Capítulo 50
Amelia miro a su hijo mayor probarse las prendas de la boda, no le sorprendia que su hijo no sonriera ni que ignorara todo lo que el costurero le estaba diciendo. Después un tiempo el costurero término su trabajo y se despido de la reina y el príncipe dejandolos solos en la habitacion del príncipe heredero.
Amelia miro como su hijo se terminó de abrocharse la camisa y se sentó en uno de los asientos de la habitación molesto. La reina suspiro y se acercó a su hijo mayor, sentándose a su lado.
- No me reproches por no estar feliz - escucho decir a su hijo.
- No tenía intenciones de hacerlo - respondió y sostuvo la mano de su hijo.
Madre e hijo se quedaron en silencio, ambos perdiéndose en sus pensamientos, mientras uno se arrepentía de no haber luchado más, el otro se preguntaba si su vida seria siempre gobernada por las decisiones de los demás.
- Madre...
- ¿Hum? - Amelia lo miro y le dio una suave sonrisa - ¿Que sucede, mi Guerrero? - ella acarició el cabello negro de su hijo
- ¿Realmente debo casarme? - Ella sonrió con tristeza y asintió.
Amelia miro atrás de su hijo, donde se encontraban unas cortinas de seda transparente y decoradas con perlas e hilos de oro, que cubrían el pequeño cuarto cubierto de flores, velas y el retrato de la mujer.
- La extrañas ¿no es así? - Liam siguió la mirada de su madre hasta el retrato de Elaine
- ¿Esta mal extrañarla? - pregunto cómo un niño chiquito y Amelia negó.
- No, mi amor. Todos extrañamos a alguien - ella volvió a acariciar su cabello- Pero aún así debes casarte, sino es con la hija del magistrado de Landrock, será con cualquier otra mujer, tu padre esta empeñado en casarte y sino lo aceptas. Bueno, usará a tus hermanos - ella acarició sus manos.
- El amor es un veneno madre - ella asintió ante las palabras del alfa de melena negra.
- Ay, mi guerrero - palmeo sus manos mientras se perdía en las gotas de lluvia que habían comenzado a empañar las ventanas - Creeme cuando te digo, que si el amor fuera una elección, nadie elegiría tan sublime dolor. Ni la persona más fuerte elegiría enamorarse - ella beso sus manos.
Antes de que el principe pudiera decir algo más, un golpe en la puerta los interrumpió.
- ¡Adelante! - elevó un poco la vos el príncipe heredero acomodandose.
- Su alteza, su Majestad - una sirvienta hizo una reverencia.
- ¿Que sucede? - pregunta la reina
- El rey quiere ver al principe heredero y al principe Aeron en la sala del Consejo - informó la joven sin levantar la cabeza - es urgente, Majestad - Liam se puso de pie con rapidez cuando escucho el nombre de su hermano y la palabra urgente.
- ¿le has informado a mi hermano? - pregunto el principe agarrando su cinturón junto con su espada.
- No, alteza - Liam asintió e hizo un movimiento para que la joven se retirara
- Iré a buscarlo, madre - Amelia asintió, Liam se acercó a ella y dejó un beso rápido en su mejilla para salir rápido de la habitación en busca de su hermano.
- ¡Buscalo en sus aposentos! - le grito la reina
- ¡Entendido!
Amelia miro de nuevo detrás de las cortinas de seda transparente, observando el retrato de la mujer. Elaine era bonita, las veces que la había conocido había demostrado ser una joven de buen corazón debota a su hijo. Era una lástima que Amelia halla llegado tarde al Consejo cuando su hermano le metió la idea al rey de que la asesinaran y que su esposo diera la orden.
Ahora, su hijo, su guerrero, su niño, su principe, estaba siendo forzado a casarse con una mujer a la que ni conocía, la reina sabia que Alyssa D'Arcy no era mala muchacha, la había visto en dos ocasiones y la joven era bastante linda y tímida. Pero aún así, la reina sabia los sentimientos de su hijo y era por esa razón que temía que Alyssa llegara a sus vidas.
Nunca podías forzar a alguien que te ame ni mucho menos forzar a esa persona para que te quiera. Amelia lo sabía por experiencia y temia que su hijo por amar a una mujer que lamentablemente ya no estaba, ignorara a la joven que seria su esposa y la que estará a su lado durante toda su vida.
- Aeron dije no - Luke volvió a sacar las espadas y libros de los baules que llevarían a Edoril para su viaje.
