Capítulo 38
La habitación oscura apenas era iluminada por la luz de la luna que atravesaba los vidrios de las altas ventanas. Ya pasaba de la medianoche y la joven princesa de cabellos negros aún no conciliaba el sueño, no después de lo que escucho por la tarde estando en el jardín.
«vi al principe consorte escabullirse con Lady Daphne» había dicho una de las sirvientas que caminaba por los pasillos cerca del jardín «yo también los vi el otro dia, estaban besandose» dijo la otra sirvienta, pero sus palabras se quedaron atascadas en sus bocas al ver a la princesa, quien fingió no oir nada.
Grace recargo el mentón sobre sus rodillas cuando las abrazo contra su pecho. Apesar de aroma a rosas que se podía sentir en la habitación, no hacia mucho por quitarle esa sensación incómoda del pecho. Era como si su corazón estuviera siendo estrujado sin cuidado alguno y unas náuseas infernales le revolvian el estomago al tener la sensación de placer y deseo, que pudo sentir a través de su vinculo haciendo arder su marca.
Era la primera vez que no estaba disfrutando de un buen sueño, con el suave aroma de rosas, la noche despejada y el calor de la chimenea. Frunció el ceño, su incomodidad no tenía que ver con ese momento preciso, no. Ella sabía cuando había empezado, apretó los labios al recordar cuando escucho a esa dama reírse. No era más que una dama de clase baja. Usualmente le habría dado igual pero la vio entonces acudir a su esposo, entre todos los nobles a los que podía acudir, ella precisamente se había acercado a su esposo y había estado con él, encerrados en una habitación por mucho tiempo. No le dolía que una mujer se le acercara, le dolía el hecho de que su esposo se lo permitiera.
Grace le había preguntado a Darren sobre ella pero su esposo apenas respondió brevemente que ella era una amiga a quien no había visto en mucho tiempo. En ningún momento volteó a verla e incluso se alejó después de contestarle, como si la estuviera evitando. Ella se decía a si misma que no eran celos los que tenía, mucho menos de una dama de baja cuna, pero simplemente había asumido que Darren era un hombre incapaz de entablar conversaciones. El equivalente emocional de un balde lleno de agua fría, pero no, aparentemente era capaz de hablar incluso de bromear y parecía que su silencio y ausente expresión hacían acto de presencia solamente con Grace y sus hijos e hija.
Ella no podia ser el problema, mucho menos sus bebés. No había hecho nada, nada además de quedar embarazada de Bella. ¿Tal vez Darren aún la odiaba por eso? Recuerda que cuando le dijo a su esposo de que estaba embarazada este reacciono de mala manera y no apareció después de días para disculparse. Tendría sentido que Darren la odiara, aún si le había perdon por no haber tomado en su momento el te de raíz. Pero lo único que hizo su esposo fue mirarla de arriba abajo y, a pesar de que Grace tenía los ojos llenos de lágrimas te estaba vertiendo su corazón en esas disculpas, el principe solo le dio la espalda y se fué.
Se levantó de la cama y suspiro después de intentar calmarse, no estaba disfrutando del ambiente tranquilo. Grace se creía parte del montón, pensaba que se había casado con un témpano de hielo que ignoraba a todos a su alrededor pero...al parecer, ella y sus hijos eran los únicos que no gozaban de las mieles de la personalidad de su esposo.
Vestida con su camisón verde agua claro y suave de saten, que tenía una abertura en la pierna izquierda y un escote no muy pronunciado, se miro al espejo grande de cuerpo cmpleto que había en su habitación. Ella era bonita, no era desagradable visualmente. Su padre le había dicho en alguna ocasión lo parecido que era a su difunta abuela y a su hermosa madre. Eso no era malo ¿Verdad? Su madre le había contado que la difunta reina era una mujer bella y amable, pero siendo ese el caso.
¿Que era eso tan horrible que hacia que Darren huyera de ella?
Tal vez odiaba sus pecas, la forma de su nariz, sus cejas o sus pestañas, tal vez su cabello negro y lacio o tal vez su cuerpo, el cual tras sus dos embarazos se redondeo un poco, pero no se arrepiente de haber quedado con una figura. Ella era diferente a su madre y a su abuela...todos le decían que era bonita, a pesar de su redondeada figura, era hermosa. Entonces ¿Por que su esposo la engañaria?
