Capítulo 87

Los sirvienes estaban terminando de colocar los ultimos detalles para la gran ceremonia y fiesta que ocurriria en un par de horas, las decoraciones eran representadas con los caracterizicos colores de la casa Delroy, teoricamente, Leysa era miembro de la casa Delroy, la joven habia servido a Lucien desde que tenian memoria, y este la trataba como una hermana. Sin contar que la joven tendria una boda y ceremonia como para una princesa, algunos sirvientes decian que lo unico que faltaba era que la joven obtuviera el titulo de princesa, y tal como dijieron se hizo real, un dia antes de la boda, por un edicto del rey, Leysa fue nombrada no princesa, pero si vizcondesa al igual que Linus.

Un grupo de sirvientas iban en fila con bandejas, tres sirvientas llevaban el velo, el vestido, y los zapatos, otras llevaban los adornos para el cabello y uma caja de madera que contenia algo muy especial. Todas iban a una sola dirrecion, a los aposentos de la nueva vizcondesa, quien estaba en compañia de sus doncellas, la costurera y la persona que siempre la cuido.

- ¡Deben asegurarse de que este bellísima! - exclamó Lucien a las sirvientas que ayudaban a Leysa a vestirse mientras que el miraba para otro lado mientras las doncellas la vestían.

Lucien fue hacia el balcón, los invitados estaban comenzando a llegar, desde el cuarto se podía ver las decoraciones, su suegra realmente era experta en decorar, todo estaba hermoso, o al menos lo que podía lograr ver. Desde el balcón de la habitación de su dama, vio a su esposo, a su parecer este mantenía una agradable charlan con un hombre, seguramente un lord.

«Mira hacia arriba» Pidió el Omega por el vínculo y al momento, su esposo levanto su mirada y recorrió las ventanas de la fortaleza hasta dar con el balcón y habitacion.

Aeron sonrió y Lucien imitó su acto, tirando un beso al aire, algo que le pareció tierno al alfa y calmo la preocupación extraña que estaba comenzando a sentir.

Lucien también sintió alivio cuando su esposo le sonrió, no sabía porque, pero últimamente estaba comenzando a tener un raro presentimiento. El niño movio su cabeza lentamente para alejar esos pensamientos de su mente.

- Su Alteza - Lucien se volteo al oir la voz de su doncella, cuando volteo los ojos del niño se llenaron de lágrimas.

Leysa, su dulce doncella, tenía un hermoso vestido de novia, tela blanco cubierto de flores blancas, una diadema de flores y diamantes, que sostenía un velo blanco brilloso y transparente.

- Mi dulce flor - Lucien se acercó a su doncella y dejó un beso en la frente de la joven - Te ves realmente hermosa - Lucien acarició su mejilla y ella sonrió.

- ¿Interrumpo? - Lucien y Leysa voltearon hacia la puerta cuando Aeron y Liam entraron a la habitación.

Aeron se acercó a su esposo y lo beso, antes de mirar a la joven y dejar un beso en la frente de esta.

Lucien y Leysa se llevaban un año de diferencia, mientras que con Aeron se llevaba tres años. Aeron conocía a la joven desde hace tres años, y durante ese tiempo le había tomado mucho cariño, para Aeron, Leysa era como su hermanita, al igual que para Lucien, aunque jamás se lo dijieron, la joven tenía un lugar muy importante en el corazón de ambos.

- Espero que también me extrañes cuando te vayas - Leysa miro a Lucien cuando Liam dijo eso.

- ¿Irme?

- Claro, una vez que te cases, vivirás con Linus - La joven negó rápidamente ante las palabras de Aeron.

- ¡No! ¡Entonces no me casare! - exclamó la joven, los dos altas rieron mientras que Lucien negó suavemente.

- Niña tonta, ¿Que novia se queda a vivir en la casa de sus padres? En este caso de su hermano - Leysa hizo un puchero y se abrazo a Lucien.

- No quiero irme, tampoco quiero dejarlo - Lucien sonrió y dejó un beso en la cabeza de la joven.

- Siempre estaremos junto, dulce flor. No importa cuan lejos te vallas, siempre podrás volver a mí. - Esas palabras eran más para él que para la joven, pues, se le hacia difícil separarse de su doncella.

Lucien dejó un último beso en la frente de la joven antes de ir hacia su esposo.

