Epílogo

— Es indignante. Darren...él...no puedo creer que se haya atrevido a hacer algo como eso — habló molesto Jarrel, jamás había cruzado por su mete que su hermano usurparía el trono, que por derecho legítimo le pertenece a Lucien.

Liam, Jaden y Jarrel, apenas habían recibido la noticia, habían viajado a Rothnia, no podían suponer lo que había ocurrido, y no estaba de más decir que estaban sorprendidos, pues, jamás pensaron que algo así ocurriría, al menos no que sería por parte de Darren.

— ¿Ya se corono rey? — Aeron nego ante la pregunta de Jaden.

— Aún no, el pueblo se rehúsa a aceptarlo como su rey, un informante dice que gritan; "Traidor", "Usurpador". Pero considero que es cuestión de tiempo, conozco las ambiciones de mi tío, y sé que es capaz de asesinar a las sectas si estos no coronan a Darren en cualquier momento.

— ¿El norte...esta de su lado? — la pregunta de Liam llamó la atención de los mellizos y miraron al albino, quien asintió.

— Si, lo está. — Jaden y Jarrel negaron ante esa respuesta.

— ¿Rosalie, sabe sobre la muerte de mi abuelo? — Aeron asintió.

— Ella estuvo presente en el momento del asesinato.

Los mellizos no podían creerlo, Rosalie, la dulce omega, la protegida de sus abuelos. Rosalie, siempre la callada, la tímida, y otras veces la divertida, la joven omega loca. Pero así la querían y así la adoraban. Pero el escuchar, que su prima estuvo presente en la ejecución de su abuelo, y aún así no hizo nada para detenerlo, era como echarle sal a la herida.

Un joven caballero, informante de confianza de Liam se acercó al ex príncipe heredero, cosa que llamó la atención de los tres alfas en la mesa. Liam hizo puño una de sus manos al oir las palabras de su informante, cosa que aumento aún más la tensión en la mesa.

— Bien. Puedes retirarte. — el sirviente asintió y se fue de la Sala del Consejo dejando a los príncipes solos.

Liam golpeo la mesa, y suspiro antes de mirar a su hermano y negar.

— ¿Que es lo que sucede? — pregunta Jaden.

— Darren, ha comenzado a reunir aliados,   y uno de ellos es Theodore, este, se encontró con el heredero de las tierras fantasmas, los rebeldes de hace doce años, que lograron escapar o que se mantuvieron ocultos, se han unido y han creado un ejército.

— ¿Quien lo comanda? — preguntó Jarrel.

-— Theo. Pero la orden fue de Bernard y Darren se lo concedió. Están formando un ejército, lo que significa que planean atacar, o como ellos lo llamarían reconquistar. No sólo quieren las tierras fantasmas y Edoril, quieren Rothnia y todo lo que esto conlleva.

Aeron golpeo la mesa con brutalidad, una brutalidad que los altas vieron y se dieron cuenta que lastimó sus nudillos. Entendían la furia del alfa Albino, claro que lo hacían. Sus familias estaban en peligro, pero lo que menos querían era un guerra. Sabían cómo se sentia el alfa, sabían la rabia e impotencia que debía sentir, al igual que ellos.

— Enfurecerse no arreglará las cosas — los cuatro miraron en dirección a la puerta, Lucien era acompañado por la reina, mientras este tenía una mano en su vientre.

Aeron se apresuró a ir hacia su esposo y ayudarlo a sentarse a su lado.

— Que seas el príncipe heredero no te da derecho a tener una reunión sin tu futuro rey consorte, y tu reina. Te recuerdo esposo mío, que mientras tu padre esta enfermo el peso de la corona recae en tí y en tu madre — Jaden mordió su labio con diversión al ver como su hermanito regañaba al albino.

— Lo siento, me deje llevar — se disculpó el alfa ante su omega y su madre y estos solo asintieron. La mirada del omega se desvío a los tres alfas restantes y los tres tragaron en seco.

— Conozco la situación, se lo grave que es el usurpar. También conozco mi situación, sé que cargo en vientre a una personita que crece cada día más y tengo que procurar que nazca bien, pero estar en cinta no me hace débil, y no por esa razón me ocultaran lo que sucede en estos momentos. Es mi reclamo, mi derecho, lo que está en juego, y no solo eso, sino la vida de gente inocente, de niños y niñas inocentes. — La voz del niño era dura, y todos en esa habitación se estaban dando cuenta de que lo hacía para no llorar.

