Capítulo 32
Cuando la noche cayó en Ciudad de Bronce, los Delroy y miembros de la familia Thorne se reunieron en el Salón donde se llevaría acabo la cena, había un poco de música y la servidumbre comenzaba a poner la mesa mientras los miembros de aquella imperiosa familia comenzaban a llegar de poco a poco. Lucien fue el primero en llegar antes de su esposo, encontrándose con Kate charlando con Amelia mientras Liam la escoltaba seguramente tratando de proteger a su madre ; su hermano mayor charlaba aparentemente animado con el invitado, Theo Strong, con quien se había encontrado al menos dos horas atrás siendo brutalmente interrumpidos por el bruto de su marido.
No lo había visto de nuevo, luego de largarse de donde se encontraban. No se molestó en buscarlo y Aeron tampoco lo hizo, no pudo evitar sentirse un poco mal por ello, pero no lo demostró, incluso cuando el alfa entró poco después. Sus miradas se encontraron pero ninguno de los dos dijo nada, aun así, sus cuerpos se atrajeron como dos imanes, teniéndolo en pocos segundos a su lado, sus manos también se buscaron y no dudaron en entrelazar sus dedos, pero sus bocas no emitían ningún sonido, incluso a pesar de la situación de ambos. Sus lobos parecían fundirse en una cómoda y silenciosa burbuja que ambos parecían disfrutar, envolviendose sutilmente en el aroma del otro.
—¿Donde estabas? — se atrevió a preguntar.
Aeron pareció sorprendido por que el omega le hablará luego de lo sucedido en las afueras de la fortaleza y eso lo hizo carraspear un poco.
— Salí a cabalgar — contesto y el más bajo simplemente asintió.
Aeron había encontrado una fascinación por respirar tranquilamente cuando se encontraba cabalgando con Tormenta, era uno de los caballos más rápidos y antiguo en su familia. Aeron sentía, aunque pudiera parecer ridículo, que podría respirar tranquilo cuando se sentía agobiado, incluso cuando se discutia a si mismo sobre su actual situación amorosa.
Las puertas de aquel salón fueron abiertas, obligando a los presentes a girar en dirección de Ser Bernard Kouchner y su hijo Ser Killian. Ambos entraron con expresiones de pocos amigos, mirando especialmente a la pareja con desdén. Killian había sido manipulado y envenenado por su padre fuera de los brazos de su madre; tampoco podía culparla. Eloísa prácticamente parecía un cadáver tras la pérdida de sus hijos, quedando vivo solo Killian y Isabel, la segunda hija, que sobrevivió. El hijo menor de Bernard, se había visto obligado a crecer sin una figura materna sin poder encontrar refugio en los brazos de su madre y siendo un títere para su padre.
El Omega noto la forma en que su alfa se tenso cuando la mirada de Killian se poso sobre ellos y no pudo evitar liberar un poco de su aroma para el él, ganándose una mirada conciliadora del alfa o eso parecía serlo. Su mirada Esmeralda se poso sobre el alfa que recién llegaba, sintiendo un escalofrío cuando Killian le sonrió con cinismo remarcado en su expresión. Tomó una bocanada de aire, sonriendole a Astrid cuando se acercó a charlar con él hasta que las enormes puertas de madera fueron abiertas, encontrándose con el Rey James, quien al entrar, fue recibido por su esposa, quien lo acompañó hasta el centro de la mesa, donde todos comenzaron a reunirse, el tomando asiento junto a su esposo.
—Me complace decir que esta noche, el joven Theo Strong nos acompaña — dijo James mientras todos sonreían y Lucien miro al castaño quien sonrió.
— El placer es mío.
Aeron miro al castaño antes de tomar la mano de su esposo bajo la mesa, sorprendiendolo. Lucien aún así, lo miro y le sonrió con pequeñez, estrujando y acelerando el corazón del platinado mientras la cena comenzaba a servirse, las copas se fueron llenando al igual que los platos frente a ellos, con los típicos sonidos de los cubiertos chocando contra estos y una que otra risilla entre ellos mientras la reina Amelia charlaba de forma aminosa con su madre y los demás entablaban pequeñas conversaciones entre ellos.
