me estás mintiendo
Días después de aquel encuentro con Sabrina, Lincoln empezó a darse cuenta de que los extraños sucesos en su vida no se detenían. Algo fuera de lo común parecía sucederle cada vez que intentaba relajarse o llevar una rutina normal. Como si el universo tuviera una forma peculiar de recordarle que algo mucho más grande estaba sucediendo a su alrededor.
Cada mañana, se despertaba con la sensación de que algo no estaba bien. Los "tatuajes" en sus muñecas seguían apareciendo y desapareciendo, como si tuvieran vida propia. A veces se sentía como si los símbolos se movieran bajo su piel, aunque al mirarlos detenidamente, seguían siendo estáticos, solo que más brillantes en ciertos momentos.
En un intento por ocultar la verdad, Lincoln comenzó a usar mangas largas, incluso en los días más calurosos, algo que sus hermanas pronto notaron. Luan fue la primera en preguntarle.
Luan (con una sonrisa juguetona): "¿Oye, Linny, por qué el look de 'gótico' hoy? ¿Estás escondiendo algo?"
Lincoln, nervioso, trató de responder con la típica broma que siempre lo sacaba de apuros.
Lincoln (fingiendo una risa): "No, no es nada, Luan. Solo me siento un poco... elegante hoy. ¿Qué tal, eh?"
Pero Luan no se dejó engañar tan fácilmente. Su mirada curiosa se mantuvo fija en las mangas largas, como si algo estuviera fuera de lugar. No insistió, pero Lincoln notó que su hermana no dejó de mirarlo con algo de sospecha.
Al día siguiente, mientras desayunaba con su familia, la tensión seguía aumentando. Las marcas en sus muñecas no habían desaparecido, y ya no podía ocultarlas fácilmente. Intentó que su familia no lo notara, pero cuando Lynn Jr. le dio un golpe en el brazo de manera casual, como siempre hacía, Lincoln sintió el dolor, pero también una presión extraña que parecía provenir de las marcas.
Lynn Jr. (riendo): "¡Vamos, hermano! ¿Tan débil estás hoy?"
Lincoln, apretando los dientes, forzó una sonrisa. Pero el esfuerzo era cada vez mayor.
Lincoln (tratando de mantener la calma): "Sí, claro. Solo... no he dormido mucho."
De pronto, la madre de Lincoln, Rita, se dio cuenta de algo raro en su comportamiento. Ella lo observó por un momento, prestando atención a sus manos.
Rita (con tono de preocupación): "Lincoln, ¿por qué no comes? Y, ¿por qué estás cubriéndote tanto hoy? Está haciendo calor."
Lincoln tragó saliva y bajó la cabeza, sin saber qué decir. Sabía que no podría ocultar sus manos por mucho tiempo, especialmente con la cercanía de sus padres. Rita, siempre tan perceptiva, no tardaría en descubrirlo.
Lincoln (tratando de desviar el tema): "Solo estoy... no sé, un poco cansado. Seguro que mañana me siento mejor."
Pero esa no fue la última vez que sus padres se preocuparon por su comportamiento. Durante los días siguientes, comenzó a notar que, cada vez que las marcas brillaban con mayor intensidad, cosas extrañas empezaban a suceder a su alrededor. La televisión parpadeaba sin razón, los electrodomésticos se apagaban y encendían por sí mismos, y las luces de su habitación comenzaban a moverse como si alguien las hubiera tocado.
Lincoln (pensando): "¿Qué está pasando conmigo? ¿Qué son estas marcas? ¿Por qué no puedo controlarlas?"
Todo eso lo llevaba a sentirse aún más frustrado. ¿Cómo podía seguir ocultando lo que estaba pasando? ¿Cómo podía hacerle frente a esta nueva parte de sí mismo sin alertar a su familia y amigos? Y más aún, ¿por qué parecía que todo lo que tocaba o intentaba hacer ahora se volvía en su contra de alguna manera?
A pesar de sus esfuerzos por llevar una vida normal, las extrañas ocurrencias y los efectos de las marcas continuaban. La sensación de que algo grande estaba por suceder lo perseguía a cada paso. De alguna manera, las respuestas a esas preguntas parecían tan distantes, como si estuviera atrapado en un rompecabezas sin ninguna pieza que encajara.
Una tarde, mientras caminaba por el parque en busca de algo de paz, Lincoln se detuvo al sentir una ligera vibración en el aire. Miró a su alrededor, pero no vio nada inusual. De repente, algo saltó frente a él. La misma pelota de baloncesto que había visto antes, flotando en el aire, y luego cayendo al suelo sin razón alguna.
