Visiones.
Negro. Todo estaba teñido completamente de negro. Mirara a dónde mirara solo podía apreciar fúnebres sombras que se deslizaban terriblemente entre la oscuridad misma como si fueran bailarinas. El profundo silencio que escuchaba desde hace un tiempo me confundía. Llegué a pensar que estaba dormida, con los párpados cerrados, y que por eso todo a mi alrededor era carente de luz y color. Pero por más que abría y cerraba los ojos, esforzándome por escudriñar alguna figura tangible, fracasaba. Incluso me resultaba imposible que no pudiera escuchar absolutamente nada...
"¿Dónde estoy?"
Y lo más importante...
"¿Cómo he llegado aquí?"
Un escalofrío me recorrió el cuerpo y me crucé de brazos para retener el calor. Más preguntas se formaban en mi cabeza. Me sentí mareada y me senté en el suelo, ocultando mi cabeza entre mis brazos. Me sentía sola. Perdida. Confusa. Y lo peor es que no podía hacer nada para evitarlo. Me levanté y decidí recorrer los alrededores de aquella oscuridad que parecía infinita. Al menos haría algo. Tenía la esperanza...de encontrar una salida. O al menos conseguir respuestas.
El suelo bajo mis pies no hacía el menor ruido. Podría asegurar que estaba pisando trozos de sombras negras, confinadas allí sin elección.
Pasaron los minutos...¿O quizás horas? No tenía ni idea. Sólo sabía que llevaba mucho tiempo andando sin rumbo y ni siquiera sabía si estaba yendo en círculos, me estaba alejando o me estaba acercando a mi anhelada salida de aquella (cada vez más) prisión fantasma. Me estaba empezando a desesperar. El sudor que bajaba por mi frente y el cansancio que sentía eran pruebas de ello.
Solo recordaba que estaba con mis amigos y que íbamos a dar un paseo...después un "¡White!" seco y nada más. ¿Cómo es que había llegado aquí? ¿Qué había pasado después? No lo recordaba y me frustraba eso. Bajé la mirada, perdida en mis pensamientos. Tal vez nunca saldría de allí...¡Pobre Black! Ahora entendía que mal debía de haberlo pasado. Y lo débil que era yo por no haber aguantado tanto tiempo sin desesperar...¿O quizá había pasado más tiempo que él? ¡Era tan confuso! El tiempo parecía no existir aquí.
De repente, un destello llamó mi atención.
Delante de mí, unas escaleras blancas como el cuarzo se adentraban en la oscuridad. Su brillo luminoso me infundió un poco de valor y me acerqué con curiosidad. Me daban cierta desconfianza; habían aparecido de la nada y sin razón alguna. Es más, ¿Adónde conducían?
"Bueno, eso no lo sabrás hasta que lo intentes. Cualquier lugar es mejor que quedarse en este maldito foso" Me dije y comencé a seguir, tranquila, los peldaños de luz.
Al final de la escalinata choqué con una puerta invisible por sorpresa. Deslicé la punta de mis dedos por su superficie para asegurarme que no eran imaginaciones mías. Uhm...¿Era el final del camino? Tal vez no. Tuve una idea y empujé la "puerta" con fuerza. Era tan pesada que increíblemente parecía hecha de piedra. Seguí empujando y empujando hasta que aquella cosa se abrió de par en par. Debido a la inercia, caí sobre una superficie sólida, dándome un buen golpetazo.
Espera...¿Sólida?
Me palpé la nariz y la nuca, adolorida, y levanté la vista para poder apreciar dónde narices había acabado esta vez. Un cegador blanco me obligó a cerrar los ojos hasta que se acostumbraron al cambio de escenario. Me incorporé y me sacudí el polvo lentamente. En efecto, aquella estancia era mucho más "realística" que la otra "cosa". El suelo estaba decorado por azulejos blancos de mármol y las paredes y el techo eran de un blanco inmaculado, con algunos relieves decorativos. A simple vista, parecía el corredor de un palacio real del cuál, no se veía el final. Era enorme; me sentía como un enanito con sombrero y todo.
"Bueno, esto es mucho más agradable, sin duda. Pero ahora estoy convencida de que esto no es más que un sueño...A lo mejor me quedé dormida en algún momento...No me extrañaría; me quedé hasta tarde para arreglar mi ... idea."
