Revelación (Revisado)

Aclaración importante:

Datos de ciudades, países y todo no son correctos, investigue un poco sobre qué países quedaban entre Grecia y la India pero desconozco si es posible llegar por esa ruta o habría que tomar otra, por favor no se lo tomen muy a pecho solo es un inocente fic u.u

Hablando de que es un inocente fic, no es mi afán de ningún modo ofender a nadie con las creencias religiosas y costumbres que se plasman aquí, desconozco si son verídicas o producto de rumores de internet, pues no he tenido la fortuna de conocer estos lugares. Recordemos que son personajes ficticios pasando por situaciones hipotéticas que poco o nada tienen que ver con la vida real, y estas situaciones las desarrollé tan solo para darle coherencia a la historia y que a través de ellas su lazo se fortaleciera, por lo que recalco, no es mi intención ofender a nadie, si de algún modo lo hago, de antemano me disculpo porque sería más por ignorancia que otra cosa y si esta en sus manos corregirme (amablemente de preferencia) les pido tengan la confianza de hacerlo, así aprendo más y escribo mejor y correctamente :) Investigue sobre las situaciones de los países para darle algo de coherencia e inspirarme, pero tampoco soy experta en el tema por lo que no se tomen nada de esta historia como hechos verídicos o reflejo de la vida en dichos lugares, repito, no se tomen nada de esta historia con seriedad, ya que tan solo es eso, una simple, humilde, pobre y mísera historia de fanfiction u.u jajajaja

Aclaración importante no. 2:

Pensamientos "Escritos así"

Bueno, ahora sí, comencemos con la historia :) Gracias a todos por leer :D

...O...

"Doce...trece...catorce...No es suficiente. Con solo esto no lo lograremos..."

Después de arrojar las últimas monedas, el virgo miró largamente lo escasas que eran dentro de un pequeño saco de piel marrón. Calculó que si hicieran tan solo dos comidas por día y anduvieran a pie, ese dinero les alcanzaría para máximo el jueves, y era un lunes...

Los jóvenes asiáticos atravesarían 4 países para llegar a su destino, esto sin contar Grecia: Turquía, Irán, Afganistán y Paquistán, por lo que su viaje obviamente demoraría mucho más que eso. A ambos les esperaba toda una odisea y conforme se detenía a pensarlo al rubio le parecía más y más imprudente la idea.

No tenían suficiente dinero...

No tenían suficiente comida...

Y él, hasta ahora, no tenía suficientes ganas....

Solo se tenían el uno al otro y esas monedas que juntaron entre los dos. Athena les había dado algo de dinero, el que ella consideraba más que necesario para que llegasen a su destino sin problemas, pero la Diosa jamás se imaginó que al ariano se le atravesaría la idea de hacer un viaje con todas las letras, ya que ella en ningún momento les prohibió usar su cosmos y suponía que se teletransportarían a la India. El no hacerlo era una idea más bien de Mu, que depende de quién seas la podías considerar o muy noble o muy estúpida.

Y después de ver el panorama, Shaka ya no sabía cuál era su posición al respecto.

Volteó a ver al lemuriano, quien estaba pidiéndole direcciones a una señora de considerable edad en un puesto de frutas. La mujer hacía varias señas con las manos en lo que el ariano asentía ligeramente con la cabeza, poniéndole su total atención para recordar lo mejor posible todas sus palabras. Cuando terminó de darle indicaciones, Mu se inclinó un poco en señal de agradecimiento, Shaka pudo ver como la mujer le sonreía dulcemente al tibetano mientras le extendía una bolsa que se veía bastante pesada, probablemente repleta de frutas del puesto; el oji verde dió un respingo y comenzó a mover las manos efusívamente mientras negaba con la cabeza, su cara de pena era evidente incluso hasta donde se encontraba el semidiós.

Shaka adivinó que la señora después de escuchar que harían un viaje tan largo se las había regalado y Mu, avergonzado, estaba negándose a recibirlas. El virgo sonrió con la escena, encontrando la actitud de su compañero muy noble y ligeramente graciosa, quien finalmente las recibió con timidez, agradeciéndole infinitas veces a la mujer por su generosidad.

