Muy lejano de hogar. Así se llama el pueblo que está cerca de la casa de Rayén. Caminó por las paredes apoyada en los hombros mientras que saludaba con sus pies a quien veía pasar.

Mientras doblaba a su derecha por la curva izquierda, se percató de un afiche dónde anunciaba que Elvairon estaba desaparecido. Rayén no pudo evitar sentirse un poco mal por eso, era un buen hombre.

Corrió saltando de hoja en hoja por un gran árbol hasta que se topó con un hermoso castillo. Divisó a un hermoso príncipe de hermosa cabellera color caca y sus ojos verdes tan hermosos como el hongo de los pies de su abuela.

Se miraron, se enamoraron y luego el pobre príncipe Henkan Thathor murió porque un gigante los pisó y lo hizo puré en la acera.

La pobre Rayén quedó devastada los próximos 5 minutos en los cuales miró el extraño color de su ex aplastado, conectó sus audífonos a su nuevo Mp21 y mientras escuchaba "Despacito" lloró porque con esa canción conoció a su amado Henkan.

Cuando acabó la canción decidió que su cliché historia de amor se la traspasaría a sus generación futuras como un amor de juventud inolvidable.

Se paró del parque al cual había llegado rodando y empezó a volar camino a su casa. Pero cuando estaba apuntó de llegar, se dio cuenta de que no llevaba los panes consigo. Había dejado los panes en una banca y ahora tendría que devolverse en busca de estos o su madre le mandaría a fregar los hongos de su abuela.

En el camino de vuelta a Muy lejano de hogar, Rayén se encontró con un gato de 10 patas llamado "El gran gato" el cual se ofreció a llevarla hasta el lugar para recoger los panes olvidados.

Tardaron varios días en llegar, pero el camino se hizo más corto con las buenas cumbias que iban cantando. El gran gato y Rayén hacían un excelente dúo de canto... O al menos eso fue lo que les dijo el caballero de la vencinera dónde El gran gato pasó a poner vencina a sus garras e inflar algo su cola para luego seguir con el viaje.