Capítulo 16

En ese momento, el océano y el cielo habían invertido posiciones. Era la única explicación para aquel gancho que se le había incrustado sobre el ombligo. Tirando hacia arriba. Y luego hacia abajo. Vértigo. Eso era lo que había sentido Aeron. La sensación de que algo se rompía dentro de él.

Aeron sabía que su madre y su hermana le querían, aunque nunca se lo hubieran dicho. Sabía que su padre, el Rey James, le quería. No más de lo que quería a sí mismo, por supuesto, pero era el menor de sus hijos y lo quería. Pese a su afán por demostrarle lo contrario, era probable que incluso Liam de una manera retorcida e inconfesa también lo quisiera.

Nunca había sido lo bastante ingenioso para albergar la esperanza de que su futura esposa o esposo se lo dijera. Entendía que la unión de su Madre y Padre obedecía a un propósito que estaba por encima de sus propios deseos, que habían tenido la suerte de congeniar y que, en consecuencia, ambos habían desarrollado un apego respetuoso por el otro. Y que eso era lo mejor a lo que podía aspirar cuando le llegara el turno de casarse a él también.

Cuando quiso darse cuenta, él también estaba llorando. En silencio, pero estaba llorando. La vista se le había empañado y las facciones de Lucien se habían vuelto borrosas frente a él.

-¿Cómo te...? -Había comenzado, sin saber cómo continuar.

Por fin, Lucien lo había soltado. Despacio. Las líneas de expresión contraídas en una amargura sin precedentes. Más rojo que en toda su vida, como si Aeron le hubiera obligado a admitir algo espantoso que hubiera preferido llevarse a la tumba.

-Te quiero -había murmurado, agachando la cabeza y cerrando los ojos para no tener que mirar a su alfa a la cara-Por favor. Te quiero.

Se le había instalado un zumbido en los oídos. Le ardía todo lo que latía y bombeaba sangre. Se había echado a correr como si su vida dependiera de ello. Levantando nubarrones de tierra que se habían dispersado contra la brisa, disolviéndose entre los alaridos de Lucien. Sin atreverse a comprobar si lo estaba siguiendo.

-¡Aeron!

No estoy huyendo, se había repetido una y otra vez.

-¡Aeron!

No estaba huyendo de él. No estaba huyendo de Lucien, que no era más que un bastardo sin escrúpulos, que no tenía ni idea de lo que decía.

Estaba huyendo de sí mismo. De todas aquellas cosas que sabía, pero que nunca había dicho ni diría, en voz alta.

El príncipe Lucien Thorne, después de recuperarse de su ataque lloroso de nervios, se dispuso a regresar a la fiesta por la coronación del rey. Con una de sus mejores y más creíbles sonrisas, a pesar del enojo y la rabia que sentía, aunque ni él mismo conocía de donde provenía, se unió nuevamente a la fiesta, ignorando cualquier mirada hacia el.

- Príncipe Lucien - escucho una voz a su espalda, así que se volteó, encontrándose con el príncipe heredero.

- Príncipe Liam - saludo con cortesía al hombre frente a el.

- muy educado para mi gusto - admitió el príncipe mayor - Pequeño Luke ¿has visto al aguafiestas mi hermano? - pregunto pasando un brazo por los hombros del niño.

El corazón del niño se estrujó al escuchar al mayor mencionar al hombre que hace tan solo unos minutos atrás había huido del jardín, de él. Sin darle ni siquiera una mirada o una respuesta acerca de su confesión de aquel sentimiento.

- Lo siento, Liam. No lo vi - fue lo único que respondió.

- ¿Problemas en el paraíso? - bromeo el príncipe mayor con una sonrisa divertida.

Al ver la sonrisa, más bien el gesto de molestia en el niño, comprendió que no se equivocó.

- Ven, pequeño Luke - dijo el príncipe heredero caminando con el pequeño hacia un lugar espacioso y un poco apartado de toda la multitud, quedando lo suficientemente lejos para tener una charla tranquila. - Haber pequeño, dime que pasa, habla con el tío Liam - bromeó el príncipe sacando una pequeña sonrisa del menor.

- Eres un bobo.- dijo divertido Lucien.

- Pero este bobo, logró que sonrieras - presumió seguido de un guiño - ¿Qué pasó? - volvió a preguntar.

- Yo... creo que cometí un error - respondió bajando su mirada hacia sus manos y comenzando a jugar con ellas.

El príncipe mayor solo hizo un "Hum" con la boca, como señal de que siguiera.

- Le dije a Aeron que lo quería - Liam abrió los ojos un tanto sorprendidos como divertido. - Pero él, bueno, él se fue. - terminó de decir el joven príncipe con un tono de tristeza.