Mu se dió la media vuelta y devolvió sus pasos para con el rubio a zancadas, intentando sin éxito ocultar la pena en su rostro.

-¿Pudiste obtener indicaciones?-Le preguntó Shaka con un toque de burla, a lo que Mu desvió la vista al cielo y le entregó la bolsa en cuestión.

-A cinco cuadras al este encontraremos una estación de tren, este nos llevará a la frontera con Turquía...-Dijo apresuradamente para no darle pie a Shaka a indagar en su penoso incidente con la vendedora.

-¿Te dijo cual era el costo?-Preguntó el virgo, obteniendo una negativa con la cabeza por parte del aries. Shaka contuvo las ganas de suspirar y miró a su compañero a los ojos.

-¿Sigues pensando que esta es una buena idea, Mu?

-No, no lo es.-Le contestó rápido y con sinceridad, esa respuesta hizo que en un principio al virgo se le descompusiera el rostro, pero regresó rápidamente a su usual expresión serena, esperando que el ariano se explicara mejor.

-Pero a pesar de ello, quiero hacerlo.-Le sonrió el tibetano, para después clavar la vista al piso; la palabra "quiero" resonó en su mente, un doloroso singular sin duda, que le hizo caer en cuenta de algo importante.

-Discúlpame Shaka.-La voz de Mu era suave y tenue por la repentina culpa que sintió, alcanzando los oídos del rubio a duras penas, confundiéndolo pues no entendía a que venía la disculpa.-Me parece que sin quererlo te arrastré a hacer algo que no deseas, no te sientas comprometido a continuar con esto, puedes irte a la India usando tu teletransportación si así lo prefieres...

El ariano entre sonrió y levantó el rostro para encontrarse con los zafiros del rubio, temiendo que sería la última vez que los vería.

-Sin embargo, yo continuaré con lo planeado.

La sonrisa de Mu no encajaba con sus tristes ojos verdes, sus labios decían vete pero aquella mirada pedía a gritos que lo ignorara y se quedara a su lado. Para su sorpresa, Shaka tomó la bolsa de frutas y la metió con cuidado a su morral color camello, colgándoselo después sobre el hombro y con una sonrisa altiva y tono de voz acorde le dijo: ¿Te has olvidado de quien soy, Mu? Me insulta que creas que haría algo si no lo deseo...

Estas palabras hicieron que el tibetano abriera los ojos de par en par, complaciendo al hindú con su reacción, quien a estas alturas estaba prestando suma atención a todos los gestos de su compañero y las reacciones que era capaz de provocar en él, pues aunque no había escuchado por boca del aries sus motivos para viajar juntos, los suyos para no oponerse le estaban resultando cada vez más claros: Mu le agradaba, quizá más de lo que estaba dispuesto a admitir.

-Dijimos que regresaríamos juntos...-Continuó, aprovechando el mutismo del lemuriano.-...y si ha de ser atravesando medio continente por tierra, no tengo ningún problema.

El virgo mostró tanta determinación en sus ojos que al aries lo recorrió un escalofrío de inmediato al verlo, la mirada de Shaka era demasiado transparente y profunda, impactando y maravillando al enternecido corazón de Mu, quien sentía morirse de amor ahí mismo. Se abofeteó mentalmente para no quedarse contemplando a su compañero demasiado, lo que menos quería era incomodarle con sus absurdos sentimientos hacia él.

-Tú y yo ya caminamos por el infierno después de todo.-Replicó el tibetano con optimismo, ocultando el vuelco de su corazón a la perfección.-Esto no puede ser ni remotamente más complicado ¿No crees?

Shaka le sonrió como respuesta.-Yo llevaré esto.-Dijo re afianzando su agarre al morral.-Andando.-

Era una orden. El rubio comenzó a caminar en dirección al este, seguido unos cuantos pasos atrás por su compañero peli lila, quien tan solo sentía su admiración por ese hombre crecer conforme el tiempo pasaba.

...O...

-Tú lo sabías ¿cierto?-Le dijo el rubio por lo bajo, con la vista al frente mientras avanzaban por las escaleras hacia la sala del patriarca-Por eso te fuiste del santuario...

