Una mañana "normal".




Un pelirrojo y un rubio, de menor estatura, iban patinando a paso tranquilo por una de las calles pavimentadas del Pueblo. Estaban cerca del centro así que podían admirar los pintorescos escaparates de amuletos, frutas frescas y algunas tiendas de antigüedades cuyos objetos parecían muy interesantes y polvorientos, pero con cierta carisma alrededor. Silver admiraba con curiosidad el lugar, aunque su expresión no lo demostrará y Emerald estaba encantado con lo rápido que iban sus patines verdes. Si le echabas un poco de imaginación, parecían un padre serio y desinteresado y un hijo hiperactivo que a la mínima se metía en problemas.



Algo captó la atención el rubio y no tardó en acerarse a su compañero y jalarle la camiseta con insistencia.


-¿Qué pasa, Rald?



-Heladooooo...-El pequeño tenía los ojos brillantes. Silver miró hacia la dirección que le señalaba y descubrió un tradicional puesto de helados con sabores de varios colores, cucuruchos en forma de Vanilite ("Un poco siniestro" pensó) y diversos complementos que podías elegir para darle un toque más delicioso. Sí...que colorido...(...) No me interesa, la verdad.


-Pero Emerald, si es una tontería...


-Por faaaaaaaaaaaaaa~ 


-No va a funcionar, ¿Lo sabes, no?


- Puedo seguir así todo el rato, ¿Lo sabes no? -Cinco minutos después su pequeño amigo no se daba por vencido ni tapándole la boca así que no le quedaba más remedio. Su evasiva para salir de ese lugar de colorines chillones había sido un fiasco.


-Tendrás los años porque la actitud...-Entrecerró los ojos, de brazos cruzados. Él le sacó la lengua burlonamente.


-Pues tú me das depresión, jum.


-...Me voy. –Inexpresivo, se dio la vuelta pero antes de que diera tan solo un paso, ya tenía agarrado a una pierna a su amigo de ojos verdosos.


-NUUUUU.


-Pues ya sabes.


-Ok, boca cerrada...-Tras un suspiro del mayor, se dirigieron a la heladería. Uno con más ganas que el otro, claro.- Pero sigues siendo un emo. –Susurró muy bajito, aún un poco molesto por lo que había dicho antes. Pero lo que no sabía era que el de ojos plateados tenía un muy buen oído...y lo había escuchado TODO. La comitiva siguió su avance hacia la tienda, pero intercambiando miradas retadoras.


-¿Qué dijiste?


-Lo que oíste.


-Emerald es un helado, no vale la pena...



-¡No es un simple helado! Puede ser de chocolate con virutitas, de mora con frutas del bosque...¡Oh, oh y mi favorito! El de vainilla y menta con virutas de chocolate...-Se le empezó a caer la baba y Silver lo miró un tanto extrañado sin darse cuenta por dónde iba. Hasta que, inevitablemente, chocó con algo. Mejor dicho, con ALGUIEN. 


Y de frente.


 Auch.


 Los dos lastimados cayeron al suelo, uno a un lado y el otro al lado contrario por la inercia del golpe.


-Ay...


-Agh...¡Mira por dónde vas tonto! –Gritó una voz femenina. Silver no pudo aguantarse esa ofensa.


-¿¡Cómo que tonto!? ¡Pero sí te has chocado tú conmigo!


-¡Has sido tú, reconócelo!


-¡Ni en broma!



El oji-plata no se percató de con quién estaba hablando hasta que abrió los ojos otra vez. La chica que tenía delante se levantó y se sacudió el polvo, aún refunfuñando. Tenía el pelo castaño, con un flequillo corto tapándole parte de la frente y dos coletas que iban hacia los lados como una amiga que él conocía muy bien. Llevaba puesto un mono vaquero de pantalón corto con una camiseta roja y unas calzas blancas hasta la rodilla que remataban en unos zapatos rojos y blancos. Se le hacía extremedamente familiar.



Se disponía a irse, enfadada, cuando se dio cuenta de que le faltaba algo y empezó a buscar con mucha insistencia. Por un momento, hasta parecía que se le había olvidado la discusión. Emerald miró con los hombros encogidos a su amigo y entonces, notó algo a su espalda. Cuando vio que se trataba de un sombrero blanco con un lazo rojo lo relacionó al instante con la muchacha y se levantó. Se sacudió el polvo con cuidado y sin que la chica se diera cuenta, se lo colocó en la cabeza mientras ella permanecía de espaldas buscando. Confusa, se palpó la cabeza y se volteó hacia el chico.