La joven princesa fue privada de sus pensamientos cuando las puertas de sus aposentos fueron abiertas, revelando a su esposo borracho y desprendiendo un olor que hizo que la princesa arrugue su nariz.
«Lavanda»
— Oh, esposa — Darren arrastró sus palabras al ver a la mujer frente al espejo.
— ¿Donde estabas? — pregunto volteandose para mirar al hombre con el que estaba casada.
— Por ahí, por allá — fue su única respuesta.
— Los niños te esperaron, Darren. Querían mostrarte lo que habían aprendido hoy con Ser Henry, ni siquiera llegaste a estar con ellos en la cena — el alfa bufo ante las quejas de la mujer — ¿Me estas escuchando al menos? — pregunto desesperada.
— Shh, me duele la cabeza ¿Si? — el alfa comenzo a desvestirse.
— No te atrevas a dormir aquí, nuestros hijos están en la otra habitación, Darren. Y no quiero que mañana despierten y se encuentren a su padre borracho con olor a alcohol y con el aroma de otra mujer — el alfa miro a su esposa al oir las últimas palabras.
— ¿Que quieres decir? — pregunto abriendo bien sus ojos y mirandola con claridad, al parecer las palabras de la princesa hicieron que despertara de su borrachera.
— Mi aroma es el olor de las Lilas, suave, delicado y tierno — mientras lo decía mordió su labio — la Lavanda no es mi aroma, y nadie de aquí tiene ese aroma, ni siquiera mi madre — los ojos azules de la princesa se estaban comenzando a cristalizar.
— Grace — el alfa intento dar un paso hacia ella, pero la princesa retrocedió.
— No te me acerques, no cuando hueles a ella. ¿Tanto asco te doy, que buscas calor y placer en los brazos de otra mujer? — el nego rápidamente — Por dios, Darren. Tenemos tres hijos ¡Tres! — exclamó — Dos niños que se están cansando de esperarte y una niña que ni siquiera reconoce tu voz — el labio de la princesa comenzo a temblar por las ganas de llorar.
— Lo siento, Grace.
— ¡Soy tu esposa! ¡Tu esposa! ¡La madre de tus hijos, tu omega! — las lágrimas se deslizaron por sus mejillas — ¿Por que? Dime porque teniendo a tu esposa esperandote todas las noches junto a tus hijos, vas a buscar el calor en los brazos de otra mujer.
El alfa estaba en completo silencio mirando a la omega delante de él. Lo había arruinado, eso era cierto. Pero sus deseos de tomar a otra mujer, una mujer que sabía que jamás podría desposar eran más fuertes que el amor que le tenía la omega.
— Vete de aquí, Darren. Y no me refiero a otra habitación. No te quiero en la fortaleza, vete a la casa de tu padre o a la de tu amante, no me importa a donde te vallas, no te quiero aquí, cerca de mi y de mis hijos
— ¡Son mis hijos! — exclamó el alfa
— ¡Son mios! — le grito la omega — ¡Mios! ¿Entiendes? Tu jamás estas con ellos, ni siquiera los ves y cada vez que lo haces te vas.
— Grace...
— Vete con tu madre, o con tu amante. No me importa, pero alejate ¡Largo! — grito la princesa señalando la puerta pero el alfa ni siquiera se movía — ¡Largo! ¡Largo de aquí! — comenzó a gritarle acercándose a él y golpeando su pecho empujándolo hacia la puerta
— Cariño...
— ¡Largo! — grito logrando sacarlo de la habitación — ¡Fuera de aquí! — grito cerrando la puerta y dándole golpes dejando salir su rabia y dolor — solo desaparece — pidio apoyando su cabeza contra la puerta sin dejar de llorar.
Seis años, seis malditos años estando casada con aquel hombre que juro amarla, años en los que no sabe cuánto tiempo estuvo engañandola, años que ahora se volvieron una puta y cruel mentira. La princesa se deslizó por la puerta abrazando sus rodillas contra su pecho.