- Debemos resolver unas cosas, mi flor. Tú debes terminar de prepararte, pronto comenzara la ceremonia - Leysa asintio, la pareja y el príncipe heredero le dieron una última sonrisa y mirada a la joven antes de salir de la habitación.

Aeron ayudó a su omega a caminar, sus hijos estaban bastante activos en su vientre, lo que le causaba dolor al niño, pero a este no le molestaba, al contrario, le gustaba sentír los movimientos de sus bebés.

- Cuando ellos nazcan, les contaré que su padre es un alfa gruñón, pero que cuando su madre le da una orden se vuelve un perro faldero - La broma del príncipe heredero hizo reir al niño, pero por su parte Liam recibió un golpe en la cabeza.

- Idiota - Lucien río aún más ante el insulto de su esposo.

Cuando llegaron a su destino, Liam miro todo con asombro, claramente el príncipe heredero estaba acostumbrado a todo tipo de lujos, pero ver la cantidad de cajas, vestidos, joyas y zapatos, lo sorprendían. Era cierto cuando decían, que la joven Leysa era la luz en la vida del niño y que ambos se querían demasiado.

- ¿Esto...es su dote? - Pregunto el príncipe sorprendido mirando todo.

- Pues claro, la mayoría de las cosas la elegimos nosotros, algunas la reina y otras mi abuela - respondió con orgullo el niño, sabiendo que a su doncella no le faltaría nada.

- Debes de quererla mucho, para poder pagar todo esto - susurro el príncipe y Lucien asintió.

- Solo queremos que Leysa tenga una mejor vida, es vizcondesa, al igual que Linus, tal vez no es un rango alto, pero es lo mejor que pudimos darle y esto es lo mínimo que se merece - respondió Aeron sonriendo de lado.

Al momento de estar en la habitación y asegurarse de que todo este en orden, Aeron envió a traer a la joven, quien ya toda preparada y maquillada entró a la habitación, Lucien río al ver el rostro de asombro de su doncella y la alegría que se reflejaba en su rostro.

- Impo...imposible - murmuro la joven viendo todo.

- Esto, mi dulce flor, es tu dote. Con esto podrás sobrevivir varios años, y más con tu nuevo título - Respondió Lucien y una dama se acercó a él con la pequeña caja. - Y esto...- el se acercó a ella y le colocó la pulsera, una pulsera roja que tenía diamantes incrustados - Es algo que les obsequio a tí y a tu futuro esposo - Lucien miro a su doncella.

- ¿Que significa? - pregunto viendo una extraña palabra.

- Esta pulsera, representa sus corazones, tú tienes una, Linus tiene la otro - la niña sonrió - Se dice, que cuando dos amantes poseen los mismos sentimientos por el otro, se volverán a encontrar en la otra vida, esta pulsera es como un hilo rojo - afirmó el niño y le sonrió a su doncella.

- Alteza....

- Solo espero, que seas muy feliz, Leysa. Solo espero que después de todo lo que tuviste que pasar desde que eras una niña, seas feliz y estés con el hombre al que amas - la niña soltó un sollozo y lo abrazo.

Lucien abrazo a su doncella con fuerza, aferrándose a ella, como si no quisiera que se fuera, que lo dejara, como si algo estuviera por pasar.

- Espero que seas muy feliz, te quiero leysi - la niña sonrió sin romper el abrazo.

- Yo también lo quiero, alteza.

Aeron tuvo que sostener a su esposo cuando la ceremonia comenzo, su omega casi rompía en llanto al ver a su amiga y hermana de la infancia casarse. Mientras que a los tres alfas, Liam, Jaden y Jarrel intentaban no reírse al ver los nervios y la emoción que sentía Linus al ver a la mujer que amaba caminar hacia el altar. Sin contar que Amelia y Alyssa varias veces regañaron a los alfas, cuando ellas también intentaban no llorar de la emoción.

Cuando la ceremonia concluyo y los recién casados estaban más que felices, Lucien sintió miradas sobre él, así que recorrió el Salón hasta encontrarse con Theo, este tenía a Rosalie a su lado y el pequeño Táriq estaba entre ellos.

Rosalie se removió incomoda cuando su primo se acercó a ella, aun no se lo había dicho, pero Theo la había vuelto su prometida.