-Creo que es tuyo. Se te debió caer cuando nos chocamos. –Dijo él, con su habitual tono serio.


-O-oh...gracias. –Acertó a contestar la castaña. Se sentía avergonzada por prejuzgar a las personas a la primera de cambio. Después de dudar un poco, una nueva pregunta se escapó de sus labios, tímida.- ¿Entonces ya no crees que me choqué contigo a posta?



-¿Qué? Claro que no. -En la cara del pelirrojo se dibujó una ligera sonrisa. Le parecía una pregunta un tanto rara. Ella infló las mejillas creyendo que se estaba riendo de ella, pero él hizo un gesto de poca importancia para evitar malos entendidos. –Ha sido culpa de los dos. Lo siento. –Se disculpó de manera sincera y le tendió la mano.- Y lo siento por tu helado.


-¿Uh? –La chica, de ojos color miel, miró al suelo. Ya se había olvidado que su helado de dulce de leche había pasado a mejor vida. Se rascó la nuca un poco nerviosa y le restó importancia al asunto con una mano.- Yo también, perdón, no me di cuenta por dónde iba...


-Blah, blah, blah...ya os habéis disculpado, ¿Y mi helado? –Refunfuñó el pequeño, cruzado de brazos.


-Rald...-Susurró el pelirrojo como regañina por meterse en una conversación ajena. Ella se llevó una mano a la boca, sonriendo ligeramente. Esos dos nuevos conocidos eran muy graciosos.


Entonces, tuvo una idea.


-¡Hey! ¿Qué os parece si os invito a un helado? Cómo disculpa. –Sonrió alegremente y el pequeño rubio se debatía entre mostrar la gran emoción que sentía en ese momento...o morir de la cursilería. Uhm...mejor la primera, quería sobrevivir al menos hasta zamparse su preciado helado.


-No, no, en serio,no es necesario...-Silver movía las manos insistentemente mientras Emerald le lanzaba una mirada asesina. SU helado estaba en peligro.


-Caro que sí. –Insistió.- Así de paso recupero el mío ¿no?


-Ahm...bueno, está bien.



Se había quedado sin opciones así que no le quedaba otra que aceptar. Regresó a su actitud de siempre y se dirigieron todos juntos a la heladería. La chica, de la cuál aún no sabían su nombre, se pidió el mismo helado que había "muerto" hace cinco minutos y pidió para los dos chicos sus helados favoritos, uno de vainilla con menta y chocolate para el pequeño rubio malhumorado pero tierno y otro de chocolate sencillo para el chico serio y no muy hablador. Caminaron un poco mientras se iban comiendo sus postres, de todas formas, su compañía le parecía agradable. Extraña y peculiar, pero agradable.



-¿Veis? Todo se arregla con un helado. –Dijo Emerald la mar de contento y lleno de razón.



-¿Seguro que Diamond no ha intercambiado su cerebro con el tuyo? Esto se me hace cada vez más raro. –Sonrió un poco y su nueva "amiga" los imitó. Sí que eran peculiares, sí. En esos pensamientos estaba, cuando el pelirrojo se dirigió a ella. –Oye ... ¿Y tú no conocerás a ninguna Crystal? Es una amiga que se parece mucho a ti...



-¿Ah, sí? Pues...-Un sonido proveniente de su muñeca la interrumpió en seco. Miró la pantalla y su actitud cambió de repente a una muy apresurada.- A-ah...¡Lo siento! Tengo que irme, llego tarde a un sitio...¡Como siempre! –Echó a correr calle abajo la mar de nerviosa y justo en ese preciso momento Silver se acordó de que no sabían su nombre...qué torpes.



-¡Adiós ...! Ehh...-Se quedó pensativo un segundo si saber qué decir exactamente.


-¡Lyra, un placer conoceros, hasta pronto! –Se despidió corriendo hacia atrás con una sonrisa apresurada pero sin perder la típica alegría. Al girarse, casi choca con una señora mayor que pasaba por ahí, pero supo esquivarlo a tiempo y siguió corriendo con increíble agilidad. Que chicas más rara...


-V-vaya, qué situación más extraña...-Bajó lentamente la mano que había utilizado para despedir a la castaña.


-Esto me huele a amor, te lo digo yo. –Soltó de repente el pequeño, mientras lamía su helado.


-¡EMERALD! –Se sonrojó un poco.- ¡La acabamos de conocer! Además, es muy molesta...-Desvió la mirada y refunfuñó de lado. Después, volvió a mirar a su compañero con su característica seriedad impasible.- Además, tú solo la quieres porque te ha comprado helado.