Justo en ese momento, como si mis pensamientos ejercieran algún tipo de fuerza en lo que veía, el lugar volvió a cambiar, distorsionándose el espacio como una batidora gigante. En cuestión de segundos me encontraba en un lugar completamente diferente. Éste era menos luminoso...y me daba mala espina, ¿Dónde estaba esta vez? Sin pensármelo dos veces, eché a andar. Ya que estaba en un sueño, sentía curiosidad por averiguar que pasaría después de cada una de mis acciones. No fue hasta más tarde...que me convencí que había sido mala idea adentrarse en un sitio así.
La sala era pequeña, en forma de pasillo y oscura. Era tan silenciosa como la noche misma. De no ser por la luz que arrojaban unos tubos fluorescentes, como estatuas a los lados, me habría chocado con alguna pared seguro. Me acerqué con curiosidad a la hilera de tubos de luz mientras seguía caminando...y una extraña presión en mi pecho mi inundó. Sentía que algo no estaba bien. Eso...eso no eran tubos de luz...eran tubos de ensayo enormes. La luz procedía de los líquidos verdosos que contenían y que burbujeaban sin cesar. Pero no había nada en su interior. Y mejor así, la verdad.
"¿Qué son estas cosas?" Golpeé con los nudillos uno de los cristales, "¿Y para qué sirven?" Daba repelús...No me quedé mucho tiempo. No me agradaba la idea de quedarme en aquel siniestro lugar por más tiempo. El umbral luminoso que vi al final del pasillo me venía de perlas y lo crucé sin pensarlo dos veces.
Vale...este es el sueño más raro que he tenido nunca...¿Ahora estoy en una sala de tronos? ¿Qué narices? Definitivamente el cansancio me afectaba mucho. Mi cabeza estaba hecha un lío. Caminé hasta el centro de la sala redonda y dí varias vueltas sobre mí misma. En el techo colgaba una preciosa lámpara de araña de cristal, perfecta para una película de estreno y las paredes eran tan blancas que parecían no existir...Dudé sobre ello un instante.
Pero lo que más llamó mi atención...fueron si duda los tronos que se encontraban repartidos por la sala, unos al lado de otros y apuntando al centro. De sus posamanos colgaban brillantes esposas que competían con el fulgor de la plata y en lo alto de la espalda, reposaba un hueco vacío. Me preguntaba qué era ese lugar y qué utilidad tenían esos asientos de dos o tres metros. No encajaban para nada con el resto de cosas...desentonaban con la armonía de la luz, infundiéndome una incertidumbre y temor que no comprendía. Qué cosa más rara.
"¿...A-ah?" "...Ese mareo otra vez no, por favor..."
Sentí que a cabeza me daba vueltas. Me apoyé en uno de esos tronos pero no funcionó y caí de rodillas al suelo, apretando mi cabeza con ambas manos, como si así consiguiera que el dolor que crecía se extinguiera. Me mordí el labio inferior. Quería que parara, quería que parara...¡YA! La confusión, el dolor, el mareo...¡No lo aguantaba! Grité para desahogarme así, pero nada cambiaba y acabé por desmayarme sintiendo como el lugar se rompía en trozos de blanco y transparente cristal.
Pero hubo algo raro antes de que perdiera el conocimiento. Estaba segura...que había visto algo extraño. Algo desconocido...pero no del todo. Mi corazón me decía algo que no sabía interpretar, lo presentía. Ví unas imágenes...una persona...No, más personas. Pero no pude ver sus caras...También vi esos tubos de ensayo y esas cadenas...que se quedaron clavadas en mi mente incluso después de despertar. No quería volver a soñar con todo eso. Nunca más.
"Nunca..."
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
-¡¡AHHHH!!
-¡¡UAHHHH!!
¡PUM!
White se despertó gritando por la impresión. Tenía la respiración entrecortada y el corazón en un puño pero por lo menos reconocía la habitación de la casa de esa mujer rubia y alta de Sinnoh. Sintió un alivio tremendo al sentirse libre de las cadenas que la anclaban a ese sueño tan delirante. No le dio mucha importancia. Después de todo...los sueños más raros y descabellados son fruto del estrés, del cansancio...cosas así. O así lo quería creer por ahora. Eso sí, el grito de su compañero de región no fue el más grato saludo...¡Doble susto!
-¿Black? ¿Estás bien?