— ¿Mami? — la princesa rápidamente limpio sus lágrimas y se levantó de golpe acercándose a su pequeño niño.
— Cariño — ella beso la frente de su hijo
— ¿Estas bien? ¿Alguien te lastimó? — pregunto el niño preocupado.
— No, cielo — Grace le sonrió a Rayden — Estoy bien, amor. Solo me duele un poco la cabeza, eso es todo — le sonrió aún más y el niño asintió. — Ven vamos con tus hermanos — la princesa tomó la mano de su hijo.
— ¿Dormiras con nosostros hoy? — Grace asintió y su hijo sonrió con un brillo en sus ojos.
Si algo bueno había obtenido la princesa de su matrimonio eran sus hijos, sus tres dulces cachorros. Grace se puso en medio de la gran cama matrimonial que compartían los gemelos quienes no toleraban estar lejos del otro. Ayden a su izquierda quien sonrió somnoliento al ver a su mami, Rayden a su derecha quien se aferró a la cintura de su madre. Y la pequeña Bella, quien dormía plácidamente en su cuna al lado de la gran cama.
— Dulce luna... — comenzó a tararear la princesa dándole palmaditas en las espaldas a sus hijos.
Al día siguiente, la reina había pedido que sus hijos, sus yernos, sus nietos y los miembros de la familia Thorne, vinieran a tomar el desayuno con ella. Todos aceptaron gustosos a excepción de Darren quien fue a regañadientes con la intención de poder hablar con su esposa, pero esta se sentó al lado de Liam, quien estaba al lado de la reina.
— ¿Por cuanto tiempo planean quedarse? — pregunto la reina a la pareja de Poniente con una sonrisa mientras llevaba un trozo de pastel a su boca.
— Nos iremos dentro de una semana, mi reina. William tiene asuntos que resolver todabia, pero prometemos venir a visitarlos — Les aseguro Astrid y la Reina asintió.
— ¿Puedo ir con ustedes? — pregunto con emoción Rosalie.
— ¿Tu, no estas siendo cortejada por Sir Theo Strong? — pregunto divertido Luke al ver el sonrojo en el rostro de su prima
— Luke tiene razón, cielo. Deberías quedarte — Esta vez fue Katherine quien habló
— El puede seguirme, pero yo quiero estar al lado de mi hermana — dijo y abrazo a Astrid quien estaba a su lado.
— mama ira con nosotros — le dice Astrid a su hermana.
— Dejala cariño, si ella quiere venir y si Theo acepta, son bienvenidos — William agarra la mano de su esposa y deja un beso en sus nudillos.
— ¡Si! ¡Gracias , gracias, gracias! — exclama la princesa sonriendo y sacándole la lengua a su gemela embarazada — ¡Eres el mejor cuñado! — un tos falsa captó la atención de Rosalie — Después de Aeron, claro — añadio y todos en la mesa rieron, a excepción de Darren.
— Rosalie — la mujer miro a su primo — Debes informarle a Theo y no le des problemas a mama, que ella va a cuidar a Astrid ¿Esta bien? — Ella asiente sonriente.
— ¿Mama? — Luke mira a su hermano quien lo miraba expectante — Ella es tu tia, Lucien. No tu madre.
— Ella me cuido, Darren. Así que si yo quiero llamarla madre, lo hare — Aeron sostuvo la mano de su esposo bajo la mesa, dándole caricias con el pulgar.
El sanador Atkins les había dicho que el Omega no podía estresarse, alterarse o preocuparse por cualquier cosa por más mínima que sea, si querían que los tópicos funcionen. Además apenas habían pasado cuatro meses desde que Luke sufrió el atentado y la herida aún no sonaba del todo.
— Mi madre, fue la que te crio y cuido desde que llegaste a nuestra casa cuando tenias cinco años, ella se desveló por ti, ella estuvo ahi — el Omega río al escuchar a su hermano.
— ¿Ella estuvo ahi? ¿De verdad? Es mentira y tu lo sabes bien. Tu madre, jamás estuvo ahi, jamás me cuido, jamás me protegió ni mucho me amo..