- Pensé que estas en Poniente, no crei que volverías - declaró Lucien una vez que estuvo lo suficientemente cerca de su prima.

- Jamás me perdería la boda de mi amiga, solo espero que Leysa sea feliz - Lucien sonrió y miro al joven acompañante de su prima.

- Lord Theo, espero que este disfrutando de la fiesta - El joven sonrió falsamente algo que sorprendió al niño.

- Lo intento, su alteza. Hace tiempo que no presenciaba una fiesta tan...glamurosa, y mas siendo de una sirvienta - aquellas palabras con doble filo molestaron un poco al niño.

- Le recuerdo, lord Strong, que esa "sirvienta" es la nueva vizcondesa, y usted solo un lord, esa sirvienta, sigue bajo mi cuidado y proteccion. - El niño ignoro la molesta mirada de su prima, Lucien podia creer que su prima actuara de esa manera.

- Lo siento, su alteza, no queria ser irrespetuoso.

- Irrespetuoso, tal vez no, pero ignorante si lo es. - Lucien miro a su prima e hizo un leve movimiento en forma de negacion, antes de voltearse y caminar hacia su suegra.

Amelia le sonrio al niño cuando este se acerco a ella y se aferro a su brazo, como un niño pequeño. La reina dejo un beso en la frente del niño, sin saber que estaban provocando el enojo en una persona; Amara.

- ¡Lucien! - el niño miro hacia un costado al escuchar su nombre, Astrid se acercaba al niño con el pequeño bebe de meses en brazos, William caminaba detras de su esposa con una sonrisa

- Mi querida prima - Lucien sonrio cuando astrid se acerco, esta hizo una reverencia a la reina, quien le sonrio - ¿Este es el pequeño Aleksander? - Astrid asintio orgullosa de su bebe.

- Mirate, pronto tendras a tus bebes en brazos -Lucien asintio sonriente.-¿Has visto a mi hermana? - Lucien asintio y movio su cabeza en direccion a Rosalie y Theo, este ultimo actuaba sospechosamente, y al parecer estaba discutiendo con Rosalie. Astrid se despidio de su primo con un beso en la mejilla y fue hacia su hermana, por otra parte William, vio como el niño fruncia el ceño.

- ¿Hay algo que te preocupa?

- Siento que algo anda mal, pero no se que es, solo cuida a tu familia, Will - el alfa de poniente asintio ante las palabras del niño y le sonrio.

En la distancia, Aeron busco a su esposo, pero no lo encontro, hasta que finalmente dio con esa cabellera rizada y castaña que tanto ama. Pero su mirada se desvio a unas personas, últimamente durante esos tres días, había notado extraños movimientos. Aeron ignoro al resto de la humanidad cuando al volver a mirar hacia la pista de baile, vio a Lucien acercándose a él, siguió cada uno de sus pasos, admirando el como su esposo se movía con elegancia, saludando de vuelta a quienes lo saludaban, sonriendo y siendo cortés, como futuro señor de Edoril y ahora siendo el legítimo heredero, las personas eran más respetuosas hacia él, pero Lucien ignoraba aquello, ya que en ese momento solo quería llegar hacia Aerom, y cuando lo hizo, el mayor pudo notar la emoción en sus ojos.

- Cariño, sientelos -Agarró una mano de Aeron y la llevó a su vientre, Aeron lo miró con duda antes de entender la emoción de su esposo e imitó su enorme sonrisa.

Sus bebés volvieron a patear, haciendo que todo su cuerpo se exaltara, llevó su otra mano para sujetar con firmeza el abultado vientre, ambos ignoraban las miradas curiosas que reciben, solo concentrandose en sus hijos, quienes se movíam con mucha energía dentro de Lucien, este solo sonreía feliz, sin importarle el dolor o las molestias que sentía, después de pasar por un mal tiempo, estaba realmente feliz de que sus hijos estuviesen sanos dentro suyo. Para algunos no podría ser tan importante, pero para la pareja quien cada día de despertaba con el miedo de que sus bebés murieran y dejaran de sentir sus movimientos, sentirlos ahora , era algo que les traía calma y felicidad.

- Unas semanas, solo faltan unas semanas y podremos conocerlos - Llevo sus manos al rostro de Aerom, los dos se miraron antes de besarse, ambos amaban esto, ser felices y quererse el uno al otro, en estas ocasiones se cuestionaban de cómo habían sido las cosas en el pasado, odiando el no haberse dado la oportunidad de amarse desde siempre.