- Por favor cariño. Son sólo libros y espadas - Luke entrecerro sus ojos
- Por eso mismo te lo digo, llevas solo libros y espadas ¿Es que usaras eso para vestirte? - pregunto sarcástico empacando la ropa de su esposo mientras escuchaba las quejas del alfa por sacar los libros y las espadas.
- Como si te molestara verme desnudo - se burló el albino y sonrió al ver el rubor en las mejillas de su omega.
- Eres un idiota - el omega le tiro la almohada al alfa.
- Tu idiota - comentó el alfa atrapando la almohada y acercándose a su esposo.
Aeron abrazo a su esposo por detrás, el omega se removió un poco queriendo zafarse del agarre de su alfa, pero este solo lo apretó aún más. Rendido el omega soltó un bufido.
- ¡Mami! - Eirian llegó a la habitación tirando de un baúl pequeño, Luke miro confundido el pequeño baúl que traía su hijo
- ¿Que tienes ahí adentro? - pregunto el omega zafandose del agarre de su esposo y acercándose a su hijo
Luke se arrodilló a la altura del pequeño alfa mientras este abría felizmente el baul. Aeron soltó una carcajada al ver el contenido dentro del baúl, mientras que Luke negó con suavidad. El baúl estaba cubierto de juguetes, caballos, barcos, espadas de madera, etc.
- Eirian - el omega le sonrió - pequeño no puedes llevar todo esto - el niño hizo un puchero con los labios al escuchar a su mami.
- Pero es mio mami. Son mis juguetes - el alfa negó divertido al ver cómo el niño le hacía ojitos al omega junto con un puchero, una táctica que el alfa había visto implementar a su omega
Luke entre abrió sus labios y los cerro varias veces debatiéndose si cumplir con el capricho del niño o decirle no. Miro a su esposo pidiéndole ayuda con la mirada pero este solo negó divertido. Al alfa le gustaba cuando el omega no sabía si ceder o no a los encantos del pequeño alfa.
Cuando el omega estaba por hablar un golpe en la puerta los Interumpio, Aeron fue hacia la puerta y al abrirla se encontró con Liam.
- ¡Tio Liam! - Eirian soltó la cuerda del baúl y se acerco corriendo al príncipe heredero.
- Hola pequeño - Liam sonrió y desordeno el cabello del niño.
Luke se levantó del suelo y se acercó a su esposo, hijo y cuñado. Aeron puso una mano en su cintura acercandolo a él, mientras que el pequeño alfa dejaba un beso en la mejilla de su tío y se iba a corriendo a seguir guardando juguetes en su baúl aprovechando que sus padres estaban distraídos.
- Es raro ver al príncipe heredero en los aposentos de gente de bajo nivel - bromeó Luke mientras que su cuñado entrecerro los ojos
- Que chistoso, lamento molestarlos mis príncipes - dijo el príncipe con ironía - Pero el viejo del rey, nos mando a llamar, dice que es urgente - Luke bufo.
- ¿Es que no se cansa de convocarlos?¿Que no tiene algún asunto que atender? - pregunto Luke un poco molesto, cada vez que Liam o Aeron eran convocados, los príncipes volvían molesto, maldiciendo tanto al rey, como al consejo.
- Tranquilo pequeño, volveré pronto - Aeron dejó un corto beso en los labios de su omega y fue con su hermano. Liam le dio una sonrisa al omega.
- Lo cuidare - Luke asintió ante las palabras de su cuñado.
- ¡Mami mira! - Luke miro hacia atrás cerrando la puerta de la habitación, Eirian volvía a llenar el baúl de juguetes, Luke estaba seguro de que si fuera por su hijo este llevaría todos sus juguetes en vez de ropa.
- Eirian, no puedes llevar todo eso...
Aeron y Liam entraron a la sala del consejo, a los dos príncipes se les hizo raro que en la sala solo se encontrarán su padre, Amelia y Bernard. Ambos príncipipes le dieron un asentimiento de cabeza a su padre y tio, para después acercarse a la reina que estaba sentada en el lado izquierdo del rey.
- Mis niños - Amelia le sonrió a sus hijos y estos dejaron un beso en la mejilla de su madre.
Los príncipes tomaron asiento, Liam tomó asiento al lado de su madre, y Aeron tomó asiento al lado de su hermano, pero ninguno cerca de su padre o tio. Solo cerca de la persona que les transmitía confianza, cariño y apoyo; su madre.
