Capitulo 11
"Los males siempre asechan"
―Moly, ¿puedes dejar de esculcar la guantera de Charlie?
Solté un bufido mientras cerraba el compartimento.
―Estoy buscando una pluma―le respondí mientras tomaba mi bolsa y volvía a buscar en ella. No encontraba la mía.
Nolan abrió otro compartimento que estaba debajo del estéreo y sacó un bolígrafo azul.
―Toma, y para la próxima vez pide las cosas, pequeña rubia.
Le hice una mueca por la forma en que me había llamado y tomé lo que me había tendido.
Acabábamos de subir a la camioneta después de desayunar en Mar y Arena, y aunque no fue la forma ideal de terminar con el primer destino, fue mejor que la cena de la noche anterior. Disfrutamos la comida juntos con unos fabulosos camarones mientras Nolan no dejaba de parlotear y el mesero nos veía extraño por nuestra escena de la noche anterior.
Tomé el bolígrafo azul y saqué el sobre que me había dejado Nicolás. La lista de nuevo hizo cosquillas en mis manos. Suspiré profundamente antes de poner una marca al lado del primer destino.
―Uno menos―le anuncié a Nolan sin despegar los ojos de la carta. Por el rabillo del ojo noté como se acercaba a mí para husmear en la lista.
― ¿Qué dice el siguiente?
Sentí mariposas en el estómago cuando mentalmente leí el destino:
Querida, Moly, espero que leas esto con el estómago lleno.
Mi segundo sueño es un poco más triste pero, como el anterior, está lleno de hermosos recuerdos. Primero que nada debes entender que en la vida existen Situaciones Bomba, que comienzan con una historia perfecta como la que sueles leer en tus libros románticos y durante ella empieza una cuenta regresiva que danza entre aquellos momentos que son mágicos, que están teñidos de luz, y cuando los números llegan a cero, la bomba explota, y lo que antes fue la unión que creímos que nunca acabaría, ahora son trozos que apenas y se pueden reconocer, que no se sabe dónde iban unidos, y, entre sus cenizas, quedan recuerdos que prueban que en algún momento hubo buenos tiempos.
Mary Alice y yo vivimos una historia de amor que ni siquiera podrás encontrar plasmada en la mejor poesía, pues fue única. Tú me recuerdas a ella. Heredaste su fuerte carácter, y eso es algo que te admiro, porque nadie, nunca, pudo quebrantarte, aun cuando hasta yo lo intenté.
Tu segundo destino será ir a dejarle, por última vez, flores a Mary Alice, a quien una Situación Bomba me arrebató. Me prometí que yo lo haría, pero me siento tan mal que dentro de poco me convertiré en nada. Salva mi sueño, Moly.
― ¿Entonces?―preguntó Nolan después de que terminé de leerla.
Mi boca estaba seca. Tenía un nudo en el estómago que estaba hecho de todos mis miedos y las palabras batallaron para salir por mi boca.
―Debemos de ir al cementerio a dejarle flores a mi abuela.
Nolan se encogió de hombros a mi lado, su rostro parecía desilusionado.
― ¿Solo eso? No suena muy difícil―se quejó acercándose al GPS―. ¿En qué cementerio está?
Esa era la gran pregunta, el lado malo, el terrible momento en donde todos mis temores se hacían uno.
―No lo sé. Tengo que llamar a mi tía Verónica para preguntarle.
Mi rostro estaba pálido. No podía ni imaginarme lo que se me vendría encima al llamarle.
Nolan se veía nervioso. Parecía entender un poco el miedo que sentía hacia ella.
No contestó. Parecía no saber que decir.
―En un segundo vuelvo―indiqué tomando mi teléfono y saliendo de la camioneta.
El viento de la playa me golpeó de repente e inundó mis pulmones. Tuve que alejarme de Charlie para que Nolan no escuchara la pelea que comenzaría en cuanto mi tía contestara el teléfono.
