Todo tiene un fin (parte II)
¡Hola queridos lectores feliz 2020!
Este año me he propuesto dejar de prometer que este es el último capítulo (? Jajajaja porque según yo ya tenía lista la segunda parte, solo debía unir los trozos pero para unirlos se convirtió como en 8,000 palabras y no estábamos ni cerca del final ;A;
Así que aquí va PARTE del final (? Como siempre gracias por leer uvu <3
...O...
Sus párpados cerrados comenzaron a moverse a medida que recuperaba la conciencia y al abrir sus ojos, pudo ver el peor de los escenarios posibles.
Frente a él se encontraba Kumari Kandam, ya en pie junto con el rubio caballero de Athena, quien sostenía a la Diosa Kanya en brazos. La pequeña chupaba vorazmente su diminuto puño y le veía directo a los ojos, dicho contacto visual lo hizo estremecerse aún más que los dos adultos imponentes frente suyo...
Shaka fue el primero en hablar.
-Te he retirado el sentido del tacto caballero, es inútil intentar atacarnos o escapar.-Le vio desafiante, esbozando una media sonrisa.-Lo mejor para ti será que cuentes todo lo que sabes sobre Arles y el resto de los caballeros a su mando.
El aludido cerró los ojos y sonrió con sorna, después le escupió a Shaka, pero la saliva jamás llegó a él, se quedó suspendida en el aire y se esfumó.
-Veo que has tomado una decisión. Al contrario de tu Diosa, yo no conozco la piedad.
Kumari tragó duro al ver la sonrisa torcida del caballero de virgo para con su rival, descubriendo que era un oponente temible al que ni siquiera él se querría enfrentar.
-¿Podrías?-Preguntó el hindú, entregándole a Kanya, a lo que Kumari solo asintió con la cabeza.-¿Shaka...?
El mencionado hizo como que no le escuchó, y juntó los dedos índice y medio de una mano y el pulgar con el índice de la otra, para después encontrarlos entre sí; una poderosa energía comenzó a concentrarse entre sus palmas.
Kumari le vio con los ojos abiertos de par en par, mientras el resplandor dorado de aquella energía crecía cada vez más, hasta absorberlos a todos.
...O...
Milo se giró hacia el Este, frunciendo el ceño.-Este cosmos...
-¡Es el cosmos de Shaka!-Le secundó Camus, buscando la mirada del antiguo maestro, quien asintió con la cabeza.
-¡Démonos prisa!-Ordenó Dohko, a lo que todos corrieron tras él.
...O...
-¿Do... dónde estoy? ¿Qué...?
-Así que tú nombre es Barog...
-¡¿Quién anda ahí?!
Una risa suave fue su única respuesta. Confundido, el caballero de la guardia Real de Arles y protector del arco, comenzó a poner atención a sus alrededores.
-No ¡No puede ser! Esto es...
Sollozos y lamentos inundaron la atmósfera, mientras cuerpos ensangrentados y con la carne despegándose de los huesos comenzaban a sujetarle...
Sus manos eran diminutas.
-¡Pecoterra! ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo es que llegué aquí?!
Centenares de cuerpos empezaron a rasgar su vestimenta, destruyendo su armadura con una velocidad y facilidad alarmantes.
-¡Imposible! ¡Estas armaduras fueron diseñadas por el mismísimo Mir y su hijo, el Señor Arles!
-¿Que pasa, Barog? ¿No son estas criaturas indignas? ¿Por qué destruyen tu armadura con tanta facilidad entonces?-Volvió a reír a carcajadas Shaka, mientras ahondaba en la mente de su rival a través de una poderosa ilusión.
-¡Cállate! ¡Cállate!
Barog comenzó a hundirse entre los cadáveres putrefactos en la fosa de Pecoterra, luchando desesperado por liberarse de su agarre. Al ser completamente consumido por ellos y entre gritos de pánico, apareció después en un llano gris, terregoso y solitario.
A la distancia pudo ver cómo se acercaba Kumari Kandam, viéndole con desdén. Crispó los dientes y se paró desafiante, esperando el enfrentamiento, pero entonces notó que no tenía su armadura.
