Capítulo 45: Informante
La rubia entro al despacho al oir el ruido del telefono. Habiendo tantos sirvientes, la unica que al parecer esta alli era ella. Solto un resoplido antes de contestar aquella llamada.
— ¿Quien habla? — pregunta en tono serio la dama roja.
— Victoria. Soy yo. Diculpa por molestarte, se que estas de vacaciones yo...
— Habla. — ordena con voz seria la rubia, interrumpiendo a la estupida niñata que consigio de informante— ¿Como van las cosas por alla?
— Todo salió como lo planeamos. — asegura — No fue dificil entrar a la mansion, creyeron facilmente que estaba embarazada de Aleksander. Claramanete fingi un aborto espontaneo y tambien se lo creyeron. Todos creyeron que perdí al bebé. — explica la mujer sonriendo, sin saber que alguien escuchaba.
— Perfecto. — ella sonrio satisfecha — Eso nos dará el tiempo que necesitamos. ¿Alguna complicación? — inquiere mientras se sirve una copa de vino
— No, todo fue como esperábamos.
— ¿Y Jayden? Aquel bastardo ¿Dio problemas? — pregunta y su vista se dirige hacia la ventana, viendo a su hijo menor en la piscina.
— No, para nada.— la mujer rie — Jayden tiene siete meses de embarazo, así que no hubo problemas, se mantuvo alejado de mi todo este tiempo.
Victoria se sorprendio ante aquel comentario. Aquel bastardo, aquel mocoso, finalmente habia hecho algo bueno. Si que abrir las piernas le habia funcionado.
— ¿Siete meses? No estaba al tanto. Interesante. Cuando termines tu trabajo, asegúrate de traer al bebé, asesina a quel omega de ser necesario.
— Yo... — la mujer muerde su labio, dudando.
— ¿Tienes algun problema con seguir mis ordenes? — pregunta Vicotria entrecerrando sus ojos
— No. Solo que eso será complicado. No me permiten acercarme.
— Entonces arriésgate. Necesitamos tenerlo bajo nuestro control.— le dice como si fuera lo mas obvio.
—Entendido. — la rubia sonrie satisfecha
—Bien, ahora háblame de Alyra. ¿Qué está haciendo aquella mocosa?
— Sobre ella, realmente me soprende. Puede parecer una santa, pro tal parece que no es mas que una perra. — Victoria frunce el ceño.
— ¿Porque lo dices?
— Ella sale mucho de la mansión. Lo peor es que siempre está acompañada de un alfa. Parecen ser pareja,en varias ocasiones los vi besandose.
— ¿El alfa tiene cabello castaño? — pregunta.
— Asi es — afirma. Victoria aprieta la copa entre sus manos al oir aquello.
Asi que aquel desgraciado estaba vivo, y habia salido de su escondite, en busca de su princesita.
— Mantente al tanto de sus movimientos. Podría ser útil en el futuro.
— Claro, lo haré.
— No falles en esto. — ordena — Necesitamos estar un paso adelante. Manténme informada.
— Sí, Victoria. Lo haré.
La rubia cuelga el telefono, ella suelta una risa, las cosas se pondrian divertidas. Se bebe lo que restaba de vino en su copa y se aleja de estuio para ir en busca de su hijo. A colin le encantara saber lo que su adorada esposa se encontraba haciendo en su ausencia.
— Colin — el alfa se giro al oir la voz de su madre. Dejo el vaso de whisky de lado, cuand victoria se acerco a el y se sento a su lado.
— ¿Que sucede, madre? — Victoria le sonrio y tomo sus manos entre las de ellas.
— Acabo de recibir noticias, hijo mio — Colin frunce el ceño — Noticias con respecto a tu eposa.
Aquello le dio mala espina.
— ¿Que hizo esta vez Alyra? — pregunta — ¿Volvio intententar escapar? — Victoria nego.
— No. Ella hizo algo aun peor.
— Pero ya dime, madre. No me dejes en suspenso-
— Te engaño — declara la mujer y Colin se levanta furiso de su asiento.
No. Aquella perra no era capaz de atreverse a tanto. ¿Acaso los golpes que le habia dado, no le habian enseñado nada?