- Son fuertes. - Rodeo la cintura de su esposo con un brazo, acercandolo a su cuerpo, Lucien asintió, estando de acuerdo con él, Aerys y Daella ya se habían calmado, quizás se cansaron de patear y Luciem lo agradeció, el dolor comenzaba a ser molesto, pero no se quejaba.

En ese momento, las puertas del Gran salón fueron abiertas, llamando la atención de todos, especialmente de los príncipes y la pareja recién casada. Leysa trago en seco al ver a las personas que acababan de entrar al salon. Su padre se acercó a ella, junto con su hermano y algunos hombres detras de ellos.

Linus, al ver el nerviosismo y algo de miedo en su esposa, se puso enfrenté de ella. Aeron detuvo a su esposo, cuando Lucien estaba apuntó de ir contra la familia de la joven

- Ya tiene a alguien que la proteja - susurro Aeron en su oído, Lucien lo miro y luego míro a su doncella.

- Solo espero que todo acabe bien - susurro el niño y Aeron asintió besando su frente.

Un hombre barbudo, robusto y con mirada sería, se acercó a la joven vestida de novia. El hombre miro a Leysa de pies a cabeza, luego miro al hombre que la protegía con su cuerpo, su estúpida hija, había elegido al hombre menos ideal para casarse. Él necesitaba descendientes puros, no, mocosos provenientes de un Guardia bueno para nada.

La mirada de Leysa se desvío a su hermano, este tenía una sonrisa egocéntrica en su rostro y una mirada lujuriosa, mientras que relamia sus labios al ver a su hermana. Para nadie que conocía a la familia de la joven, era sorpresa que el hermano de esta, sintiera deseo por ella. Pues, Lucien más que nadie, habia rechazado todas las veces que el hermano de Leysa había pedido su mano.

- ¿Este es el hombre por el que traicionaste a tu familia? - todos en el Salón se sorprendieron ante las palabras del hombre a su hija - Pensé que era un buen hombre, que era un príncipe o un rey. Pero resultó ser un simple Guardia, un miserable - Aeron tuvo que usar algo de fuerza para retener a su Omega que quería abalanzarse hacia el hombre.

- Padre. Linus no es ningún miserable, aunque es un simple guardia, es amable y atento conmigo. Él tuvo que pasar por muchas cosas, para poder desposarme - confeso la joven sonriendo, recordando como Lucien y Aeron le pusieron pruebas al joven con ayuda de Liam y los mellizos, para poder desposarla. - Él es...

- ¡Callate! - exclamó el hombre y miro a su "yerno" - Muchacho miserable, lo hiciste bien, seduciendo a mi amada y única hija, para que cayera en tus brazos. Ahora que te casaste con ella ¿Piensas arrastrarla a la miseria? - Linus hizo puño sus manos y apretó su mandíbula, hasta que sintió una suave mano sosteniéndo una de las suyas. - Leysa, piénsalo de nuevo, dos veces ¿Realmente estas dispuesta en caer en la desgracia por este miserable? ¿Realmente lo prefieres a él, antes que a tu hermano?

- Ya me decidi, si no puedo casarme con Linus, jamás me casare con ningún otro hombre - afirmó y Linus sonrió.

- Yo hize una promesa - habló finalmente su esposo - que, en toda mi vida, desde ahora hasta la muerte, incluyendo cada segundo, nunca le fallaría a Leysa - la joven sonrió.

- Amo a mi esposo padre, y eso jamás cambiará, yo...

- ¡Basta! - exclamó el hombre - Tú, tanto tiempo que me esforze en criarte, tú, mi niña, mi más grande orgullo, tu, ¿Te atreves a serle fiel a tu esposo, pero no a tu familia? - él hombre negó entre decepcionado y molesto, estrujando el corazón de la joven con sus palabras.

- Por favor, padre. Todos aquí, han aceptado nuestra union, incluso la familia de mi esposo, la aceptó. ¿Porque tú no? - cuestionó la joven dolida - Permíteme ser feliz con mi esposo, date la oportunidad de conocerlo, por favor - él hombre cerro sus ojos ante las palabras de su hija y miro al hombre que se había atrevido a desposarla.