— Cállate, no sabes nada de ella. — gruño y Aeron hizo lo mismo protegiendo a su omega — Ella es una mujer increíble, pero nuestro padre...
— No, no intentes defenderla porque tu sabes que ella nunca estuvo. — lo interrumpió el omega apretando más fuerte la mano de su esposo
— Ella te ama.
— ¿Me ama? — pregunto incrédulo
— Si, te ama — respondió.
— Bien, ¿Entonces porque no me defendió? — todos en la mesa a excepción de Katherine miraron con confusión a los hermanos tras la pregunta del omega.
— No sabes de lo que estás hablando — dijo rápidamente Darren.
— Si me amaba tanto, ¿porque no estuvo para mi?
— Ella no podía. — Luke río con ironía — Hablo en serio, ella no podía...
— ¡Nunca estuvo para mi, por que no quiso!
— ¡Lo hizo!
— ¡No!
— ¡Si lo hizo! — grito el principe levantándose de la mesa.
— ¡No, no lo hizo! — grito el omega también levantándose de la mesa — ¡Ella no estuvo cuando la necesite! ¡Jamas estuvo ahi! — Darren guardo silencio — Tenía seis años, Darren. Seis malditos años y tenía que protegerme, protegerme todos los días incluso cuando te fuiste ¿Y donde estuvo ella? Le pedí que me ayudara, cada noche cuando papá me golpeaba, pero nunca abrió la puerta, le pedí que me ayudara cuando papá amenazaba con matarme, cuando entraba a mi habitación — Gemidos de sorpresa y gruñidos se escucharon en la mesa — Cuando te fuiste, todo empeoró, tuve que preocuparme por vivir...
— Luke...
— ¡Yo, tuve que dormir sin saber si te vería de nuevo! Dices que tu madre me ama, entonces dime ¿Donde estuvo ella cuando gritaba su nombre pidiendo que me ayudara? ¿Donde estaba cuando la sangre nublaba mi visita? ¿Donde estuvo tu madre cuando abusaron de mi? — el golpe la mesa se hizo escuchar, haciendo que el omega solloze aún más.
— Nuestra madre...— Darren intento hablar
— Tu madre, no la mia — lo corrigió
— Nuestra madre, Mocoso. — Le recordó sin paciencia.
— Ella no es mi madre, maldito bastardo.
— ¿Bastardo? — dijo irónico el alfa. — Lo dice el hijo de una prostituta
— ¡Ten cuidado como hablas de mi madre! — le grita el Omega.
— ¡Tu madre es Amara! — le grito furioso
— ¡Mi madre esta muerta! — le grito de igual manera — Y fue tu madre quien acabo con su vida — le dijo apretando sus dientes con tanta fuerza que podría lastimarse.
«Por favor, no le haga daño. Por favor señora... — suplico el niño de nueve años a la mujer quién ordenó que agarraran a su madre y le pusieran una daga en el cuello.»
«¡Señora! ¡Señora! ¿Despues de todo este tiempo, acaso no tengo el derecho de que me llames madre?! ¡¿no lo tengo?!»
«Por favor, dejela ir — suplico mirando a la mujer de ojos verdes quien le sonría con lágrimas en su ojos al niño»
«Suplica Lucien Thorne ¡Suplica bastardo por la vida de esta puta!»
«Mama...— la mujer de cabello negro nego varias veces»
«¡Hazlo!»
«Por favor mamá, no le hagas daño, por favor madre, dejala ir.»
«Hijo mio — la mujer se acerco hasta él y levanto su mentón agarrando sus rostro con fuera clavando su uñas en el — Ya es tarde — la mujer movió sus manos y de un solo movimiento el hombre corto cuello de la mujer»
«¡No! ¡Mama! ¡Mama! ¡Por favor no! ¡Haz algo, Darren has algo! ¡Por favor, es mi madre por favor! ¡No la dejes morir, ella todavía vive, por favor! — grito intentando correr hacia la mujer que se desangrada, pero su hermano lo detuvo sosteniendolo»
«Lucien ella no es tu madre, tu madre es Amara»
«¡No! ¡No! ¡No! ¡Mama! ¡Mamita! ¡Por favor no me dejes! ¡Lo prometiste Mama! Por favor»
— Tenía nueve años, Darren. ¿Sabes lo que es ver a tu madre siendo degollada? — pregunto con la voz quebrada — Ella me amaba, ella me quería, me adoraba y tu madre me quito todo eso. — el niño comenzó a llorar.