Mu no contestó y ocultó su desconcierto hábilmente, pues el virgo no solía hablarle mas que para darle los buenos días y ahora estaba preguntándole y acusándolo como si existiera una confianza entre ellos. Ante el mutismo de su compañero, Shaka continuó interrogándole mientras iban hombro con hombro, acompañados del resto de los caballeros dorados y la nueva proclamada Diosa Athena.

-¿Por qué no nos informaste? ¿Por qué permitiste que durante 13 años Saga dominara el santuario? El asesinó a tu maestro Mu, no puedo entenderte, yo...

-Shaka...-Le cortó el tibetano, su voz era serena y firme. A pesar de que el tibetano tenía la mirada clavada al frente el virgo pudo notar como aquellos irises esmeralda bailaban de un lado a otro mientras que sus puños se crispaban levemente, el hindú entendió de inmediato, gracias a su fuerte sentido de la empatía, que para Mu nada de eso había sido sencillo y que sus acusaciones tan solo eran ecos de los pensamientos que el ariano se había tenido que tragar en soledad.

-Olvídalo.-Musitó el rubio, no dándole oportunidad al aries de continuar hablando-Eso ya no importa...-Le entre sonrió, ocasionando que el tibetano se intrigara al instante.-Lo importante es que no eres un traidor y has regresado para servir a Athena, tal vez en otra ocasión tengamos oportunidad de conversar al respecto...

El ariano lanzó levemente la cabeza hacia atrás por la impresión y detuvo momentáneamente sus pasos, no así el virgo quien siguió su camino con naturalidad, sin molestarse a voltear para ver si su compañero los seguía.

...O...

"Ocasión que jamás llegó..."

Shaka recordaba la primera vez que le había dirigido la palabra a Mu mientras veía hacia fuera de la ventana, su cabeza descansaba sobre la palma de su mano y su codo estaba apoyado sobre el borde, por lo que cuando el tren dio un brinco al cambiar de vía lo hizo saltar bruscamente, regresándolo a la realidad gracias al golpe que se dio con el techo.

Mientras se sobaba la cabeza agradeció que Mu, quien estaba de frente suyo, se encontrara profundamente dormido y no hubiera visto el bochornoso incidente. Se dio el lujo de contemplarlo así por unos momentos, la tarde comenzaba a morir y la tenue luz que se colaba por la ventana iluminaba sutilmente el rostro del ariano, quien mantenía una expresión de paz a pesar de tener la boca entre abierta y un fino hilo de saliva escurriendo por su mentón.

-Por Buda...-Musitó el hindú, sintiéndose patético por observar a su compañero con tanto detenimiento. Lo que en cualquiera le hubiera provocado asco, en Mu lo encontraba adorable ¿Qué sentido tenía eso? ¿Por qué estaba de pronto tan fascinado por alguien que tenia tantos años de conocer?

"Tus motivos, Shaka..."

Ese pensamiento le cruzó por la mente de nuevo al caer en cuenta de que realmente estaba viajando hacia Turquía sobre un tren, como una persona común y no como el semidiós que era, pasando hambre y algo de frío por la innecesariamente helada refrigeración del vagón.

Shaka era un hombre de lógica, reflexivo y observador así que hizo uso de esas facultades para hacerse una introspección, aprovechando que el ambiente era propicio para ello. Cerró sus ojos y trajo a su mente la imagen de Mu: su cálida voz, su mirada tranquila, la sonrisa dulce que parecía acompañarlo hasta en los peores momentos, el sutil olor a incienso floral que desprendía al andar...

Debía reconocer que todo aquello había llamado su atención de inmediato cuando conoció al aries, no en el sentido romántico de la palabra, sino como lo haría una naranja entre un montón de manzanas, pues precisamente el lemuriano le parecía abismalmente distinto al resto de sus compañeros dorados. Aún dentro de su escasa convivencia con él pudo notar que se trataba de una persona gentil, centrada, sabia e inteligente, capaz de tomar buenas decisiones en situaciones difíciles, al grado que de los caballeros restantes el antiguo maestro lo eligió, incluso por sobre de él, para guiarlos en la guerra santa.

