comida y mal momento
Después de la incómoda sesión de compras, Rachel y Michelle decidieron que era momento de llevar a Lincoln de regreso a su casa. Mientras salían de la tienda, Michelle le agradeció a Lincoln por acompañar a Rachel y se despidió con una sonrisa.
Michelle: "Gracias por venir con nosotras, Lincoln. Espero que no hayas pasado un mal rato."
Lincoln, aún sintiéndose algo incómodo, sonrió cortésmente.
Lincoln: "No, para nada. Fue... interesante."
Una vez en el automóvil, Rachel se sentó al lado de Lincoln, y mientras el vehículo avanzaba por las calles, hubo un silencio incómodo entre ellos. Rachel, claramente aún molesta por el mal rato que pasó en la tienda, rompió el silencio.
Rachel: "Lo siento por todo eso. Mi hermana a veces no sabe cuándo parar."
Lincoln: "No te preocupes, Rachel. No fue tu culpa."
Cuando llegaron a la casa de Lincoln, se despidieron con un cordial saludo. Rachel y Michelle esperaron a que Lincoln entrara antes de alejarse en la limusina.
Rachel: "Cuídate, Lincoln. Nos vemos luego."
Lincoln: "Igualmente, Rachel. Gracias por el ride."
Lincoln entró en su casa y se dirigió directamente a su habitación. Mientras se acomodaba en su cama, pensaba en el extraño y vergonzoso día que había tenido, deseando que las cosas volvieran a la normalidad.
Al día siguiente, Lincoln decidió que necesitaba un cambio de ritmo. No tenía planes ni actividades programadas, así que pensó en dirigirse al restaurante chino para ver a Matomori y Mei. El lugar estaba decorado con luces y detalles tradicionales que creaban un ambiente acogedor.
Cuando Lincoln llegó, fue recibido por Matomori, el dueño del restaurante, quien lo saludó con una cálida sonrisa.
Matomori: "¡Lincoln! ¡Qué gusto verte! ¿Qué te trae por aquí hoy?"
Lincoln: "Hola, Matomori. Solo quería pasar a saludar y ver cómo están las cosas."
Matomori: "¡Nos alegra verte! Mei está en la cocina, pero seguro que saldrá para saludarte pronto."
Lincoln se sentó en una de las mesas cerca de la ventana, disfrutando de la atmósfera tranquila del restaurante. Mientras esperaba, comenzó a pensar en cómo había pasado los últimos días y en lo que le había sucedido.
Poco después, Mei apareció de la cocina, con su delantal y una sonrisa amable en el rostro.
Mei: "¡Hola, Lincoln! ¿Cómo estás? ¿Todo bien?"
Lincoln: "Hola, Mei. Sí, estoy bien. Solo vine a ver cómo están y a pasar un rato agradable."
Mei se unió a él en la mesa, y los tres comenzaron a charlar animadamente. Matomori le ofreció a Lincoln una taza de té caliente mientras Mei le contaba sobre las nuevas recetas que estaba probando en la cocina.
Mei: "Hemos estado experimentando con algunos nuevos platillos. ¡Espero que te gusten!"
Lincoln, agradecido por la compañía y la conversación, se relajó y disfrutó del tiempo que pasó en el restaurante. La plática y el ambiente hicieron que se sintiera un poco más en paz después de los recientes eventos.
Mientras Lincoln charlaba con Matomori y Mei, la conversación fluía sin problemas. Mei, sin embargo, comenzó a actuar de manera inusual. Se levantó de su silla y comenzó a servir la comida de la mesa a Lincoln con una atención exagerada.
Mei: “Déjame ayudarte con esto, Lincoln.”
Con movimientos cuidadosos, Mei empezó a darle bocados de comida directamente a la boca de Lincoln, usando los palillos con destreza. Matomori observaba sorprendido desde la barra, tratando de entender la situación.
Lincoln, desconcertado, miró a Mei con una mezcla de sorpresa y confusión.
Lincoln: “Eh, Mei, no hace falta que… eh…”
Mei, sin dejar de sonreír, seguía alimentándolo sin prestar mucha atención a las objeciones de Lincoln.
Matomori, tratando de mantener la compostura, se acercó con una sonrisa nerviosa.
Matomori: “¿Mei, todo está bien?”
Mei, aún concentrada en atender a Lincoln, respondió sin dejar de servirle.
Mei: “Sí, todo está bien. Solo quiero asegurarme de que Lincoln esté bien alimentado.”
Lincoln se sintió cada vez más incómodo y un poco sonrojado. No estaba acostumbrado a que alguien lo atendiera de esta manera, y no estaba seguro de cómo reaccionar.
