de Magia impone castigos aún más severos a los infractores de la ley. Todos los nuevos magos, al entrar en nuestro mundo, deben comprometerse a respetar nuestras leyes.
El niño solo asintió. Dumbledore se iba a ir, pero las palabras de Tom lo hicieron detenerse.
Tom: Sé hablar con las serpientes. Lo descubrí en las excursiones al campo. Ellas me buscan y me susurran cosas. ¿Les pasa eso a todos los magos?
El rostro de Dumbledore había pasado a uno lleno de preocupación. Pero, de pronto, el recuerdo acabó, Hadley estaba de regreso en el despacho del director.
Hadley: ¿Usted lo supo señor?
Dumbledore: ¿Si sabía que acababa de conocer al mago tenebroso más peligroso de todos los tiempos? No, no sospechaba que se convertiría en lo que es ahora. Sin embargo, no cabe duda de que me intrigaba. En su estancia en Hogwarts, Tom se hizo afín con un maestro en particular.
El recuerdo de ella en el Caldero Chorreante con Sirius llegó a su mente. Recordó que Dumbledore le propuso regresar a dar clases al profesor Slughorn. Ella le había ayudado sin saber.
Hadley: No trajo al profesor Slughorn para dar clases, ¿verdad?
Dumbledore: El profesor Slughorn posee algo que deseo con ansias, pero no lo entregará tan fácil.
Hadley: Escuché que al profesor Slughorn le gustaba crear un club de alumnos talentosos. ¿Quiere que me una?
Dumbledore: Sí...
Antes de continuar con la conversación, la puerta fue abierta.
Ron: Dum... –las palabras murieron.
Dumbledore: ¡Oh! Señor Weasley, me temo que nuestra reunión tendrá que esperar. Es muy tarde, ¿le molestaría acompañar a la señorita Potter a la torre de Gryffindor?
Ron: No, no se preocupe.
La azabache se sorprendió por ver al pelirrojo en el despacho del director. No recordaba que existiera algún motivo.
Dumbledore: ¡Oh! ¿Caramelos de limón?
Hadley: No, gracias.
Dumbledore: Lástima.
La azabache había pasado el marco de la puerta.
Ron: Adelante, Hadley. Tengo que decirle algo al director.
La chica solo asintió. La puerta se cerró, pero la curiosidad le ganó y quería saber sobre qué hablaría su amigo con el director. Ella sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas era de mala educación, pero incluso así tenía la oreja pegada a la puerta.
Ron: Me llevaré unas cuantas.
Hadley pensó que se refería a los caramelos.
Dumbledore: Son para Hadley... solo para ella.
Esas palabras sorprendieron a la azabache. A ella no le gustaba los caramelos de limón, ella no entendía la razón para insistir.
Ron: ¿Por qué?
Dumbledore: Tonto... esos caramelos tienen Amortentia. Si Hadley se los come sentirá que ama al primer chico que vea. ¿Te quedaste por alguna razón?
Ron: Sí, las pruebas de quidditch están cercas. Pensé que sería una buena forma de acercarme a Hadley y alejarla de Parker.
La voz del pelirrojo se escuchaba con odio.
Ron: Debido a que me alejé de el ratón de biblioteca mis notas han decaído. La profesora McGonagall me dijo que de esa manera no podré presentarme, así que pensé que...
Dumbledore: Entiendo, yo me encargaré de controlar tus notas. ¿En qué materias tienes problemas?
Ron: Bueno... cuando hablaba con Granger solo copiaba sus tareas, así que... en todas.
Dumbledore: Ah... –soltó un gran suspiro-. Ni siquiera tu hermana tiene tantos problemas.
Ron: ¿Quieres que tu plan de controlarla funcione?
Dumbledore: Bien... bien, yo me encargo.
Ron: Bien, me voy.
Mientras Dumbledore y Ron planeaban meticulosamente cada paso de su maquiavélico plan. No se dieron cuenta de que, en las sombras más allá de la ventana del despacho, un par de ojos observaba, escuchando cada palabra. Hadley, protegida por una capa de invisibilidad, había venido buscando respuestas, pero lo que encontró fue una traición que superaba sus peores temores.
Hadley escuchó que los pasos se acercaban, así que fue lo más rápido que pudo a los pasillos, en ningún momento se quitó su capa, decidida a advertir a Peter y enfrentar la tormenta que se avecinaba. Dumbledore y Ron habían estado creando un plan contra ellos, ahora entendía todo. El caso de Amortentia en su cuarto año tenía que ser por parte de ellos. Las palabras de Peter hacían referencia al director.
No sabía como se había enterado, pero estaba claro lo que tenía que hacer.
En el juego de sombras y engaños, Hadley estaba dispuesta a luchar, no solo por su amistad con Peter, sino por la justicia contra aquellos que buscaban sembrar el caos. Y en esa noche estrellada, mientras se alejaba del despacho del director, una cosa estaba clara: la batalla entre la luz y la oscuridad, dentro de Hogwarts, estaba a punto de comenzar.
...
Caminando entre los pasillos, aún sin quitarse su capa, Hadley estaba yendo lo más rápido que podía a la torre de Gryffindor.