Bernard Kouchner esperaba pacientemente mientras observaba al nieto de Byron tratando de ver cualquier minúsculo error para reprenderlo y hacerlo quedar mal, si no fuese por la intimidante mirada que su sobrino menor le dirigia, no hubiese apartado la mirada del próximo- supuesto - señor de las mareas. La falsa paz y calma que se vivía era amortiguada por las risas y charlas banales que se escuchaban entre ellos, de no ser por las mordaces miradas que algunos ojos llenos de resentimiento y capricho los observaban desde la otra punta de la mesa rectangular.
La reina Amelia fue la primera en levantarse y tomar su copa mirando a su hijo y al hijo de su ex-amiga con total calidad y añorada mirada.
— Quiero proponer un brindis — murmuro mirando a Katherine consecutivamente, ambas mujeres mirándose con cariño y nostalgia. — Por nuestra familia y los próximos soberanos de las mareas, los príncipes, Aeron Y Lucien.
— Usurpadores — Darren susurro. Casi inaudible pero no pasando desapercibido por sus cuñados.
Aun así, alzaron las copas y entre sonrisas, algunas fingidas, otras no, brindaron. Lucien observa con especial brillo la forma en que todos se sonreían y hablaban, mientras su prima pedía alto de música y la cena comenzaba, sintiendo cierto escalofrío cuando la mirada de su -primo- politico y la de su -tío- politico se colaba entre ellos.
— Yo también quiero proponer un brindis — Dijo Darren mirandolos — Por mi cuñado y mi hermanito que recientemente se unieron en matrimonio — continúo y los miro con una sonrisa en la que Lucien no pudo sentír la tranquilidad en ella — Que su matrimonio sea duradero y próspero; y que pronto sean bendecidos con un heredero que fortalezca a nuestras familias y enorgullezca a nuestro reino. Un fuerte y legítimo heredero, como mi hermano, salud.
Lucien apretó sus labios mirandolo y Aeron sostuvo su mano antes de llevar su mano hasta su muslo donde le dio un ligero apretón al sentir la tristeza de su omega tras el vínculo. Todos se tensaron en la mesa mientras Aeron deshilaba con la mirada a Darren y Killian sonreía con burla y clara sorna mientras tomaba asiento nuevamente. La reina Amelia fue quien lo reprendió con cierta sutileza al igual que Grace. La dulce princesa no tenia idea de que pasó con su esposo, quien cambio de una semana a otra tras las visitas de su madre. Aeron uso toda su fuerza para no levantarse y golpeando manteniendo la cordialidad por el invitado en la mesa.
La cena transcurrió luego de la clara incomodidad que había generado el comentario que su hermano había hecho, ignorando por completo aquello mientras Lucien intercambiaba una que otra palabra con su esposo en la mesa, sacándole una que otra sonrisa que calentaba sus corazones y sus manos tomadas bajo la mesa sintiendo la forma en que el pulgar del alfa lo acariciaba.
— Alteza — la voz de Theo interrumpió cualquier tranquilidad en la pareja cuando Lucien llevo toda su atención hasta el alfa a su lado — Me gustaría que nos visitara en el sur, con su esposo, por supuesto. — Lucien sonrió.
— Me gustaría demasiado, mi lord - murmuro girando su cuerpo en atención al alfa de cabellos castaños — tendré muy en cuenta su invitación. Mi esposo y yo estaríamos encantados de visitarlo ¿No es así Aeron? — Aeron los miro y desvío su mirada
— Sí.
Lucien sonrió apretando la mano de su esposo, antes de quitarla de su lado por la actitud que él había tomado en contra de su invitado. Lucien no podía mentir diciendo que no le estaba gustando jugar con fuego, sobre todo cuando apartó su mano y la mirada fulminante del alfa se poso en ambos cuando el omega giro su cuerpo, dándole total atención a Theo Strong, con quien comenzó una charla banal de historias de la juventud del Strong y en algunos combates y torneos que participo.