Katherine podría ser su figura materna, pero la mujer que verdaderamente sería su madre había muerto, dejando un vacío que nadie ni nada podría llenar nunca. Solo tenía nueve años cuando vio a su madre ser degollada, solo porque el había enfermado y ella había decidido ir a verlo a escondidas. Solo que ella jamás imagino que la descubrirían. Lucien se arrepiente, se arrepiente de haberse enfermado en aquel entonces. Tal vez su hubiese sido más inteligente hubiese seguido el Consejo de su madre.
«Cuando me veas, dulce niño. Ignorame, tratame como una desconocida, y solo así estaras a salvo»
Lucien sintió que su cuerpo perdía fuerzas en aquel momento.
— ¡Luke! — grito Aeron agarrando a su esposo antes de que caiga. — Pequeño mirame — le pidió y el Omega lo miro.
— Sacame de aquí...— susurró — por favor — le pidió y Aeron asintió cargandolo al estilo nupcial, sacándolo del comedor siendo seguido por Liam y Rosalie. Los demás miembros solo miraban el desorden en la mesa y seguian sin poder asimilar todo lo sucedido.
— Vamos, cariño. Debes descansar — le dijo William rompiendo el silencio levantándo a su esposa.
— Voy con ustedes, le pediré a la cocinera que prepare un te y hablaré con Sanador. Luke necesitara algun tonico que lo calme — hablo Katherine mirando a su hija y luego a la reina quien asintió.
— Ve con tu hija, yo iré con Lucien — Kate le sonrió en modo de agradecimiento a la reina, y cada uno se fue llendo del Salón, quedando solo Grace y Darren.
— No te atrevas a decir nada — gruño el alfa.
— No iba a hacerlo. Solo espero que pienses en lo que haces — tras aquellas palabras la princesa se levantó de su asiento y se fue del comedor dejando solo al furioso y frustrado alfa.
— Una luz llegará y alegría traerá. Los caminos se separan y otros se unirán.
— ¿Seguro que estas bien? — pregunto Liam preocupado y Luke asintió.
Cuando llegaron a sus aposentos, Amelia pidió que preparan un baño para el niño y que después lo ayudaran a cambiarse. Ahora estaba siendo abombeado con preguntas de su cuñado, quien lo miraba preocupado.
— Lo estoy, tranquilo — le sonrió a su cuñado — Lamento haberlos preocupado — se disculpó y miro a la reina quien le sonrió.
— Lo importante ahora es que descanses, Luke. Lo demás no importa — Lucien asintió y su mirada fue hasta su alfa, quien miraba todo apoyado en el marco de la puerta de brazos cruzados.
— Creo que nosotros nos vamos — hablo la reina y tanto Liam como Rosalie asintieron.
Rosalie dejó un beso en la mejilla de su primo, Liam se despidió con un movimiento de mano y Amelia dejó un beso en la cabellera rizada del niño y de su hijo. Cuando las puertas fueron cerradas dejando a la pareja, Lucien se acomodo mejor en la cama, mirando directamente al alfa.
— ¿Estas molesto? — pregunto con suavidad.
— Si, pero no contigo — respondió el alfa
Aeron comenzo a desvestirse bajo la atenta mirada de su esposo, quien se mordía el labio al ver a su esposo solo en ropa interior que cubria su miembro. El alfa sonrió al ver la mirada de su esposo recorrerlo de pies a cabeza.
— ¿Te gusta lo que vez? — pregunto burlón el alfa. Y el omega lo miro.
— He visto mejores — comentó con burla el omega. Grave error, el alfa se abalanzó hacia él apenas lo escucho. — Aeron, me aplastas — soltó divertido mientras el alfa llevo las manos de su omega encima de su cabeza y devoró los labios de su omega con deseo y enojo.
— Te follare tan fuerte hasta que olvides tu nombre — gruño el alfa llevando una de sus manos hasta adentrarse dejado del camisón de su omega, comenzado a jugar con la entrada de su esposo.