— Reúnan al consejo — ordenó Liam a los sirvientes que acompañaban a la reina y al futuro rey consorte y miro a su cuñado — y luego hablaremos sobre las circunstancias — Lucien asintió.

Después de unas horas, todo el Consejo estaba reunido, incluso la reina estaba en el consejo. Todos debatían sobre que hacer, como y cuando. Pero también hablaban sobre las consecuencias que una guerra traería, Darren no solamente tenía el apoyo del Norte, sino que tenía el apoyo de varias ciudades, e incluso del ejército rebelde de las ciudades fantasmas. Sin contar los dragones. El dragón de Rosalie, el de Darren, el de Grace, aunque no lo quisiera. Incluso sabia que su abuelo tenía una nidada de Dragones, dragones que no habían sido reclamados, también estaba el dragón de su tío y el de su abuelo, sin importar que este último fuera viejo.

Ellos tenían al dragón de Liam, de los mellizos, de Aiden, de Raiden, tenían al dragón de Lucien, de Aeron. Pero eso no significaba que atacarían, tal vez podrían ganar, tal vez no. Había muchas cosas de por medio, y la principal era que Lucien no se volvería un mata sangre.

Lucien suspiro frustrado, las cosas realmente se estaba saliendo de control. Pero lo que aún no entendía el niño, era la razón de su hermano para tomar el trono del Tritón. Él jamás quiso el trono, desde que su tío murió, jamás se interesó realmente en el trono, y se lo había dicho a sus abuelos desde que era un niño. Pero el no querer el trono, no cambiaba el hecho de lo que hizo su hermano, estaba mal.

Reclamar el trono y usurpar el trono eran dos cosas completamente distintas. Si Darren quería el trono, fácilmente hubiesen hecho una reunión y Lucien hubiese renunciado a su derecho, él no tenía problema. Pero crear una rebelión, un ataque y tomar el trono a la fuerza asesinando a su abuelo, era algo muy diferente. Incluso si ahora decidía cederle el trono, el consejo no lo permitiría y lo mínimo que le darían sería la muerte. Y no quería eso, no quería ver a su hermano morir.

— Su alteza, su alteza — Lucien salió de sus pensamientos al oír la voz de Lord Geffrey, todas las miradas estaban puestas en él.

— Perdone milord, ¿decía usted...?

— ¿Que desea hacer, alteza? Una parte del ejército del traidor permanece en las fronteras, en los límites que dividen Rothnia de Edoril, mientras que la otra permanece en Edoril.

— Propongo atacarlos, deshacernos del grupo de soldados que se encuentran en los límites. — Propuso Lord Abelot. — No se lo esperarán, pero las pérdidas que sufriremos serán mínimas — Todos estuvieron de acuerdo con las palabras del Lord. Si se deshacen de una parte del ejército de su hermano, las pérdidas que sufrirían serían mínimas y no hacia falta que mataran a todos, si los demás estaban dispuestos a rendirse, Lucien les perdonaría la vida.

— ¿Estas de acuerdo? — Lucien miro a su esposo a su lado y asintió.

— Si esto es lo mejor, entonces sí. — Respondió y Aeron dejó un beso en su mano.

— Yo me ofrezco para comandar el ejército, una cantidad de mil soldados será suficiente para atacar. — habló claro Jarrel y Lucien lo miro. — Tengo a Attor, estoy seguro de que le tendrán miedo. — Lucien miro a su hermano preocupado.

— Iré contigo — Lucien miro a su esposo — Dos dragones son mejor que uno — propuso Aeron.

— Entonces yo también voy, no planeó dejarlos solos — la mirada del omega viajó a su cuñado.

— Estoy con ustedes. — respondió Jaden.

— No. — los cuatro alfas miraron al niño — No me arriesgare a perder a ninguno de ustedes, no importa si la parte del ejército de Darren no es demasiado, aun así sigue siendo peligroso — el joven comenzo a jugar con sus manos nerviosas.

— Lucien — el miro a su suegra — Ellos estarán bien — nego y Amelia sonrió — Te lo prometo, estarán bien, ellos no pelearán pero si estarán ahí por si las cosas se salen de control. Jaden y Aeron, partirán a primera hora mañana. — la reina le sonrió dulcemente a su yerno para luego mirar al hermano de este y su hijo. — Liam y Jarrel se quedarán aqui, este castillo necesita a alguien que lo proteja. — ordenó mirando a su hijo y al hermano de su yerno y asintieron.