— ¿Con quien? —pregunta enfadadoapretando su adibula
— Con Ares, al parecer aquel mocoso sigue vivo.
— Entonces yo lo matare. Y tambien a la perra que tengo por esposa.

Jamás había cruzado por su cabeza que pasaría un embarazo solo. Desde aqueo día, donde esa mujer entró a la mansión y aseguró estar embarazada de Aleksander, las cosas habían cambiado.
Jayden había comenzando a dormir en otra habitación. Y su esposo, bueno, Aleksander se había ido de viaje dos días después del incidente. Jayden aún recuerda cuando el alfa se despidió de sus hijos e intento hablarle. Pero lo único que se logró, fue sufrir aún más.
El omega se encontraba meciendo a su hijo en brazos. Alekséi se sentía algo inquieto. Cassandra se encontraba leyendole a sus peluches.
— Todo está bien, dulce niño — susurro el omega meciendo a su bebe.
Las puertas de la habitación fueron abiertas. Jayden se giro con su bebé en brazos, mirando a la persona que había entrado a la habitación.
Aleksander miro a su esposo e hijos. Cassandra sonrió al ver a su padre.
— ¡Papa! — exclamó la joven corriendo hacia su padre. Aleksander le sonrió a la niña de cabello castaño, hinchandose hacia su altura.
— Mi hermosa niña — el alfa acarició la mejilla de la niña.
Cassandra miro detrás de su padre, y vio una maleta. Ella fruncio el ceño y volvió a mirar al alfa.
— ¿Papa?
— He venido a despedirme, mi niña.
Jayden mordió su labio al oir aquello. Pero aún así, se concentró en su hijo, intentando ignorar al alfa.
— ¿A donde vas? — pregunta curiosa.
— A un pequeño viaje, mi niña. — responde el alfa y levanta la mirada. Mirando al omega frente a él.
Jayden también lo miro cuando oyó aquello.
— Papa — Aleksander volvio a mirar a su hija — ¿Volveras?
— Por supuesto que volveré, mi pequeña Cassy. — ella sonrió— Sabes que las despedidas no son para siempre, mi niña — ella sonrió.
— Muy bien. Entonces, buen viaje, papa — Aleksander dejo un beso sobre la frente de su niña, y se puso de pie acercándose a su omega e hijo.
El niño se removio en los brazos de su madre, cuándo vio a su padre. Aleksander acarició suavemente la cabeza de su niño y dejo un beso sobre ella.
— No le des problemas a tu madre, principe — susurro el alfa y su bebe tomo uno de los dedos del alfa, llevándolos a su boca. En un intento de morderlos. El alfa sonrió.
— ¿Por cuánto tiempo? — escucho un susurro, Aleksander miro a su omega. Perdiéndose en aquella mirada verdosa.
— Aun no lo se. Tal vez cinco o seis meses. No lo se — Jayden suspiro. — Hubo un problema con un cargamento en españa. La mafia española se rehúsa a reenviarnos la paga. Tampoco desean devolcernos el cargamento. Emiliano ira conmigo.
— Es decir... Que existe la posibilidad de que mueras. Si la mafia española no acepta.
— Cabe la posibilidad — Jayden negó levemente.
Aquello no le gustaba. Si, lo admitía. Las cosas entre ellos estaban mal. Muy mal. Pero no significaba de que deseaba verlo muerto.
Aleksander extendió su mano hacia la mejilla de su omega. Y fue apenas un pequeño roce el que le dio. Al menos, tenia permirido eso.
— Nos vemos promto. Cuídensen — pidio el alfa antes de dar media vuelta y caminar hacía la salida de la habitación.
Jayden sintió sus ojos llenarse de lágrimas. ¿Y si él se iba y ya no volvía? ¿Y si perdía la oportunidad de decirle la verdad por su egoísmo?
No.
No estaba dispuesta a hacerlo.
Sus hijos merecían estar con su padre. Su esposo merecia saber la verdad acerca de su embarazo.
— Aleksander — el alfa se detuvo al oir la voz de su omega.
El albino volteó. Jayden tenía los ojos llenos de lágrimas. Verlo de esa manera, con los ojos llenos de lágrimas y con su bebé en brazos, hizo doler su corazón.