- Ahora que estamos aquí - comenzó James atrayendo la atención de sus hijos y esposa
- Por favor, no empieces a hablar de las absurdas propuestas del consejo - lo interrumpió Liam, los temas del Consejo le aburrían, no porque no se preocupaba por su pueblo, sino porque los viejos del consejo solo hablaban sobre dinero y más dinero, sin preocuparse por las necesidades de la gente.
- Debes cerrar la boca y escuchar - hablo Bernard esta vez ganándose una mirada de odio de sus sobrinos - el rey quiere encomendarlos a ambos en una misión.
Los dos hermanos se lanzaron una mirada de confusión. ¿Que clase de misión los necesitaba solo a ellos dos?
- ¿Que clase de misión? - pregunto Aeron, cruzándose de brazos mirando desafiante primero a su tío y luego a su padre.
- Deben viajar a la ciudadela de Rielach - Amelia miro entre sorprendida y asustada a su esposo cuando el nombre de aquel lugar salió de sus labios.
- ¿La ciudadela de Rielach? - Inquirió Liam, y por alguna razón le lanzó una rápida mirada a su hermanito quien desconocía aquel lugar - ¿Por que ahí? - pregunto rápidamente mirando a su padre.
La ciudadela de Rielach no era un lugar al que podías ir y venir, en ese lugar habían muchas muertes y confrontaciónes civiles. Pero no era eso lo que le preocupaba al príncipe heredero, al contrario, lo que le preocupaba era su hermano.
- Hay un asunto en la ciudadela que debe resolverse - empezó a explicar el rey - el comercio de la sal, el vino y el trigo, ha sido detenido por un ejército de rebeldes en la ciudadela - Aeron escuchaba con atención cada palabra que pronunciaba el rey - Deben ir y encargarse de aquel ejército de rebeldes que están bloqueando la ruta de comercio, partirán hoy mismo al anochecer, para no preocupar a los demás, Así que llegarán mañana por la mañana - Aeron se puso de pie al escucharlo.
- No lo haré - dijo firme el alfa de cabello plateado - Le prometi a los señores de Edoril, acompañar a mi esposo en su viaje en busca de apoyo para fortalecer su reclamo al trono del Tritón - dijo Aeron negándose ante la petición de su padre.
Lucien estaba emocionado por volver a Edoril, el omega le había contada al alfa los muchos lugares que le gustaría que conozca. También quería que Eirian conozca la tierra y gente que gobernaría después de ellos, tal vez Eirian no era hijo de sangre de los príncipes, pero cuando ambos príncipes hablaron con los señores de Edoril, estos estuvieron de acuerdo en que el niño sea el sucesor de Luke y Aeron. Lucien quería pasar tiempo con su familia y mostrarle los bellos lugares que tenía la tierra de Edoril.
- No fue una pregunta, ni tampoco es una opción. Es una orden y debes obedecerla, no te hablo con tu padre, Aeron, te hablo con tu rey - el alfa de cabello plateado fulminó con la mirada al rey.
Aquel viejo estaba acabando con su paciencia.
- Puedo ir yo - Liam puso una mano sobre el hombro de su hermano - Calmate, recuerda que Luke puede sentir lo mismo que tú a través del vínculo - le recordó el principe en vos baja casi inaudible para que solo su hermano escuchara.
Aeron respiro despacio intentado calmarse, lo que menos necesitaba su esposo luego de lo ocurrido con su hijo y después de la pérdida de el bebé era preocuparse, el sanador le había dejado en claro que si se alteraba podría poner en riesgo la mínima posibilidad de quedar en cinta y que podría sufrir atraques después de lo ocurrido con Eirian, pues el omega había quedado con mucho miedo y sus antiguos ataques de ansiedad habian vuelto a aparecer.
- No puedes ir solo tú - hablo Bernard apoyando sus manos debajo de su barbilla - Aeron es tu mano derecha, al menos por ahora, hasta que consigas a una mano - Liam hizo puño su mano libre, aveces quería partirle la cara a tu tio.
- Él debe acompañarte, no importa a donde vallas. Así que en esta misión ambos partirán a la ciudadela de Rielach. Es mi última palabra - Aeron hiba a protestar, pero un apretón en su hombro lo hizo callarse.