— Irán como vigilantes, no como guerreros — todos miraron al joven omega y asintieron. — Doy por terminaba la reunión, el consejo puedo retirarse — ordenó el niño antes de levantarse y salir a toda prisa de la Sala.

El niño fue hacia sus aposentos y se sentó en el borde de la cama, mientras dejaba que sus lágrimas cayeran. El alfa cerro la puerta detrás de él y se acercó a su omega cuando lo escucho llorar y llorar

— Luke — el niño lo miro y su llanto solo aumento, Aeron se apresuró a ir hacia él y abrazarlo.

— No quiero que vallas... Por favor — suplico.

— Esto lo hago por tí, mi amor. Por nuestra familia, por nosotros. No puedo ver como te arrebatan lo que te corresponde. Se que no quieres Edoril, pero se que te importa porque es la herencia que tu tío Maximilian dejó en tus manos, es tu apellido, tu casa, tu honor y se cuan importante es eso para ti.

Lucien se separó un poco de él y lo miro, Aeron apartó los rizos rebeldes de su esposo de su rostro y limpio sus lágrimas antes de Inclinarse y besar su frente.

— Solo asegúrate de regresar a nuestro lado, a mi lado. — pidió.

— ¿Sabes? De alguna forma u otra, siempre regresó a ti, mi niño — beso sus labios con delicadeza.

— ¿Prometes que volverás?

— Lo prometo.

Las puertas de la habitación fueron abiertas, dejando ver cabelleras platina das y castañas, escuchando pasos acercarse a la pareja.

— ¡Papa! — Edmund y Peter se acercaron a su padre y se aferraron a sus piernas, Helena se acercó a su madre y dejó un beso en su mejilla, Aerys y Daella hicieron lo mismo y se sentaron al lado de su madre. Eirian solo les sonrió apoyado en el marco de la puerta.

— ¿Terminaron sus lecciónes? — los seis asintieron. — Bien. Tienen que seguir siendo obedientes, hasta que yo regrese — Eirian miro a su madre cuando lo escucho sollozar.

— ¿A donde vas papa? — pregunto Aerys con curiosidad.

— Ah...debo hacer un pequeño viaje, cachorro.

— Papa — Aeron miro a Helena — ¿Te volveremos a ver? — pregunto la niña de cabello platinado y Aeron asintió antes de acercarse a su hijo arrodillandose en el suelo con todos sus hijos a su alrededor.

— Por supuesto. Claro que nos veremos de nuevo, mi pequeña Luna. — Aeron estiró su mano y acarició la mejilla de su hija — Ustedes saben que las despedidas no son para siempre, cachorros. — respondió Aeron mirando a sus hijos.

— Entonces, adiós papa — contestó Daella sonriendo antes de abrazarlo, los demás imitaron el acto de su hermana abrazando al alfa quien miro a su omega, Lucien sonrió con lágrimas en los ojos.

Volveré. Lo prometo.

Lo que los informantes habían dicho era cierto, realmente había un ejército en los límites, un ejército de armadura verde con tonos marrones. Los límites, eran un lugar desierto, sin nada de arboles a su alrededor  pero si piedras y hierba seca. Lo que distinguía a los límites era un pequeño río de agua cristalina. No profunda, pero tampoco playa.

— ¿Crees que estarán aqui? — pregunto Jaden a su cuñado mientras volaban sobre los cielos viendo a la distancia el campamento. Los soldados de Rothnia iban debajo de ellos.

— Tú hermano tal vez no, pero estoy seguro de que Theo si lo esta — aseguró Aeron levantándo un poco la voz para que lo escuchará.

Y era cierto, en la distancia un soldado fue hacia la campaña del hombre que los comandaba informando acerca de la presencia en los cielos de dos dragones.

— Mi señor se han notado sombras de dragones en los cielos — informó — También se han notado movimientos de espías en los límites — Theo golpeo la mesa con molestia al escuchar las palabras del informante.

Se apresuró a salir de la tienda y efectivamente desde lo lejos se podía ver a dos dragones, Theo pudo adivinar de quien era el primero, pues el príncipe Albino tenía un gran bestia que incluso un tonto podría saberlo.

— ¡Preparen a los soldados! — ordenó Theo — ¡Estamos en guerra!