El muchacho se encontraba tirado en el suelo, con la silla del escritorio volcada y unos papeles que volaban por la habitación para irse depositando en el suelo con una danza digna de una pluma ligera. Je...Parece que le había pegado un susto de muerte al pegar ese alarido en sueños...Pobre.
-Oh, Presi...-Se sentó con las piernas cruzadas, rascándose la nuca con una mezcla de dolor y nervios.- Me has asustado. –El castaño sitió la mirada de la chica posarse en los papeles que sin querer, había hecho volar por ahí.- ¿Esto? Estaba adelantando trabajo para "El héroe de la oscuridad y el villano de la luz" mientras descansabas...Espero que no le importe. –Sonrió.
-Claro que no. –Ella le devolvió el cálido gesto. Se llevó una mano a la frente. Sentía una pequeña secuela de ese horrible dolor de cabeza.- ¿Qué me ha pasado? No recuerdo gran cosa...
-Bueno, estábamos de camino a las ruinas cuando te desmayaste sin previo aviso. Emerald y yo te trajimos aquí para que descansaras. Los demás también estaban preocupados por tu estado pero les dije que no había problemas, que nosotros nos encargaríamos. Sé que no te hubiera gustado "molestarles".
-Sí...Me conoces bien, ¿eh? –Sonrió con una gota de sudor frío.- No...no es nada. Solo estaba cansada. –Acto seguido, bajó la mirada, evitando que sus ojos azules se encontraran con los avellana del chico.
-Lo suponía. –Afirmó Black con tono inocente, recogiendo los papeles en los que estaba escrito el guión, las escenas, diálogos...- Pero, ¿De verdad que no se acuerda de nada?
La castaña negó con la cabeza. Era verdad. Solo figuraba en su mente la escena en la que iban caminando por el Pueblo y...nada más, un pedazo en blanco que ahora lo ocupaba ese sueño tan raro...que prefería olvidar cuanto antes. White jugaba con sus dedos, tan fuera de la realidad, que no se dio cuenta que Black había dejado los papeles en la mesa y se había sentado a su lado, con una expresión preocupada y seria. Se alertó. Cuando él dejaba de lado su característico entusiasmo y vivaz carácter...es por qué pensaba que algo no iba bien. Y tenía que hacer algo.
-Hablabas en sueños...parecía que estabas sufriendo. Quise despertarte pero no quería molestar.
-Perdón por haberos preocupado por una tontería así. –Bajó la cabeza, apenada.
-Siempre he dicho que trabaja demasiado. –No había reproche en las palabras del chico. Su sonrisa tranquilizadora y su ánimo bromista lo confirmaba. Un pequeño arco se dibujó en sus labios como muestra de agradecimiento a su apoyo.
-He soñado algo extraño...-White pensaba en voz alta.
La verdad es que eso no le sorprendió. El Campeón de Teselia sospechaba algo. Primero, la actitud tan extraña que había tenido desde que se recuperó del ataque con esa ladrona de Pokedex y ahora...ese desmayo repentino que había desembocado en una terrible pesadilla. Podía calificarla así sin lugar a dudas por el sufrimiento que había mostrado en su rostro, por la momentánea fiebre y por esos "delirios". Le preocupaba la salud de su amiga...y sobre todo quería averiguar por qué se había desmayado de la nada. El cansancio...lo que fuera, necesitaba averiguarlo.
-¿...Extraño? ¿Cómo es de extraño?
-Bueno, al principio todo era oscuro...pero luego fui apareciendo en distintas salas, todas diferentes, con tubos enormes de ensayo y unos tronos altísimos. Todo era surrealista y siniestro.
-Los sueños son así. Raros. –Dijo el castaño y se llevó las manos a la nuca ara después dejarse caer en la cama, con los ojos cerrados. Los sueños no habían llamado nunca su atención.
-Black...¿Y si te digo que vi algo? Si te digo...¿que he visto a la ladrona?
Los ojos de Black se abrieron como si hubiera visto un fantasma. Se levantó lentamente y apoyó los brazos en las rodillas, sin dejar de mirar fijamente a la castaña de ojos azules. Ella le sostenía la mirada decididamente, sin un atisbo de ocultación. Sentía que esa especie de visión, por muy surrealista y poco interés que merecía prestarle, era importante. Quería saber su significado. Quería exprimir al máximo cada detalle. Ahora sí que no se iba a quedar sin saber de dónde procedían esas figuras...
¿Por qué?