- Muy bien - el hombre se acercó al esposo de su hijo y asintió - Ya que no puedo hacerla cambiar de opinión, solo puedo esperar, que la hagas feliz - Linus asintió seguro de que la protegería.

Cuando todos ambos creían que las cosas ya estaban tomando su curso pacifico, cuando todos estaban seguros que habían ganado una batalla que ni siquiera empezó, un fuerte grito se escuchó, deteniendo a los músicos y el parloteo que había en el gran salón, todos miraron a un joven muchacho correr hacia la reina, estaba agitado, pálido y parecía que lo que sea que había sucedido no eran buenas noticias, nadie lo detuvo, la guardia real solo se acercó a su majestad para protegerla por si acaso, pero no hubo necesidad.

- Su gracia... El refugio de fuego..el refugio de fuego esta en llamas. - Si apenas pudo hablar, pero solo eso se necesito para alertar a Amelia, quien salió a uno de los balcones, muchos siguieron su ejemplo, siendo Liam quien se unió primero a ella, y cuando ambos vieron en la lejanía un inmenso fuego abrasador no supieron cómo reaccionar.

- ¿Quién quemaría un hogar de dragones? - La voz de Jaden fue el detonante para que los Reyes pudieran salir de su asombro, ordenando a diestra y siniestra a los caballeros y sirvientes cercanos, el fuego se debía apagar para que no extendiera a otros lugares - Esto es una pantalla de humo, y de forma literal. - Jaden solo estaba comentando para sí mismo, viendo de forma despreocupada él como una enorme nube de humo se alzaba por el fuego.

Los dragones estarian bien, solo era un poco de fuego, y aunque ellos no eran del todo inmune a este, si eran muy resistentes, así que se las arreglaran para salvarse, también estaban los cuidadores, ellos quizás si se morirían como vacas al matadero, pero ayudarían a los dragones a salir del refugio, y su teoría fue comprobada cuando en el oscuro cielo varias figuras de dragones se empezaron a ver, unas grandes, otras pequeñas, soltó una suave risa al ver a Dregoth, el dragon era inconfundible incluso desde esa distancia.

Pero fue entonces que todo cambio, fue entonces cuando el velo de la muerte cubrió el Salón.

Leysa miraba a su padre y esposo sonrientes, cuando una espada atravesó el pecho del hombre que amaba. Su hermano lo había apuñalado.

Los gritos comenzaron a escucharse y muchos se quedaron atónitos antes la escena, incluso el mismo Lucien y Aeron, quien veía a su mejor amigo caer al suelo. Él príncipe albino, sabía que más cosas estaban por ocurrir, y por primera vez en toda su vida odio su buen sentido, porque justo en el peor momento el grito de un invitado alertó al resto, uno de los caballeros reales había sido asesinado, después de que el asesino alzó su arma con una doncella y que otro caballero real intentará salvarla, más enemigos aparecieron, envolviendo el lugar en un caos de gritos, nobles y sirvientes corriendo para huir, los caballeros peleando para mantenerlos a salvo, más a la familia real que se suponía debía ser el principal motivo.

- ¡Leysa! - grito Lucien mirando a su doncella, la joven había atrapado el cuerpo de Linus antes de que este cayera al suelo. Pero la vista del príncipe fue interrumpida por todos los nobles y sirvientes que se interpusieron en su camino, evitando que el niño se acercara.

- No...no...no, por favor, cariño, por favor no me dejes - pidio entre lágrimas la joven, Linus escupió sangre antes de intentar acercar su mano al rostro de su esposa.

- Yo...te-te amo... - susurro el joven guardia, antes de escupir sangre y cerrar sus ojos.

- No...Linus, cariño despierta, Linus despierta, no cierres tus ojos ¡Linus! ¡Por favor cariño! ¡Abre los ojos! ¡Abre tus malditos ojos!

Los gritos de la joven novia, se escucharon por sobre todos los gritos de los invitados y sirvientes en el salon. No, cualquiera que lo escuchará sentiría dolor por la joven.

La estruendosa risa de alguien a su lado, hizo que la joven levantara su cabeza, encontrándose con su hermano.

- ¡Tu! ¡Maldito desgraciado! - grito la joven levantándose del suelo con su vestido ensangrentado - ¡Lo mataste! ¡Lo mataste, maldita bestia! - grito entre lágrimas la joven golpeando su pecho - ¡Te odio! ¡Te odio!