Lincoln (pensando, mirando la pelota): "No puede ser... ¿Esto también tiene que ver con los símbolos?"
Y en ese momento, supo que no podría ignorarlo más. Algo importante estaba a punto de pasar, y necesitaba respuestas.
Cuando Lincoln pensaba que estaba a punto de resolver al menos una de las preguntas que le rondaban la cabeza, el sonido de su teléfono interrumpió el silencio del parque. Era su madre, Rita, a quien había estado pensando llamar para contarle lo que sentía, pero las dudas seguían nublando su mente. Antes de que pudiera hacer algo, algo aún más extraño sucedió.
Un ave, un cuervo de plumas oscuras y ojos penetrantes, apareció repentinamente delante de él, volando bajo y con una agilidad sorprendente. Sin previo aviso, el ave picoteó el teléfono de Lincoln y, con una rapidez inusitada, se lo llevó volando entre sus garras.
Lincoln (gritando sorprendido): "¡Eh! ¡Devuélveme eso!"
El teléfono parecía estar atado al ave por una fuerza invisible, como si hubiera sido arrastrado por una corriente de aire. Lincoln, sin pensarlo, comenzó a correr detrás del ave, pero la velocidad de la criatura era impresionante. Se desplazaba entre los árboles y cruzaba por encima de los bancos del parque con una facilidad desconcertante.
Lincoln (pensando mientras corría): "¡No puede ser! ¿Por qué justo hoy, de todos los días?"
Sus pasos resonaban en el sendero vacío del parque, y su mente luchaba por procesar lo que acababa de ocurrir. ¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué un ave, de todas las cosas, le había robado el teléfono? ¿Estaba relacionado con las extrañas marcas en sus muñecas? ¿Había alguna conexión con lo que estaba empezando a descubrir sobre sí mismo?
El viento aumentaba con fuerza, como si el mundo se hubiera vuelto aún más inestable, y el cuervo lo llevaba más y más lejos. Lincoln ya no podía ver el parque con la tranquilidad con la que solía caminar. Todo parecía estar desmoronándose a su alrededor, como si las leyes de la naturaleza ya no se aplicaran. La presión en sus muñecas aumentaba y las marcas comenzaron a brillar de manera aún más intensa, como si respondieran a la situación.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Lincoln llegó a un pequeño claro del parque. Allí, el cuervo se posó en la rama más alta de un árbol, con el teléfono firmemente sujeto en su pico, desafiándolo a acercarse. Lincoln, agotado pero determinado, levantó la vista hacia el ave, que lo observaba fijamente.
Lincoln (jadeando mientras miraba al cuervo): "¡Esto no tiene sentido!"
De repente, la atmósfera a su alrededor pareció volverse aún más densa. El viento dejó de soplar y el aire se cargó con una energía extraña. Las marcas en las muñecas de Lincoln brillaron con más intensidad, y una sensación de conexión indescriptible le invadió. Algo dentro de él sabía que debía hacer algo para recuperar el teléfono, pero no tenía idea de qué o cómo.
La situación había dejado de ser una simple broma o un mal día. El cuervo lo miraba, casi como si estuviera esperando que hiciera un movimiento. Lincoln, temblando por la extraña sensación que sentía en sus muñecas, se adelantó un paso.
Lincoln (pensando en voz baja): "¿Es esto parte de todo lo que está pasando? ¿De qué manera está conectado esto conmigo?"
El cuervo soltó un pequeño trino, casi como una respuesta. El sonido del ave resonó en su mente, como si estuviera transmitiendo algún tipo de mensaje. Lincoln no podía explicarlo, pero sabía que, de alguna manera, este pájaro estaba involucrado en todo lo extraño que sucedía en su vida.
Con determinación, Lincoln extendió una mano hacia el árbol. Las marcas en sus muñecas brillaron más fuerte y, de manera casi involuntaria, una corriente de aire se levantó. El cuervo, sorprendido, retrocedió un poco, pero no dejó caer el teléfono.
Lincoln (hablando con firmeza): "¡Devuélvemelo!"
En ese preciso instante, el cuervo soltó el teléfono. Sin perder tiempo, Lincoln lo atrapó en el aire antes de que cayera al suelo. Al tocarlo, sintió una extraña vibración que recorrió su cuerpo, como si el teléfono fuera una extensión de sí mismo.
Al dar un paso atrás, se detuvo y observó el dispositivo, que parecía estar funcionando normalmente, pero algo en el ambiente seguía diferente. El cuervo, ahora tranquilo, observó a Lincoln por un momento más, antes de volar hacia el horizonte, desapareciendo rápidamente en el cielo.