Los jinetes de dragones se miraron entró ellos al oir los gritos en el campo mientras más se acercaban. Aeron asintió hacia Jaden quien aterrizo su dragon, justo en el límite. El alfa dio de orden de formar y posicionarse para la batalla.

— ¡Aeron!

El albino vio desde los cielos como Theo se acercaba con un dragon, el de Rosalie. Era raro que un dragon se dejara montar por otro que no fuera su ginete.

— ¡Theo! ¡Has creado un ejército en el nombre del usurpador! ¡Mereces la muerte! — Grito Aeron al señor del Norte.

— ¡Tu esposo es el usurpador! ¡El trono le pertenece al rey Darren! ¡No a un bastardo!  — Aeron apretó con fuerza las riendas de su montura.

— ¡No peleare contigo! ¡Rindanse y serán perdonados! — grito fuerte y claro el alfa.

— ¿Y si no quiero?

— ¡Doblar la rodilla o morir! ¡Tu eliges! — el señor del Norte soltó una carcajada ante las palabras del príncipe heredero.

— ¡Prefiero morir antes de jurarle lealtad a un bastardo!

— ¡Entonces moriran! — Grito Jaden al esposo de su prima.

El príncipe rebelde dio la orden y las tropas comenzaron a formarse, al igual que las tropas contrarias. El estruendo de las trompetas resonaba en el campo de batalla, anunciando el inminente encuentro entre las dos facciones en guerra. El aire estaba denso de tensión y el olor a sangre inundaba el ambiente. Con los ojos enrojecidos y llenos de ira, los guerreros alzaron sus espadas en señal de venganza por usurpar el trono de su legítimo Rey mientras los dragones rugían salvajemente.

En la lejanía, el ejército del usurpador llenaba el horizonte con estandartes Verdes y Marrones. Un ejército disciplinado y bien armado, dispuesto a aplastar cualquier resistencia en su camino. La batalla estaba por comenzar y la adrenalina bombeaba con fuerza en el corazón de cada combatiente.

Los dragones, majestuosas criaturas de escamas relucientes y de ojos penetrantes, se alzaron en el cielo con un poderoso batir de alas. Los príncipes, vestidos con armaduras negras adornadas cada uno con el color representativos de su casa, sujetaron con firmeza las riendas de sus monturas. El fuego ardía en sus gargantas, listos para ser liberado.

La primera llamarada dragona iluminó el oscuro cielo, seguida rápidamente de otras, incinerando todo a su paso. Los combates aéreos estallaron frenéticamente, haciendo que el aire se llenara con el sonido de las alas batiendo y el desgarrador aullido de las bestias. Dregoth, el más temible dragón del bando de los negros, capturó en sus garras a un enemigo, triturando sus huesos con una fuerza descomunal. El ruido ensordecedor de los tambores de guerra y los rugidos feroces de los dragones oscurecían el cielo, mientras que el humo y las llamas danzaban entre los escombros de lo que una vez fue unas fronteras tranquilas.

La sangre manaba como ríos carmesíes, tiñendo el suelo y marcando el cruel destino de los caídos. Los soldados de ambos bandos luchaban con fiereza, armados con espadas y escudos, sabiendo que cada paso adelante sería obtenido a costa de la vida de un compañero, luchaban por lo que creían correcto. Los gritos de guerra se mezclaban con los lamentos angustiantes de los heridos, creando una sinfonía macabra que resonará por siempre en la mente de los demás.

En el corazón de la batalla, el príncipe Albino luchaba con valentía y determinación. Su espada brillaba bajo el débil resplandor del sol oculto tras la bruma de guerra, y su armadura estaba cubierta de cicatrices y manchas de sangre. Sudor y polvo cubrían su rostro, pero sus ojos azules ardían con el fuego de la convicción sin disminuir. Mientras que Jaden controlaba desde una distancia que nadie atacara por sorpresa.

El albino escuchaba los gritos de sus hombres, gritos que resonarían en su cabeza. "¡Muerte al usurpador! ¡Por el príncipe Lucien! ¡Por el príncipe del pueblo!", rugían las voces desgarradas. La rabia y el dolor se mezclaban en su interior, alimentando su sed de justicia y venganza.