Lincoln: “Realmente, Mei, no es necesario que hagas esto. Puedo comer por mí mismo.”
Mei finalmente se detuvo, con una expresión un poco decepcionada, pero entendió la situación y se sentó de nuevo.
Mei: “Lo siento, Lincoln. Solo quería ser amable.”
Matomori trató de romper el hielo con una risa ligera.
Matomori: “Bueno, parece que Mei realmente quiere que te sientas bienvenido. ¿Cómo está la comida?”
Lincoln, aún un poco sonrojado, sonrió y asintió.
Lincoln: “La comida está excelente, como siempre. Gracias, Mei.”
La conversación continuó, y aunque el incidente había sido un poco extraño, Lincoln apreció el gesto de Mei y la amabilidad de ambos.
Mientras disfrutaban de la comida, Lincoln se dio cuenta de que Mei aún parecía algo abatida por la forma en que se había comportado. Decidió que quería hacer algo para animarla y mostrarle su aprecio.
Lincoln: “Oye, Mei, se me ocurrió algo. ¿Te gustaría probar un platillo típico de la familia Loud? Mi papá hace una receta que podría gustarte mucho.”
Mei, sorprendida y con una pequeña sonrisa, levantó la vista.
Mei: “¿De verdad? Eso suena genial. Pero, ¿puedes hacerlo tú mismo?”
Lincoln asintió con entusiasmo.
Lincoln: “Sí, claro. Solo necesito el permiso de Matomori para usar la cocina aquí.”
Se volvió hacia Matomori, quien estaba limpiando la barra.
Lincoln: “Matomori, ¿sería posible usar la cocina para preparar un platillo especial para Mei? Es una receta de mi papá.”
Matomori miró a Lincoln, pensativo, y luego asintió con una sonrisa.
Matomori: “No hay problema, Lincoln. Si quieres preparar algo, siéntete libre de usar la cocina. Solo avísame si necesitas algo.”
Lincoln sonrió y se levantó, dirigiéndose a la cocina. Mei lo siguió con curiosidad, y Matomori les observó desde la barra.
En la cocina, Lincoln sacó algunos ingredientes y comenzó a preparar el platillo. Mei, aún sorprendida, se acercó para ver el proceso.
Mei: “Nunca he visto cómo se hace este platillo. ¿Qué estás preparando?”
Lincoln: “Es una receta especial de mi papá. Se trata de un estofado de carne con verduras y especias. Es algo que solíamos hacer en casa, y creo que te va a encantar.”
Con cada paso, Lincoln explicó los ingredientes y el proceso de preparación, mientras Mei observaba con interés. El aroma de la comida empezó a llenar la cocina, creando una atmósfera cálida y acogedora.
Finalmente, el platillo estuvo listo, y Lincoln sirvió una porción a Mei. Ella probó un bocado y su rostro se iluminó con una sonrisa.
Mei: “Esto está increíble, Lincoln. ¡Gracias por hacerlo!”
Lincoln se sintió satisfecho al ver la reacción de Mei y regresaron a la mesa. Matomori se acercó y observó la comida con una sonrisa.
Matomori: “¡Parece que preparaste algo delicioso! Espero que Mei lo disfrute.”
La tarde continuó con una atmósfera alegre y cálida, y Lincoln se sintió contento de haber podido alegrar el día de Mei con un platillo especial.
Mientras todos estaban en la mesa, Mei miró a Lincoln con una expresión sincera. En un tono suave y afectuoso, le dijo en chino:
Mei (en chino): “林肯,你真的很特别。我非常喜欢你,你让我的生活变得更美好。”
Traducción: “Lincoln, eres realmente especial. Me gustas mucho, y haces mi vida mucho mejor.”
Matomori, que entendía chino, escuchó las palabras de Mei. Al darse cuenta de la profundidad de sus sentimientos, le dirigió una mirada a Lincoln, asintiendo con una sonrisa.
Matomori (en chino): “她说了你对她有多重要。看起来你真的让她很开心。”
Traducción: “Ella dijo lo importante que eres para ella. Parece que realmente la haces feliz.”
Claro que lincoln no entendió ni vergas solo sonrió y asintió Xd
Mei invitó a Lincoln a acompañarla a un lugar especial. Lo condujo por una calle cercana al restaurante de su padre y lo llevó a un dojo que estaba en construcción. Era un edificio imponente con grandes ventanales y una estructura de madera a medio terminar.
Mei: “Este es el dojo que mi padre está construyendo. Quiero mostrarte lo que hemos estado haciendo.”
