Lazos de Sangre (Revisado)

Goteo, escucho...

Un goteo...

Incesante, molesto...

Todo esta oscuro. La humedad es aplastante...

Mi cabeza, está matándome...

¿Qué es esto? Parece ser...

Es sangre...

Mi sangre...

¿Cómo llegué aquí?

...O...

-¿Viejo Maestro...?

El de Tauro estaba pálido, aquellas palabras abandonaron su boca en un incrédulo susurro.

-Se tanto como tú, amigo.-Dijo el castaño viéndole con seriedad.

Aldebarán clavo su mirada en aquel imponente arco con frustración.-Tenemos que encontrar la manera de cruzarlo, sospecho que Shaka de algún modo logró llegar a la nueva Lemuria, si él pudo hacerlo quiere decir que no solo los Lemurianos son capaces...

-Si bien eso suena altamente probable...-Le interrumpió Dohko.-...no podemos garantizar que eso fue lo que ocurrió en realidad...

El de libra vio pensativo hacia las nevadas montañas, después se giró hacia el de tauro con seriedad.-Me temo que solo nos queda aguardar por una señal.

El brasileño a sus espaldas, le vio incrédulo por un segundo e incluso sintió como rechinaron sus dientes por la tensión, más se limitó a suspirar dándole la razón a Dohko, a quien seguía considerando como un superior. 

-Sin embargo...-Musitó el antiguo caballero de libra, una sonrisa pícara se formo en sus labios.-...10 cabezas piensan mejor que dos ¿no crees?

El de Tauro lo miró confuso por un momento, mas Dohko agregó.-Comparado con el muro de los lamentos, un simple arco lemuriano no es gran cosa.

"Espero que los jóvenes aún guarden algo de respeto y gratitud para este guerrero veterano..."

...O...

-Incluso la paz se puede comprar a un precio muy alto...

Sentado en la parte mas elevada del recinto, como la máxima figura de autoridad del nuevo mundo, Arles dio un sorbo a su copa, dejándola después descansar sobre su rodilla. 

-Es un lemuriano puro, su santidad.-Aseveró el hombre arrodillado algunos metros frente a él, mismo que había traído a Mu a la Nueva Lemuria.-El dice que tiene un mensaje de su hermano, Shion de Aries...

-¿Ah si?- Cuestionó con notable desinterés, las arrugas que se formaron alrededor de su boca enmarcaron su amplia sonrisa. Era evidente que después de tanto tiempo el cariño se había convertido en recuerdo, después en resignación y finalmente, en indiferencia.

-¿No había muerto ya?-Preguntó sin afán de obtener respuesta.-Lo último que supe de él fue que lo derrocaron durante su patriarcado en Atenas.-Dijo con una ligera risa irónica, dando después otro sorbo. Enjuagó con el líquido etílico su boca, pensando con cuidado que haría con la información brindada.

¿Será posible que él...?

-Tráeme al muchacho.-Ordenó.-Si decide servirme a mí y a este, su verdadero pueblo, podrá conservar la vida y  permanecer aquí, que es a donde verdaderamente pertenece. 

  -Como ordene, su santidad.

Después de una reverencia, aquel hombre partió para hacer lo que se le indicó. 

Por su parte, Arles desenrolló el pergamino que estuvo en manos de Mu tiempo atrás y le fue devuelto por su fiel servidor. 

"...manchare mis manos con sangre de ser necesario, si con esa moneda debo pagar"

...O...

-Al fin has despertado...

La vista de Mu, que aun no se adaptaba a la oscuridad, intentó guiarse por el sonido de esa cálida voz femenina. Giró un poco el cuerpo para buscar a su dueña y con ello un tremendo dolor recorrió los músculos de su cuello y torso. 

 -Te has recuperado relativamente rápido, la primera vez que me trajeron aquí estuve inconsciente dos días...no entiendo por qué un lemuriano puro fue traído a este lugar...

 -¿De...de que está hablando?-la voz de Mu temblaba, el dolor en su cuerpo no era tanto como el que alguna vez tuvo que soportar en su servicio como guerrero, más no por ello era poco.

-¿Donde estamos?

A Mu le parecía absurdo preguntarle, a quien parecía ser su única compañía, por como había llegado ahí. Estaba claro que el hombre que le permitió la entrada le llevaba la ventaja desde un inicio.

-Estás en Peccoterra.-La vista de Mu finalmente se adaptó y frente a él, una hermosa mujer morena de ojos verdes le sonreía con una dulzura muy contrastante con su precaria condición física.-La tierra de los marginados. 