Pero no todos estaban concentrados en destruir al príncipe albino y a su ejército de tierra. Theo, quería deshacerse del príncipe rebelde, el cual se mantenía en los cielos vigilando todo a su alrededor, y dispuesto a ir a ayudar a su cuñado cuando este lo necesitara. Lo que jamás pensó el príncipe fue que Theo montara al dragón de su prima y se acercara a el con la intención de devorarlo, Antrax no era débil ni tampoco muy pequeño, pero Hydra, el dragón de su prima, era mucho más grande que el suyo, y estaba seguro de que podría herirlo o en los peores casos devorarlo. Ambos dragones comenzaron a enfrentarse, comenzando una danza de dragones, algo hermoso, mágico, pero a la vez desastroso, caótico, doloroso.

En medio de la pelea en el campo de batalla, Aeron vio a su cuñado comenzar a ser perseguido por el dragón de Rosalie, siendo manejado por Theo. El albino se apresuró a deshacerse de los enemigos que se interponían en su camino para llegar a su dragón.

— ¡Dregoth! — Grito el alfa llamando la atención de su dragón. El dragón negro, como la noche, fue hacia su jinete lanzando un rugido que hizo temblar los cimientos de la tierra. Sus alas enormes aletearon con furia, provocando una ráfaga de viento caliente que barrenó a los soldados y derribó a algunos de ellos. Aeron monto a su dragón, y se alzaron al cielo, yendo detrás de Jaden y Theo. Con toda la velocidad que su dragón podría darle, se apresuraron a llegar hacia los dragones de los jóvenes, fue entonces que los diviso en unas altas montañas rocosas que eran cubiertas por el agua del mar.

Ambos dragones pelaban, lanzándose fuego, sus rugidos resuenan como truenos en los corazones de todos los presentes. Sus garras se entrelazaron, arrancando fragmentos de tierra y vegetación en su frenético enfrentamiento, cada uno dando todo de sí para defender a su jinete. Jinetes que se estaban enfrentando de una manera cruel y brutal. La sangre chorreaba de heridas abiertas, colores escarlata y carmesí que manchaban las escamas y las armaduras de los jóvenes.

— ¡Jaden! ¡Vete de aquí! — Grito el alfa interponiéndose entre su cunado y la persona que alguna vez considero su amigo.

— ¡No te dejaré! — Grito herido el príncipe rebelde — ¡Mi hermano te necesita!

— ¡Vete de aquí! ¡Vete! — El príncipe rebelde le dio una última mirada a su cunado antes de ir de regreso a su dragón, aprovechando para huir.

— ¡Goraim! — Grito Jaden y su dragón soltó una llamarada de fuego ante la orden de su jinete.

Tras la distracción de fuego, Aeron aprovecho para clavarle su espada a Theo, pero este por reflejo logro desviarla de su pecho, guiándola a su costado. Theo escupió sangre cuando Aeron saco la espada de su estómago. El albino le dio un puñetazo en el rostro, haciendo que este caiga al suelo y volvió a subirse a su dragón, siguiendo a su cuñado, quien suspiro aliviado al verlo.

Cuando ambos príncipes retomaron su camino hacia el campo de batalla, estaban tan perdidos en su pequeña victoria, que no vieron cuando un dragón de escamas plateadas se acercaba a ellos, siendo montado por un jinete furioso, un usurpador.

— ¡Delroy! — Aeron miro en dirección a la persona que grito, pero al hacerlo no le dio tiempo de esquivar la flecha y la llamarada de fuego que iba en su dirección.

— ¡Aeron! ¡No!

El cuerpo del albino cayó al mar, junto con el de su dragón herido, aquella flecha, aquel jinete del dragón plateado, había acabado con la vida del futuro rey de los siete reinos, había acabado con la vida de Aeron Delroy.

Con el corazón a punto de estallar y miles de lágrimas que escapaban de sus ojos por la rabia, el dolor y la impotencia, Jaden Thorne, el príncipe rebelde, aterrizo con dificultad en Rothnia. En su mente solo se encontraba el hecho que presenció poco tiempo atrás cuando escapaba de los límites fronterizos junto a su cuñado, Aeron.

No podía articular palabra alguna y con sus últimas fuerzas se adentró al castillo. Los guardias del lugar lo auxiliaron de inmediato, pensando que toda la sangre podría ser de él. Intento explicarles lo sucedido, pero las palabras no salían de sus labios, solo sollozos. Su respiración era agitada y por momentos sentía que no entraba el aire suficiente a sus pulmones. Fue llevado ante la sala del consejo, por la incertidumbre de no saber que fue lo que sucedió. En la sala del consejo seguramente estarían sus hermanos, Liam y la reina, pero sobre todo Lucien.