Si, él conocía desde hacia tiempo esas cualidades en su compañero de armas y siempre lo había respetado por ello, pero, de algún modo, había algo distinto...

¿Sería lo gentil que fue cuando curó sus manos sin que siquiera se lo pidiese?

¿Su humildad al despojarse de su cosmos voluntariamente?

¿O acaso el motivo tan acertado que tuvo para convencerlo de hacer lo mismo...?

Era tan obvio...Mu no era para nada distinto, el que lo veía distinto, era él.

Y quien sabe desde hace cuanto tiempo atrás...

-"Mierda..."-Abrió los ojos y giró la vista nuevamente a la ventana, observando como el sol descendía, brindándole con ello una hermosa coloración dorada al mar que se encontraba a lo lejos; pensó que de no ser por Mu, se hubiera privado de ver un paisaje tan encantador y le resultó curioso que, nuevamente, se encontraba pensando en el lemuriano, como si cualquier cosa fuera buena para recordarle.

-"Mis motivos..."-Sonrió con sorna, volteando a ver al ariano de reojo, quien tenía la piel erizada y se había envuelto a sí mismo con sus brazos pues el sol ya no lo calentaba más.

-"Mis motivos tienen frío..."

Shaka metió la mano en su morral, hurgando desordenadamente en su interior hasta sacar una tela bastante extensa color hueso, colocándola después sobre el tibetano para cobijarle.

-Para ser de Jamir eres bastante friolento...-Le reprochó, quizá en un intento por mantener su temple ya que la mano comenzó a temblarle por contener las imperiosas ganas de retirar unos cabellos que cubrían el rostro del ariano, excusa vaga para tocarle...

Respiró hondo, hastiado por todas esas nuevas sensaciones tan absurdas. El se pensaba más allá de todo esto... ¿Qué concepto tendría su maestro de él ahora?

Decidió mejor regresar a su lugar del vagón antes de que cometiera una estupidez. Se acostó para intentar conciliar el sueño; amanecerían en Turquía y algo dentro de sí le decía que el siguiente iba a ser un día muy largo.

...O...

-Shaka...Shaka...

El virgo se giró al lado contrario, frunciendo el ceño y manoteando erráticamente para retirar la mano de Mu, que estaba sobre su hombro moviéndolo con suavidad para que despertase.

-Shaka no seas infantil, despierta...-Dijo Mu con una leve risilla, sin sospechar que el pobre rubio no había podido pegar el ojo en toda la noche y hacia apenas 40 minutos que se había dormido.

Sin más remedio, Shaka abrió lentamente los parpados, luchando por mantenerlos abiertos y alcanzando a ver, no muy nítidamente, a su compañero de viaje quien le sonreía ampliamente mientras lo veía con los ojos entre cerrados, burlándose silenciosamente de él por haberse quedado dormido.

El hindú se sentó mientras su vista se adaptaba a la luz y comenzó a pasear sus manos por los dorados cabellos para desenredarlos, intentando después ahogar un bostezo para no tener que cesar su labor de peinarse, ya que súbitamente se sentía avergonzado de verse desaliñado delante de Mu...

"Qué cosa más tonta..."

Aunque para ser justos, él se sentía ahora como un completo tonto.

Llevaba ya un rato peinándose mecánicamente y con la vista perdida, ahogándose en la mísera sensación de saberse enamorado del aries, cuando notó que su adorado tormento se había quedado parado viendo hacia fuera de la ventana fijamente. Shaka se detuvo y se levantó colocándose detrás del lemuriano para observar que había captado tanto su atención, sin encontrar nada realmente interesante.

-Eso...eso que se ve a lo lejos...-Murmuró el tibetano con tanta pena que incluso se sintió ruborizarse un poco.- ¿Es el mar?

-Si, en Turquía tengo entendido que hay playas...

-Es hermoso...-Soltó en un susurro, interrumpiendo al virgo.-Más de lo que los libros describen...

Shaka abrió los ojos como platos mientras que el lemuriano seguía frente de él mirando al océano con fascinación, no podía creerlo, algo tan sencillo y Mu no lo conocía...

Shaka entendió entonces el porqué de la insistencia del tibetano en ir por tierra, dejando lo del cosmos muy de lado. El no fue a misiones como ellos, no conoció el mundo más que a través de la lectura; de Jamir se fue al santuario y del santuario a las batallas...