Porque...ella ya había tenido esa pesadilla en el bosque, cuando estaba enferma de fiebre. Y lo peor...es que en este sueño había visto más detalles que en el anterior. No sabría decir si buenos o malos pero desde luego, no le daban buena espina.
-¿La has...visto? ¿Y cómo era? –Dijo con preocupación y entusiasmo a la vez. Si todo concordaba...puede que la clave para adelantar un paso a ese criminal estuviera muy cerca. Ambos lo sabían.
-Pues...
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
-Hmmm...¡Adoro el helado!
-Dia, tú "amas" a toda la comida...
-Cierto, qué bien me conoces Pearl. –Dijo alegremente el chico, mientras comía su dulce con gusto. Lo que realmente era cuestionable era...¿¡Cómo narices puede una persona agarrar en una mano siete conos de helado!?
-¡Oye, comparte un poco! –Le reprochó el rubio, cogiendo el suyo. Diamond se rascó la nuca por el despiste y les dio al resto de sus amigos los distintos conos de helado, de diferentes colores y sabores.
-Gracias chico. –Dijo Red con una sonrisa sincera. Cogió su helado de vainilla con sirope de fresa y no tardó en darle un buen bocado. Estaba riquísimo.
-Sí, gracias Diamond. –Le siguió Blue. Agarró una cucharadita y empezó a comer con los ojos brillantes su helado de mora con anís.- ¡Delicioso!
-Pero Blue-san...dijiste que estabas a dieta porque estabas muy...-La castaña le tapó la boca "no muy disimuladamente" a su amiga rubia y sonrió de forma nerviosa, mientras intentaba excusarse.
-Yo estaba...eh...¡Muy contesta! ¡Sí! Es que Yellow es una gran amiga y por eso hago dieta.
-Eso no tiene ningún sentido...
-¡Se supone que eres el despistado, Red! Me refiero a que...a que...soy tan hermosa que ni los dulces me hacen engordar, claro que no, yo no estoy gorda ¡JUM! –Refunfuñaba con las mejillas hinchadas y los ojos cerrados, cargada de razón.
-...
-Mujer ruidosa...
-Esto...
-¿Hermana?
-¿Ajá?
-Acabas de admitir que estás gorda. Y por eso haces dieta.
Algo se debió de romper cerca de dónde estaban el grupito de jóvenes porque oyeron un ruido de cristales rotos y vieron como la cara de la oji-azul estaba tan pálida como el mármol, con la boca abierta como si hubiera visto a un fantasma. Silver se asustó un poco al ver lo que había provocado el simple hecho de ayudar a su hermana a terminar las frases...ups. Yellow intentó animarla con una sonrisa o al menos que reaccionara y no pareciera una estatua de piedra...pero al instante, Blue sacó un pañuelo de su bolsillo y empezó a secarse unas lágrimas invisibles que bajaban por sus mejillas con un aire bastante dramático.
-Mira que decirle eso a una mujer...¡A tu propia hermana! Yo no te creía así, hermanito...Pensaba que me querías...Pero ahora veo que no es así...
-Blue, lo siento, yo no...
-No importa sniff...Ahora ya sé por qué no tienes novia...eres un grosero...sniff sniff
La chica de sombrero blanco y rojo se había montado en menos de cinco minutos su propio show de trágico-comedia improvisada. Silver al principio se creía que iba en serio y se empezó a sentir mal...pero rápidamente su expresión cambió, entornó los ojos y cruzó los brazos, cuando dijo esas cosas. Mira que se le daba bien actuar...El resto miraban la escena sin saber qué decir, pero Yellow nuevamente intentó alegrar a su amiga. Aunque no sabía como iba a acabar la cosa.
-Pero si Blue-san no está...-Carraspeó antes de cometer un craso error.- Quiero decir, que estás muy bien. –Sonrió. Se iba a arrepentir de decir esa palabra.- Como diría Ruby...HERMOSA.
-¡Hey, yo no hago esos gestos!
-Bueeeeno...-Sapphire rodó los ojos, intentando evadir el tema mientras comía a grandes bocados su tarrina de helado de bayas del bosque. El moreno entornó los ojos y señaló al vaso con el codo apoyado en el otro brazo.
-Sapph no es bueno que comas helado tan deprisa...
-No seas delicado, no pasa nad-...¡¡AGHHH!! ¿¿Qué es este dolor en mi cabeza?? ¡QUÉ ALGUIEN ME LO QUITE!