-No...no puede ser, ¡Sin la joya que el señor Arles nos otorgó seré completamente vulnerable a su control!-Apretó los puños, sintiendo su cuerpo temblar ante lo inminente.
Apenas pronunció esto y Kumari sonrió, alzando su mano y moviéndole como si fuera una marioneta, riendo a carcajadas mientras le quebraba los huesos al colocarlo en posturas imposibles.
Cuando estaba por romperle el cuello, Shaka cerró los ojos satisfecho y deshizo toda la ilusión. El caballero de Arles les vio aterrado al darse cuenta que todo había sigo un juego de su mente, mientras el ex caballero de virgo tan solo esbozó una sonrisa socarrona.
-Con esa información basta para derrotarles ¿No lo crees así Kumari?-Dijo el rubio, mientras el afectado le miraba con coraje e impotencia.
-¡Maldito seas! ¡Malditos sean todos!
-Entonces, son las joyas de sus armaduras las que impiden que pueda ejercer control sobre ellos.-Concluyó el pelilavanda.-Deben estar formadas por una alquimia muy antigua y...
De pronto, Kumari detuvo sus palabras en seco al cruzarse por su mente una idea terrible, su rostro se llenó de rabia y vio al caballero Barog con furia. Se abalanzó sobre él y le tomó por el cuello con una mano, Shaka se apresuró a tomar a Kanya pues a Kumari le había ganado la ira.
-¡¿Cómo hicieron estás piedras?!-Le gritó mientras lo sacudía con fuerza, el agredido tan solo bufó y empezó a reír entre dientes.-¡Dímelo!
-Quieres escucharlo de mi boca, pero sabes perfectamente de qué están hechas.
Kumari soltó un leve gruñido al confirmar su teoría. No podía creer tanta crueldad e inmundicia, comenzaba a preguntarse si este mundo verdaderamente merecía ser salvado.
De manera tremendamente inesperada, una rosa roja se clavó en la Joya de la armadura, dejándolos a todos perplejos. La rosa logró atravesar hasta el pecho de Barog, quien gritó de dolor al sentir el veneno infiltrarse en su sangre.
-¡¿De donde ha salido está rosa?!-Gritó Kumari. Shaka lo miró a los ojos, encontrando en los suyos la misma incertidumbre.
-Solo existe una persona capaz de un acto semejante, pero...es imposible.
El virgo miró a sus alrededores en búsqueda del perpetuador de tan singular ataque, que no solo rompió la joya en mil pedazos, sino que también acabó con la vida de un muy debilitado Barog.
-Fue un placer.-Sonrió pícaramente el ex caballero de piscis, caminando con parsimonia hacia ellos y con el resto de sus compañeros a las espaldas.
-¡Afrodita! ¿Todos ustedes...?
-No hay tiempo para explicaciones Shaka.-Le cortó Milo.-En realidad creo que son ustedes los que deben ponernos al tanto de la situación.-Sonrió mientras posaba su mirada en el caballero fallecido y después en el resto de caballeros detrás de ellos.
-¿Que está pasando?-Le preguntó Kumari a Shaka, francamente descolocado.-Entiendo quiénes son, pero ¿qué hacen aquí?
-Se exacto lo mismo que tú.-Le respondió el virgo.-¿Maestro Dohko...?
Dohko se acercó a ambos y vio a Kumari con una media sonrisa.-Estamos aquí para ayudarte a salvar a la Nueva Lemuria del régimen de Arles ¿Tienes algún plan?
Kumari Kandam alzó una tika, no estaba para nada acostumbrado a tanta familiaridad, pero lo entendía por su semejanza con Mu.
-Maestro...-Intervino Shaka.-Él no es...
-Lo sé muchacho.-El castaño le vio con una media sonrisa y ojos tristes.-Lo sabemos todo.
Esto dejo aún más confundido al rubio, mas entendió que dejarían las explicaciones para luego.
Dohko buscó la mirada del pelilavanda.-¿Kumari Kandam?