-¡No es...! ¡Oye, pues al menos es más simpática, Don Hielo!


- Pues no vayas emparejándome con la primera que veas. –Se cruzó de brazos.- Qué fastidio...me recuerdas a mi hermana.


-Conozco esa mirada, así empiezan las cosas.


-¿Podemos cambiar de tema? -El pelirrojo rodó los ojos.


-Paso el 80% del día con un par de tortolitos que no paran de discutir, dicen que se odian, después coquetean y mira como están ahora..., ¿Crees que me engañas? (...) ¡Eh! –Sin darse cuenta Silver ya estaba a varios metros lejos de él y fue corriendo para alcanzarle.- ¡Oye, pero no me dejes hablando solo!


-Se te veía emocionado, me daba penita.


-Sí claro...


Mientras tanto, cerca de allí...



-Pearl...nos está mirando la gente...-Susurró un moreno tímidamente.


-Me da igual, esto no se puede quedar así ¡Es una gran ofensa! –No paraba de refunfuñar. El rubio empezó a hacer aspavientos con los brazos y Platinum se preguntaba cómo era posible que con tanta rapidez y atropello no se hubiera resbalado en sus patines anaranjados.


-Pero no lo entiendo...-La chica se llevó un dedo a la boca, con la mirada baja y pensativa.- Solo ha sido...


-Psst...señorita...-Diamond le pidió que se callara pero ya era demasiado tarde, la fibra sensible de su amigo hiperactivo había sido gravemente dañada.


-¿¡Solo!? –Se paró en seco delante de ambos.- ¡Ese niño se ha burlado de nuestro acto doble! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? –De un momento a otro, Pearl tenía agarrado por los hombros a su amigo y lo zarandeaba ligeramente mientras se comía un donut.


-Ehh...jeje~ -Lo único que recibió fue una tierna sonrisilla inocente mientras seguía comiendo. El chico de ojos como el diamante le ofreció otro donut a un Starly que se había posado cerca con su habitual entusiasmo para hacer nuevos amigos, dejando al rubio con los brazos caídos y mirándolo con los ojos entornados. Debería de haberlo sabido...


-Solo le importa la comida...


-No digas eso. Tiene el mismo aprecio hacia vuestros chistes que a la comida. Solo que lo demuestra de otra manera diferente a la tuya...-Sonrió Platinum.- Después de todo, es algo que los dos compartís desde hace mucho. Eso ya tiene valor de por sí.


-Sí...supongo que a veces me dejo llevar...un pelin. –Mantuvo los hombros encogidos con una sonrisa nerviosa y se rasco la nuca. Acto seguido, su actitud alegre volvió a salir a la luz y colocó los brazos en jarras.- Hey, veo que conoces bastante bien a Dia ¿eh?


-Síp. –Volvió a sonreír ligeramente, con un cierto matiz de añoranza y buenos recuerdos en esa curva que formaban sus labios. –Supongo que ese es el sentimiento que transmite: Empatía. Una gran empatía.



Sus ojos aplatinados fueron a posarse en la situación en la que estaba ahora mismo el sujeto de su conversación. Diamond, el más comilón y enfatizador de todos ellos, estaba rodeado de pequeños Starly y algunos Staravia. A pesar de haber muchos "nuevos amigos" el moreno se mantenía sonriente, con esa característica mirada cansada y profunda, y trataba de darles a todos su debida porción de aperitivos y dulces que los Pokemon aceptaban con mucho gusto. Dos Starly se le posaron en la cabeza, ese día sin su habitual gorra, causando las risas del chico y de su fiel Munchlax.



Pearl también sonrió al ver la escena y miró con sinceridad a la morena. Quizás en esa mirada había comprensión, pero también algo de resignación. Palabra que nuestro hiperactivo Holder nunca había esperado pensar, ni siquiera, ejecutar.


-¿Y algo más no?


-¿Uh, a qué te refieres? –Preguntó confusa.


-Ya sabes a lo que me refiero. –Mantuvo su sonrisa y se metió las manos a los bolsillos de su pantalón gris, tranquilo.- Después de todo, yo también os conozco bastante bien.- Rió un poco.


-Sigo sin entender...¿Nos?


Pero la pregunta no recibió respuesta, fue interrumpida por otro hecho que estaba pasando justo al lado.


-Ehh...¿Chicos? Creo que necesito un poco de ayuda.