-Te lo dije...-Ruby suspiró e intentó calmar a la conquistadora con algunas caricias en la cabeza. No sabía si funcionaba o no, pero parece que sí, porque la chica se sentó de nuevo en la silla y miraba hacia otro lado. No sabía que estaba pasando, pero el frío polar que había sentido en su cara cinco segundos antes, había sido sustituido por un tibio calor en sus mejillas.
-En fin, tenéis razón...-Blue sonrió, con el pañuelo aún en la cara. Se levantó de la silla como si se tratara de un muelle y apretó un puño a la altura del pecho.- Ningún dulce me puede hacer menos hermosa...¡Viva la comida!
-¡VIVA!
-Dia...quiero decir, Diamond...-Pearl se masajeó el puente de la nariz.
-¿Podemos parecer normales por una vez? Al menos parecer, porque ser...-Green ya se empezaba a sentir incómodo con las miradas furtivas y los murmullos divertidos que intercambiaban las personas que paseaban por los alrededores de la tienda de helados.
-Pero mi amigos también lo son. –La castaña se puso detrás de las sillas de sus tres amigos; Yellow, Red y Green, y les regaló un tierno abrazo por encima de los hombros.- Vosotros sí que sois hermosos.
-Tch...Mujer ruidosa~
-Aww...Green sonrojado :3
-¡Tú también no, Yellow! –El sonrojo del mayor fue en aumento y acabó por cruzarse de brazos y seguir comiendo su helado de menta y chocolate mientras miraba hacia otro lado, concretamente al conjunto de parterres que adornaban la plaza del pueblo.
La sorpresa se transformó en alegría y el ambiente vergonzoso se tornó en una confidencial y divertido gracias a los ecos de las risas de todos. Esos momentos eran los que hacían especiales sus recuerdos. Compartir experiencias con la gente que aprecias es algo que no tiene precio y tampoco se repite...por eso hay que disfrutar cada momento y atesorar bajo llave de oro esos recuerdos tan preciados. Recordar, eso es lo que nos hace humanos. Los recuerdos son un tesoro.
-Mirad, le he guardado un helado de chocolate blanco con dulce de leche a White.- Comentó Platinum, con una sonrisa modesta. En sus manos descansaba una pequeña neverita azul que contenía una tarrina cerrada de helado blanco como la mismísima nieve.
-Qué buena idea Plat. –Crystal le puso una mano en el hombro, intercambiando ese gesto cálido con su compañera.- Seguro que se alegra mucho.
-Sip. Y...¿Qué vamos a hacer ahora? Si ya hemos terminado tendremos que volver a...
-¡Ajajá! ¡Yo tengo una idea! –Exclamó Gold de repente. La pobre Crystal se pegó tal susto que casi tira sin querer la neverita de la heredera de los Bertliz...Suerte que sus reflejos eran su fuerte.
-A ver, ¿De qué se trata? –Preguntó sin mucho interés. Tratándose del azabache, too podía ser, pero de seguro iba a ser otra de sus tonterías o peor aún, algo absurdo.
-He mirado en la guía turística y dice que alquilan patines no muy lejos de esta calle...¿Qué? ¿Os apuntáis?
-Pues...no es tan mala idea. Me gusta patinar.
-¿Veis? Hasta a Silver le gusta.-Afirmó con orgullo, manteniendo los brazos en jarras. (...)- Espera, ¿Dese cuándo te gusta patinar?
-No te incumbe. –Y echó a caminar a paso lento, dándole la espalda al chico.
-¡Yo también quiero probar! –Gritaron al mismo tiempo Red y Sapphire, lanzándose al encuentro de Silver. El oji-plata se dio la vuelta con una media sonrisa preguntó:- ¿Vais a venir? Gold, tú tienes el mapa, guíanos.
-¡Todo un placer capitán! –Gold esbozó su característica sonrisa pícara y con un movimiento del brazo invitó a sus amigos a seguirle hasta la calle de enfrente, dónde alquilaban los patines para darse una vuelta por el centro.
Ahh...la ami-enemistad es una caso singular. Unas veces puedes estar discutiendo por tonterías, tanto, que parecía que esas dos personas se odian...y otras veces están tan unidos como uña y carne. Una amistad a prueba del paso del tiempo. Y esperaba que siguiera así. Aunque no lo quisiera reconocer, se habían acostumbrado a la presencia de los tres. Él mismo; el carácter atrevido que revolucionaba todo a su alrededor. Silver; el temperamento calmado y frío que devolvía el equilibrio a la balanza. Y Crystal; la fuerza que mantenía ese orden con responsabilidad y armonía. Sin duda, no se imaginaba ahora estar sin ellos, ni siquiera un solo año.