- Oye, no estés triste, eso es normal de el - dijo el príncipe mayor.

- ¿Qué?

- No cometiste ningún error, Luke - se llevó una mano hacia su cabello despeinándolo un poco - El, siempre fue así. No está acostumbrado a las muestras de afecto, ni mucho menos a las palabras como "te quiero", "te extrañe" o esas cosas. Se ponen nervioso cuando alguien lo dice claro, ese alguien debe ser mi hermana, mi madre, los gemelos o yo, aunque no se lo diga. Porque si alguien a quien el no quiere, se lo dice. Uy, pobre del que lo dijo - ambos príncipes soltaron una risa.

Lucien lo miro, y se encontró con la mirada divertida y cariñosa del príncipe mayor. Quien lo miraba con otro sentimiento que no logró descifrar. Podría ser pena, melancolía, amabilidad.

- Mis hermanos, y yo, hemos crecido sin el amor de nuestro padre - continúo el príncipe después de un tiempo en silencio. - no esperó que lo entien...

- Lo entiendo - respondió rápidamente el omega al alfa mayor. Quien lo miro un poco sorprendido por aquella respuesta.

- No te diré que me alegra, porque es horrible no contar con el amor de tu padre y solo contar con el de tu madre - el pequeño bajo la cabeza - lo siento Luke, yo no quería - intento disculparse el príncipe mayor.

- Está bien- le sonrió.

El silencio volvió a hacerse presente nuevamente entre ambos príncipes

- Liam ¿Puedo preguntarte algo?

- Adelante.

- ¿Por qué te fuiste durante cuatro años? - La pregunta sorprendió al mayor.

Nadie, a excepción de su familia y el consejo, sabían acerca del motivo por el cual el príncipe heredero estuvo lejos durante los últimos cuatro años.

- Disculpa, no quise ser entrometido..

- Fue por mi padre, el me exilio. - Respondió el príncipe interrumpiendo al menor.

¿Exiliado? ¿Cómo podría un padre hacer eso? ¿Cómo un padre se atrevería a exiliar a su propio hijo?

- ¿Tan grave fue el crimen que cometiste? - Se atrevió a preguntar.

- Amar a alguien no es un crimen, Pequeño Luke. Al menos no para mí.

- ¡Maldigo a los dioses por haberlo puesto en mi camino! - grito el príncipe albino, golpeando, golpeando el árbol del jardín con tanta fuerza que sus nudillos dolían

¿Por qué habiendo tantos omegas en el mundo tuvo que ser el? ¿No había sufrido demasiado los últimos años? Quería amar, quería sentir, quería llorar, pero sobre todo quería perdonar. No a su omega, sino a sí mismo.

- Aeron - el príncipe se dio la vuelta al oír una voz con un tono preocupante

- Grace - ella extendió sus brazos hacia su hermano. El príncipe albino fue hacia su hermana, siendo acogido por sus fraguiles brazos.

- Está bien... todo está bien - susurro.

- ¿Qué estoy haciendo? - pregunto el alfa con la voz entre cortada - ¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Por qué no puedo odiarlo por completo?

- Por qué hacerlo, te mataría.- El príncipe miro a su hermana. - Lo que estás sintiendo ahora, no son solo tus sentimientos, también son los de él - prosigue la princesa acariciando el cabello de su hermano - Aeron, están unidos. No importa cuanto intentes evitar tus sentimientos o cuanto desees destruirlo. Tu dolor es su dolor y su dolor es tu dolor.

- Grace...

- Escúchame - ella tomó el rostro de su hermano entre sus manos - Nunca mires atrás - una de sus manos dio leves caricias en su lado izquierdo, rozando con suavidad la cicatriz - Porque si te quedas estancando en el pasado tu presente se derrumbará por completo. - se puso de puntillas y dejó un suave roce de labios en la cicatriz de su hermano.

- Hace cuatro años, era rebelde, tanto que a mi madre le daba dolor de cabeza- dijo finalmente el alfa. - El rey, quería que dejará de beber, y me comportará, quería que fuera un verdadero príncipe - Soltó un suspiro - Pero yo era joven, Luke. Quería ser libre, disfrutar, quería recorrer el mundo, quería vivir, para ser exacto. - Dio una pausa antes de continuar y Lucien pudo ver cómo la mirada del príncipe se tornaba apagada - Entonces la conocí, ella era hermosa, determinada, cariñosa. Dioses, ella era perfecta. Pero era cortesana en un burdel de mala muerte, una mujer como ella, en un lugar como ese ¿Te lo imaginas? - soltó una risa irónica.

