Capítulo 07

La declaración lo golpea como un torrente, cortando sus frases. Aeron permanece quieto en la tormenta de sentimientos; mira los ojos verdes de Luke, llenos de lágrimas que se esconden bajo la cortina de pestañas, Lucien no quiere mostrar cuánto duele, pero lo ve de todos modos.

Le tomó bastante tiempo darse cuenta de que los ojos de Lucien no eran de color negro o completamente verdes; si se atenuaban a la luz, sus ojos recordaban el claro cielo nocturno lleno de estrellas, por los tonos negros, pero si se reflejaban en el rayo del rugido del sol, brillaban radiantemente como si sus ojos reflejarán todo un bosque verde.

- Si para defender mi vida era contarte el rostro, causando que casi pierdas la vista del lado izquierdo, todavía lo haría, pero te daría mi espada para que puedieras contarme o sacarme uno de mis ojos. Puedes elegir qué ojos quieres. Si esa es la enmienda que buscas. Nuestras familias abandonaron la guerra atrás, Aeron, pero tú y yo todavía estamos atrapados en el fantasma de nuestro pasado. Tu verdadera sonrisa se perdió en esos cementerios por los que caminamos, en aquellos recuerdos vagos que nos hacen daño - su vos estaba rota pero eso no evitó que le dijiera lo que pensaba al príncipe albino.

Mientras el hablaba, Aeron es incapaz de moverse, puede que sea un Alfa que es un Delroy, un príncipe de sangre pura, un verdadero guerrero, pero se siente impotente frente a ese niño bastardo que llora frente a el.

- Solo dime que quieres, porque no quiero casarme con alguien que no tiene corazón - pidio el príncipe menor sollozando

Era irónico que Lucien llamara a Aeron sin corazón porque el joven príncipe no tenía ni idea de lo rápido que latía el corazón de el príncipe mayor por él, su pulso golpeando fuerte, demasiado fuerte en la habitación llena de tranquilidad. El silencio golpeó como un huracán entre ellos; no había ningún sonido más fuerte que un espacio entre dos almas que querían perdonarse pero no podían.

Sin siquiera decir su nombre, las palabras de Lucien pone de rodillas el corazón de Aeron. El príncipe albino tenía la respuesta, pero su boca no se abría. Lucien luchó por limpiarse la lágrima con la mano izquierda y la serenidad pasó entre ellos, por lo que el joven príncipe trató de retirarse, de alejarse, pero Aemond tuvo otra idea. No le importa si esto es obra del destino corrupto para hacerlo sentir o si es solo su odio inmovilizador el que se convierte en otra cosa; le importa un carajo, pero está seguro de que se rompería si Lucien no estuviera en sus brazos.

- Nunca he despreciado a alguien tanto como te desprecio a ti - esas fueron sus palabras, pero la acción del Príncipe Aeron fue todo lo contrario.

Manos, grandes y ásperas por el manejo de la espada, atrajeron a Lucien, una mano en su cintura, otra agarrando su espalda, abrazando al niño que detesta hasta el punto de que no hay una sola partícula de aire entre ellos. En el movimiento repentino, sus cuerpos chocan. El pecho de Lucien se presiona contra el desnudo de su prometido, y los dos latidos del corazón se funden en una canción que solo dos pueden escuchar, corazón a corazón: un alma, dos pedazos rotos. Dos personas que no logran encontrar el perdón.

Lucien se quedó atónito ante la acción, pero no se rebeló; se sentía bien; se sentían bien. Así que el joven príncipe rodeó con su brazo el cuello y el hombro del príncipe mayor, sujetando a Aeron contra él. Lucien enterró su rostro lloroso en la nuca de su prometido, dejando que sus lágrimas cayeran. El príncipe Albino sintió que su pulso se ralentizaba, incluso si su cuerpo dolía por la necesidad, pero no le dolía; solo sentía un anhelo.

Su alma cantó; fuego y sangre. Tiene la mitad de su alma tan apretada; Es casi como si tuviera miedo de que si abre sus ojos azules, Lucien podría desaparece.

Entonces recordó, no importaba cuanto anhelara el alfa al pequeño que tenía entre sus brazos, sabía que debía alejarlo, sabía que debía seguir odiandolo. No importaba si estaban comprometidos, Aeron no podía dejarse llevar.

Me preguntaste qué quería. Te quiero ver ti, Tú, solo tú. Pero no puedo tenerte

-Vete de aquí, Lucien - pidio separandose del omega

Pero no lo hagas, no me dejes.

- alejate de mi, bastardo - el veneno volvía a salir de sus labios.

Los ojos del castaño volvieron a llenarse de lágrimas, dolido, frustrado, decepcionado. Golpeo el pecho de Aeron empujandolo, y se dio la vuelta dispuesto a salir de aquellas habitaciones.

No te vallas. - quiso pedir el albino
No me dejes ir. - quiso pedir el castaño

Pero ninguno dijo nada, Aeron no lo detuvo, Lucien no se quedó, ambos estaban esperando la acción del otro, pero eso hicieron...esperaron.