El mencionado asintió con la cabeza.- El objetivo es llegar a Arles y derrotarle, ha estado jugando un papel que no le corresponde como Patriarca de los lemurianos, predicando contra nuestra Diosa e infundiendo el odio entre las razas puras y mestizas.
Kumari apretó los puños, recordando su conversación anterior sobre las joyas en las armaduras.-Cosas atroces han estado ocurriendo desde el momento en que ellos asumieron el poder, solo será hasta que Kanya Kumari tome su lugar como auténtica soberana que la paz se restaurará en esta tierra.
-¿Esto no te suena?-Le murmuró Kanon a Saga, quien tan solo se hizo el sordo.
-Entendemos eso.-Replicó Dohko.-Pero es importante que nos compartan que han logrado saber hasta ahora del enemigo. Imagino que Arles debe tener un ejército esperando por nosotros en su santuario, castillo, o donde sea que él se encuentre.
-¿Siquiera sabemos en donde está?-Interrumpió Deathmask.
Kumari se quedó pensativo un par de segundos y cerró los ojos, envolviéndolos a todos en una ilusión, muy al estilo de su antiguo yo, con el objetivo de que pudieran apreciar el continente Lemuriano desde las alturas.
-Al ser yo el antiguo continente, puedo sentirlos a todos, ubicarlos e incluso persuadirlos a que hagan mi voluntad.
Les mostró una tierra árida, con casas pequeñas y hacinadas y justo en el centro, una imponente construcción con un marmol similar al del arco.
-Arles se encuentra en la capital de Lemuria, llamada Mir. Está ubicada al centro de dos ciudades que le sirven de fuerte natural.-El oji amarillo amplió la escala, mostrando que la primer cuidad estaba en realidad rodeada por las casas y existía una protección telequinética que lo separaba de otras un tanto más grandes y de características arquitectónicas distintas.
-Antes de la barrera telequinética a Mir se encuentran Efigios y Lutley, que se dedican principalmente a la agricultura. Y por supuesto muy al sur, donde estamos nosotros, se encuentra Pecoterra: la tierra de los condenados.
-¿Condenados?-Cuestionó Aioria, a lo que Kumari asintió con la cabeza.-Es donde los lemurianos impuros son encerrados y asesinados para formar joyas como la que Afrodita destruyó...
Todos a la vez hicieron un gesto de horror, a excepción de Shaka quien tuvo la "oportunidad" de saberlo antes.
-Entiendo entonces que debemos llegar hasta Mir.-Dijo Saga con determinación, trayendo de vuelta a sus compañeros del asombro.
Kumari le vio de frente.-Asi es, sin embargo es donde se encuentran los guerreros, los alquimistas y los científicos...debemos tener mayor precaución que en el resto de las ciudades.
-Será pan comido para 12 caballeros dorados.-Sonrió confiado Milo, a lo que Kumari tan solo cerró los ojos y sonrió con cierta pesadez.
De acuerdo a la profecía esta debía ser una lucha pacífica, sin necesidad de sacrificios.-Volteó a ver a Barog, algo de pena se podía vislumbrar en sus ojos.-Pero de algún modo Arles estaba al tanto de mis capacidades, por lo que se preparó para ello y crearon joyas como la que Afrodita logró destruir, gracias a las cuales no soy capaz de controlar las mentes de quienes la poseen y mantenerlos a salvo.
Kumari cerró los ojos un par de segundos, después volteó a ver a Shaka.-Es cierto. Si no fuera por Shaka, probablemente la Diosa Kanya Kumari y yo ya estaríamos muertos.-Le sonrió.
El mencionado continuaba con la Diosa en brazos, más no le devolvió la sonrisa. Sus compañeros de armas voltearon a verle con un tinte de preocupación al dimensionar lo complicado que todo esto debía ser para su compañero y amigo.
-Es verdad...-Dijo Camus, rompiendo con ello la tensión que se había generado con las palabras de Kumari.-Esto te pertenece.
El Francés le entregó el libro que trajo del santuario, a lo que los ojos de Kumari Kandam se iluminaron.-Este libro...¿Como es posible?