Cuando quisieron darse la vuelta, se percataron de la situación de su comilón amigo. El pobre estaba rodeado de Pokemon voladores que reclamaban más dulces, pero ya no podía ser porque se habían ACABADO. Eso sí que era rarísimo en la mochila sin fondo de Diamond. No sé veía nada más que un pequeño pedazo de su pelo negro entre tanto pájaro y Platinum y Pearl tuvieron que acudir al instante en su ayuda para espantarlos antes de que acabara sepultado por ser amable o peor aún: que se lo llevaran en calidad de rescate. Ok...eso ya era un poco más siniestro.



Una vez libre, suspiró, quejándose de que no volvería a picar nada más hasta que llegaran otra vez a la casa de la señora Cinthya. Platinum sonrió ligeramente ante la actitud risueña del chico y Pearl le ayudó a quitarse todas las plumas de encima. Después, Diamond comprobó que todo estaba en orden dentro de su mochila de color amarillo con detalles negros y blancos de Pokeballs, pero se llevó las uñas a la boca, nervioso, cuando comprobó que faltaba una de las hojas del cuaderno que utilizaban para escribir ideas para los manzais. Debió de haberla cogido algún Staravia o Starly mientras les daba algo de picar...



-Pearl, tenemos un problema...


-¿Eh?



-He perdido esa hoja que tanto nos costó en escribir ayer...debió de habérseme caído mientras ahuyentabais a los Starly...Lo siento. 


Diamond se mostró dudoso al principio. Sabía perfectamente que perder uno de los ensayos de ese libro significaba una gran regañina o enfado por parte de su amigo de la infancia ya que era algo muy importante para él...para los dos, pero él a veces era demasiado torpe. Esta vez estaba seguro de que no sería la excepción, así que se encogió de hombros esperando un regaño...


Que no llegó.


A cambio, notó una mano ajena apoyada en su hombro derecho y levantó la mirada para encontrarse con los brillantes orbes ámbar de Pearl. No estaba enfadado. Al contrario, estaba...¿Sonriendo? Ahora mismo, no entendía nada. O era un sueño, o esto era demasiado extraño.


-No te preocupes Dia...quiero decir, Diamond. –Apartó su mano y levantó el puño a la altura de su hombro.- Un accidente lo puede tener cualquiera. Siento si me enfado a menudo por tonterías. No importa, porque ¿Podemos improvisar, verdad?


-Je...¡Claro! 



Ambos amigos chocaron las palmas de las manos, haciendo las paces entre ellos de esa forma tan particular suya. Platinum se alegraba mucho de haberlos conocido. De que una casualidad dibujará sus caminos, los separara, pero los volviera a unir de nuevo. Entendía por qué Pearl le había dicho eso. Normalmente a él no le gustaba improvisar, sino que era más de organizarlo todo previamente, pero las actuaciones de Diamond siempre eran algo salido al último segundo, algo que le decía su corazón que hiciera y así lo ejecutaba. Era una espontaneidad que complementaban los dos. El rubio había aprendido de sus errores en el pasado, cuando la amistad con su mejor amigo estuvo a punto de desaparecer y ya nunca se volvería a repetir. De eso se iba a encargar ella. Ellos tres siempre estarían juntos. Pasase lo que pasase.



O al menos...eso esperaba y deseaba desde lo más hondo de su corazón. Antes de piedra, y ahora de algodón gracias a aquellos dos chicos...qué irónico, ¿no?



-¡EH! ¡Ese es el chico de antes! –El bonito final quedó destrozado por la aparición del anterior muchacho que se había reído mientras practicaban su manzai en la plaza de la fuente central y por Pearl, que salió a toda velocidad en su persecución bajo la atónita mirada de sus amigos y la de algunas personas que pasaban por el lugar. -¡Detente, ahora mismo vas a explicarme por qué te has reído antes!



-¡¡AYUDAAAAA!!



-¡Pero Pearl, reírse es lo que se supone que tienen que hacer lo espectadores! –Chilló Diamond con las manos a modo de megáfono, pero la cabellera dorada del muchacho ya se había perdido detrás de una esquina de una casa de piedra con balcones llenos de parterres de flores de colores. Pero Platinum se le acercó y le susurró algo al oído. Su cara cambió a una de sorpresa y luego a otra seria.- Ups...no sabía que en realidad se había reído de la forma de su pelo...


-¿Le ayudamos? Me da un poco de pena...


-Nah~ Yo lo dejaría así, Pearl sabe cómo regañar. –Rió ligeramente el moreno.


-Yo no pienso ser cómplice del homicidio, ya os aviso. –Continuó con la broma y la risa se contagió a los dos jóvenes.


-Ah, señorita, me gustaría darle algo...-Diamond rebuscó en uno de sus bolsillos con mucho interés.