En su camino, encontró a Darcey, le sorprendió que se dirigiera a la Sala de Menesteres. Con la confirmación de ella misma en el tren. Estuvo en una encrucijada entre acercarse a ella y saber que buscaba o ir y advertir a sus amigos.
Tardó un par de segundos y siguió su camino a la torre. Llegó a la sala común de su casa y afortunadamente estaba sola. Lanzó un encantamiento Patronus para avisarle a Peter que bajara a la sala, mientras ella avisaría a sus compañeras de cuarto.
Felicia: ¿Qué sucede? –dijo bostezando.
Hermione: Será mejor que sea algo importante, tengo que presentar un ensayo para la clase de Pociones.
Gwen: Herms... creo que puedes tomar un descanso. ¿Cuántas páginas tiene tu ensayo? ¿Veinte?
Hermione: Quince –respondió-. Aún voy por la mitad.
Felicia: No podía esperar menos de la mejor alumna del curso. En serio no te gusta perder frente a un libro de garabatos.
No hubo respuesta.
MJ: ¿Bien? ¿A qué viene todo esto Hadley?
Peter: También estoy interesado. Me caí e la cama cuando vi a la cierva de Hadley.
Hadley: Es sobre Dumbledore...
Peter: ¿Pasó algo? –se acercó preocupado-. ¿Te lanzó un hechizo? ¿Comiste algo? Si es así escúpelo.
Hadley: No, nada de eso... casi. Lo que les quiero decir es sobre...
La puerta de la sala común fue abierta, la imagen de Ron apareció.
Ron: ¡Oh! ¿Siguen despiertos?
Hadley: Solo hablábamos de quidditch –dijo apresuradamente.
Ron: ¡Genial! ¿Puedo unirme?
Hadley: No –dijo con la misma velocidad-. Lo que pasa, es que... las pruebas están cercas y sé que quieres el puesto de... ¿Guardián?
El pelirrojo asintió.
Hadley: Creo que tienes las capacidades, pero para quedarte en el equipo debes darlo todo, el resto de la casa no quiere que favorezca a mis... amigos –dijo con un tono seco-. Debes descansar para mostrarles lo que tienes.
Ron: Tienes razón Hadley. Debo demostrar de que está hecho Ron Weasley. El gran Guardián de su equipo –iba a su habitación-. Por cierto, ¿caramelos de limón?
Hadley iba a negarse, pero una pelirroja dio un paso hacía Ron. MJ se acercaba por el dulce.
Hadley: ¡No!
Todos vieron de manera extraña la actitud de la azabache.
Hadley: Lo siento, lo que sucede es que MJ es distraída y seguramente no escuchó –se giró a la pelirroja-. Es de limón, ¿recuerdas que nos dijiste que eres alérgica al limón?
MJ: N...
Hadley: ¿Lo ves? –dijo sin esperar respuesta-. Será para la próxima.
Ron: Entiendo –se fue al dormitorio.
Hadley esperó unos segundos y vio las escaleras al dormitorio de los chicos, asegurándose de que el pelirrojo no los espíe.
MJ: ¿Qué fue todo eso? –dijo sin entender.
Gwen: ¿Estás bien Hadley?
Hadley: No... –dijo nerviosa-. Ya sé quien es el culpable del caso de Amortentia en cuarto año.
Sus palabras sorprendieron a todos los presentes. El castaño tenía una idea muy clara, pero quería interrumpirla. No todas tenían barreras mentales, un paso en falso e iban a estar en mucho peligro.
Para fortuna de él, el simbionte Venom salió del cuerpo de Gwen Stacy.
Venom: Trabajo terminado, pero creo que me demoraré con la siguiente. Esto de crear barreras mentales se vuelve muy agotador.
La mente de Hadley estaba muy estimulada, cuando escuchó sobre las barreras mentales entendió a Peter. No podía decirles, todavía no.
Hadley: No puedo decirles.
Hermione: ¿Por qué no? –dijo enojada, ser controlada no fue de su agrado.
Hadley: No es que no quiera, pero todavía falta que algunas chicas tengan barreras mentales.
Hermione entendió, si el causante sabía sobre esto estarían en mucho más peligro del que están ahora.
Peter: Ah... ¿Quién sigue?
MJ: Yo.
Venom: Tardaré un poco más...
Hadley: Encargaré diez cajas del mejor chocolate de Honeydukes.
Venom: Podrías aprender algo de tu novia –dijo viendo al castaño.
Peter: ¡Trabaja!
...
Días después
Era un día nublado y frío, para cualquier estudiante era mejor quedarse en el castillo o en la cama, pero para los chicos de la casa de los leones no era una opción. El día para las pruebas de quidditch llegó, había cerca de veinte alumnos listos para dar la prueba. En las gradas estaban los amigos de Hadley.
Debido a las muchas tareas en las asignaturas, muchos estudiantes encontraron en el quidditch una forma de relajarse, a pesar que significaría más responsabilidades.