Lucien pudo notar el dolor detrás de cada palabra que salían de los labios del príncipe mayor. Podía ver el dolor reflejado en su mirada, al igual que el arrepentimiento y la culpa.

- Y yo, me enamoré de ella.

En aquel tiempo, Liam era la definición de caótico, rebelde e infame. Era el príncipe despreocupado al que le importaba poco sus deberes, la corona o el peso que esta traía consigo, odiaba todo tipo de reuniones en el consejo, toda fiesta, y a toda propuesta de matrimonio. Pero fue entonces, cuando el príncipe heredero había conocido a lo que el llamaba su salvación.

Liam no era aficionado a frecuentar burdeles, al menos no como lo era su padre o su primo. Le parecían sitios muy por de bajo de su estatus y de su capacidad. Cualquiera que necesitara pagar por sexo tenía que ser patético. Pero fue irónico cuando él lo hizo, fue irónico cuando se contradijo a sí mismo y fue aún más irónico cuando se enamoró. Aquel dia cuando entro al burdel junto con su primo disfrazado, solo tenia planeado beber algo e irse despues. Pero fue entonces cuando la vio; una mujer vestida de bailarina, con un vestuario de dos partes completamente rojo que dejaban al descubierto su vientre y decorado con cadenas doradas, con un pañuelo rojo transparente cubriendo su rostro, mientras que su cabello negro ondulado caia sobre sus hombros descubiertos y sus ojos marrones recorrian el lugar.

- Ella...bueno, ella era como una hermosa flor en medio de ramas espinosas.

Dos monedas de plata, solo dos monedas de plata, era lo que le había cobrado aquella bailarina al príncipe, quien había pedido una noche con la bailarina.

- Sabes, mi primera noche con ella, fue única Luke.

La habitación estaba en completo silencio, la joven muchacha, tenía una bata blanca fina de tres capaz, la primera era de tela, la segunda de tela transparente y la tercera de encaje. Ella estaba parada en medio de la habitación jugando con sus manos nerviosa. No era la primera que había estado con un hombre, pero por alguna extraña razón, el príncipe la ponía nerviosa sin siquiera tocarla.

- ¿Puedo pedirle un favor? - pregunto la joven temerosa.

- Puedes - concedió el príncipe dando un paso hacia ella.

- Esta noche, puede hacer conmigo, lo que desee, solo por favor, no me golpe - pidió en un tono suplicante.

- Jamás - el príncipe dio otro paso hacia ella - pero jamás, te pondría una mano encima - al estar lo suficientemente cerca, el principe levanto con suavidad el mentón de la joven.

Celeste y marron, ambas miradas chocaron, y a ambos un escalofrio los recorrió.

La joven dirigió sus manos hacia el nudo de su bata para quedar desnuda, pero las ásperas manos del príncipe la detuvieron.

- Dijiste que esta noche, podría hacer contigo lo que desee ¿No es cierto? - ella asintió.

- Si lo hize mi señor.

- Entonces, toma una copa conmigo - pidió el príncipe, sonriendole suavemente a la joven delante de él.

Ella asintió sorprendida, ningún hombre que antes había pasado por sus habitaciones le había pedido que bebiera una copa. Normalmente era tratada agresivamente y solo tenían sexo rápidamente. La joven se dirigió hacia la mesa en la habitación y sirvió un poco de vino en las dos copas sobre la mesa, se volteo con la copa en mano hacia el principe quien estaba sobre la cama, atento a cada movimiento que hacia.

- Mi señor - ella le extendió la copa aún con temblor.

- Gracias - agradeció el príncipe rozando la mano de la joven al agarrar la copa.

La joven al darse la vuelta, fue detenida por una mano áspera envuelta en su muñeca. Al ver al príncipe, este la atrajo hacia él en un suave tiron, haciendo que se sentará en su regazo.

- No me tengas miedo - pidió el príncipe.

Ella levanto su mirada encontrando la mirada de ojos celeste del principe.

- ¿No me hara daño?

- cariño, hay tantas cosas que deseo hacer, pero hacerte daño no está en ellas. No te tomaré a la fuerza, ni tampoco te obligare a hacer algo que no quieras. - El principe la tranquilizó.

El se acerco despacio al rostro de la joven, al igual que ella lo hizo por intinto. Y entonces finalmente la beso.

- Ella era única Luke, era especial.

- ¿Entonces?

- Yo la perdi Luke, perdí a Elain...mi esposa. - Aquellas palabra sorprendieron al niño mas joven - Ella era todo para mi... Pero no pude salvarla y jamás me voy a poder perdonar por eso.

- ¿La perdiste?