«Soy Linus. - le sonrió el joven.
Soy Leysa, un gusto mi Lord - el joven dejó un beso en su mano»

«Prometeme que estarás a mi lado siempre»
«Te lo prometo"

- Ya no tienes a nadie - susurro su hermano antes de clavarle el cuchillo en el estómago.

Lucien vio entre todo el escándalo, a su mejor amiga, a su confidente, su hermana, gritando, llorando, pero sobre todo herida.

- ¡Leysa!

La joven miro al niño de cabello castaño y sonrió, antes de volver a mirar a su hermano.

- Te equivo...te equivocas - pronunció con dificultad - Yo...no...no estoy sola - el joven la miro confundida antes de soltar un grito de dolor y que la sangre salpicara el rostro de la joven, le había clavado uno de sus adornos del cabello en el ojos. Pero antes de alejarse, su hermano volvió a apuñarla.

Lucien negó varias veces al ver a su mejor amiga caer al suelo, no, ella estaba muriendo, estaba agonizando, su hermana del alma, estaba muriendo.

- ¡Leysa! - grito el niño con lágrimas en sus ojos, corriendo hacia la joven golpeando a todas las personas - Leysa, Leysa - el niño sostuvo el cuerpo de la joven, intentando parar la hemorragia en vano.

- ¡Lucien! - Aeron y Jaden se acercaron a él

- Jaden, por favor salvala, por favor, salvala por favor - suplico entre lágrimas el niño. Jaden negó ante las súplicas de su hernanito al ver la sangre que había perdido la joven.

- Luke...no hay nada que podamos hacer.- El niño rompió en llanto ante las palabras de su hermano.

- Alteza...- Lucien miro a la joven - Ya...ya no...podre...estar a su lado - la ni la escupió sangre - yo...lo siento...alteza. - Lucien sostuvo la mano de la joven - Mi señor...lo...lamento

- No, no, no. Yo no soy tu señor, Leysi. Yo soy tu hermano. Soy tu hermano mi dulce flor - ella sonrió mientras la sangre salía de su boca.

- Hermano... - susurro la niña antes de cerrar sus ojos.

- ¡¿Es que acaso son unos niños indefensos?! ¡Protejan su honor, y a los príncipes! - Todos los nobles que podían pelear y estaban huyendo se congelaron al escuchar el reclamo y orden del señor de Poniente, William había ido con los príncipes, dándole a su hijo a Amelia, quien por inercia lo pidio al ver al Domhell acercarse con el pequeño en brazos y su esposa, la mujer estaba siendo protegida por guardias leales así que el heredero de Poniente estaría a salvo - Mi señora, corra y llévese a los niños. - Amelia entendía que hablaba con ella, así que acomodo a Aleksander en sus brazos y tomó la mano de Bella, la cual estaba más cerca de ella.

- ¡No dejen a nadie vivo! - La orden del príncipe Albino resonó en todo el gran salón, Jaden, Jarrel y Liam se miraron para después asentir, no necesitaba dejar a nadie con vida, era más que obvio quien había realizado tal emboscada, y como otro príncipe o lord no cuestionaron la orden, el resto de nobles e invitados que peleaban tampoco lo hicieron.

Gritos, sangre, cuerpos y espadas, esparcidas por todo el gran salón. Después de un tiempo, horas, cuando finalmente había derrotado a la mayoría de los rebeldes, aun se seguían escuchando gritos desgarradores de una persona; Lucien. Él niño abrazaba y lloraba sosteniendo el cuerpo de la joven novia. Creyendo irónico como un día tan hermoso y festivo podía volverse un día de luto.

Pero no fue eso lo que alertó a todos, sino los otros gritos aún más fuertes, que incluso la reina, quien había vuelto al Salón en busca del niño, se sorprendió.

- ¡Lucien! - Aeron se acercó a su esposo cubierto de sangre y tirando su espada.

- ¡Duele! ¡Aeron duele! - grito él niño siendo separado del cuerpo de su doncella, cuando Aeron lo cargo se alertó al ver la sangre manchar las ropas de su esposo.

- ¡Oh dioses! - exclamo la reina al ver la sangre y oir los gritos del niño - Ha entrado en labor de parto.

