Un adiós que no existió
Nunca nos despedimos como se debe. Él no me dio explicaciones, no me contestó más mis mensajes, haciendo lo que al parecer no le costaba para nada: ignorarme sin piedad.
Confieso que me dolió, porque le tenía mucho cariño, pero quería de una vez por todas ser fuerte y no ser tan ridícula al punto de rogar atención a alguien que para nada me quería. Así que me alejé también. Creí que no pensar en eso sería suficiente para olvidarlo...
Entonces empezaron los sueños. Cada día volvía a soñar con él. Eran diferentes despedidas que se repetían día tras día, o mejor dicho, noche tras noche. A veces, lo abrazaba muy fuerte antes de irme, luego despertaba sobresaltada y lloraba todo el día. ¡Nunca me había pasado algo así!
Mi inconsciente me estaba obligando a sanar esa herida que yo negaba la existencia. Pero todo proceso de cicatrización duele, y ese no sería diferente. ¡¿Cuánto tiempo duraría esa tortura?! Muchas veces quise escribirle, o deseé que él lo hiciera, para poner fin a esas noches que me consumían. Pero dejé que mi silencio se uniera al de él.
El tiempo pasó y cuando entré en la etapa de empezar a odiarlo, encontré una noticia de un mes atrás:
"JOVEN ELECTRICISTA SE QUEDA CON AMNESIA TOTAL LUEGO DE CAER DE LA ESCALERA. AL PARECER ESTABA INTENTANDO ENVIAR UN MENSAJE DE TEXTO."
Miré su foto en el diario y volví a llorar. Pero ahora ni un millón de sueños sanarían mi corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top