Desbloquee su contacto y le marqué cuando me encontré a una buena distancia
«Vamos, Moly. Se valiente» me dije, pero el miedo que sentía no era hacia ella, sino a los fantasmas que estaba desenterrando con esa llamada y que creí que se mantendrían ocultos.
Respiré hondo tres veces hasta que escuche que contestó.
― ¿Moly?
Su voz hizo que mi cuerpo temblara. Cerré los ojos intentando que cada fibra de mi ser se tranquilizara.
―Escucha, tía, necesito saber en qué cementerio está la abuela―le solté sin más, ahogando mis ganas de colgarle y huir, temerosa de que la conversación se saliera del tema que buscaba.
Se tardó un momento en contestar, como si mi petición la hubiera confundido.
―Mi madre no está en ningún cementerio―se escuchaba seca, molesta. A través del teléfono sentí la ira que la empapaba.
― ¿Qué?―arrugue mi ceño mientras abría los ojos.
―Ella pidió que la cremaran y la arrojaran en un gran acantilado que está en el bosque.
La boca se me secó. No sabía si era por el lugar al que tenía que ir, o porque mi tía no había armado, aún, un escándalo.
― ¿Y cómo puedo encontrar ese acantilado?
―Es el único que hay en ese lugar, al que solíamos ir a acampar cuando tus primos eran chicos.
Recordaba bien el sitio. Estaba lleno de horribles recuerdos, ¿Por qué Nicolás me pediría que volviera a ir ahí?
― ¿Ocupas algo más?―preguntó como si nuestra conversación fuera poca cosa.
―No.
―Entonces ya no me hagas perder el tiempo con tus estupideces. No me tienes del mejor humor. Llevas dos días sin aparecerte por aquí y de repente me marcas como si no hubieras arruinado el funeral de mi padre...
―Gracias, tía―la corté antes de que siguiera con su vomito de reclamos.
― ¡No te atrevas a colgarme, Moly!
Y terminé la llamada. Volví a bloquear su número y caminé de regreso a la camioneta.
Nolan me miró confuso cuando me metí en el asiento del copiloto.
― ¿Y bien?
Ni yo creía lo que iba a decir.
―Iremos al bosque.
La boca de Nolan se comenzó a abrir con sorpresa.
― ¿Al bosque?
―Sí, a un acantilado. Ahí esparcieron sus cenizas.
El chico parecía emocionado, como si le hubieran dado una inyección de adrenalina.
― ¡Genial! Me estaba muriendo por un poco de emoción―comenzó a buscar las coordenadas del lugar en el GPS― ¿Es donde iba la familia a acampar en vacaciones?
Esta vez, fui yo la sorprendida.
― ¿Tú también ibas?―lo voltee a ver con los ojos bien abiertos.
Me dedicó una sonrisa burlona y arrogante en lo que encendía la camioneta para marcharnos de esa ciudad.
―Eres muy distraída, Moly―soltó una risa y abrió las ventanillas del auto para que entrara aire. Me volteo a ver y guiñó un ojo―, y eso me encanta.
Apreté los dientes sintiendo como mis mejillas se encendían. ¿Así sería todo el viaje?
―Mira, Nolan―me giré completamente a él para verlo a los ojos. Sus imponente ojos azules... « ¡Concéntrate, Moly!» me regañé. Debía aclarar de una vez las cosas. No más juegos tontos―. Necesitamos hablar.
―Wow, que rápido, ¿ya estamos en la etapa del "necesitamos hablar"?―se burló.
―Déjate de tonterías―lo regañé―. Esto es importante. Quiero pasar este viaje a gusto. Necesito disfrutarlo.
―Lo disfrutaras conmigo―se encogió de hombros.
Apreté las manos.
«Tranquilízate, Moly»
Debía calmarme, evitar ponerme a la defensiva y hablar con él como personas civilizadas. Este problema incluía sus sentimientos y cuando alguien deja en tus manos a su corazón, debes atesorarlo y cuidarlo, porque algún día tú se lo darás a alguien, y no querrás que lo destruyan.