— Alfa...— gimió el sentir uno de los dedos de su esposo dentro de él — Nadie puede follarme como tu y lo sabes — gimió.
— Es porque eres mío — gruño el alfa añadiendo otro dedo.
— Es porque soy tuyo, ah... — gimió arqueando su espalda cuando el alfa introdujo un tercer dedo — Y porque tu eres mío. — tras aquello el alfa volvió a devorar la pecaminosa boca de su omega.
El alfa siguió follandolo con los dedos cada vez con más brusquedad y rapidez, viendo como su omega se arqueaba de placer. Soltó un gruñido cuando las paredes de su omega se cerraron alrededor de sus dedos.
— Tan necesitado, mi omega — gruño.
— Alfa...— jadeo nuevamente cuando él alfa volvió a tomar sus labios con deseó acomodandose mejor.
— Espero que tengas energía, pequeño. Porque de aquí no saldremos — tras lo último él alfa devoró su boca sin parar.
Aeron saco sus dedos del interior de omega y se recosto en la cama mientras que su omega se sentaba a horcajadas sobre el y comenzaba movimientos circulatorios, una vez que sintio la dureza del alfa debajo de él. Lucien le sonrió con picardía y libero el miembro del alfa mientras lo besaba, con sus manos libres comenzo a jugar con el miembro del alfa, arrancando roncos gemidos de los labios del alfa.
— Maldito provocador — gruño el alfa, levantándo el camisón de su omega dejándolo completamente desnudo a su mercerd.
— Pero así te gusto — Gimió y llevo el miembro de su alfa hasta su entrada que ya estaba liberando lubricante.
— No me gustas. Me facinas — lo corrigió y se adentró al omega de una sola estocada.
El alfa soltó un gruñido y puso sus manos en la cintura de su Omega haciendo que sus movimientos sean más rápidos y fuertes. Mientras besaba, mordía y chupaba cada parte del cuerpo de su Omega. Los eróticos gemidos del omega provocaban que el alfa aumentara sus embestidas cada vez más, mientras el omega daba pequeños saltos sobre su polla. Su cadera subía y bajaba con un ritmo que le era placentero. El sudor había cubierto sus pieles y el aroma a vainilla, menta y sangre estaba inundando la habitación. Lucien estaba en éxtasis, brindándose placer con el cuerpo de su alfa.
Aeron pensó que quizás había muerto y ahora estaba en el paraíso. Lucien era una visión erótica. Un espectáculo para sus sentidos. Sus manos apretaron suavemente los muslos del omega para comprobar que, efectivamente estaba ahí, que era real, no era su imaginación y se sentía al límite, no sabía cuanto más podría contenerse. Aeron estaba a total merced de Lucien, dejándole su cuerpo a disposición para que hiciera lo que más placer le diera.
Deseoso por volver a devorar la boca de su omega, el alfa término sentándose para poder acceder a su omega, probando su boca y su piel una vez más mientras Lucien seguia moviéndose a placer, gimiendo con un destello de deseo, pasión y excitación en sus ojos que le ponía las rodillas débiles a Aeron.
— Lucien — jadeo con la voz temblorosa 5 grave — No puedo... No puedo aguantar mas...
— Shh — sus manos tomaron las mejillas del mayor para mirarlo. Beso sus labios una vez más antes de abrazarlo — Quiero sentirlo... Dejame sentirlo... Lléname de ti
Solo esas palabras fueron suficientes para que el alfa perdiera todo el control, se aferró a Lucien y mordió su marca abriendo nuevamente la piel cuando el sabor de la sangre tocó su lengua, finalmente llegó al orgasmo te eyacula en el interior del omega hasta anudar. Beso su piel con adoración y luego se desplomó en la cama sin soltar al castaño, abrazandolo.
— Aeron — susurro el castaño contra el sudoroso pecho de su alfa, escuchando el típico "Hum" de su esposo — Te amo.
— Yo también te amo, pequeño — le dijo el alfa y beso la cabeza de su omega.
Ellos eran la cura y la perdición del otro y siempre lo serían.
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