Capitulo 15

"Mis fuerzas son tuyas"

Hay un cierto miedo que habita en mi pecho sin pagar renta, siendo el refugio de todos aquellos fantasmas que en su momento atacaron mi alma, y cuando esta construyó su muralla, se quedaron a esperar a que el tiempo la hiciera débil.

Nolan hablaba de sanarme, y quizá este fuera otro de esos momentos de inseguridad que me daban cuando me ponía a pensar, pero por todos los cielos que tenía miedo de abrirme como él lo pedía, de convertir la oruga en mariposa, de nadar en mares desconocidos, de probar nuevos sabores, pero, más concretamente, tenía miedo de bajar las defensas y que los fantasmas atacaran, porque una vez ya fui débil y me destruyeron.

Mucho me temía que no había recursos para reparaciones cuando otra decepción llegara.

Otro corazón roto y estallaba la muerte permanente en lo que a sentimientos se refería.

―Toma. Ocuparemos fuerzas para el resto del día―dijo Nolan mientras me tendía un sándwich.

Acepté gustosa su oferta y tomé la bolsa de plástico con botanas que el chico me había dado el día anterior. Saqué unas sobritas y metí algunas entre los panes.

― ¿Eso sabe bien?―me preguntó casi con un ojo desorbitado. Le echaba un vistazo a mi sándwich ya un poco gordo por el nuevo contenido, y al suyo, que poseía unas cuantas mordidas.

Me encogí de hombros mientras tomaba la bolsa de sabritas y se la tendía.

― ¿Por qué no lo descubres por ti mismo?

Me sonrió, pero esta vez, de forma divertida. Parecía que cada día rebuscaba en su maleta alguna sonrisa diferente, y se preguntaba antes de adornar su rostro con ella, "¿qué sonrisa le gustara más a Moly?"

―Me encantan los riesgos―anunció mientras tomaba la bolsa.

―Y las morenas―dije juguetona mientras le daba una mordida al sándwich.

―No, me encantas tú, sin plurales.

Me paralice, de pronto, mi estómago se sintió como si callera en picada. Las manos me comenzaron a temblar y lo disimulé jugando con la comida.

― ¿Aunque ahora sea rubia?

« ¡Cállate!» regañe a mi boca por soltar palabra sin pasarla antes por el cerebro.

Los ojos de Nolan me miraron como si supiera que caía en picada.

―De nuevo, Moly, el físico no me interesa. Me inclino más por lo que llevas en el pecho, y te apuesto este delicioso sándwich―levantó el pan con sabritas―, a que algún día hare que cada trozo de tu corazón se vuelva loco por mí.

Me reí. Algo en mi pecho se estaba comenzando a acostumbrar a que de la nada el chico se convirtiera en todo un poeta, y no sabía si eso era bueno para mi seguridad.

Al terminar de desayunar nos dispusimos a guardar todas las cosas que habíamos traído. Nolan terminó de apagar la fogata que se había convertido en puras brazas mientras yo deshacía la casa de campaña.

Según el GPS del chico, el único acantilado que había en el bosque estaba caminando completamente derecho hacia el sur.

«Podemos con esto» le dije a mis pies antes de colgarme la mochila y comenzar a caminar. Nolan estaba a un lado de mí, nuestros pasos iban acompasados.

Mis ojos no podían dejar de apreciar los hermosos árboles, tan altos que parecían rozar el cielo. Incluso el suelo tenía su propio arte. Jamás había visto la paleta de colores que jugaba en el césped y las flores que ahí crecían.

A lo lejos, se podían ver ardillas corriendo de un árbol a otro, o el sonido cantarín de las ranas que brincaban en nuestros pies.

Se respiraba vida.

― ¿Tú como lo haces?

Escuché la voz de Nolan junto a mí. Voltee mi rostro levemente hacia él, con una sonrisa en mis labios, que no tenía mayor procedencia que la libertad que sentía mi pecho.

― ¿El qué?―pregunté al no entender su pregunta.

Sus ojos parecían perdidos en algún punto frente a nosotros.

―El ser fuerte―su voz estaba ronca―, digo, no creo que haya alguien más indestructible que tú.

« ¿A caso no ves todos los trozos en los que estoy rota?»

― ¿A qué te refieres?

―Quiero decir que, toda tu vida se basó en malos tratos. Tu familia no es la mejor del mundo y lo digo con toda la intención de ofenderlos. Te lastimaban de mil maneras y tú nunca te dejaste caer, seguiste siendo Moly porque te encanta serlo, y yo, cada que alguien pronuncia alguna blasfemia sobre mí, intento cambiar...―parecía como si aún no hubiera terminado de hablar pero las palabras obstruían su garganta impidiendo que salieran más.

Su voz llegó a mis oídos como un grito de auxilio.

―Tú dices que soy fuerte porque nunca me vista llorarle a la almohada. Mi vida no fue todo el tiempo un desastre, porque aunque casi no recuerde los buenos tiempos, sé que hubo un momento donde todas mis piezas fueron una―mi voz sonaba como si le estuviera narrando el mayor secreto del mundo―Alguna vez hubo un pasado bueno, pero ahora solo es eso: pasado. Y lo único que me queda de él soy yo. Aprendí a amarme y a cuidarme. Tenía que ser fuerte por mí y por nadie más, estaba sola contra el mundo y si nadie más me protegía, yo tenía que hacerlo.

―Eras solo una niña...

―Una niña que había perdido a su madre. Si eso no hace madurar a las personas, entonces no sé qué más lo hizo en mí.

Y se hizo el silencio, pero no uno incomodo, sino uno lleno de pensamientos que si estirabas la mano los podías acariciar con los dedos.