Aeron escucho el ruido de la puerta abrise y luego cerrarse, se había ido. Entonces lo supo, si se casaba con Lucien Thorne, condenaría al pequeño Omega a una infelicidad eterna, porque no era capaz de hallar el perdón en su corazón. Y eso los destruirá a ambos con el paso del tiempo.

- ¿Sucede algo? - pregunto Grace suavemente acercándose a su esposo, con una mano sosteniendo su espalda.

- ¿Crees que fue buena idea? - pregunta sin despegar la mirada del fuego de la chimenea en la habitación.

- ¿Sobre que? Mi principe - cuestiona a su esposo. Darren agarra la mano de su esposa y la sienta en sus piernas.

- sobre que la unión de nuestros hermanos - explica poniendo un mechón del cabello negro de su esposa detrás de su oreja.

- No - respondió - se que mi hermano marco al tuyo, pero no creo que halla sido buena idea. Mi hermano es caótico, fuerte, buscando la aprobación de mi padre y madre desde que Liam se fue de aquí. Mi padre jamás lo miro con otros ojos que no fueran de vergüenza o lastima, solo por la herida en su rostro y su cabello - la princesa decía aquellas palabras con tristeza - Aeron no perdona fácilmente ni mucho menos olvida. Tu hermano es dulce, es un buen chico al igual que lo es el mio. Pero todavía son dos adolescentes que no lograron hallar el perdón en sus corazones, sobre todo Aeron - ambos esposos miraron el fuego frente a ellos - Lo que hicieron estuvo mal, comprometerlos de golpe solo para asegurar una paz que no se sabe si será duradera, arruinaron a dos niños. Tus abuelos y mis padres, apesar de que nos quieran, creyeron que casarnos y comprometes a nuestros hermanos evitaría una guerra, en algun futuro. Pero incluso si no es tu familia la que se rebela, otros funcionarios del consejo lo harán - prosiguió la princesa tomando la mano de su esposo entre las suyas

Darren iba a decir algo, cuando unos golpes en la puerta hicieron que cerrará la boca, Grace se levantó con cuidado de las piernas de su esposo y este fue a abrir la puerta. Pero cuando vio a la persona que estaba detrás de ella, quiso asesinar a la persona que le había provocado tal estado.

- Luke tu...- sus palabras fueron acortadas cuando los pequeños brazos de su hermano se aferraron a su cuerpo

- Me odia - dijo el pequeño llorando en el pecho de su hermano. Con esas simples palabras el príncipe no nesecito que le diga a quien se refería. Miro a su esposa quien le dio una sonrisa lastimera y fue al otro lado la habitación con sus hijos.

- Ven pequeño - Darren lo llevó hacia uno de los sillones de la gran habitación, ambos se sentaron sin soltarse.

- No importa cuantas veces le pida perdon, el jamás logrará perdonarme Darren - se aferró más al pecho de su hermano mayor.

Odiaba mostrarse débil, odiaba ser débil, deseaba odiar a Aeron como este lo odiaba a el, pero no podía, simplemente no podia.

- Debes ser fuerte, pequeño, eres fuerte, se que duele - lo sostiene de las mejillas y besa su frente - tu puedes, vamos respira - le pide con delicadeza, como si intentara no romperlo

- No puedo, no puedo hacerlo - dijo intentando contener las lagrimas pero era imposible. - ¿Por que me odia? ¿Soy una mala persona? Lo que siento por el, no es tan fuerte ¿o si? - pregunta y su hermano lo mira con tristeza.

- No Luke, no eres una mala persona y el no te odia, es imposible que alguien lo haga, es solo que el...- antes de seguir hablando el principe fue nuevamente interrumpido

- Si me odia, no hace que me lo diga, por como me mira y como me trata es más que suficiente - hablaevitando que salga un sollozo - si lo que siento por el no es tan fuerte, ¿Por qué duele tanto?, no soy una mala persona, no es justo - Darren abrazo con fuerza a su hermanito pequeño.

- Esta bien, pequeño, todo esta bien - le dice mientras le acaricia el cabello y lo mecemo hasta que cae en un profundo sueño.

- Han atados a dos almas inocentes que se destruirán con el tiempo - Su esposo mira sobre su hombro a su esposa, quien miraba con tristeza al niño.

- Mi príncipe, bienvenido - el caballero hizo una reverencia al hombre de armadura plateada

- Este lugar no ha cambiado mucho - dijo el príncipe bajando de su caballo al estar dentro del muro de la fortaleza.

- Solo han pasado cuatro año desde que se fue mi príncipe - Liam asintió en respuesta.

- Pero miren a quien tenemos aquí - dijo una vos dulce y femenina que el príncipe heredero reconoció rápidamente.

Al darse la vuelta se encontró con su dulce y bella hermana, quien tenía un abultado vientre y estaba agarrada del brazo de una dama de compañía.

- Oh pequeña Grace, cuanto has crecido - dijo un muy sonriente Liam acercándose a su hermana - estas muy bonita - susurro dejando un tierno beso en su frente

- y tu, muy sucio - arrugó la nariz al ver la armadura cubierta de tierra y sangre de su hermano mayor.