El sonido de una copa chocar brutalmente contra la mesa captó la atención de la mayoría en la mesa, observando al Rey James. El hombre se agarraba la cabeza con amabas manos y se quejó del dolor de cabeza mientras su esposa, la Reina Amelia se puso de pie junto a Katherine.
— Ordenare que te lleven a tus aposentos, querido — dijo la reina con suavidad mientras Katherine asentia de acuerdo. Lucien observo cómo su suegro era retirado y todos mezclaban miradas como si la hora ya hubiese llegado.
El silencio consumió la mesa mientras veían como el Rey era retirado de la mesa del salon del comedor principal. Aeron solo recorrió con la mirada la forma en que su padre era retirado antes de darle un largo sobrino de su vino. Pocos segundos después, la calma regresó y todos siguieron en lo suyo, en sus charlas y risillas pequeñas y casi susurradas. Aeron solo miraba la forma en que su esposo le sonreía al Strong, con amabilidad y gratitud, escuchando lo que discutían y las risas que el Strong causaba a su esposo, empuñando su mano sobre la mesa.
—La luz llegará a las vidas del dragón y la serpiente — todo el mundo callo cuando la omega pelinegra hablo de luego de haber estado callada durante minutos.
Amelia miro a su hija, tocando su mano mientras esta alzaba la mirada y observaba algún punto fijo, quizás alguien, quizás la joven y dulce cabellera rizada y castaña que estaba en la mesa.
— La sangre dulce y enternecida sangrara destruyendo a los ojos añorados del dragón de escamas blancas y castañas; despertando al monstruo de zafiro que sangre hará correr.
— Grace — Amelia llamo a su hija al verla con las manos temblorosas y hablar incoherencias, Grace pareció regresar a la realidad cuando giro hacia ella y sonrió como si nada hubiese pasado — ¿Hija mia, estas bien?
— Lo estoy — susurro mirándola.
Katherine no despegó su mirada de la cuñada de su niño, antes de girar en dirección de su hijo y de su yerno, quienes quedaron estoicos durante las palabras de la omega.
Lucien no pudo evitar bajar la mirada cuando se dio cuenta de a quién miraba la omega, era a él. Algo se removió dentro de su pecho alojando un calor en su vientre que lo hizo sentirse incómodo, llevando su mano hasta él y captando la atención de su esposo quien lo miro y trató de acercarse, antes de que Théo Strong se pusiera de pié para aminorar la atmósfera densa que se había formado y estiró su mano hacia el príncipe de ojos pigmentados de distintos tonos en verde, café y negro una combinación extrañamente hermosa.
— ¿Me concede un baile, alteza? — preguntó el alfa captando la mirada del príncipe quien sonrió con pequeñez y un poco aturdido, asintió.
Tomó la mano del joven y se levantó de la mesa, bajo la tensa mirada de su alfa quien no despegó su mirada de él en todo momento; Killian lo miro desde el otro extremo de la mesa y una sonrisa retorcida y burlona adorno su rostro mientras Aeron solo podía apretar sus manos en puños tensos.
Lucien solo sonrió cuando el alfa tomó con cierta delicadeza su cintura y manteniendo la distancia, comenzaron a bailar de una forma tradicional en la casa. La música resonando entre las paredes de aquel salón, mientras ambos sonreían y disfrutaban del pequeño gesto que el chico de de cabellos castaños había tenía con él, si no fuera por la furia ardiente del alfa de ojos circon que lo observaba desde su lugar, golpeando su lengua contra el interior de su mejilla y tamborileando sus dedos contra la madera de la mesa.
— Joven Theo, digame sus verdaderas intenciones — susurro el omega viendo los ojos del alfa frente a él.
— ¿Como...?
— no hay ningun alfa que tenga la valentía que tiene usted de atreverse a tanto.
— Qusiera cortejar a su prima, Lady Rosalie Thorne.
— ¿Porque todos los hombres que bailan conmigo quieren cortejar a mis primas? — ante la pregunta del joven ambos rieron.