-Toma tus cosas, ya no tenemos nada que hacer aquí...-Dijo el rubio en tono autoritario, mientras él mismo colectaba sus pertenencias. Mu se giró hacia Shaka viéndolo confundido y un tanto molesto por el tono que uso, pero lo olvido de inmediato cuando este le dedicó una leve sonrisa y viéndolo directamente a los ojos le dijo:

-Iremos a que conozcas el mar.

...O...

Las miradas inquisitivas de los lugareños incomodaban levemente al aries, pues notaba que curiosamente se posaban solamente en él, volteaba con disimulo de derecha a izquierda observando en los ojos de hombres y mujeres reprobación.

-Shaka...-Le dijo por lo bajo-Algo no anda bien...

-Lo sé.-Le replicó del mismo modo, sin voltear a verle.-La gente no ha dejado de mirarte desde que salimos de la estación.-Sus puños se crisparon levemente, sintiendo una súbita descarga de adrenalina recorrer su cuerpo, pues desde que notó la situación se estaba preparando mentalmente para tomar al tibetano del brazo y salir corriendo si era necesario.

-Debemos poner mucha atención en nuestros alrededores. Me pregunto ¿por qué será que les incomoda tanto mi presencia?-Mu intentó ocultar el rostro bajando la mirada y colocándose sus cabellos como una especie de velo a los costados de su cara, pensando que quizá jamás habían visto a un lemuriano, pues en realidad hasta donde él sabía no eran muchos, y que por ello su peculiar aspecto llamaba su atención.

En eso un imponente hombre se les paró al frente, impidiéndoles el paso. Shaka instintivamente se colocó delante de Mu, a lo que el lemuriano se le quedo viendo fijo y con los ojos entre cerrados a su nuca, esperando que sintiera su mirada atravesarle por la molestia que le ocasionó su gesto.

-"¿Qué se cree Shaka? Yo puedo cuidarme solo perfectamente."

-¿Qué se le ofrece?-Preguntó el virgo, aunque su tono de voz denotaba que más que una pregunta se trataba de una demanda.

-Esta es una aldea tradicional jóvenes, aun que sean turistas, las mujeres...-Volteó a ver a Mu con desdén, quien se sobresaltó por la mirada que le dedicó aquel hombre- ...deben llevar el cabello recogido bajo un velo que cubra también su cuello y hombros...

Shaka tuvo que morderse el labio para no soltar una carcajada, mientras que Mu abrió los ojos tanto como sus parpados se lo permitieron, colorado hasta las orejas.

-Disculpe, yo no...-Comenzó a balbucear, intentando explicarse.

-Por supuesto...-Interrumpió Shaka al ariano, mirándolo con picardía.-...lo resolveremos de inmediato, no se preocupe...

El hombre les lanzó una última mirada amenazante antes de darse la media vuelta y marcharse por donde vino.

Mu lamentó que no pudieran reencarnar pues matar a Shaka una sola vez no le parecía suficiente castigo.

-Shaka...-El lemuriano se veía sereno, pero el virgo notó inmediatamente que estaba apretando los puños-Me harías el gran favor de explicarme que fue...

-No tenia caso-le cortó el virgo.-Si todos se te quedaban viendo porque piensan que eres...-Respiró hondo para contener la risa-...una mujer, no podrás ir por el pueblo explicándole a todos que están equivocados...lo mejor es que te cubras.

El ariano soltó un bufido de exasperación, sintiéndose terriblemente humillado, aunque no era la primera vez que le pasaba...pero eso ni de broma pensaba decírselo al rubio. Resignado, tomó la prenda que Shaka le estaba ofreciendo en ese momento para cubrirse y así lo hizo, con una notable cara de enojo.

-Ni toda esa tela es capaz de ocultar lo molesto que estas ahora.-Se burló Shaka.

-Ni una palabra de esto a nadie, Shaka...-Mu estaba hablando muy enserio, pero no por ello al virgo le resultaba menos gracioso.

-Ojalá tuviera alguien a quien contárselo...-Se lamentó el rubio, recibiendo un infantil tirón en el cabello como respuesta.

