4

—Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? —preguntó el hombre que conducía por sobre un arcoiris.

—Rayén, ¿Y usted? —preguntó la chica de vuelta.

—Yo soy Elvairon —dijo con una sonrisa —. Tengo un socio, seguro has oído hablar de él.

—¿Y cómo se llama? —Rayén preguntó con curiosidad.

—Elbrayan —contestó y Rayén estaba casi segura de que no había oído hablar de él.

—Me suena, pero no sé —dijo la muchacha.

—¿Te gustaría conocerlo? —preguntó Elvairon.

—Claro, sería un honor... Creo —Rayén dijo con una sonrisa.

—Oh, sí, un gran honor.

Elvairon viró a la izquierda por un camino de algodón de azúcar. Rayén se sentía muy imocionada porque conocería a alguien tan importante como Elbrayan.

Pero para la mala suerte de ambos, el automóvil se estrelló contra un grano de azúcar y Rayén salió disparada por la ventana, pero el impacto nunca llegó ya que un pegaso lila pasaba por ahí y la atrapó en el aire.

—Fue una suerte que justo pasará por aquí, sino, que hubiera sido de ti —dijo con voz muy de macho pecho peludo.

—Gracias, creo que le debo la vida —dijo impresionada.

—No es nada —el pegaso le resto importancia —. Llámame Sergei, ¿A dónde se dirige esta dama?

—Iba camino a conocer a Elbrayan, pero no sé dónde vive —dijo apenada la chica.

—Una lastima —suspiró Sergei.

—¿Me podrías llevar a la parada de autobuses?

—No hay problema, Rayén, sujétate de mi rubia melena natural.

Y Rayén obedeció. Con una mano se sujetó de la melena mientras que con la otra sujetaba la bolsa de panes que colgaba de su brazo, además se sacaba uno que otro vidrio que le había quedadó incrustado en el cuerpo debido al accidente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top