-Nada es obra de la casualidad...-Dijo el Galo con seriedad.-Si bien mencionaste que era una lucha que debías enfrentar por tu cuenta, el destino parece tener otros planes ahora.
El de ojos amarillos sostuvo el libro y vio largamente su portada.-Se los agradezco.-Murmuró.
-¡Ya está entonces!.-Dijo Dohko de manera entusiasta.-Iremos a Mir y derrotaremos a Arles.
Kumari se quedó pensativo un momento.-Antes de eso, creo que hay algo importante que debemos hacer....
...O...
En los aposentos de Arles crecía el nerviosismo a cada minuto que pasaba, el falso pontífice sintió una gota de sudor resbalar por su frente cuando notó el cosmos de uno de sus 7 caballeros de elite esfumarse.
-¿Cómo ha sido posible? ¡¿La gema acaso no logró anular la condición divina de Kumari Kandam?!-Musitaba incrédulo, moviendo su copa de vino en círculos, como si con ello pudiera despejar las dudas de su mente.
De manera muy oportuna entró corriendo uno de los caballeros que acompañaba a Barog, quien se acobardó en cuanto vio al Kumari Kandam y desapareció de la escena.
-¡Señor Arles! ¡El Kumari Kandam está aquí!.-Su respiración agitada apenas permitía que se entendiera lo que decía, pero Arles estaba dispuesto a lidiar con los molestos jadeos, y su incompetencia, por la calidad de su información.
-Ya se han encontrado, él y Kanya Kumari...
-¡No puede ser!-En un arrebato de ira lanzó la copa por los suelos, quebrándose al instante y derramando su contenido carmesí; Arles se reflejó en él y pudo notar lo descolocado que se veía, no podía permitirse tal faceta delante de sus subordinados.
-¿Dónde la encontró? ¿Cómo? ¡Si ella debía morir en Pecoterra! ¡Ahí debieron ustedes asesinarla!
-Al parecer hubo un motín en Pecoterra, señor...
-¡¿Como dices?!¡No es posible que nadie me informara de esto antes!-Crispó los dientes, recordando que el caballero responsable de Pecoterra acudió a la reunión que convocó anteriormente y quizá no se encontraba en el lugar en ese momento.
Ahora su paradero era un tanto incierto.
-Señor Arles...-Continuó dubitativo el caballero.-Es importante que sepa que el Kumari Kandam no estaba solo...
Arles abrió los ojos tanto que pensó saldrían de sus órbitas, pero dejó al caballero continuar con su relato.
-El escuadrón que estábamos a cargo del señor Barog logramos encontrar a Kanya Kumari, lo supimos de inmediato por el cosmos que podía sentirse en esa bebé...pero lo extraño es que estaba en brazos de un humano ordinario, un rubio de ojos azules.
-¡Imposible! ¡Si el mismo Barog era el responsable de proteger la entrada a la Nueva Lemuria! ¿Será acaso qué...?
Arles se quedó a medio enunciado, pensando en cómo un ser humano común había llegado al arco y se le ocurrió la única explicación lógica: era otro caballero dorado, acompañante de Mu.
-¿Lograron matarle?-Preguntó sin molestarse más en ocultar la preocupación en su voz.
-No lo sé señor, sentí un cosmos terrible acercarse a nosotros y miré hacia atrás, percatándome que se trataba del Kumari Kandam.-Las manos empezaron a temblarle.-Comenzó a poseer a mis compañeros, uno por uno y afortunadamente yo logré escapar.
Arles sintió que se le heló la sangre.-Si Barog ha muerto...debieron unir fuerzas para derrotarlo.-Se quedó pensativo un par de segundos.-Intégrate al escuadrón de Efigios, si aún vive ese humano del que hablas, deben matarle en la primer ciudad.
-Sí su Ilustrísima.-Asintió con la cabeza e hizo como se le indicó.
-Pecoterra, Efigios, Lutley y los cuatro templos antes de llegar a esta sala, más las gemas de los 6 Caballeros restantes que las custodian. Será imposible para ellos alcanzar este lugar...