Sabía que a su omega no le gustaría nada que viaje cuando ya tenían planes, Lucien era terco, tan terco que a veces ni la misma Katherine podia hacer que el omega cambiará de opinión.
Ambos príncipes dejaron un beso en la mejilla de la reina, Bernard iba a cuestionar la educación de los príncipes al no hacerle reverencia al rey, pero estos se apresuraron a salir de la Sala del Consejo.
- Me gustaría hablar contigo, esposo. - Amelia aparto la mirada de la puerta por donde salieron sus hijos y miro a su esposo sería.
- Majestad, creo que...
- Quiero hablar con mi esposo, a solas. Largo - La reina interrumpió a su hermano, viendo como este la miraba con desagrado.
- Mi reina....
- ¡Largo! - exclamó molesta golpeando la mesa de la Sala del Consejo. Bernard miro al rey, pero James sólamente se agarraba la cabeza con un tono cansando, era como si ya nada le importara.
Bernard se puso de pie e hizo una reverencia ante el estorbo de su hermana y el inservible de su cuñado.
Amelia espero a que su hermano saliera de la Sala y miro fijamente a su esposo, viéndolo quejarse, las jaquecas estaban volviendo a molestarlo.
- ¿Sabes lo riesgoso que es enviar a Aeron a la ciudadela? - cuestionó la reina al rey, quien al escucharla la miro.
- Se que es lo correcto.
- ¿Estas loco? Ya es demasiado arriesgado con que Lucien vuelva a Edoril y recorra la tierra sin problemas, mientras que tu y yo, sabemos que en cuanto Lucien se encuentre con algun miembro del antiguo Palacio o peor aún, de la tribu Asile, la verdad puede ser descubierta - la preocupación era notable en la voz de la reina.
James escuchaba cada palabra pero aún así ignoraba la advertencia de su esposa, sabía que había una muy alta posibilidad de riesgo en que su hijo y Lucien se enteraran de la verdad.
- No importa.
Amelia miro con incredulidad a su esposo. Era increíble que aquel hombre tomara aquella situación a la ligera; pero Amelia lo sabía, que su esposo enviará exclusivamente a su hijo menor a la ciudadela era por qué tenía planeado que Aeron se encontrara con los miembros exiliados del Palacio que habían estado presentes en la guerra y mucho antes, en el momento que dio inicio a la guerra.
- Eres un idiota - dijo molesta - Sabes perfectamente que si las personas del antiguo Palacio o la tribu Asile se encuentran con Aeron y Lucien, nada evitara que cuando abran la boca, Lucien intente acabar con la familia Delroy y que muchos evitara que nuestro hijo deseé acabar con la familia Thorne.
- Ellos no lo harán, son esposos.
La reina río ante las palabras de su esposo.
- ¿Crees que por ser esposos, evitara que ambos quieran tomar venganza contra la familia del otro? - pregunto aunque era más una afirmación que una pregunta.
Amelia nego ante la ignorancia de su esposo. Tanto él como ella, eran culpables de la guerra de hace años, también conocida como "la guerra dorada" por la muerte de ambos bandos y los secretos que quedaron enterrados. No todo era culpa de ellos, sino también de los señores de Edoril, ellos también eran culpables, mejor dicho todos eran culpables, a excepción de los jóvenes principes a los cuales se les oculto la verdadera historia de sus tragedias, y vidas crueles. Incluso, la historia de su nacimiento.
La reina sabía que tarde o temprano, ya sea en unos años más, meses o tal vez días, la verdad saldría a luz. No importaba cuanto se esforzarán para intentar ocultar la verdad; porque al final no se puede destruir la realidad.
- Dime la verdad - James miro a su esposa - Fue Bernard quien te dijo que envies a Aeron a la ciudadela ¿No es cierto? - el alfa viejo y un poco demacrado asintió.
- Lo hizo.
- ¿Y aún así estuviste dispuesto? - preguntó - ¿A pesar de que eso podría poner a nuestro hijo en peligro? ¿Porque?
-¿Porque? - pregunta incrédulo - Por que tu hermano es un parásito, Amelia. Pero, aun así puede asegurarme la gloria - la reina nego al escucharlo - Piensa, Amy, piensa. Si ambos se enteran de la verdad, puede ocurrir una guerra y será mi momento para derrotar a la familia Thorne y tener el control absoluto de los siete reinos - James tomo las manos de su esposa diciendo cada palabra palabra con entusiasmo.