- Estaba embrazada, esa habia sido una de las razones por la cual me case con ella. Creia que podria protegerla de mi padre y de su consejo. Asi que estaba dispuesto a sacarla de aquel burdel, ya nos habiamos casado en secreto, lo unico que faltaba era sacarla de ahi e irnos lejos.

El recuerdo de cuando Elain le habia dado la notica acerca le traia felicidad pero a la vez dolor.

- Mi principe... - Elain se acomodo mejor en su pecho y Liam la rodeo con sus brazos. - Tengo algo importante que decirte. -no levanto la mirada para ver a Liam. Sabia que no era propio de su oficio ser ilusa pero nunca antes habia sentido algo como lo que habia en su corazon en esos momentos.

Liam Delroy era diferente a todos los hombres que hubieran pasado por su cama. Era amable y le hacia preguntas. Queria conocerla. Nunca la forzaba y... Nunca habia disfrutado tanto del sexo hasta que lo habia conocido. Y lo amaba, lo amaba con todo su corazon.

- Dime... - pidio el principe y Elain no se resistio cuando la hizo alzar el rostro para verlo.

Era consciente de que muchos hombres hacian promesas estando en la cima del orgasmo. Todavia mas si estaban influenciados por el vino... Pero Liam era diferente. Le habia dicho que la amaba, se lo habia prometido. Incluso le habia dicho que iban a huir juntos.

- Estoy esperando un hijo

La pelinegra trago saliva, su pulso se acelero todavia mas, rezandole a los dioses para que Liam no la acusara de engañarlo. No seria extraño... Pero Elain no permitia a ningun otro hombre terminar dentro. No desde que se lo habia prometido al principe. Hacia lo posible por evitar trabajar. No queria que hubiera malas interpretaciones o espacio a la duda.

Liam se quedo en silencio unos largos segundos. Casi una eternidad. Mil ideas cruzaron por su mente y la unica manera en la que pudo reaccionar fue sentandose en el colchon para abrazar a su esposa contra su pecho.

- Mañana vendre por ti - le dijo al oido - Tomareé todo lo que pueda y nos iremos juntos. Podemos oficializar nuestro compromiso lejos de aqui y hacer una vida lejos del escrutinio.

El nudo en el pecho de Elain finalmente se deshizo y asintio, llena de esperanza y alegria. Lejos de Rothnia serian felices. Estarian juntos. Al dia siguiente, al amanecer, Liam llevaba consigo todo lo necesario, dentro de unas horas estarian lejos de rothnia, juntos. Cuando llego al burdel todo estaba como iempre, aunque por alguna razon lo sentia distinto. Una sensacion extraña se instalo en la base de su estomago, como una advertencia de que debia estar alerta aunque no estaba muy seguro de porque.

Pregunto por Elain y le dijieron que estaba ocupada. Probablemente tratando de sacor todo lo que fuera necesario para huir. Jamas se le paso el pensamiento de que algo malo ocurria, asi que se quedo esperando pacientemente fuera de la habitacion. No podia oir nada proveniente de la habitacion de Elain, la musica y risa eran demasiado fuertes en aquel lugar. Entonces la puerta se abrio y de su interior salio un hombre de aspecto extraño. Ambos cruzaron miradas por unos segundos antes de que el hombre se escabullera, dejando la puerta entre abierta detras de el. Ella no salio a recibirlo como de costumbre.

Liam se acerco teniendo un mal presentimiento y empujo un poco mas la puerta para poder pasar. Y al verla su mundo se derrumbo.

Elain estaba sobre la cama con los ojos cerrados. La sangre ya no corria de la herida en su cuello pero habia creado un charpo espeso dejabo de ella, humedeciendo las sabanas. Tenia las manos sobre su apenas abultado vientre como si hubiese intentado evadir las multiples apuñaladas ensangrentadas. Estaba con la ropa rasgada, ensangrentada. Muerta desde hacia quien sabe cuanto.

Liam se quedo de pie, petrificado ante la escena. Cuando apenas logro reaccionar fue corriendo hacia Elain.

- ¡No! ¡Por favor! ¡Por favor cariño! ¡Elain! - Gritos de dolor puro desgarraron su garganta. Habia perdido a la mujer que amaba y con ella, a su bebe.

- Fui exiliado por mi padre antes de eso y cuando se enttero que ella habia muerto, me volvio nuevamente su heredero, pero me envio a las fronteras. Tu boda con mi hermano, llegara cuando menos te lo esperes Luke y cuando eso pase, solo te pido que no lo dejes solo ni por un momento ¿Puedes prometerlo? - El omega quien tenia lagrimas en sus ojos asintio euforicamente.

- Lo prometo.

Pero quien iba a pensar que aquel dia llegaria mas rapido de lo esperado.

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