Arles trataba de convencerse recitando todas las defensas que habían construido durante siglos, con el fin de frenar el resurgimiento de las deidades en Lemuria, sin embargo a cada noticia que recibía se sentía más vulnerable, como si intentara en vano retrasar lo inevitable.
...O...
-Nobles caballeros, pareciera que todos mis esfuerzos siempre serán en vano para con ustedes...
Athena se lamentaba en la sala patriarcal en Grecia, sabía que todo esto estaba incluso por encima de ella y no podía mas que sollozar por sus fieles guerreros.
-Espero algún día puedas perdonarme, querido Mu.-Una solitaria lágrima resbaló por su mejilla al recordar como se opuso a los deseos del Dios Sol y el resto de las deidades de solamente revivir al lemuriano, logrando lo mismo para el resto de la orden a costa de su propia vida.
Sin embargo, de algún modo los caminos de todos volvieron a enlazarse, aun cuando el único destinado a cruzar por ese valle de lágrimas era el ex caballero de Aries.
Incluso lo más inesperado para Athena, aun siendo Diosa, era el amor abnegado que Shaka le profesaba a Mu ahora, lo que volvía todo más amargo.
Limpió sus ojos apresuradamente al escuchar pasos aproximándose. Era Kiki de Aries, quien le vio sereno.
-Diosa Athena.-Llamó para después arrodillarse frente a ella.-Los caballeros de bronce están aquí.
-Hazlos pasar.-Dijo dulcemente, pero no escapaba a los ojos del lemuriano que algo turbaba a Athena.
-Mi señora, no debe preocuparse por ellos.-Habló repentinamente el pelirrojo, ahora de 13 años, asombrando a la deidad con su capacidad deductiva, aterradoramente semejante a la de su maestro.
-Será imposible que se mantengan al margen de cualquier injusticia, incluso si fueron destituidos como caballeros de Athena, su honor jamás se los permitiría. Si no acepta esto usted sufrirá mucho, porque ellos no conocen otra forma de vivir...
-Kiki...-Murmuró apenas por el nudo en la garganta.
-Incluso mi Maestro...-Los ojos del lemuriano se cristalizaron de inmediato al pronunciarle.-estoy seguro de que renunciaría sin dudarlo a todo lo que construyó en esta nueva vida, con tal de salvarlos a todos...
Esta vez, las lágrimas de ambos no pudieron ser contenidas.
En ese momento los caballeros de bronce entraron al recinto, mortificándose de inmediato por ver a Saori llorar.
-¡Saori!-Gritó Seiya, fulminando con la mirada a Kiki.-¡¿Que le hiciste Kiki?! Sabía que eras demasiado joven para servir a Athena...
-¡¿Que dices?! ¡Eso no es verdad! ¡Mi maestro fue caballero de oro a los 7 años!
-Seiya por favor relájate...
-Esto es muy vergonzoso...
Saori no pudo evitar reír quedamente ante la infantil riña de sus caballeros, eso y las palabras de Kiki de algún modo habían conseguido serenar su afligido corazón.
...O...
Kumari Kandam cerró los ojos y una potente energía comenzó a formarse dentro de él y a su alrededor, alzó los brazos lanzando un grito y al instante 13 pilares de tierra aparecieron frente a ellos.
-No podremos enfrentarnos a la guardia real de Arles en igualdad de condiciones, sin una armadura...
Todos los caballeros abrieron grandes sus ojos en asombro ante ese enunciado, a lo que Kumari hizo estallar los pilares, revelando con ello estructuras semejantes a armaduras muy rudimentarias.
-Supongo que todos ustedes tienen conocimiento de que las 88 armaduras utilizadas por los caballeros Atenienses fueron forjadas por Lemurianos...-Les sonrió.-...regularmente es un proceso tardado, que requiere mucho más que esta tierra sagrada.-Acto seguido se lesionó las muñecas, provocándose un profuso sangrado.-Sin embargo, esta vez con mi sangre será suficiente...
Kumari bañó la tierra como dijo y esta brilló con intensidad cegadora, cuando pudieron enfocar nuevamente la vista, notaron ante ellos 13 armaduras color cobre, sin detalles ostentosos. En cuestión de segundos las armaduras comenzaron a vestir a los ex caballeros Atenienses, incluyéndolo a él.