— Podríamos reunir aliados en Velaris, Ethol o...— las palabras de Lord Abelot fueron interrumpidas, cundo las puertas de la sala del consejo fueron abiertas, dejando ver como sirvientes y guardias acompañaban al príncipe.

Jaden observo como su hermano lo miro con una sonrisa radiante, y Jaden sabía que su hermanito estaba pensado que todo había salido bien, y... que Aeron estaba bien. Pero cuando los presentes vieron la mirada de culpa y tristeza que le daba el alfa al omega, supieron que no era nada bueno. La radiante y hermosa sonrisa del niño decayó cuando vio las expresiones en el rostro de su hermano, cuando lo vio cubierto de sangre, y cuando vio como lo miraba.

— ¿Jaden? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?— inquirió con preocupación el omega embarazado, acercándose a su hermano.

Jaden miro con tristeza y culpa a su hermanito. Intento dar su mejor esfuerzo para mirarlo a la cara, pero ni siquiera era capaz de hacer eso.

— ¿Jaden?

— Aeron... Él... Aeron ha muerto.— inevitablemente se alejó unos pasos, se sentía culpable de haberle quitado al único hombre que ha hecho feliz a su hermanito.

— No. — Amelia negó al oír las palabras del príncipe.

— Theo quería asesinarme, — informo el príncipe, — así que volé lejos de los límites con Ántrax, pero Theo no se detuvo, entonces nos detuvimos en unas montañas rocosas y comenzamos a pelear, él me lastimo, yo lo lastime, pero antes de que Theo pudiera asesinarme, Aeron se interpuso, me pidió que escapara, luego asesino a Theo, pero después... un dragón plateado apareció de la nada, y le dispararon en el pecho, Aeron cayó al mar al igual que su dragón. Lo siento, Lucien.

Cuando el príncipe termino de hablar, la sala de consejo no tardo en llenarse de gritos y llantos desgarradores por parte de la reina, y gritos de impotencia por parte de Liam al saber que su hermano estuvo en peligro y no pudo salvarlo.

Lucien escuchaba cada palabra y deseaba que fuera mentira. Que fuera la broma más cruel que se les haya ocurrido. Pero sabía que no era así, el único hombre que había amado, el padre de sus hijos, su alfa, su esposo, el amor de su vida murió salvando a su hermano.

Una fuerte punzada lo hizo soltar un quejido y de inmediato puso sus manos sobre su vientre, preocupado. Esta acción llamó la atención de todos los presentes. Pero cuando sintió que un líquido bajaba por su pierna, sabía lo que venía. Fue llevado inmediatamente a sus aposentos, no quería perder a su bebe. Pero necesitaba a Aeron a su lado, los sanadores intentaron que el niño se recostara en la cama, pero se rehusó. No tendría a su bebe hasta que el llegara, tenia que llegar.

Los sirvientes miraron con preocupacion al joven rey de Edoril y ahora, regente de Rothnia. Lucien lloro por el dolor que estaba sintiendo y por el dolor de perder a su esposo. Lucien se rehusaba a tomar los malditos tónicos de los sanadores para calmar el dolor, nadie calmaría a su dolor y beber unos malditos tés no le devolverían a su esposo. En todo el pasillo se oían los gritos desgarradores del omega, y como este llamaba a su esposo, incluso las sirvientas que estaban en la habitación sentían tristeza por el niño que pedía por su esposo.

Pero no solo es, detrás de las puertas de los aposentos del nuevo rey de Edoril, el hijo de este y nuevo príncipe heredero caminaba preocupado por los pasillos, mientras intentaba calmar a sus hermanitos más pequeños, intentaba que los niños no lloraran y gritaran, esperaba que se olvidaran de los gritos de su madre.

— ¡Esto no...! ¡No puedo hacer esto! ¡Tráiganlo de vuelta, ahora! ¡Quiero a mi esposo!

Eirian miro a su abuela y esta negó suavemente mientras trataba de calmar al pequeño Peter. En ese momento las puertas de la habitación fueron abiertas, dejando ver al sanador, quien se acercó rápidamente al niño de doce años.

— Mi príncipe tiene que entrar.

— ¿Cómo?

— Es imperativo — respondió el sanador entrando a la habitación, Eirian le entrego a Edmund a una de las nodrizas antes de entrar a la habitación. Lucien estaba de pie mientras apretaba su mandíbula intentando soportar el dolor y viendo su camisón cubierto de sangre.

