Capítulo 17

Semanas pasaron desde aquella fiesta,desde aquel día, semanas en donde todo el mundo estuvo de un lado a otro, decoraciones de aquí y allá, agitados por los arreglos de la boda y muchos más. Pero sobre todo la tensión que crecía dentro de la familia real mientras la boda se acercaba, sin contar los problemas que se avecinaban, era algo que a nadie se le pasaba por alto y más era la tensión entre ambos prometidos.

- Mi príncipe - Lucien miro al hombre a su lado. Quien tenía gotas de sudor en su frente.

- ¿Se ha rendido mi Lord? - pregunto divertido la delicia de las mareas.

-No, porque aún no me ha dado del todo su aprobación para cortejar a su prima. - Lucien soltó una risa.

- Y al parecer usted aun no se rinde. - dijo bajando de su caballo - Ahora mismo tengo una reunión a la que asistir, mi Lord. - informó el príncipe - Pero prometo que hablaré con mi prima a cerca de su cortejo - William sonrió al escucharlo y asintió.

Lucien se dio media vuelta de regreso a la fortaleza, sintiendo la brisa golpear su rostro. Lucien sintió como su estomago se llenaba de una sensación de paz, olvidándose por un momento de la persona que le quitaba el sueño. Camino firmemente a sus aposentos para tomar un baño y cambiar su ropa a un conjunto de guerrero, si iba a hacer negociaciones tenia que parecer imponente y fuerte, como lo fue durante la guerra, una guerra que deseaba olvidar. Cambiar su imagen no era dificil, era un omega diferente a los demás, alto, con los músculos marcados, justo en la mejilla derecha tenía aún una marca de una flecha que casi lo había alcanzado, si no fuera por la flexibilidad que su cuerpo le otorga, su cuerpo habría quedado sobre la arena de Errasen, al igual que su espalda, aun había en ella una cicatriz no tan notoria pero que apesar de eso para el era un tormento. Eligió un conjunto negro con bordados azules, un tanto ajustado porque sabe bien utilizar sus cartas para convencer a aquello que necesitan ser convencidos. Se colocó su espada en la cintura y se encamino a la junta con los mercaderes de Tierra de Bronce, pero antes de poder tocar la puerta para entrar su tia lo detuvo llamándolo desde el otro lado del pasillo.

- ¿Luke? ¿Qué estás haciendo? - Lo llamó con la mano para que se acercarse un poco a ella. A su tia se le dificultaba caminar un poco después de que perdió a su hijo, dejándole secuelas y después de caer enferma de gravedad.

- Tengo una junta tia, para negociar algunos productos que conseguí en Dustorn y Arcop, para poder venderlos aquí sin necesidad de se conviertan en un producto de temporada - Explicó con suavidad, sin usar un tono de vos alto y firme.

- ¿No tenías otra cosa que hacer? - Le pregunto como si lo hubiera descubierto, al ver el rostro confundido de su sobrino siguió - Te recuerdo, que tenías que ir con la costurera real para ver lo de tu vestimenta para la boda.

- Eso ya lo haré después - Lucien se había olvidado completamente de aquella obligacion, estaba más preocupado por vender vino y pieles de animales de buena calidad que por un vestido dorado - Tengo que conseguir este trato para mi pueblo Tia, sino lo hago algunas familias pasaran hambre en tiempos de invierno y si de por si la guerra ya los tiene agotados no puedo permitirme torturalos más y menos ahora que llevare a alguien a mi hogar. - Explicó tomando las manos de su tía.

Kate se quedó bastante sorprendida de como hablaba su sobrino, al cual consideraba un hijo, se había convertido en todo lo que siempre había querido con su esposo y suegros, un caballero y un dirigente al pendiente de su pueblo, en eso se baso todo lo que siempre les quisieron enseñar, que no importa como se reine, lo que importa es el pueblo y sus necesidades. Y su pequeño sobrino lo estaba haciendo de maravilla, estaba muy orgullosa de él. Asintió con la cabeza y le acaricio la mejilla para darle ese apoyo y hacerlo sentir bien.