-Es increíble.-Murmuró Shura mientras analizaba su armadura a detalle.
-Se siente justo como mi antigua armadura de escorpio.-Aseveró Milo sorprendido.
Shaka vio con un tinte de asombro su armadura, notó que tenía algo distinto a las demás; aunque sutiles, eran unos grabados en todas las orillas. Cuestionaría a Kumari por ello a solas.
-¿Que pasará con estos caballeros de Arles que tienes a tu mando, Kumari?-Preguntó el hindú, viendo a los hombres que continuaban inhertes a sus espaldas.
-Nos serán realmente útiles para despistar al enemigo.-Comentó mientras curaba sus muñecas.-No pretendo de ninguna manera ponerlos en riesgo ni utilizarlos como carne de cañón, solamente deben ganarnos algo de tiempo para actuar en terrenos hostiles.
El pelilavanda vio largamente a la recién nacida en brazos del virgo y después buscó su mirada, Shaka sabía que iba a decirle así que se adelantó en hablar.
-Iré contigo a Mir.
-De ninguna manera.-Replicó Kumari viéndolo de modo casi desafiante.-Tú cuidarías a la Diosa Kanya cuando llegara el momento...
-Kumari, después de lo que sabemos no hay manera de que permita que vayas solo a enfrentarte con Arles...
-¿Permitir?-Bufó con sorna.-Shaka, recuerda que no soy Mu, cualquiera de tus compañeros podría ir en tu lugar.
El rubio mantuvo su expresión serena, pero ese golpe de realidad le había calado profundamente.
-Yo puedo hacerme cargo de ella.-Intervino Aioros, queriendo de algún modo terminar esa incómoda conversación.-Mi hermano y yo nos quedaremos a protegerla, confíen en nosotros.
Aioria asintió con la cabeza, situándose al lado de su hermano mientras Shaka y Kumari los veían seriamente. El virgo buscó los ojos del aries y este tan solo le sostuvo la mirada con un ápice de molestia.
-Vayamos a Mir entonces.-Dijo sin poder ocultar el enojo en su voz.
Por más que intentaba apartarse del hindú este parecía siempre encontrar el modo de seguirle. Sin embargo, Kumari cada vez era más consciente de que no ponía la suficiente resistencia a la compañía de Shaka...
A fin de cuentas, las almas de él y Mu eran una sola.
...O...
Los caballeros se dividieron para avanzar, Saga y Kanon marcharon hacia Lutley, la ciudad más cercana a Mir.
Afrodita, Deathmask y Shura tenían como misión controlar Efigios, para que el resto llegara a Mir y derrotara a Arles.
Ya en Efigios fue muy sencillo para Afrodita eliminar la joya del caballero de Élite que resguardaba la ciudad, así que Kumari fácilmente tomó posesión de ese pueblo, a quien dejó en un letargo profundo para que no lastimaran a otros ni a ellos mismos.
El mismo caso ocurrió en Lutley, donde Saga y Kanon lograron tomar la ciudad justo a tiempo para la llegada de Kumari, quien nuevamente durmió a sus habitantes.
Los mencionados caballeros responsables de las ciudades se quedaron en sus posiciones para asegurarse que nadie tomara ventaja de la situación, en lo que el resto se enfrentaba a Arles.
Al llegar a la frontera entre Lutley y Mir, la fuerte barrera telequinética era un problema que debía resolverse a la brevedad, antes de que notaran su presencia y fueran blancos de una emboscada.
Todos podían percibir la tremenda energía que emanaba de esa barrera, pero no se imaginaban de donde provenía como para destruirla.
-Me parece imposible que esté siendo sostenida por el poder de un solo lemuriano.-Aseveró Kumari mientras analizaba la barrera a detalle.-Deben ser un grupo uniendo sus energías para construirla.
-¿Que efectos tiene esta barrera sobre nosotros, Kumari?-preguntó el antiguo maestro.
-No lo sé.-Contestó con sinceridad.-Solo lo sabremos si ingresamos, pero es tan arriesgado que podría ser la diferencia entre nuestra derrota o victoria.-Le vio serio.