— Todo está bien, por favor, su alteza no debe estar de pie.

— No está bien, he hecho esto tres veces, sé lo que está bien y esto no lo está. ¡No puede hacer esto! ¡No lo permitiré! ¡Haz que pare! — grito Lucien entre lágrimas.

— El bebé no está en posición, mi príncipe. — Eirian miro al sanador

— ¿Qué significa?

— Que está del lado equivocado. Y es demasiado grande. Debo saber que quiere que haga.

— No sé qué...

— Haré lo que pueda. Pero tal vez deba escoger, mi príncipe — el hombre dio una pausa —Usted diga a quien preferiría.

— ¿Qué?

— ¡¿Qué le estás diciendo a mi hijo?! ¡Ya dije que ninguno de ustedes puede hablar con él! ¡Hablen conmigo, carajo!

— Esta es una conversación para el príncipe.

— ¡El príncipe es solo un niño! ¡Tiene catorce años, carajo! ¡Es mi niño! ¡Yo lo cuidé y, críe en esta misma habitación, en esta misma cama! ¡Este no es su problema!

— Hablemos en el pasillo

— No, Eirian. Eirian, no, no te vayas. — suplico el omega.

— Madre. Madre, por favor, acuéstate. Tienes que calmarte. Yo averiguaré que quiere y regresaré de inmediato.

— No, cariño. Él quiere pedirte que decidas a cuál de nosotros salvar, a mí o al bebé — Eirian lo miro confundido — Matas al bebé y salvas a la madre. Matas a la madre y salvas al bebé. Esta no es decisión para ti, mi niño. Es mía y solo mía.

— ¡Es decisión del príncipe!

— ¡Es decisión de mi esposo! ¡Aeron es su príncipe! ¡La elección era de Aeron! Solo podía ser de Aeron porque el me amaba — Lucien comenzó a llorar — Me amaba tanto que esto no sería una conversación. Aeron sabría a quién escoger, él sabía lo que era mejor para los dos. ¡No debería explicarle esto a nadie! ¡Porque mi esposo está vivo! ¡Vivo! ¡¿Entienden?! ¡Aeron debería estar aquí! ¡El debería escoger! ¡No mi hijo, no mi niño!

— Hagan lo que dice...— Eirian sintió sus ojos arder, quería llorar.

— Mi príncipe, pero el bebé...

— lo que mi madre diga. — Ordeno el niño antes de salir de la habitación.

Lucien camino por la habitacion gritando, llorando y suplicando por su esposo, su bebe lo estaba lastimando, le estaba haciendo daño. Las sirvientas y el sanador intentaron acercarse pero el joven les grito, asi que se quedaron quietos.

El no permitiría que alguien se acerque, tendría a su bebe, lo tendría por su cuenta, porque ninguno de ellos era su esposo, ninguno de ellos le daría la ayuda y la protección que Aeron le brindaba.

El omega se deslizó en el suelo sosteniéndose de la cama gritando de dolor, cerro sus ojos con fuerza y llevo una de sus manos a su parte, baja debajo de sus ropas, grito de dolor cuando sintió que sus huesos se rompían al intentar sacarlo, pero su corazón se rompió aún más, cuando cayó al suelo junto con un charco de sangre, el cuerpo de su bebe.

Él negaba, gritaba, suplicaba y lloraba sin soltar a su pequeña, pidiendo a los Dioses que su pequeña abriera sus ojos y le dejara escuchar su llanto. Había perdido al hombre que amaba, ahora a una parte de él, de ellos.

"No llegué a decirle que lo amaba. Qué injusta es la vida, si tan solo hubiera sabido que esto terminaría así, solo lo hubiera abrazado más la última vez, le hubiera dicho que lo quería. Que pasé noches soñando por su regreso y ahora que lo volví a ver lo perdí."

"Lo veo cada vez más lejos, hasta que ni siquiera puedo divisarlo, porque la noche desaparece el camino al bañarlo todo de oscuridad. No encuentro consuelo, no encuentro nada que me tranquilice más que cerrar los ojos y pensar que estoy con él, que sí lo logramos mientras lloro arrodillado con mi cabeza en mis manos y sintiendo las lágrimas escurrir por mi piel junto con la sangre de mis dedos."

"Acaban de matar a mi hija."

"Acaban de matar al amor de mi vida."

"Acaban de matarme a mí también."

Fin

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