―Me convertí en mi propia heroína.

Solté las palabras sin pensar en decirlas, pero esta vez, no me reprendí.

― ¿Súper Moly?―rio volteándome a ver con los ojos chispeantes, como si la emoción estuviera volviendo de a poco a su cuerpo.

―Algo así―me reí yo también.

― ¿Y me dejarás a mi convertirme ahora en tu héroe?

Mis mejillas se encendieron ante su forma de llevar la conversación siempre hacia donde le convenía.

―Creo que primero debes de convertirte en el tuyo. No puedes reparar a alguien más si tú también tienes el corazón hecho pedazos.

Se encogió de hombros y sonrió con ternura en mi dirección.

―Quizá podamos repararnos juntos.

Mi boca se abrió una y dos veces, intentando que las palabras brotaran de ella, pero esta vez, no estaban todas amontonadas en mi garganta pidiendo salir, sino en el pecho, juntándose todas como unas cobardes para quedarse adentro.

―Yo...―intenté hablar.

Pero de pronto Nolan desapareció.

Lo último que vi fue como se lo tragaron los arbustos que quedaron enfrente de él. El pánico me invadió, el pecho me fue golpeado con fuerza por el corazón.

― ¡Moly, ayúdame!―se escuchaba su voz desesperada pidiendo auxilio.

Moví rápidamente los arbustos y ante mi apareció una imagen espeluznante. Había un acantilado a pocos centímetros de mis pies, y Nolan estaba en él. Sus manos apenas y se habían logrado agarrar de una raíz que sobresalía de la pared de piedra que terminaba en un arroyo descarrilado lleno de rocas filosas. La caída lo podía matar.

― ¡Moly!

Su voz me sacó del entumecimiento en el que estaba. El miedo corría por mis venas como un purasangre en una carrera. Sentía que el corazón se me saldría del pecho. Los oídos me zumbaban, la adrenalina me ponía a temblar.

« ¡Contrólate, Moly Kate y reacciona!»

Me dije mientras me hincaba en el suelo. Arroje mi mochila a algún lado.

―So-ostente, N-Nolan, ya voy―la voz me temblaba mientras me repetía mentalmente que no mirara abajo.

Saqué de la mochila las cuerdas que utilice la noche anterior para asegurar la casa de campaña.

― ¡Moly, me resbalo!

Até rápidamente un extremo de la cuerda a mi cintura y el otro a la rama gorda de un troco a mi lado.

― ¡Ya voy, Nolan!

«No mires a abajo»

Me dije como si con aquello desapareciera la vista del acantilado frente a mis ojos.

Hincada en el suelo me estire hacia abajo. La mitad del cuerpo colgaba en el aire mientras con una mano me sostenía de la tierra y la otra la usaba para intentar tomar al chico.

― ¡Arroja tu mochila para que elimines peso! ―le sugerí mirando como la raíz de la que se estaba agarrando comenzaba a desprenderse.

Sus ojos me veían aterrados. Tenía miedo, lo sabía, yo también lo sentía con fuerza en cada fibra de mí ser.

―Confía en mi―le implore. Tardó un segundo en asentir rápidamente.

Lo mire soltarse con una mano de la raíz. Ahogue un grito cuando quedó colgando de solamente cinco dedos. Se sacó la mochila de ese lado y volvió a sujetarse. Repitió el mismo proceso con la otra mano.

Mis ojos solo pudieron observar como la mochila se convertía en nada al caer.

Tragué grueso arrojando los pensamientos negativos de mi cabeza y volví a estirar mi mano hacia él.

―Tómala, Nolan―le supliqué sintiendo como las lágrimas se comenzaban a arremolinar en mis ojos.

El chico se soltó de una mano.

― ¡Nolan!―grité cuando la raíz se desprendió completamente y calló en el vacío.

Respire hondo.

El corazón me latica con fuerza en el pecho.

Cada fibra de mi ser temblaba.

―Súper Moly al rescate―se burló apretándome con fuerza.

Sus dedos cálidos le dieron una paz sin comparación a mi alma. Aún no entendía de dónde había sacado la rapidez para tomar mi mano antes de caer en el vacío, aunque creo que la obtuvo del mismo lugar de donde yo saqué la fuerza necesaria para devolvernos a ambos a la tierra.

Sentía como si mis brazos se fueran a desprender de mi cuerpo, pero al llegar ambos a arriba, no sabría describir el sentimiento que hubo en mi vientre.

Nos quedamos allí, hincados, manchados de tierra y barro. Él sudaba mientras mis ojos no paraban de llorar en silencio. El único sonido que invadía el lugar era el de nuestros jadeos e intentos por respirar. A ambos el corazón nos latía de prisa.

Vi en sus ojos el agradecimiento que sentía.

Y entonces me abrazó.

Los brazos de Nolan me envolvieron con una desesperación inigualable, como si yo fuera una estaca a la que se aferraba para ya no caer, y yo lo sujete, con miedo a que lo hiciera.

No me alejé. En lugar de sentir que la piel me quemaba, me bañaba una paz descomunal. Su tacto era como una medicina, y cada fibra de mi ser quería inundarse de ella. Lo abrace con fuerza, enterré mi cabeza en su cuello y respire su olor, ese delicioso aroma que me tranquilizaba.

Los hipidos del llanto se comenzaron a hacer más fuertes y él me tomó con más fuerza.

Había un sentimiento que navegaba de mi pecho al suyo dejando un sendero de emociones.

―Me asustaste―mi voz salió amortiguada por su cuello.

La mano de Nolan se comenzó a pasear por mi espalda con caricias lentas.

―No creas que te libraras tan fácilmente de mí, pequeña Florecilla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top