El día de hoy sería la primera actuación de Hadley como capitana. Estaba nerviosa, pero los nervios se iban cuando veía una cabellera pelirroja entre los postulantes. No porque le daba tranquilidad sino porque le daba deseos de alejarse lo más pronto posible.
Ron Weasley, el compañero de casa que consideró por años un amigo, estaba entre los postulantes decía cosas como "Hadley conoce como vuelo en la escoba", "El puesto lo tengo asegurado, tuve una práctica secreta y me dio el visto bueno, esto es solo formalidad" o "Me dan lástima los postulantes a Guardián, solo pierden su tiempo".
Hadley no soportaba su comportamiento, le recordaba las primeras interacciones con Darcey Malfoy. Además, durante días, el pelirrojo insistía en darle dulces o bebidas. Comprendió que esas cosas tenían poción de amor. A veces pensaba que era idiota, su insistencia era muy sospechosa.
Hadley: ¡Bien! –dio un grito, los postulantes giraron-. Estoy seguro que algunos estuvieron en el equipo el año pasado. Pero como pueden ver, hay nuevos postulantes, así que no se confíen.
Con tono bajó escuchó a Ron decir "Solo trata de intimidar a los nuevos, yo estoy asegurado". Otros alumnos ya empezaron a decir palabras como "favoritismo". Pero una de las pocas postulantes que ya conocía, Katie Bell, se lanzó a ayudarla.
Katie: Jugué varios partidos con Hadley, desde que ella entró en su primer año, confió en que ella no me dará favoritismo ni a mí o a sus amigos.
Sus palabras hicieron que el pelirrojo se pusiera nervioso.
Hadley: Gracias, es como dice Katie, ella está postulando, igual que ustedes, las palabras no ganan partidos de quidditch, lo hacen los jugadores. Si demuestran su aptitud, están en el equipo sino deberán esperar hasta que exista una vacante.
La azabache se encontraba dividiendo en grupos a los postulantes, según el puesto que querían. A unos metros escuchó la conversación entre Ron y otro estudiante Cormac Mclaggen, que también iba para el puesto de Guardián.
Cormac: Sin resentimientos, Weasley.
Ron: ¿Cómo?
Cormac: Quiero el puesto de Guardián.
Ron: Tengo el puesto asegu...
Cormac: Lo sé, la audición secreta y eso –dejó salir una pequeña carcajada-. No me creo eso, creo que lo inventaste.
Ron: Bueno, entonces tu rostro será increíble cuando digan que soy el nuevo Guardián –dijo burlesco.
Cormac: Ya lo veremos.
Cuando ambos llegaron a sus posiciones, Cormac miraba a Hermione mientras sonreía. A Hadley le molestó porque sabía que su amiga no quería saber algo de otro chico, salvo Peter. Pero, debido a que solo Ron y Cormac eran los únicos postulantes a Guardián no tenía muchas opciones.
Hadley no estaba dispuesta a ayudarlo a acerarse a Hermione y sabía que Peter tampoco lo permitiría, era un problema fácil de resolver. Por otro lado, Ron era peligroso, estar cerca de ella en el equipo era parte de su plan. Su decisión fue tomada, pero aún necesitaba que fuera transparente para el resto de la casa. La actitud de Cormac demostraba que se tenía confianza, solo esperaba que no fueran solo palabras.
Pero para su mala suerte, Cormac había fallado en atrapar un lanzamiento. Fue muy extraño, parecía que le habían lanzado un Confundus.
Cuando vio las gradas, Hermione se tapaba la boca. Supuso que quería favorecer a su supuesto amigo. La azabache no podía permitirlo, así que se concentró y vio a Ron. Se concentró y lanzó un hechizo Confundus, con éxito, Ron no solo había fallado en atrapar la quaffle, sino que también se cayó de la escoba.
Hadley: ¡Llamen a Madame Pomfrey!
Pasó un par de minutos y Madame Pomfrey llegó al campo de quidditch. Hadley tenía que demostrar preocupación así que actuó frente a todos. Ron fue llevado, aún estaba consciente.
Ron: El puesto... ¿El puesto es mío?
La azabache no dijo nada y dejó que se lo llevaran.
Hadley: Felicidades Mclaggen eres el nuevo Guardián.
El chico celebraba.
Hadley: Solo una cosa –le tocó el hombro-. No te acerques a Hermione.
Los ojos de la azabache brillaban como dos esmeraldas.
Cormac: E-Entendido.
Hadley: Perfecto ve a celebrar con tus amigos.
Cormac: U-Una cosa más –dijo con miedo-. El profesor Slughorn está formando un club, formo parte de él, me encargó decirte que estaría encantado de que participaras en él.
La azabache tenía dudas, Dumbledore le dijo que el profesor Slughorn tenía un recuerdo importante para detener a Voldemort, pero ahora no podía confiar en el director. Así que, solo dejó la puerta abierta, hasta pensar en su respuesta, como le recomendó Sirius.
Hadley: Gracias, lo pensaré.
.....
Pd: Se nos fue Toriyama, me llené de nostalgia y empecé a ver Dragon Ball. Con él se va buena parte de mi infancia.
Gracias por leer.
Jouner927.
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