Lincoln (murmurando): "¿Qué fue eso?"
A medida que la escena se calmaba y el viento comenzaba a calmarse, Lincoln se quedó de pie, con el teléfono en la mano, sintiendo que, de alguna forma, acababa de atravesar un umbral en su vida. Algo más grande que él estaba ocurriendo, y ahora, por fin, parecía estar más cerca de entender qué.
Lincoln estaba aún asimilando lo que acababa de suceder cuando, de repente, un ruido lo hizo saltar del susto. De entre los árboles, apareció Sabrina, con una expresión de sorpresa en el rostro al verlo en ese lugar tan peculiar.
Sabrina (con tono de asombro): "¡Lincoln! ¿Qué haces aquí? Este es... mi lugar favorito, pero nunca te había visto por aquí."
Lincoln se giró rápidamente, con el corazón acelerado, todavía con el teléfono en la mano. La sorpresa no solo venía del susto, sino también del hecho de que Sabrina lo había encontrado en el parque abandonado, un lugar que él solía frecuentar por su calma, y que ahora parecía cada vez más extraño y lleno de misterios. El hecho de que Sabrina estuviera allí no hacía sino aumentar esa sensación de inquietud.
Lincoln (intentando mantener la compostura, aunque su voz temblaba un poco): "Ah, eh... Bueno, yo... vine a dar un paseo, ya sabes. Este parque tiene algo... tranquilo. No hay mucha gente, y eso me gusta."
Sabrina lo observó con atención, aún con una expresión sorprendida, pero a la vez curiosa. Podía notar que algo estaba extraño, que Lincoln no estaba actuando como siempre. Las marcas en sus muñecas brillaban sutilmente, lo que la hizo fruncir el ceño un poco. No dijo nada al respecto, pero su mirada se fijó un momento en ellas antes de volver a sus ojos.
Sabrina (con tono suave): "Parece que... algo te ha sucedido. Estás un poco tenso, ¿todo bien? No te había visto tan preocupado antes."
Lincoln intentó darle una respuesta rápida, como si quisiera evadir la pregunta, pero la incomodidad era palpable. ¿Cómo explicarle lo que había vivido? ¿Cómo decirle que había sido perseguido por un cuervo extraño y que su teléfono se había comportado de manera rara? Las cosas estaban más allá de lo que podía entender.
Lincoln (tratando de mantener su tono normal): "Oh, no te preocupes. Solo... tuve un pequeño encontronazo con el viento. Ya sabes cómo es aquí, a veces el clima se pone raro."
Sabrina, aunque desconcertada por la respuesta, no insistió. Sin embargo, no pudo evitar notar algo más. Sabía que Lincoln no era el tipo de persona que se asustaba fácilmente, y su actitud ahora parecía completamente diferente. Además, aquel parque abandonado, con su aura misteriosa, siempre había tenido algo especial para ella, pero verla allí, tan solo, tan vulnerable, la hizo cuestionar si realmente estaba solo por casualidad.
Sabrina (pensando para sí misma, sin decir nada): "¿Por qué estarías aquí... solo? Algo no cuadra."
Sin embargo, no quería presionarlo demasiado. A veces, las personas necesitaban espacio, especialmente si estaban lidiando con algo que no comprendían. Entonces, decidió cambiar el enfoque de la conversación.
Sabrina (sonriendo, intentando suavizar la tensión): "Este lugar... es el mejor para pensar, ¿verdad? Cuando me siento abrumada por todo lo que pasa, vengo aquí a despejar mi mente. Aunque, no puedo decir que esperara encontrar a alguien más aquí. De todos modos, me alegra verte."
Lincoln asintió, sin saber qué decir exactamente. Parte de él sentía que Sabrina ya sospechaba algo, pero no quería preocuparla. Al final, el parque, con su misteriosa calma y su energía rara, no parecía ser el mejor lugar para explicaciones.
Lincoln (tratando de cambiar de tema): "Sí... tienes razón. Es raro, pero se siente... como si todo se calmara cuando estoy aquí."
Sabrina, viendo que Lincoln no parecía dispuesto a hablar más, decidió no forzar más la conversación. Sin embargo, su curiosidad crecía. Podía ver que algo estaba pasando con él, algo más profundo de lo que parecía a simple vista.
Sabrina (con tono más relajado): "Bueno, si necesitas hablar sobre algo, sabes que puedes contar conmigo. No tienes que enfrentarlo solo."
Lincoln asintió, agradecido por su preocupación, aunque sabía que, por ahora, no podía contarle todo. Había demasiadas cosas extrañas ocurriendo a su alrededor, y no estaba seguro de cómo explicarlas, ni siquiera a sus amigos cercanos.