- Arwen, dice que vendrá dentro de unos días, desde que te fuiste de Edoril, ha estado preocupada por ti. Tiene miedo de que tu herida vuelva a abrirse - Lucien asintió

- Cuando ella llegue, hablare con ella. - Kate asintió.

- ¿Estás feliz con tu compromiso mi niño? - Le preguntó a susurros.

El pequeño solo sonrió y asintió. Pero la gran señora del Valle sabia que el niño, por más que estuviera o no feliz con el compromiso, jamás lo admitirá.

- Desde que tu tío nos dejó y desde que asumiste su posición desde que tenías catorce, te has encargado de todos nosotros - Kate suspiro acariciando sus rizos. - Rosalie, aun no quiere casarse, pero si afirmo que se hará cargo del Valle. En cambio Astrid, ella ha presentado quejas con respecto a ti a la familia de que no permites que cierto principe la corteje - Le da una mirada como si lo hubiese descubierto.

- Yo solo quiero que mi prima este en buenas manos Tia. Por ella, por ustedes, soy capaz de desatar una guerra - Kate sonrió.

- Tu boda es en dos días, ahora que te uniras al hijo del rey, tal vez también deberías invitarlo a que se una a estas reuniones, para que aprenda como negociar y algo sobre el mar. - Sugirió.

- Si... sería una buena idea - el castaño sonó emocionado - con su permiso mi Lady, me retiro a mi reunión y le prometo que cuando termine iré de inmediato a probarme las vestimentas para la boda. - Le sonrió con cierta emoción, agradecía que su tía lo respetara como un regente pero también sus pequeños cuidados a su corazón.

Tocó la puerta de la sala de reuniones y se topo con una mesa llena de los mercaderes más importantes de la ciudad, se espabilo y actuó como el próximo regente que tenía que ser, ante poniéndose a las dudas que teníanaquellos hombre sobre confiar productosy movimientos económicos a un omegatan joven, pero poco a poco ese Omega lesfue cerrando la boca, comprobando que conocía los mares y las necesidades de los pueblos, ofreciendo fechas, proceso y cifras que a todos los beneficiarían, si estaban dispuestos a aceptar. Su abuelo Byron lo miraba con orgullo desde la punta de la mesa, observando como ese pequeño niño se había convertido en todo un hombre preparado, hasta superando a su padre.

Fuera un bastardo o no, tenía más corazón para el pueblo de Edoril que muchos que deseaban su posición. Todo estaba avanzando perfectamente hasta que uno de los comerciantes, miembro de la casa Barrister hablo con desden y cierto rencor al chico.

- ¿Digame cómo voy a permitir que un bastardo maneje las bodegas de mis señores? - bramó desde su posición - los bastardos son traicioneros, no voy a aceptar ningún trato mientras este omega asqueroso sea el que me lo ofrezca -escupió sobre la mesa y se retiro.

Mientras todos se quedaban en silencio, Lucien había perdido un poco la posición que habia logrado pero en un gesto de solidaridad, un miembro de la casa Roxley, casa materna de Lord William, habló levantándose de la mesa.

- Yo cierro el trato - Dijo tendiéndole la mano a Luke - me interesan los productos y presiento que a mis señores les gustaran estos productos que vienen de tan lejos, es muy dificil conseguir un buen vino cuando siempre está nevando en Merclefield - dicho eso todos rieron y poco a poco fueron estrechando la mano del chico, cerrando los tratos y brindando una buena posición al niño dentro de la relación comerciante.

Lucien se sentía orgulloso de si mismo, completamente feliz, y miró a su abuelo con una sonrisa enorme, y corrió a abrazarlo, esperaba que aunque no tuvieran una relacion de sangre, aunque no estaba del todo confirmado, él fuera el orgullo de su abuelo y lograra cumplir con las expectativas necesarias para el puesto de regente.

Salió de la habitación dando brinquitos de felicidad, hasta dirigirse a el cuarto de los costureros, sabía que tenia que cumplir con esa responsabilidad aunque no le apasionaba probarse prendas.