- Estuviste de acuerdo en enviar a nuestro hijo a la ciudadela ¿Por que quieres una guerra? - pregunto esperando y rogando que sea un No.
- Si.
La reina cerro sus ojos con fuerza al escuchar al hombre. Aparto sus manos rápidamente y cubrio su rostro con sus manos, apaciguando los sollozos.
- ¡Eres un maldito ambicioso! - le grito molesta con los ojos cristalizados - ¡Es nuestro hijo, James! ¡Y lo estas usando para satisfacer tus malditas ambiciones y las de mi hermano! - se levantó, dando golpes en la mesa de piedra, sin importarle el dolor que causaba en sus manos.
- ¡No me importa! ¡Poder es poder! - el rey también se puso de pie - ¡Si debo sacrificar a mi familia para ser el hombre más poderoso lo haré!
- ¡James! ¡Estas loco! ¡Son nuestros hijos! ¡Nuestros nietos! - grito con rabia
- ¡¿Que querias que haga?! ¡Hize lo que creo correcto! ¡Te di todo, la posición más alta, te hize reina, te di joyas, tienes todo a tu disposición! ¡Dime! ¡¿Que es lo que quieres que nada te basta?!
- ¡Quiero paz! - la reina rompió en llanto y por primera vez en tantos años, el rey volvió a ver a su esposa llorar - ¡Quiero paz, para mis hijos, para mis nietos, para mi! ¡Para nosotros! - las lágrimas caían sin cesar, eran lágrimas de dolor, de rabia, de ira.
- ¡No puedo darte paz! ¡Estas maldita! - ella sintió su pecho doler - ¡Desde que hiciste aquel trato con aquella bruja, desde que diste la mitad de tu corazón! ¡Estas maldita!
- ¿Maldita? - Ella río aún con lágrimas en sus ojos - Entonces dime ¿Por quien estoy así? ¡¿Por quien entregue la mitad de mi corazón?! ¡¿La mitad de mi alma?! ¡Dime!
- ¡No vengas ahora a decir que fue por mí, porque se que es mentira! ¡Lo hiciste por mi hermano! ¡Lo hiciste porque eres una perra...!
El ruido de los gritos fue reemplazado por el ruido de una sonora bofetada que se escuchó en la vacía Sala del Consejo. La reina miro con rabia y dolor al hombre frente a ella.
- Lo hize por ti - dijo entre dientes - Perdí mi inocencia, mi felicidad, mi vida, mi libertad, solo por ti - el rey aún estaba atónito por la bofetada de su esposo.
Ella limpio su rostro molesta, por momentos como este era por los cuales se arrepentia de querer a su esposo.
- Lo único bueno que me diste, lo único bueno que tengo de tí, James. Son mis hijos - el rey reacciono ante esas palabras.
- Amelia...
- Por tu codicia, por querer una guerra para obtener poder, estas dispuesto a sacrificar a nuestros hijos - él guardo silencio - Si mi hijo, sale dañado de cualquier manera, o si Lucien sale dañado, jamás te perdonaré y si uno de ellos esta dispuesto a derrocarte, creeme, los ayudaré - el rey la miro sorprendido.
Amelia se dio media vuelta para salir de la Sala del Consejo pero antes de abrir la puerta, miro hacia atrás.
- Se que estoy maldita, pero tu bien sabes, que mi maldición acabo cuando nació Aeron y es por esa misma razón que siempre lo protegi. Yo evite la muerte, yo evite perderlos, y ver morir a los que amaba. Pero Aeron, no se si la maldición la tendrá que vivir él o Lucien - Tras aquellas palabras la reina salió de la Sala del Consejo dejando a un rey solo y con dolor en su pecho.
James sabia que su esposa había sacrificado muchas cosas por ellos y su familia, pero el rey era demasiado terco y obstinado para aceptarlo. Sin importar que aquella mujer le haya traído felicidad, él sabia que en el corazón de Amelia Kouchner, él jamás fue el dueño. Él no quería usar a sus hijos para obtener más poder, pero sabia que al hacerlo era la única manera en la que lograría cumplir con sus objetivos; expandir su imperio.
Pero lo que el Rey de Reyes no sabía, era que al seguir con su ambición y dejarse llenar la cabeza por el veneno del Consejo y de su mano derecha, el rey, le estaba dando inicio a la caída de su imperio de mentiras. Y con ella, a la caida de las casas Delroy y Thorne.
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