Lincoln (sonriendo débilmente): "Gracias, Sabrina. Lo tendré en cuenta."
Sabrina le sonrió de vuelta, antes de volverse hacia la salida del parque.
Sabrina (despidiéndose): "Bueno, yo me voy. Pero recuerda, si necesitas algo, no dudes en llamarme."
Lincoln observó cómo se alejaba, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. Por un lado, agradecía que Sabrina no le insistiera más, pero por otro, sentía que las piezas del rompecabezas seguían dispersas en su mente. Algo extraño estaba pasando, y sentía que se estaba acercando más a descubrirlo, aunque no sabía si estaba listo para lo que podría encontrar.
Pero........
Sabrina decidió que no podía esperar más. Si Lincoln tenía esas marcas, algo estaba ocurriendo, y no era algo que pudiera ignorar. Se acercó a él con una expresión decidida, aunque su mente aún debatía si realmente estaba haciendo lo correcto.
Sabrina (con un tono directo): "Lincoln, tenemos que hablar de esas marcas en tus muñecas."
Lincoln (sorprendido y algo nervioso): "¿M-markas? ¿Qué marcas? ¿De qué hablas, Sabrina?" Intentaba mantener una sonrisa casual, pero su tono traicionaba su incomodidad.
Sabrina (cruzando los brazos y levantando una ceja): "No intentes negarlo. Las vi claramente cuando hablamos antes. ¿Qué está pasando? ¿De dónde salieron esas marcas?"
Lincoln (mirando hacia otro lado, rascándose la nuca): "Oh, eso... bueno, no es nada, solo... un experimento artístico. ¿Sabes? Algo que hice con un marcador permanente. Tal vez me pasé un poco, pero no es gran cosa."
Sabrina (mirándolo fijamente, con un aire de incredulidad): "¿Un marcador permanente? ¿De verdad? Lincoln, esas marcas no parecen dibujadas. Además, ¿por qué seguirías cubriéndolas si fueran algo tan simple?"
Lincoln (tratando de reír, pero con nerviosismo): "Es que, bueno... no quiero que mis padres me regañen. Ya sabes cómo son, ¿verdad? Seguro pensarían que me hice un tatuaje o algo así, y eso sería un desastre."
Sabrina (acercándose, con voz calmada pero firme): "Lincoln, por favor, no intentes mentirme. Estoy tratando de ayudarte. Esas marcas no son normales, y lo sabes tan bien como yo. Si me cuentas la verdad, tal vez podamos averiguar qué está pasando."
Lincoln (suspirando y finalmente mirándola a los ojos): "No sé qué está pasando, Sabrina. Esas marcas simplemente aparecieron. Creí que era una broma de Luan al principio, pero no importa cuánto intente quitarlas, no desaparecen."
Sabrina (con preocupación): "¿Has notado algo más extraño últimamente? ¿Algo fuera de lo común además de esas marcas?"
Lincoln (pensando un momento): "Bueno, tuve un sueño raro hace unos días. Había símbolos extraños por todas partes. Y últimamente, parece que algunas cosas a mi alrededor... no sé, reaccionan de formas raras. Como hoy, cuando una pelota de básquet salió volando sin que yo hiciera nada."
Sabrina (respirando hondo y tomando una decisión): "Esto es serio, Lincoln. No puedo dejarlo pasar. Ven conmigo."
Lincoln (confundido): "¿A dónde? ¿Qué estás planeando?"
Sabrina (con un tono decidido): "Te voy a llevar con mi familia. Ellos pueden saber algo sobre esas marcas. Mi familia... sabe mucho sobre cosas que no tienen explicación lógica. Tal vez ellos puedan ayudarte."
Lincoln (retrocediendo un poco, dudando): "¿Tu familia? Sabrina, no sé si eso es buena idea. ¿Qué tal si ellos... no sé, piensan que soy un fenómeno o algo?"
Sabrina (sonriendo con amabilidad): "Créeme, Lincoln, mi familia ha visto cosas mucho más raras que esto. Y te prometo que no te juzgarán. Solo quiero ayudarte. Esto no es algo que debas enfrentar solo."
Lincoln (suspirando, finalmente aceptando): "Está bien. Supongo que no tengo muchas opciones, ¿verdad? Pero si tus padres me preguntan algo raro, culparé al destino, no a mí."
Sabrina (riendo ligeramente): "Trato hecho. Vamos, no está tan lejos."
Ambos comienzan a caminar juntos hacia la mansión de Sabrina, mientras Lincoln intenta mantener la calma y Sabrina piensa en cómo explicar la situación a su familia.
Fin del capítulo
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