Una hora después...
Unas cuantas nubes empezaban a ocultar poco a poco el brillante azul del cielo y una brisa fresquita corría por entre las calles pavimentadas en piedra de Pueblo Caelestis. Según Platinum, quizá era porque iba a llover por la noche; en una de esas tormentas veraniegas que son muy fuertes pero que no duran casi nada. Una lástima, ella quería haber hecho otra de esas famosas acampadas con Sapphire. Pero habría que dejarlo para otro día...jo, esta vez quería aprender a hacer una fogata. Aunque no estuviera muy segura de los métodos de su amiga para ello.
Esperaron sentados en un banco de piedra gris a que regresaran los mayores del grupo; Blue y Green, que habían entrado a una especie de tienda de bicicletas y demás artículos para que pudieran probar eso de patinar un poco. Al rato, regresaron con varios pares de patines de diferentes colores y tallas y les dieron a cada uno el que más les gustaba o les quedaba mejor. Blue, como siempre, con su carácter alegre y Green...como siempre, con su carácter impasible. Aunque de cierta manera...¿Podía notarse un brillo de emoción en sus ojos? Era difícil de determinar. Lo más curioso de todo es que los que más conocían al ojiverde eran Blue y Red. Mayormente, Blue.
-¡Tadaaá! Te quedan genial Yellow. –Afirmó con una sonrisa. Ayudó a la rubia a levantarse del banco y ella se miró los patines de color blanco y amarillo que le había puesto su mejor amiga.
-Grac...-Iba a agradecérselo cuando perdió el equilibrio y casi se cayó al suelo. Repito; CASI. Red la atrapó justo a tiempo, con una media sonrisa preocupada.- Uuff...Gracias, Red-san.
-¿Estás bien?
-No soy de papel, ¿Sabes? –Una ligera risa se escapó de sus labios. El moreno le correspondió con un gesto parecido.
-Bueno, vamos a ir poniéndonos los patines y a aprovechar el tiempo. Dentro de una hora los tenemos que devolver. (Y ya me ha costado muchísimo que nos dejaran tantos pares...) –Asintió decidida la mayor de las chicas, ya con los suyos puestos. Pero una bombillita se encendió en su mente. El momento Blue había llegado y era incontenible...¡A la carga se ha dicho! - Ajá...¿Red? ¿Puedo pedirte un favor?
-¡Claro! ¿Qué es?
-¿Puedes enseñar a Yellow a patinar? Lo haría yo con mucho gusto, pero resulta que Green tampoco sabe...¿No te importa, verdad? –Blue volvió a recurrir al truco de frotarse la nariz para aparentar un tono y una expresión más lastimera y Red...bueno, Red es capaz de todo por sus amigos. O quizá demasiado despistado.
-Por supuesto, no hay problema, ¿Verdad Yellow? (...) ¿Yellow? (...) ¿Eo? –La rubia estaba de vacaciones en Yupilandia y se había olvidado de apagar las luces rojas de Navidad.
-Espera, espera...¿Cómo es que me acabo de enterar de que no sé patinar? –Inquirió el Líder de Gimnasio con el ceño fruncido. Esto le olía a plan de la casamentera Blue en acción. Y mira que le estaban mirando otros hobbies...
-Desde que yo tengo las llaves de tu Gimnasio.- Le guiñó un ojo.
-¿Cuán...? –Rebuscó en el bolsillo dónde las solía guardar pero era inútil. Allí no había nada, estaba completamente vacío.- (Tengo que poner un seguro a esto...) En fin, nos vamos adelantando entonces.
-¡Nos vemos, chicos! –Se despidió con la mano en alto y su característico guiño de ojo.- ¡Frena un poco Greeny~!
-Eso...es normal, ¿no? –Preguntó Ruby no muy convencido y con los ojos entornados.
-¡Pies a la obra, todos a patinar!- Exclamó entusiasmado Gold, tomando la delantera como un rayo.- ¡Apuesto a que no puedes ganarme, Crys! –Le sacó la lengua con una mueca burlona y siguió patinando calle a través.