El tibetano abrió los ojos de par en par, conforme la oscuridad cedía,  se revelaban ante él huesos rotos, con moscas revoloteando sobre algunos restos de carne en ellos, el suelo era de tierra mohosa con algo de sangre oscura coagulada esparcida, lo cual le hacia sospechar que no toda le pertenecía... 

Y mas adelante, una oscuridad profunda y aterradora que se le antojo de infinita. Intento incorporarse como pudo para poder observar más allá, pero un débil agarre se lo impidió.

-No lo hagas, no es agradable de ver...-Su leve sonrisa acompañó unos ojos cansados y tristes.-Eres el único aquí que probablemente no verá el fondo de esa fosa nunca. 

El tibetano tembló de pies a cabeza al comprender donde se encontraba.

"Peccoterra...es la tierra de mis visiones"

...O...

Sentía que llevaba eternidades caminando sin rumbo, no podía ver mas allá de su nariz, lo cual era terriblemente frustrante para alguien que era capaz de orientarse incluso con los ojos cerrados. 

Shaka, después de recitar ante el arco aquel verso que se grabó hábilmente por boca de Mu, terminó en cualquier lugar, sin la menor idea o rastro de donde encontrar a su lemuriano. 

Al andar errático, iba recitando mantras para mantenerse enfocado y no caer en la desesperación, cosa que le ocurría muy frecuentemente desde que Mu había entrado a su vida. 

-Buda...-Musitó con la vista clavada en el suelo, deteniéndose por un instante a descansar sus adoloridos pies.- ...estoy en una tierra ajena, lejos de tu consejo y orientación. Pero...-Una efímera sonrisa encorvó sus labios.-¿Es muy infantil acaso...pensar que de algún modo sé a donde me dirijo?

La suave risa que le dio pensarse un estúpido se perdió entre la neblina, haciendo un eco macabro y solitario, el único ruido que había escuchado el hindú desde que abandonó a sus ex compañeros de armas.  

...O...

Por su parte, Mu había dejado el shock inicial de lado, analizando su situación en silencio. La joven que lo acompañaba no había compartido otra palabra con él, respetando su mutismo.

Sin embargo, ese silencio le hizo notar un ruido, una respiración agitada y corta. Volteó para con su compañera y comprobó sus sospechas, era ella quien respiraba de esa manera.

-Buda...-Mu palideció al notar lo evidente que escapó a sus ojos en un inicio.-Estás...

Ella sonrió débilmente y asintió con la cabeza.

-¡Pero no lo entiendo! ¡¿Por qué es que los lemurianos...?!-Un dolor de estómago pasajero le hizo retorcerse,  consecuencia de exaltarse estando herido.

-A su ver, somos un error.-Dijo la mujer, entendiendo su pregunta y colocándose una mano delicadamente en el vientre.-Las embarazadas son particularmente perseguidas, ellos desean extinguirnos a como dé lugar...

Mu abrió los ojos de par en par, con una irá que pocas veces había experimentado, en esos momentos se sentía repugnante por compartir su "sangre pura".

-Es por ello que desde la terrible inundación, en la cual los lemurianos se esparcieron en otras tierras y en consecuencia las mezclas se originaron, crearon Peccoterra...

La mujer inconscientemente se encogió en su lugar y dijo quedamente.-...para los puristas, somos un reflejo de los horrores vividos durante la migración, una mancha en la historia de Lemuria...

-No digas eso.-Le interrumpió Mu, sus músculos se tensaron por los sentimientos que lo invadían, el hambre de justicia le quemaba la piel.-Ninguno de ustedes debe pagar por las faltas cometidas, son los lemurianos con estos actos los que han manchado aquella orgullosa civilización...

La mujer le vio asombrada, mas el tibetano no podía notarlo, pues su vista estaba clavada en el suelo.

-¿Como les llamaste, hace un momento?-Preguntó con una seriedad sepulcral.

-Se llaman a sí mismos puristas...-Dijo con un hilo de voz.-Todos los lemurianos con sangre pura lo son, es una especie de religión. 

Mu se quedó nuevamente pensativo un par de minutos, hasta que finalmente le dijo.-Perdona mi descortesía, jamas pregunté por tu nombre...

Ella le interrumpió con un bufido irónico,  el cual terminó en una sonrisa.-Puedes llamarme como te plazca, una vez aquí finalmente no soy nadie... 

-Esta bien...-Mu le sonrió con sorna.-...puedes decírmelo cuando salgamos de aquí.

"Mi querido Shaka, tendré que faltar a mi promesa de llegar juntos a la India...espero puedas perdonarme"

Continuará... 


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