―Mira, Nolan―volví a decir―, yo sé lo que tú sientes por mí, ya me lo has dicho de muchas formas, pero yo no estoy lista para enamorarme.
Lo dije con toda la calma que pude, yo, que no soy una persona pacifica, y él volteo a verme y me sonrió, no de la forma arrogante y arrolladora que lanzaba sabiendo que hacía que me temblaran las piernas, sino tranquilizante, llena de paz, como si quisiera que me arrullara su mirada.
―Lo sé, Florecilla.
Estaba perdida en su mirada.
― ¿Lo sabes?
Volvió a ver a la carretera y fue como si su hechizo me soltara. Me sentí mareada.
―Llevo nueve años mirándote de lejos, apreciando tus travesuras y tus desplantes. Te conozco tanto, Moly, que sería una hipocresía de mi parte intentar enamorarte cuando sé que tu corazón está destruido y primero tiene que repararse.
No sabía que decir, seguía sintiendo los efectos de su mirada y las palabras que se comenzaron a abrir espacio en mi mente.
― ¿Entonces que intentas?―seguía confundida.
Sus ojos me voltearon a ver por tres segundos. Los conté mentalmente degustando cada uno de ellos.
1, 2, 3...y volteó a ver el camino.
―Quiero sanarte, juntar cada trozo de tu corazón y enseñarte que la vida no se trata solo de ser fuerte. Algunas veces, pequeña Florecilla, es lindo tener a alguien que te cuide y sea fuerte por ti.
Parecía como si estuviera aturdida, como si una nube me hubiera tragado y todo lo mirara borroso. Mi cuerpo estaba entumido, pero mi mente, no podía dejar de pensar en una sola cosa: Nolan.
―No soy el tipo de persona que tenga sanación―anuncie llevándome una mano al corazón.
Sus ojos me regalaron una mirada más.
―Todos los males tienen cura, Florecilla, y quien sabe, tal vez tú seas mi antídoto.
Dijo apagando el motor y bajando de la camioneta.
Me quede adentro de ella, degustando cada una de las palabras que había dicho. Este no era el Nolan arrogante, o coqueto, o grosero, ni mucho menos el seductor, era solamente Nolan. Se estaba abriendo ante mí como un capullo que abre sus pétalos, y me sentí, de repente, en la obligación de abrirme yo también, de mostrarle la verdadera Moly que vivía en mi pecho, de sacar a luz los demonios que se escondían en mi oscuridad. Sentí, por un solo instante, que él me podía curar.
Dejó estacionada la camioneta en una gasolinera para que le llenaran el tanque y cruzó la calle hacia una tienda de comida dejándome a mí en el auto. Si hubiera estado en mis cinco sentidos me hubiera bajado yo también para seguirlo, pero aún me sentía entumida y confusa.
Media hora después Nolan volvió con unas enormes bolsas que guardó en el maletero. Lo mire acercarse a los trabajadores de la gasolinera para pagar, y después, admire cada uno de sus movimientos al subirse al asiento del conductor con una bolsa pequeña en las manos.
―Toma―me la tendió antes de volver a poner en marcha a Charlie.
― ¿Qué es?.
―Es para ti-respondió en su lugar.
Miré con detenimiento la bolsa de plástico y después la abrí lentamente. Mi boca saltó de la emoción al encontrar sabritas, chocolates, gomitas, comidas enlatadas y... ¡tés fríos!
― ¡Por Dios, amo estas cosas!―saqué emocionada uno de la bolsa.
Nolan mostró una sonrisa deslumbrante.
―Lo sé.
No pude evitar agitarlo un poco antes de abrirlo y darle un largo trago. Solté un suspiro de satisfacción al sentir el cosquilleo del té en mi lengua.
Mire a Nolan y poco a poco mis sentidos se comenzaron a despertar.