...O...

Mu retiró rápidamente la punta de sus dedos al tocar el agua fría del mar y cuando notó que esta iba a alcanzarle por consecuencia de las olas, caminó de espaldas en dirección contraria tan apresuradamente que tropezó, cayendo de sentón en la arena...

Después de que el lemuriano se quedara cerca de diez minutos viendo el mar sin decir una palabra, finalmente se había decidido a tocarlo, Shaka encontró esto demasiado desesperante pero lo comprendía, probablemente él tuvo la misma reacción cuando niño su primera vez.

El virgo no pudo evitar reír un poco por la caída de su compañero, levantándose después de su lugar y ofreciéndole una mano, Mu la tomó levemente sonrojado tanto por el gesto como por su caída y cuando se puso de pie, sus rostros quedaron tan cerca que dio un respingo y un torpe paso hacia atrás para poner distancia.

Miró al virgo entre extrañado y aterrado, pues aunque ya estaba de pie no lo soltaba. Shaka sonrió de lado, cosa que a Mu de inmediato le alteró los nervios pues sospechaba cuáles eran sus intenciones; clavó los pies en la arena pero fue inútil, aun así el hindú lo comenzó a arrastrar de la mano en dirección al mar mientras el forcejeaba inútilmente para soltarse.

-¡SHAKA! ¡SHAKA! ¡NO TE ATREVAS!-Le gritaba el lemuriano como si la vida se le fuera en ello, mientras iba dejando sendos surcos con sus talones en la arena, intentando sin éxito evitar que Shaka lo siguiera arrastrando.

-No llegamos tan lejos para que no te metas al agua...-Le contestó el rubio, ignorando sus suplicas y metiéndose junto con él. Esto inevitablemente le recordó al río Ganges en el cual se sumergía regularmente durante su infancia, ya que la primera vez que lo hizo también había sido contra su voluntad.

-¡Esta helada!-Exclamó Mu al sentir su cuerpo estremecerse a medida que el frío del mar abrazaba su piel, tenía el agua hasta las rodillas y las ropas mojadas al igual que Shaka, quien le tomó por ambas manos para que ni siquiera se le ocurriese escapar.

-No creo que más que Jamir, Mu...-Le dijo Shaka mirándolo con picardía.

-Ya puedes soltarme.-Aseveró el ariano, con la vista apuntando hacia todo menos quien le sujetaba tan firmemente.-No me escaparé, lo prometo.

Shaka lo vio con sospecha, pero finalmente le soltó. En cuanto lo hizo el tibetano metió la mano al agua para después salpicarle la cara al hindú, quien a duras penas evitó que el agua salada le cayera en los ojos.

-Esto es por meterme a la fuerza...-Le dijo entre sonriendo, mas mirándolo retadoramente a la par que volvía a meter la mano, arrojándole aún más agua.

-Y esto por lo que pasó en el pueblo...

A esas alturas Shaka estaba totalmente empapado, el cabello sobre su cara no impedía que viera al tibetano de tal manera como si con ello pudiese hacer que se lo tragara el mar, cosa que a cualquiera le hubiera helado la sangre, mas no era ese el caso de Mu, quien le sostuvo la mirada dándole a entender que estaba preparado para su réplica. Aunque, para su desconcierto, el semblante del rubio se suavizó de pronto, mas seguía manteniendo la mirada altiva.

-En alguno de tus libros debiste leer que el agua del mar era salada... ¿Quieres que te enseñe?

El lemuriano arqueó una "ceja" aun viéndolo a los ojos y sin decir palabra, no entendiendo si era una amenaza o pregunta genuina, sospechando que era lo primero.

-Tomaré tu silencio como un sí.

Cuando el tibetano estaba a punto de cubrirse el rostro, sintió la mano de Shaka posarse sobre su nuca y antes de que pudiera reaccionar este ultimo lo jaló hacia él, besándolo en los labios.

El tibetano sintió que los ojos se le saldrían de sus orbitas mientras Shaka, de manera un tanto torpe al principio, tomaba posesión de su boca ¿Era acaso que lo había hecho tragar agua de mar en verdad y estaba alucinando? ¿O era cierto que Shaka, el semidiós, el hombre que jamás creyó pudiera fijarse en él, ahora tenía un brazo alrededor de su cintura mientras le sostenía con su mano la nuca tan delicadamente?