Aleksander se acerco a pasos apresurados a su omega y tomo su rostro entre sus manos. En un abrir y cerrar de ojos, el alfa ya lo estaba besando. Jayden al principio dudo, pero luego le correspondió al beso, ambos teniendo cuidando de no lastimar al bebe que estaba en medio de ellos.
Cuabdo se separaron por falta de aire. El alfa apoyo su frente contra la de omega con cuidado.
— Hay algo que debes saber — susurro el omega y lo miro a los ojos.
— Cariño...si es sobre...
— Estoy embarazado. Tengo dos meses.
Recuerda la expresión de su esposo. Aquel rostro de asombró y sorpresa. Recuerda esa pequeña sonrisa que el alfa no pudo evitar. El sentimiento de alegría y felicidad que sintió a través del vínculo.
Cómo también recuerda, cuando Emiliano lo fue a buscar para irse a España. El corazón del omega se había hecho añicos cuando su esposo le había susurrado un "lo siento" al mismo momento que ponía una mano en su vientre y sonreía antes de alejarse.
— Mamá — el omega salió de sus pensamientos al oír la voz de su niña.
Cassandra se acercó a él con una pequeña sonrisa en brazos.
— ¿Que sucede dulce niña?— pregunta el omega y Cassandra se sienta al lado de su madre, apoyándo su cabeza en el abultado vientre de siete meses de su madre. Sintiéndo los movimientos de su hermana o hermanito.
— Extrañó a papá — susurro la joven y Jayden acaricio su cabello con dulzura.
— Yo también, mi dulce niña. Yo también. — el omega dejo un beso sobre la cabellera castaña de la niña
— Mamá
— ¿Mhm?
— La mujer mala... ¿Se irá?— Jayden mira a su hija.
— ¿A qué viene esa pregunta, princesa?— Cassy muerde sus labios. — Cassy — la niña suspira.
— Se que está mal, mamá. Se que dijiste que no debíamos oír detrás de las puertas. Pero esa mujer es mala. Ella miente, mamá. — Jayden frunce el ceño.
— ¿A qué te refieres, princesa? — pregunta el omega.
— La escuché hablando por teléfono, mamá. Ella dijo que todo estaba saliendo de acuerdo al plan. Que la mentira del bebé y de su muerte, salió perfecto. Ella dijo, que todos creyeron que tenía un bebé — La niña mordió su labio.
— ¿Hace...cuanto fue eso?— Cassandra se incorpora.
— Hace un momento, madre — Jayden se pone de pie.
— Quédate con tu hermano. — Cassandra asintió
Jayden se apresuró a salir de la habitación e ir hacia el cuarto de su "invitada". Aquella desgraciada mujer, una vez que entro al segundo mes, se levantó gritando un día, diciendo que había perdido a su bebé. Solo por consideración a ella, fue que se le permitió vivir los otros tres meses en la mansión. Con la condición de que una vez que volviera Aleksander, ella se iría.
Cuando Jayden entro a la habitación de la mujer. Esta no estaba allí, fue entonces que al salir la vio subiendo las escaleras.
Ella borró su sonrisa al ver al omega. Fingiendo tristeza.
— Yo... — Antes de que ella pudiera decir algo, Jayden la abofeteo.
— ¡Maldita perra!— grito el omega molesto, volviéndola a abofetear.
— ¡¿Que mierda te sucede?!— grita furiosa — ¡¿Cómo te atreves a golpearme?! — grita llevando una mano a su mejilla roja.
— ¡Eres una basura! ¡Una sinvergüenza! — exclama molesto el omega — Te dejé entrar a mi familia, a mi hogar, porque dijiste que estabas embarazada de mi esposo, perra sinvergüenza. Y resulta que todo fue una mentira — el rostro de la mujer palidece.
— Yo...
— Fue un plan. Un maldito plan. Maldita escoria — Jayden la volvió a abofetear, esta vez provocando que el labio inferior de la mujer sangrara. — Cuando mi esposo llegué, juro que le diré todo. Pagarás por tus mentiras.
El omega miró con desprecio a la mujer, antes de dar media vuelta e ir hacia las escaleras. Debía hablar con su suegra. Alice tenía que saber lo que esa mujer había hecho.