- Principe - el diseñador Aurel lo abrazo con solemnidad y emoción - me emociona mucho que al fin se despose y más que me permita vestirlo, tiene una figura perfecta para lo que he pensado realizar.

- Perfecto, estoy a tus pies en esta situación entonces.

- Dentro de dos días la boda se llevará a cabo, espero que el atuendo de mi hijo este listo para mañana mismo, Costurero Luth - ordenó la reina, mientras daba vueltas al rededor de Aeron, quien estaba quieto mientras el costurero le hacía unos retoques al atuendo.

- Tiene mi palabra mi reina, el atuendo de nuestro príncipe estará listo para mañana después de la salida del Sol - Amelia solo asintió en respuesta.

- Me tocará confiar en usted.

Después de unos cuantos ajustes más, el costurero recogió sus cosas y salió de la habitación de la reina con una reverencia, dejando a madre e hijo solos en la habitación.

- ¿Que pasa por tu cabeza? - pregunta la reina con suavidad sentándose enfrente de la chimenea.

- Un més madre, cuando el tiempo quiere pasa rápido. - comenta.

- Tu fuiste el que quiso oficializar el compromiso y adelantar la boda - le recuerda Amelia mirando a su hijo.

- Me deje llevar por mi alfa. - Se excusa el albino.

- ¿Cuantas? - pregunta Amelia. Y su pregunta desconcierta al albino.

- ¿Cuantas? - pregunta confundido y ella asintió.

- ¿Cuantas veces te repites eso para creerlo? - Aeron mordió su labio.

- Madre...

- No me digas que estas arrepentido - tanto madre e hijo miraron hacia la puerta.

- Tío - Aeron le dio un asentimiento de cabeza.

- Tu matrimonio con aquel bastardo, es solo una union política que asegurara el reclamo de tu hermano cuando ascienda al trono. - Bernard tomó asiento delante de su hermana y sobrino a quien escucho soltar un gruñido. - Una union que lleva solo un deber, debes dar un heredero a Edoril, y una vez que eso suceda, tu deber estará hecho. Tanto él como tu, ambos tienen un deber. Mientras cumplan con su deber el reinó permanecerá en paz, al igual que nuestra casa. Nos evitaremos una guerra - Aeron hizo puños sus manos

- Fue suficiente - detuvo Amelia a su hermano, quien ignoro la advertencia de su hermana.

- Una vez que le des un heredero, su matrimonio podrá disolverse. - Aeron se levantó de golpe, corriendo las manos de su madre con brusquedad.

- Vuelve a repetirlo...-Amenazó

- ¿Que? ¿Acaso me dirás que te gusta ese bastardo? - pregunto con asco imitando la acción del albino.

Ambos alfas se miraban y estaban cerca, frente a frente. Amelia pudo notar como su hijo quería abalanzarse hacia el alfa mayor, pero también vio como se clavaba las uñas. Un rasgo que sacó de ella cuando se pone ansiosa o se contiene.

- Ya basta.

La puerta de la habitación de la reina se abrió de golpe, dejando ver a una de sus damas de compañia.

- ¿Que sucede? - pregunto la reina mirando a la joven doncella.

- Afuera, hay un hombre calumniado al príncipe Lucien - informó y rápidamente la joven se corrió a un lado cuando el principe alfa salió de la habitación seguido de la reina.

Aurel le tendió un traje dorado, pantalones blancos ajustados, dejando ver sus largas piernas y una camisa blanca con detalles dorados, escotada hasta la mitad del pecho, y con los hombros con acabados tejidos dejando entrever esa piel blanca con el bronceado del mar, para terminar con un saco completamente dorado, con mangas anchas, más largas que sus brazos, como para dar la intención de la cola de un vestido, todo ese conjunto hacia que sus rasgos de un bastardo se notara aún más, el cabello negro resaltaba y sus rasgos definidos se notaban dándole un aspecto de muñeca. Lucien se sentia no solamente atractivo sino deseable, fuerte y poderoso, Aurel, no se había equivocado en nada con el diseño, alguno de los bordados tenían figuras de la cultura maritima para complementar la personalidad. Sonrió satisfecho con el traje y quería mostrárselo inmediatamente a su abuela y tia.