No hubo el tiempo suficiente de llevar a Lucien de regreso a su habitación. Lo más lejos que Aeron llegó fue al Salón donde se llevaban a cabo las reuniones del Consejo. Su esposo recuperaba y perdía la consciencia conforme el dolor que lo aquejaba y no dejaba de gritar como un animal herido, o aún peor como si se estuviera quemando al rojo vivo.

- ¡No! ¡No, no! ¡Todavia faltan días! ¡Por favor! - gritaba Lucien entre lágrimas, desesperado.

Aeron no se separaba de su lado, tomando su mano. Estaba tratando de tranquilizarlo pero los nervios lo tenían temblando y con los dedos helados por el miedo. Habían pasado por esto demasiadas veces y simplemente no podía soportarlo más, ya había visto a su esposo llorar y gritar cada vez que las sabanas se manchaban de sangre por un aborto durante los tres años.
El dolor era demasiado, ver sufrir a Lucien era una tortura de la que se sentía culpable.

Le rasgaron la ropa y el sonido le causó un escalofrío al niño. Sintió frío y dolor, le separaron las piernas y una partera le empezó a pedir que pujara. Sus gritos agónico se escuchaban hasta la Sala del trono, donde aún había varios invitados y la misma Amelia estaba de pie mirando hacia el pasillo por el cual se habia ido su hijo. Era como si todo se hubiera quedado en pausa y lo único que marcaba el avance del tiempo era el eco de los alaridos de Lucien mientras intentaba dar a luz.

La sangre escurrir de la mesa al suelo y el olor a sangre había llenado la Sala. Luke tenía el cabello revuelto y pegado al rostro por el sudor y las lágrimas.

- Aeron... Aeron.. - llamó su nombre entre jadeos y el albino lo miró con preocupación - Tienes que cuidarlos... No dejes que los lastimen... Enséñales a ser como tu...

Luke estaba hablando como si ya se hubiera rendido. Como si hubiera decidido que ya había dado todo de sí.

- Alteza... - el sanador llamó su atención y Aeron lo miró, desesperado - El príncipe está perdiendo mucha sangre... Tiene que seguir pujando. Falta muy poco. Si no lo hace, el bebé podría morir...

- ¿Él va a vivir? - preguntó Aeron con la voz ahogada. El sanador parpadeó un par de veces pero asintió - Hagan lo que tengan que hacer pero quiero que mi esposo viva.

-Pero, Alteza...

-Si vas a sugerir que deje morir a mi omega, tu cabeza estará en una lanza antes de que termine el día - espetó el príncipe, regresando su atención a su omega, apartando su cabello con delicadeza de sus ojos - Escúchame... No puedes dejarme. No te permito dejarme... Podemos intentarlo otra vez o no. No me importa no tener descendencia. No me importa renunciar a todo... Si eso implica perderte, Lucien, mi omega, mi amor.

Fue entonces como si esas palabras le hubiesen dado al niño las fuerzas que requería en ese momento. Las doncellas se asustaron ante el grito desgarrador que solto el niño y la gran cantidad de sangre que estaba perdiendo.

Fue entonces que un llanto se escucho, un llanto que trajo alegría en ese triste día, un llanto que resonó por todo el pasillo.

- Es un niño, alteza - exclamó la sirvienta pero antes de que Lucien pudiera mirar a su hijo, volvió a gritar y empujar.

Al cabo de unos minutos, su bebé nacio, permitiéndole escuchar su llanto. Su pequeño Aerys y su pequeña Daella, sus hijos habían nacido.

- Es una niña alteza, felicidades, son mellizos - felicito la partera y las sirvientas, Aeron se acercó con los dos bebés en brazos.

- Mira mi amor, son nuestros pequeños- susurro Aeron mirando con una sonrisa y brillo a sus bebés.

El mismo sueño que Lucien había tenido se había hecho realidad, solo que ahora, él no estaría ahí para seguir viéndolo.

- ¿Luke? - Aeron le entrego los bebés a las Nodrizas al ver a su esposo cerrar sus ojos - ¿Lucien? No mi amor, por favor no - Aeron tomó sus manos, estaban frías, el estaba frío - ¡Lucien! ¡Lucien!

«¿Los cuidarás si algo me llegará a pasar? » «Los cuidare»

- ¡Lucien! ¡Ayudenmen por favor! ¡Lucien!

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