Aeron estaba que hervía en celos, no tenía porque negar el hecho que le molestaba verlo con alguien que no fuera él y le sonriera a alguien que fuera él. Miro con envidia y rabia la manera en que parecían disfrutar lo que hacía, giro su silla en dirección de la pareja que bailaba ignorando de lo que todos hablaban, apaciguado el amargo sentimiento que había dejado lo dicho anteriormente por su hermana. No todos estaban acostumbrados a los sueños extraños de Grace, pero Aeron y Liam eran lo que más la había visto entrar en ese trance "profético". Pero aún así Aeron no podía evitar que lo que salía de la boca de su hermana, no causará un efecto en él, sin pasar desapercibido la forma en lo había mirado cuando lo dijo.
Dejando eso de lado y con sus instintos a flote, se levantó de golpe y se acercó hasta la pareja que bailaba. Miro a Theo y tomó la mano de su esposo.
— Quiero hablar con mi esposo — dijo y el alfa asintió apartándose luego de reverenciar a su omega y besar los nudillos de sus suaves y delicadas manos.
Aeron quiso golpearlo nuevamente.
El cuerpo del omega fue estampado contra la pared del pasillo y sus labios fueron atacados por los del alfa en un desesperado y posesivobeso que consumio todo de ellos; Aeron lo habia saado del salon, llevandolo hasta otra habitacion, una habitacion oculta en medio del pasillo donde lo acorralo para besarlo. Sus delagadas manos se abrazaron de los fuertes hombros del alfa mientras jadeaba y el alfa lo tomaba del cuello, introduciendo su lengua dentro de la cavidad bucal del omega, enredando su lengua con la suya y ambos gimieron en medio del beso.
Lo pego a su cuerpo, atrayendolo por su cintura y lo sintio enredar sus dedos en su nuca, tomando algunos cabellos de ahí y Aeron gruño, mordiendo su labio inferior, se separó y dirigió sus húmedos besos hasta el cuello del omega, lamio su cuello y lo beso, escuchando los jadeos que el omega soltaba y enredaba sus piernas contra las suyas, deslizando sus manos por toda su espalda cuando el alfa lo cargo y lo pego aún más a la pared. Dejo salir su aroma, marcándolo posesivamente mientras lo besaba, escuchandolo gemir y jadear contra su boca cuando sus entrepiernas se rozaron y la dureza de ambos fricciono en una colisión de placer satisfactoria.
— Maldita sea — dijo el alfa, bajandolo y girandolo, empotrandolo contra la pared y sostuvo sus manos pegadas bajo las suyas contra el concreto de la pared
— Alfa...
— ¿Que parte de que eres mío no entiendes, pequeño? No tienes idea de lo que detesto verte con ese imbécil.
Lucien gimio cuando el alfa se acercó a su trasero y se rozó contra él dejándolo sentir la dureza de su alfa por encima de su culo. El alfa lo tomó de las caderas y lo rozó aún más contra su entrepierna, echando su cabeza hacia atrás, su glande goteando y sus bolas adoloridas por querer entrar en él. Lo tomó del cuello y lo tiro hacia atrás, besando y chupando esa sensible piel.
- Mataria a cualquiera que intenté tocarte. Lástima que no podré hacer eso con Strong sin iniciar una guerra.
— Él si parece ser un buen tipo — lo provocó y Aeron sonrió, mordiendo su lóbulo y girandolo para encararlo, tomando su mentón y llevando su pulgar hasta los labios del omega, presionando contra esté mientras su ojos lo miraban con admiración. — Él parece ser un caballero como en los cuentos, él... — el alfa estampó sus labios contra los labios del menor con brutalidad.
Se separó de omega y observó al chico frente suyo, de cabellos rulosos y castaños, mejillas rosáceas y de dulce mirada.
— ¿Asi que crees que es un caballero? — susurró su pregunta mirándolo a los ojos con lasciva — Dejame decirte algo de los caballeros, Pequeño. — Lucien lo miro, sosteniéndose de sus hombros cuando sus piernas flaquearon al escuchar su voz tres veces más grave de lo normal y su aroma saliendo posesivamente.