- Es precioso - recalcó - necesito que diseñes mis trajes de batalla, es que allá en mi ciudad, no saben cómo diseñar para omegas que pelean. Siempre me dan más ropa como para el hogar - dijo en un tono cansador la última frase

- Como usted desde mi principe, si usted lo autoriza podré tenerle veinte conjuntos para antes de que regrese a casa - señalo sacando una tela con hermosas tonalidades entre negras y azul oscuro - Había hecho esto para usted desde hace ya un tiempo, pesaba en el traje de su coronación en La península y un atuendo muy especial que su abuela me ordenó hacer - hablo emocionado.

- A verlo...

- No, eso es hasta la ceremonia - ambos sonrieron cómplices de la emoción del evento ante de que la puerta se abriera abruptamente y entrara la asistente de Lucien algo agitada y preocupada.

- ¿Que pasa Leysa? - Luke se acerco a ella con velocidad y preocupación.

- Mi príncipe, hay un hombre en la entrada gritándo que como los Thorne pueden permitir que un omega bastardo se encargue de negociar con las casas de los Lores legítimos - Informó mientras Lucien tomaba su espada de forma decidida

- ¿Quien? - pregunto en un gruñido.

- Es de la casa Barrister, mi príncipe. - La joven soltó un jadeo de sorpresa al ver el rostro furioso del niño.

Dioses sean buenos.

Lucien tomó camino hacia la entrada principal, se había cansado, sabía que era un bastardo, sabía que no era hijo de Amara Aldmin, ni siquiera estaba seguro de tener sangre Thorne, pero no iba a permitir que su casa sea repudiada, ni mucho menos su madre. Ya hace mucho tiempo se había cansado de que lo minimizaran por lo que era y no lo iba a permitir más. Ser un omega no lo hacía débil, era no era débil.

Curiosamente en su camino se encontró a toda la familia real reunida en el salon del trono junto a su familia, discutiendo sobre la boda y ahí estaba su prometido, parecía un tanto aburrido pero eso no era lo que le preocupada en ese momento, detrás de él corría Leysa y Aurel más preocupados por el vestuario de la boda que por la espada que tenía en mano, justo cuando cruzaron por la vista de su abuela y tia, el no menor no se detuvo a dar explicaciones ni siquiera cuando escuchó a Aurel reclamarle preocupado a su abuela.

- ¡Va a arruinar el vestido si mata a alguien! - gritó desesperado por las telas - Mi señora que se cambie y luego lo mate.

- ¿Matar a quién? - pregunto la reina preocupada.

- Byron detenlo - pidio la señora mayor.

- Que haga lo que quiera querida, si quiere matar a alguien una buena razón a de tener..

El omega no escucho más de la conversación, y llegó a donde estaba el hombre que mancillaba su nombre enfrente de su casa. Lucien no dudó en desenvainar su espada llamando la atención de todos tus logrando que aquel viejo repugnante e ignorante se volteara.

- Pero miren que sorpresa, el bastardo ha venido - hablo con odio - La familia Barrister no negociara con bastardos hijos de prostitutas, que te quedé claro mocoso.

- Vuelve a decir lo que dijiste - Lucien colocó su espada en su garganta en un movimiento rápido - Vuelve a decirlo y te mueres.

- Bastardo, si me matas mi casa declarará la guerra.

- No creo que por un simple comerciante su ridícula y asquerosa casa se atreva a ir contra las bestias.

Lucien se retiró y se dio la vuelta hacia el castillo, viendo como toda su familia había llegado a la puerta, su abuela y tia con un rostro apagado y preocupado, La reina y Grace miraban sorprendidas pero su abuelo, hermano y futuro cuñado, tenían una sonrisa de orgullo en el rostro. El único que parecia algo incómodo y sorprendido era su prometido, Aeron, parecía que algo lo estaba deteniendo de realizar alguna acción precipitada hasta que el viejo señor de la casa Barrister volvió a hablar.

- Un bastardo y además un omega - Grito - Toda una putita, igual que su madre.

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