No podía ser.

Aunque para Shaka tan solo habían cruzado un par de palabras, no se imaginaba que para Mu eso había bastado para captar su interés. Sin quererlo, el virgo se había convertido en una especie de amor platónico para el aries, quien encontró en su misticismo, noble corazón, inteligencia y porte fascinación inmediata.

El tibetano al principio no lo comprendía y le costó algo de trabajo entender sus sentimientos, darles forma y nombre, hasta que, aterrado, comprendió que se había enamorado del caballero de virgo, nada menos que del hombre más cercano a Dios. En ese momento a su corazón lo invadió una profunda melancolía, el amor era algo negado para los caballeros de Athena, y aunque no fuese así, había osado fijarse en el ser mas inalcanzable posible, un aspirante a la iluminación, despojado de todo apego a lo mundano, incluyendo en ello, las relaciones humanas.

Qué cosa más tonta de hacer, enamorarse de un hombre como Shaka...y sin motivo aparente, ya que para este último el tibetano parecía no existir.

Pensamientos que con este beso le estaban quedando muy claros, no podían estar más alejados de la realidad...

Shaka rompió el beso, mirando a Mu tan fríamente que este siguió con la duda de si aquello había pasado en verdad.

-Esto es por turbarme, por confundirme, porque gracias a este maldito viaje no he logrado que mi mente deje de pensar en ti...

Era sin duda una declaración de amor, disfrazada de reclamo, lo cual hizo que Mu sintiera suma ternura por ver al estoico Shaka perder la compostura por algo tan sencillo como estar enamorado.

-¿Sabes?-Le interrumpió, colocando sus brazos alrededor del cuello del rubio, quien volteó a verlos uno a uno, confundido.-El agua salada, no estoy seguro de que me quedara muy claro...

Shaka primero lo miró con una ceja alzada, mas cuando los labios de Mu conectaron nuevamente con los suyos lo entendió. El beso del aries fue más bien tímido, breve...un sutil roce que al terminar dejó una pequeña sonrisa en el rostro de Shaka.

-Puedo explicártelo las veces que sea necesario...-Murmuró a escasos centímetros de su boca, ocasionando una sonrisa por parte del lemuriano quien rió un poco por la pena.

De todas las cosas posibles que pensó pasarían en este viaje, que Shaka se enamorara de él le parecía la más improbable, pero a la vez la más afortunada.

Shaka entrelazó sus dedos con los de Mu, mirándolo dulcemente a los ojos. El peli lavanda pensó que aquellos irises azules eran aun más bellos y magníficos que el inmenso océano que estaba a su alrededor y que al contemplarlos, perdía toda noción del tiempo y de sí mismo.

-Mu...-Rompió el virgo el hermoso letargo que habían construido, tomando la otra mano del aries imitando a la contraria, ocasionando una leve y dulce sonrisa en el objeto de su amor.

-Cuando comenzamos este viaje, ilusamente creí que mi destino era la India.-Entre sonrió el hindú.-¿Quien iba a pensar que en realidad este había bajado las escaleras del santuario junto a mi?

El ariano abrió los ojos tanto como sus parpados se lo permitieron, sintiéndose conmovido y avergonzado hasta la médula por tan bellas palabras.

-Ahora siento que no importa a donde me dirija, ya sea a la India, Nepal...cualquier país sobre el samsara...siempre que te tenga conmigo, estaré en donde pertenezco.

Una sonrisa, miradas que parecieron conectarse por mucho y a la vez por tan poco tiempo...aunque no usaran su cosmos para leerse las mentes, sabían perfectamente lo que el otro pensaba en ese momento, podían verlo en sus ojos...

"Y aunque sea esta nuestra última vida, y nuestras almas sean selladas por la eternidad, no maldigo ni me arrepiento de mi estrella, pues de no haber sido ese mi destino quizá no hubiera tenido la dicha de encontrarte...Y tan solo por ese hecho, mi pecado está justificado"

Continuará...

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