Fue entonces, que un abrir y cerrar de ojos, sintió que alguien lo empujaba por detrás. Su cabeza golpeó contra los tablones de madera de la escalera, su espalda, todo su cuerpo impactó contra la escalera. En ese momento, lo único que pudo hacer fue llevar sus manos hacia su vientre.
Entonces cayó. Su cuerpo, todo el suelo, aquel frío suelo, dónde también impactó su cabeza. Se sentía mareado, su cuerpo dolía, todo de él dolía. Apenas y podía abrir sus ojos, entonces oyó gritó.
Abrió sus ojos de la manera que pudo, hubo algo en aquel momento que lo hizo olvidar todo su dolor, y fue el sentir un líquido en sus piernas.
— ¡No!— grito al ver la sangre manchar su ropa y el suelo.
Alice, Kaiden, Alyra y Gael se apresuraron a correr hacia el omega que estaba tirado en el suelo.
— ¡Llamen a Arwen! ¡Traigan a alguien por los dioses! — grito la dama negra arrodillándose al lado de su yerno. — Todo está bien, todo estará bien, Jay.
Kaiden miro hacia arriba de las escaleras y vio a aquella mujer parada. El alfa se apresuró a correr hacías las escaleras.
— No...no quiero... perderlo — lloro el omega mirando la sangre en sus manos.
Gael cargó a su cuñado en brazos y se apresuró a llevarlo a la habitación. Jayden abría y cerraba los ojos por momentos, perdía la consciencia. Estaba mal. Muy mal, sobre todo ante tanta perdida de sangre. Gael lo dejo en la cama, y más fue la angustia de la familia cuando las sábanas también se tiñeron de color rojo.
El omega recuperó la conciencia. Estaba asustado, muy asustado. Se incorporó en la cama a pesar de estar adolorido, estaba seguro de que se había dado un fuerte golpe en la cabeza, pues podía sentir la sangre deslizarse por su mejilla.
— Debes recostarte, no puedes moverte — exclamo Alice preocupada.
Antes de que el omega pudiera decir algo, sintió fuertes punzadas en la parte baja de su vientre. Eran contracciones. El omega soltó un grito de dolor, todos se espantaron.
Entonces todo fue tan rápido. Arwen entro a la habitación, gritando cosas que el no entendía, por el hecho de que el dolor era muy fuerte. Sintió una mano sobre su hombro, pero el se apartó.
— ¡Largo! — grito el omega apoyándose en la cama. — ¡Fuera de aquí! ¡Fuera!
El tendria a su bebe, pero necesitaba a Aleksander a su lado, los miembros de la familia intentaron que el niño se recostara en la cama, pero se rehusó. No tendría a su bebe hasta que el llegara, tenia que llegar.
Jayden camino por la habitacion gritando, llorando y suplicando por su esposo, su bebe lo estaba lastimando, le estaba haciendo daño. Las sirvientas y Arwen intentaron acercarse pero el joven les grito, asi que se quedaron quietos.
El no permitiría que alguien se acerque, tendría a su bebe, lo tendría por su cuenta, porque ninguno de ellos era su esposo, ninguno de ellos le daría la ayuda y la protección que Aleksander le brindaba.
Por otro lado, lejos de esa habitacion, dos alfas que recien habian llegado, se pusieron en alerta, cuando al entrar a la mansion oyeron gritos. Sobretodo Aleksander, que reconoio la voz de su omega. Entonces corrio hacia la habitacion, a medida que se acercaba los gritos eran mas fuerte y desgarradores.
El omega se deslizó en el suelo sosteniéndose de la cama gritando de dolor, cerro sus ojos con fuerza y llevo una de sus manos a su parte baja debajo de sus ropas, cuando toco quel bulto, grito de dolor cuando sintió que sus huesos se rompían al intentar sacarlo, pero su corazón se rompió aún más, cuando cayó al suelo junto con un charco de sangre, aquel charco de sangre tenia el cuerpo de su bebe.
Él negaba, gritaba, suplicaba y lloraba sin soltar a su pequeña, pidiendo a los Dioses que su pequeña abriera sus ojos y le dejara escuchar su llanto.
Era una niña. Una niña. Y la habia perdido.
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