Lincoln miró alrededor, impresionado por el potencial del lugar. El dojo aún estaba en construcción, con algunas paredes levantadas y el suelo preparado para el tatami. El ambiente estaba lleno de actividad, con trabajadores y artesanos trabajando en los últimos detalles.
Mei (sonriendo): “Mi padre quiere que este lugar sea un espacio donde pueda enseñar Kung Fu y compartir la cultura china con la comunidad. ¿Qué opinas?”
Lincoln, admirando el esfuerzo y la dedicación de Mei y su padre, respondió con entusiasmo.
Lincoln: “¡Es increíble! Se ve como un lugar fantástico. Debe ser muy emocionante para ti ver cómo se está construyendo.”
Mei asintió con una sonrisa.
Mei: “Sí, es muy importante para mí. Me alegra que hayas venido a verlo. Cuando termine, me encantaría que vinieras a practicar aquí.”
Lincoln: “Definitivamente lo haré. Será genial ver el dojo en todo su esplendor y aprender de ti y de tu padre.”
Mientras exploraban el lugar, Mei mostró a Lincoln los diferentes espacios que se estaban preparando para las clases y los entrenamientos. La visita fue una forma significativa para Mei de compartir una parte importante de su vida con Lincoln.
Mientras recorrían el dojo en construcción, Mei comenzó a hablarle a Lincoln sobre su vida y su llegada a Royal Woods.
Mei: “La verdad es que mi familia y yo nos mudamos aquí hace unos años. Mi padre siempre ha soñado con abrir un dojo para enseñar Kung Fu y compartir la cultura china. Cuando encontramos esta ciudad, supimos que era el lugar perfecto para empezar.”
Lincoln la escuchaba con interés, asimilando cada palabra.
Lincoln: “Eso suena genial. Debe haber sido un gran cambio para ti. ¿Cómo te adaptaste a la vida aquí?”
Mei (pensativa): “Al principio fue difícil. La cultura es diferente, y hacer nuevos amigos llevó tiempo. Pero poco a poco me fui acostumbrando. La gente aquí ha sido amable, y me ayudó mucho conocer a mi hermano Matomori. Su restaurante también es una parte importante de nuestra vida aquí.”
Lincoln asintió, comprendiendo mejor la historia de Mei.
Lincoln: “¿Y qué te motivó a empezar a practicar Kung Fu?”
Mei (sonriendo): “Mi padre siempre ha sido mi inspiración. Desde pequeña, he estado rodeada de la cultura y el arte marcial. Me enseñó no solo a pelear, sino también a ser disciplinada y respetuosa. Para mí, el Kung Fu es más que un deporte; es una forma de vida.”
Lincoln: “Eso es realmente admirable. Te respeto mucho por seguir esa pasión.”
Mei sonrió agradecida.
Mei: “Gracias, Lincoln. A veces, compartir lo que amas con otros es la mejor manera de mostrarles quién eres. Me alegra que puedas ver lo que significa para mí.”
A medida que continuaban caminando, Mei y Lincoln compartieron más sobre sus experiencias y sueños, fortaleciendo su amistad mientras exploraban el futuro del dojo y su impacto en la comunidad.
Mientras recorrían el dojo en construcción, Mei le indicó a Lincoln que iba a cambiarse de ropa para hacer una demostración de Kung Fu en el área.
Mei: "Voy a cambiarme para mostrarte algunos movimientos. Solo un momento."
Lincoln asintió, desviando la mirada mientras Mei se dirigía a un vestidor improvisado en una esquina del dojo. Sin embargo, su curiosidad le hizo echar un vistazo, y cuando Mei volvió, llevaba un conjunto de entrenamiento que resaltaba su figura de manera notable.
Lincoln se sonrojó al verla. El traje ajustado de Mei destacaba sus movimientos con elegancia y destreza, haciendo que Lincoln sintiera un poco de incomodidad mientras trataba de no mirar demasiado. Mei, ajena al impacto que su nueva ropa tenía en Lincoln, comenzó a calentar y a preparar su cuerpo para la demostración.
Mei (sonriendo): "¿Listo para ver algo de Kung Fu?"
Lincoln trató de relajarse, admirando el esfuerzo y la habilidad de Mei mientras ella se movía con fluidez y precisión.
Lincoln (tartamudeando): "Sí, ¡listo!"
La demostración de Mei fue impresionante, y a pesar de su vergüenza inicial, Lincoln se centró en apreciar el arte marcial y la dedicación de Mei, admirando su habilidad y destreza.
Después de que Mei le mostró a Lincoln sus habilidades de Kung Fu, se cambió de nuevo a su ropa habitual y ambos regresaron al restaurante chino. Estaban conversando animadamente sobre la demostración cuando, al llegar a la entrada del restaurante, se encontraron con Trevor.