-Eso ya lo veremos. –La peliazul esbozó una sonrisa retadora y salió disparada en su persecución.
Y así, uno a uno, todos fueron uniéndose a la marcha. Cuando llegaron a una plaza con una gran fuente que representaba la figura de Dialga, se separaron cada uno por un afluente para cubrir más terreno y llegar a visitar todos los lugares que pudieran. Silver decidió hacerse cargo del pequeño Emerald ya que no sabía muy bien como girar ni frenar, mientras que Gold y Crystal siguieron con su carrera. Red y Yellow se habían quedado un poco más atrás del grupo debido a que la rubia estaba un tanto insegura y el par de Hoenn tenía unos cuantos problemas con cierta salvaje...que terminaron como siempre en una discusión absurda. Por su parte, los de Sinnoh iban a su ritmo, disfrutando del aire que acariciaba sus mejillas y hablando de vez en cuando.
-Mira...¿La chica perfecta no sabe patinar? -Una voz conocida sonó a las espaldas de Crystal. Tenía cierto aire de sorna. No hacía falta girarse para ver de quién se trataba, así que se limitó a seguir patinado un poco más lento. Casi se cae en la plaza por intentar aprender demasiado rápido...
-No necesito que te burles de mí. -Cerró los ojos y cambió de rumbo. Lo que menos quería ahora es discutir con Gold.- Y para que lo sepas, no soy perfecta.
-Y yo que creía que la chica súper seria podía hacerlo todo...-El azabache dio una zancada y se deslizó unos pasos por delante de la chica, con los brazos en la nuca.
-Si ya has terminado de burlarte puedes irte. -La peliazul ya estaba harta de su actitud. Unas veces estaba tan alegre, se comportaba como alguien...agradable. Pero otras veces era tan irritante, que ya no sabía que pensar de él...cómo actuar. Se disponía a irse o a darse la vuelta cuando una mano la detuvo en seco por el brazo. Cuando se giró, se encontró con la mirada dorada del joven.
-No quería molestarte, ni mucho menos burlarme...lo siento. -A Gold se le daba realmente mal disculparse; miraba al suelo y no era capaz de levantar la vista de ahí hasta haber finalizado.- Supongo que me he pasado jeje...- ¿Ves? A eso se refería. No sabía como tomar sus acciones.
-No pasa nada...Aunque ahora nos hemos distanciado del resto. -Observó las calles, pero ni rastro de sus amigos.
-La próxima vez no seas tan cabezota y déjame que te enseñe a patinar mejor antes de lanzarte a la carrera...-Gold le dio una muy ligera colleja en la cabeza y después se rascó la nariz, intentando aparentar indiferencia. A veces, la forma en la que pensaba y luego actuaba eran muy diferentes. Era difícil e explicar. No quería mostrarse vulnerable, quizá era eso.
-Aún no es tarde. -La sonrisa de la chica le obligó a rascarse la nuca con algo de vergüenza. Pero la sonrisa volvió pronto a sus labios y tomó la delantera, aún con la muñeca de la chica entre sus manos.
-¡Adelante!
-¡Espera, no tan rápido...! -Sin querer, Crystal pasó sobre un desnivel, perdió el equilibrio y casi cae de bruces al suelo. Por suerte, Gold reaccionó a tiempo y atrapó su otra mano, impidiendo así que se diera un buen golpe.
-¡Buena parada, Gold!- Exclamó Red pasando delante de ellos.
-¡Hola! -Saludó Yellow, siguiendo al chico de la gorra roja.- ¡Nos vemos~! ¡Espera, Red-san! -Y en menos de dos segundos, las espaldas de ambos chicos ya no se veían en la distancia. En cambio, dos sombras carmesíes habían aparecido en las mejillas de ambos chicos, que se separaron como si fuera imanes del mismo polo.
-Ehh...Culpa mía. -Se disculpó el azabache.
-Y mía jeje...Seré buena dando patadas, pero soy un asco patinando. Siento si te molesto.
-Para nada. Ya verás que si te digo lo básico, antes de que devolvamos los patines ya sabrás patinar muy bien. -Sonrió, esta vez, y una de las pocas, con tremenda sinceridad. Crystal se le quedó mirando durante unos segundos, totalmente en blanco o quizás perdida en sus pensamientos. Gold se dió cuenta de esto y se rascó la nuca, con nerviosismo.- ¿V-vamos?
-¡Venga!
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