- Su gracia me había ordenado venir apenas terminara con mi deber en las fronteras, y eso fue lo que hice - Grace rodo los ojos ante el hablador de su hermano

- Te has perdido de muchas, hermano - comentó la princesa con un gesto cansado engachandose al brazo de su hermano, ambos caminando hacia dentro de la fortaleza.

- Por la expresión en tu rostro princesita supongo que si, ¿Y el pequeño Aeron? - pregunto lo último en un susurro, no le gustaba admitir que extrañaba a su hermano más pequeño.

- Así que lo extrañaste - comentó divertida su hermana

- Un poco si - admitió el príncipe y vio la mirada divertida de su hermana - si se lo dices, diré que es mentira - advirtió a su hermana provocando la risa de esta.

- te extrañe mucho - Liam le sonrió a su hermana en respuesta - es bueno que hallas regresado Liam, Aeron te nesecita mucho en estos momentos - las últimas palabras de su hermana lo confundieron.

Iba a cuestionarla y preguntarle a que se refería, pero se mordió la lengua al ver que estaban frente al salón del trono. Las grandes puertas fueron abiertas, dejando a la vista a ambos hermano, Liam y Grace comenzaron a caminar hacia el rey quien estaba de pie mientras miraba a su hijo con algo de orgullo.

Al estar a tan sólo unos pasos cercas del trono, Grace se soltó del brazo se su hermano y le dio una dulce sonrisa para actos seguido ir a los brazos de su esposo, quien le dio asentimiento de cabeza a su cuñado. Miro al otro lado encontrándose con aquella mirada verdosa que adoraba, el pequeño, ahora no tan pequeño Lucien, le sonreía al príncipe. Liam le devolvió el gesto con una sonrisa y un asentimiento de cabeza, para después mirar a su padre.

- Bienvenido a casa, hijo - el principe miro con cierto remordimiento al hombre parado frente a el.

- Su gracia, es un honor estar nuevamente de regreso - el principe iba a inclinarse ante aquel hombre, pero fue sorprendido cuando el rey lo abrazo.

Controlate - se dijo a si mismo.

No lo hagas, no lo hagas, no lo empujes, no le grites, solo quédate quieto - se pidio mentalmente una y otra vez intentando no empujar y gritarle al hombre que lo abrazaba.

Las puertas del Salón fueron abiertas nuevamente, captando la atención de todos los presentes reunidos. El príncipe mayor fue el último en darse la vuelta, encontrándose a su hermanito pequeño, estaba más alto, más grande, más fuerte por lo que podía ver, traía puesta ropa de entrenamiento, cubierta de barro y su cabello platinado recogido en una coleta, pero despeinada. Ambos hermanos caminaron hacia el otro, sin decir nada, solo mirándose una vez que estuvieron a un paso de distancia se detuvieron.

- Cuatro años imbécil - murmurro el príncipe Albino a su hermano en un tono molesto - ¿Cuatro años y decides volver ahora? - Liam sonrió - Estúpido viejo repugnante descerebrado - aquel insulto agrandó aún más la sonrisa de su hermano mayor - ¿De que te ríes idiota? - pregunto el príncipe Albino

- De que no has cambiado mocoso - tras aquellas palabras el príncipe mayor llevo una de sus manos hacia el cuello de su hermano menor y lo atrajo hacia adelante haciendo que la cabeza platinanda de su hermano apenas se apoyará en su hombro.

- Imbécil - susurro el príncipe más joven

- mocoso - devolvió el susurro el príncipe

Los aplausos y las aclamaciónes se hicieron presentes en el Salón del trono felices de ver la union de ambos principes. Aunque los dos hermanos sabían que la mayoría de los aplausos, sonrisas y aclamaciónes eran todas fingidas. Después de las felicitaciones al principe mayor por haber ganado las batallas en las fronteras. El rey anuncio que se celebraría un banquete en honor a las victorias de su hijo. Pero a Liam y a Aeron, les importaba poco aquel banquete.

- Necesito que me cuentes todo lo que pasó mientras no estuve - dice el príncipe heredero poniendo un brazo sobre los hombros de su hermanito mientras se dirigían hacia la salida del gran salón.

- no te has perdido de mucho - respondió Aeron y Liam rodo los ojos, ignorando la mentira de su hermanito la mirada del príncipe heredero fue hacia el niño de cabellos rizados quien se estaba llendo del lugar aferrado al brazo de una mujer de avanzada edad.

- ¡Luke! - el pequeño se dio media vuelta al escuchar su nombre, al ver al príncipe sonrió pero cuando su mirada verdosa que irradiaba felicidad miro al lado del Principe esta rápidamente se volvió una dolorosa.

Lo que sorprendió al principe heredero fue que su hermano miro al niño solo un momento para después desviar la mirada. Luke solo le sonrió al príncipe heredero y se dio la vuelta para ir de nuevo hacia su abuela y así salir de aquella habitación.

- tu y yo necesitamos unos tragos, por que el cuentito de que desde que me fui no ha pasado nada no te lo creo - dijo el principe burlón al escuchar a su hermano gruñir.

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