Trevor, con una sonrisa desafiante en el rostro, se encontraba frente al restaurante. Al ver a Lincoln y Mei, su expresión cambió a una mezcla de burla y hostilidad.
Trevor (con tono provocador): "Vaya, qué sorpresa ver a Lincoln y a la chica del Kung Fu juntos. ¿Sigues siendo un debilucho, Lincoln?"
Lincoln, sintiendo la ira de la situación, apretó los puños, mientras Mei se le colocaba a su lado, dispuesta a proteger a su amigo.
Mei (furiosa): "¿Qué estás haciendo aquí, Trevor? No tienes nada que hacer en este lugar."
Trevor (sarcástico): "Solo estaba de paso. No puedo evitar ver cómo tus amigos parecen necesitar protección constante."
Mei y Lincoln intercambiaron una mirada de frustración y enojo, sabiendo que Trevor no estaba allí por casualidad. Mei dio un paso hacia adelante, decidida a no dejar que Trevor los intimide, mientras Lincoln se mantenía al lado de ella, preparándose para lo que pudiera venir.
Antes de alejarse, Trevor se acercó a Lincoln con una sonrisa cruel y susurró:
Trevor (en voz baja): "Recuerda, Lincoln, este no es el último de nuestros encuentros. La próxima vez, no tengas la esperanza de que alguien venga a salvarte."
Lincoln, con el corazón latiendo rápido por la amenaza, mantuvo su mirada fija en Trevor, sin dejar que la intimidación se notara en su rostro. Mei, al notar la tensión, tomó el brazo de Lincoln y le hizo un gesto para que entraran al restaurante.
Mei (en tono calmado pero firme): "Vamos, Lincoln. No dejes que él te moleste más de lo que ya lo ha hecho."
Lincoln asintió, respirando hondo para calmarse, y ambos entraron al restaurante, donde Matomori los esperaba, ajeno a la amenaza que acababa de lanzarse.
Mei decidió acompañar a Lincoln hasta su casa para asegurarse de que llegara a salvo. Después de despedirse de Matomori, Mei y Lincoln salieron del restaurante.
Mei (con una sonrisa tranquilizadora): "Voy a acompañarte a casa. No quiero que tengas problemas en el camino."
Lincoln (agradecido): "Gracias, Mei. No sé qué haría sin tu ayuda."
Mientras caminaban hacia la casa de Lincoln, Mei se mantuvo alerta, observando cualquier posible amenaza. La noche era tranquila, y el ambiente parecía haber vuelto a la normalidad. Sin embargo, la amenaza de Trevor aún pesaba sobre Lincoln.
Mei (rompiendo el silencio): "¿Cómo te sientes ahora? ¿Te ha afectado mucho todo esto?"
Lincoln (suspirando): "Un poco. Pero creo que podré manejarlo. Solo tengo que estar atento."
Cuando finalmente llegaron a la casa de Lincoln, Mei se despidió con una sonrisa amable.
Mei (sonriendo): "Llama si necesitas algo. Estoy aquí para ayudarte."
Lincoln asintió y entró en su casa, sintiéndose un poco más tranquilo al saber que tenía amigos en quienes confiar. Mei se alejó, regresando a su casa con la esperanza de que la próxima vez que Lincoln y ella se encontraran, las cosas fueran un poco más sencillas.
Mientras Mei regresaba a su casa, pensaba en cómo podría lidiar con Trevor de manera efectiva. Golpearlo no parecía una solución viable, ya que Trevor había demostrado ser impredecible y peligroso. Mei estaba decidida a encontrar una forma más estratégica de enfrentar la situación.
Mei (pensando para sí misma): "Simplemente golpearlo no va a resolver nada. Necesito encontrar una manera de asegurarme de que no vuelva a acosar a Lincoln."
Mei consideraba varias opciones mientras caminaba por las calles tranquilas. Tal vez sería necesario involucrar a las autoridades de una manera más efectiva, o buscar evidencia que pudiera reforzar la denuncia contra Trevor. También pensó en hablar con alguien influyente en la comunidad que pudiera ayudar a poner un alto a las acciones de Trevor.
Mei (decidida): "Tengo que encontrar una solución que realmente funcione. No solo por Lincoln, sino por todos los que puedan estar en peligro."
Con una determinación renovada, Mei decidió que, sin importar el esfuerzo que tuviera que hacer, se aseguraría de que Trevor enfrentara las consecuencias de sus acciones y que Lincoln pudiera vivir sin miedo.
Fin del capítulo
Perdón por la tardanza Pero eh estado ocupado,espero no les moleste
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