― ¿Si aseguras saber tanto de mi porque me dijiste que me querías conocer?―le cuestione antes de beber un poco más de la botella en mis manos.
No me volteo a ver, siguió con la vista puesta en el camino.
―Porque para sanarte, primero tienes que confiar en mí. Además, quiero saber más de la Moly que vive dentro de ti. A la chica agresiva y seria que le muestras a todos me la sé de memoria, pero siempre he tenido el antojo de conocerte de verdad.
Quisiera decir que me detuve, que pude controlar las palabras que salían por mi boca, que la gran heroína pudo activar el escudo de protección, pero no fue así, y en cambio, las palabras salieron antes de ser filtradas por mi mente.
― ¿Qué quieres conocer de mí?―y todos mis sentidos se pusieron en alerta máxima. Parecía que el corazón se había revelado y tomado como prisionera a la boca.
Nolan, esta vez, sí me volteo a ver. Sus ojos brillaron.
― ¿Podemos seguir con las preguntas?―cuestionó con una bocanada de esperanza en su voz.
―Sí
« No, claro que no ¡¿Qué te está pasando, Moly?!!»
«Él te hace débil» respondió mi conciencia.
Nolan volvió a ver el camino con una sonrisa en su rostro.
― ¿Por qué no te emociona este destino?
Tenía ganas de correr y huir, pero ya estaba hecho, tenía que contestar, y a fin de cuentas, él juraba que me podía sanar. ¿Qué iba a perder si abría mi alma?, ¿un trozo de corazón?
Ya me faltaban muchos.
Voltee a ver la ventanilla de mi puerta mientras mis dedos jugaban con la tapa del té, creyendo que si no veía sus ojos podía juntar la suficiente valentía para que las palabras salieran.
Nolan me espero pacientemente hasta que pude hablar.
―Cuando decidí hacer este viaje, tenía la esperanza de alejarme de mi vida, de poder ser yo sin que nadie me juzgara―las palabras me salían lentamente, temerosas―. Creí que dejaría atrás muchos malos momentos que deseo con todas mis fuerzas olvidar, pero ahora Nicolás me está pidiendo que vuelva a aquel lugar donde de nuevo sufrí humillaciones y maltratos, y yo-o...ya no sé qué sentir. Soy consciente de que llegaré y todos los recuerdos me golpearan duro.
Se hizo el silencio durante unos segundos, unos largos segundos, que para mi sorpresa, no dolieron.
―Tengo miedo―terminé de decir aún con los ojos en la ventanilla y el alma suplicándome que me detuviera mientras el corazón bailaba con felicidad en mi pecho. Sentía tantas emociones contrarias entre sí, y al mismo tiempo no podía dejar de pensar que una parte de mí se sentía aliviada.
―Es normal tener miedo―comenzó a hablar Nolan. No tuve la valentía para voltearlo a ver, había agotado toda mi reserva intentando que las palabras me salieran―. Vas a volver a un lugar en el que te atormentaran tus demonios, pero, ¿sabes cuál es el secreto para dejarlos de lado y seguir con tu vida?
De nuevo me sentía entumida.
― ¿Cuál?―la pregunta me salió sin fuerzas.
Sentí la mirada de Nolan en mi espalda.
―Vas a crear nuevos recuerdos, momentos geniales que nublen los anteriores. Serán los mejores momentos del mundo, y así cuando vuelvas a aquel lugar, o pienses en él, ya no habrá dolor ni fantasmas. Ese es el primer paso para comenzar una nueva vida.
Saboree sus palabras y lentamente, demasiado despacio, me voltee hacia él, temerosa de encontrar mentiras en sus ojos, pero solo me topé con esas pupilas azules que transmitían paz.
― ¿Cómo voy a crear nuevos recuerdos?―la fuerte Moly se sentía débil.
―Pequeña Florecilla, tienes al gran Nolan Rule a tu lado. Conmigo lo puedes hacer todo. Tú solo confía.
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