-Iré yo.-Dijo Milo, haciendo alarde de su confiada sonrisa.
-Te acompaño.-Secundó Camus.-Nosotros exploraremos la zona e intentaremos encontrar al grupo que mencionas, será menos evidente con solo dos de nosotros en la ciudad.
Kumari asintió con la cabeza.-Estoy de acuerdo, pero...-acto seguido el pelilavanda acercó a dos guardias hasta que quedaron de frente a Milo y Camus.- Intercambien sus armaduras con ellos, así será menos notorio que son foráneos.
Ambos caballeros cruzaron miradas y después asintieron con la cabeza.-Está bien.-Contestó Camus por ambos e hicieron como dijeron.
-Una ultima cosa, Camus.-Dijo el aries y le mostró el libro que le había entregado anteriormente.-Puede que lo necesiten, por favor tómalo.
-Pero Kumari...-replicó el Francés confundido, tomando el libro con algo de duda.-Yo no...
El mencionado sonrió y negó con la cabeza.-Cierra los ojos un momento.
El acuario hizo como se le dijo y Kumari le cubrió los párpados con la palma de su mano derecha.-Ahora no tendrás problema en leerlo, solo te pido discreción ante los secretos que se revelan en ese libro.
Camus asintió y ambos atravesaron la barrera, una vez lo hicieron los demás no fueron capaces de verlos.
-Mucha suerte, Camus y Milo.-Murmuró Kumari y sintió después la mano de Dohko posarse sobre su hombro.
-Solo nos queda esperar.-Dijo el viejo maestro.
...O...
En un callejón poco iluminado, Milo y Camus intentaban trazar un plan agudizando sus sentidos, sin notar todavía presencias amenazantes o sospechosas de construir la barrera.
-Hasta este momento pareciera que la barrera no tiene ningún efecto en nosotros.-Sentenció el escorpio, buscando la mirada de su compañero.
-Tienes razón, me pregunto si estaremos sufriendo algún daño que no podemos percibir ya que lo desconocemos...
-Quizá deberías hacer como dijo Kumari y revisar el libro, Camus.
El mencionado asintió con la cabeza y buscó en el índice, pero rápidamente notó que el libro no lo tenía.
-Era de esperarse.-Masculló y hojeó rápidamente hasta que sus ojos captaron algo de su interés.
-¿Que te sucede Camus? Pareciera que viste un fantasma.-Le dijo Milo, viéndolo preocupado.
-Ojalá pudiera decírtelo, pero prometí guardar discreción.-Masculló mientras sus pupilas danzaban inquietas junto con sus pensamientos.-Andando, creo que sé lo qué hay que hacer...
...O...
Bastantes pasos alejados de los demás, Camus y Kumari Kandam tenían una tan complicada como incómoda conversación.
-Encontramos la fuente de la barrera, al centro de la ciudad hay una plazuela con grabados en todo el suelo, revisando el libro no encontré nada semejante...supuse que es alquimia.
-Si es así estás en lo correcto, no queda otra opción más que arriesgarnos a pasar...
-Hay algo más Kumari, parece ser que la barrera tiene un único propósito: no permitirte entrar, es por ello que nosotros no tuvimos problemas, pero si tú entras no sabemos qué consecuencias traerá...
-Maldición.
-...Tienes que hacerlo, ahora se que puedes y el por qué.
-Shaka no debería estar aquí...
-No debes preocuparte por Shaka...
-No solo es él quien me preocupa, comprenderás que es un riesgo que no puedo tomar.
-¿Que sugieres entonces?
-Entren ustedes, todos excepto Dohko, necesito alguien con la suficiente autoridad por si algo sale mal. Los alcanzaremos después.
-De acuerdo. Si me permites, para ser alguien que conoce a Mu más que cualquiera, lo subestimas por mucho.
-Por eso mismo tengo mis precauciones, sus sentimientos han logrado traspasar incluso la separación de nuestra conciencia...
No deben encontrarse Camus, Shaka no tiene que saber que Mu puede y va a volver...
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top