— Un caballero te sacrificaria por un bien mayor. En cambio yo no tengo escrúpulos, omega; quemaria todo el mundo por ti, solo por ti y para ti, si eso te hiciera sonreír.
— ¿Incluso si me odias?
— Ojalá lo hiciera, Luke — Aeron lo tomó de la nuca obligándolo a mirar sus ojos — Pero es algo que no puedo seguir haciendo, porqué necesito respirar tu mismo oxígeno. Incluso si te odiara, incluso si fuésemos enemigos, eso no cambia el hecho de que eres mio — gruño el alfa aceptando su rendición y los sentimientos que tenía por ese revoltoso y descarado omega.
— Aeron — lo llamó el omega sosteniéndose de su pecho y el alfa beso sus labios y mordió su labio inferior, tomando su cuello y acariciando su marca.
-— Jamás entendí mis emociones, tampoco mis sentimientos, ni siquiera cuando eras ese vil mocoso de mierda que me desfiguró el rostro con esa daga — dijo apretandolo con su cuerpo — Pero ahora me has obligado a entenderlos y te amo, Lucien. Se que mi forma de amar no es suave, no es noble, tampoco es como la de un caballero — lo miro a los ojos y sonrió ladino — Es egoísta, enfermo y obsesivo. No conozco fronteras y soy capaz de matar gente incluso de mi propia familia para protegerte, desatar una jodida guerra solo para verte sonreír como lo haces.
-— ¿Cómo se que no me estás mintiendo? — lo acusó el omega intentando no sonreír ante las palabras de su alfa — ¿Cómo se que esto es verdad y que mañana no volverás a ser el mismo y me abandonarás como lo haces siempre? — el dolor se reflejo en la mirada del omega
— Porque soy capaz de hacer que todo el mundo se arrodille ante mi, mientras yo lo hago ante ti. Porque soy capaz de destruir y condenar a todo aquel que desobedezca mis leyes y mis reglas por más despiadadas que te parezcan — le dijo — Y te juro, cariño, que me ceñire y adaptare a las tuyas sin objetar. Porque soy capaz de darte todo y cumplir cada uno de tus caprichos, ¿Quieres algo? Es tuyo, solo dilo y si lo tengo es tuyo.
— ¿Que sucederá si quedo en cinta, Aeron? ¿Olvidaras todo lo que me estas diciendo? — pregunto sin poder evitar sonar herido y la mirada azulada del alfa se poso sobre él, llevando una mano hasta su vientre plano y vacio, robandole el aliento.
— Pase lo que pase — prometió — eres mi omega, Luke. Eres mio, y todas las noches vas a calentar mi cama, te sentaras a mi lado y gobernaras conmigo, vas a darme a mi hijo, mi heredero, a mi cachorro. Porque eres el único que podrá hacerlo, eres el único al que llenare de mi semilla. Tu, Lucien Thorne, eres mío.
Lucien sintió como su vientre se llenaba de un revoloteo inexplicable mientras lo miraba a los ojos y lo escuchaba decir cada una de sus palabras que calentó y estremeció su corazón. No era el único perdido ahí; el recuerdo de aquel cachorro que hirió a Aeron le llegó, sin olvidar la manera en que un cachorro que se creía Bera, se sentía conectado y enlazado con ese puro alfa al cual desfiguró y por el que su corazón latía desenfrenado cada vez que cruzaban miradas, incluso si esas miradas reflejaban odio, en el fondo sabia que era algo más fuerte que eso.
Se miraron por largos segundos, segundos en que lo único que se escuchó fueron sus respiraciones y sus desenfrenados corazones, latiendo a mil por hora y calentandose en cada mirada.
Dumb, dumb, dumb.
— Tendras que hacer mucho para ganarte un punto por cada estupidez y lágrimas que me has hecho derramar, Aeron — susurro para él y el alfa sostuvo sus manos y las beso.
— Haré lo que me pidas.
— Fóllame, entonces.
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