-¿Algo? ¿Por?



-Adelantado por su cumpleaños. -Sonrió de oreja a oreja, depositando en la mano de la muchacha un colgante con un lirio de cristal transparente como el agua pura. La cara de la heredera de los Bertliz en ese momento era para fotografiar y enmarcar, estaba realmente sorprendida y no sabía como reaccionar. –Lo he hecho yo, Wig y Lax me ayudaron con la arena y eso...Sé que no es mucho pero...quería agradecerle por todo con algo especial. Además, dijo que su sueño siempre había sido recibir un regalo de corazón por su cumpleaños asi que...¡Ahora todos sus regalos serán así~!



-Dia...Muchísimas gracias. Es perfecto. –Los dos se fundieron en un cálido y agradecido abrazo. El oji-azul estaba algo nervioso, pero correspondió porque sabía que era algo importante para su amiga. Y se alegraba un montón de que algo tan pequeño, tuviera tanto valor para ella. Alguien que podía tener algo mejor sin duda...



Pero ella ya había dejado eso atrás. Esas cadenas no volverían a atarla a una realidad codiciosa, sin confianza ni amistad. Nunca más. Y ese regalo...le había llegado mucho. A simple vista, algo hecho a mano carecía del valor material, pero contenía un recuerdo, un sentimiento, algo que no se puede cambiar ni se puede deteriorar con el tiempo. Es una de las cosas que había aprendido de Diamond...¡Oh, y por supuesto a no rendirse nunca por parte de Pearl jaja!



Era un hecho, les debía muchas cosas.


-¡CUIDADO, APARTAOS, APARTAOS!


-¿Eh? ¡AHH! –Una sombra negra y amarilla paso a toda velocidad muy cerca de ellos y casi los tira al suelo. Acto seguido, la silueta se giró hacia ellos, con un característico flequillo azabache al viento y unos penetrantes ojos dorados que parecían...¿Asustados?



-¡Lo siento compañeros, pero el gran Gold no se puede quedar! ¡BYE! –Y siguió su desesperada carrera sin ni siquiera parar a coger aire. Los dos chicos de Sinnoh se miraron a los ojos y se encogieron de hombros. Ni maldita idea de lo que acababa de pasar...pero la explicación no tardó mucho en llegar. Mejor dicho, en pasar a escasos milímetros de sus narices como un rayo.



-¡GOLD! ¡Vuelve aquí ahora mismo! ¿¡Cómo se te ocurre montarte en el patinete de un niño pequeño!?


Seh...cómo no, era Crystal. NUESTRA Crys.


-¡No lo rompí a posta, lo prometo! ¡Solo quería enseñarle a patinar bien! –Se excusó el susodicho, agarrándose con una mano la gorra amarillenta para que no saliera volando con el ritmo de la velocidad que llevaba.


-¡Eso no es excusa!


-¡Pero es verdad! ¡Ay, mamita, yo solo quería ayudar!



Y así, la curiosa pareja se perdió detrás de la mima esquina dónde, momentos antes, había desaparecido su amigo de ojos anaranjados. Hablando del Rey de Almia, el rubio casi se choca con Gold y después con Crystal, pero fue más ágil y pudo agazaparse a una farola como un relámpago. Platinum y Diamond se reunieron con él, con las mismas caras entre divertidas y confusas por las extrañas escenas que estaban acostumbrados a ver en el peculiar grupo del que formaban parte.



Mirando el lado positivo...no se aburrirían nunca. Eso estaba claro.



En otra parte de Pueblo Caelestis, no muy lejos de la Plaza Principal...



Una pareja de castaños charlaba animadamente mientras paseaba patinando cerca de las Ruinas que albergaba el pueblo. Aunque no podían acercarse por ciertas razones, les bastaba con verlas desde un pequeño mirador de madera. Hacía poco que los dos se habían "acostumbrado" a cogerse de la mano de vez en cuando a pesar de que al de ojos verdes como el más puro bosque no le terminara de acomodar su cercanía y el tacto de su mano. Era extraño, se sentía muy bien estando a su lado, pero por otra parte, se notaba incómodo y avergonzado. Era cuestión de tiempo. Estando cerca de Blue, Green se sentía diferente, más alegre y ligero y también, más responsable de lo que su loca compañera hiciera.



-Así que es así como entras a mi Gimnasio cuando no estoy...Nunca lo habría pensado...-Se llevó una mano a la barbilla, pensativo.


-Claro, de eso se trata. –Sonrió ampliamente.


-Espera, aquí algo falla...¿Sabes que voy a tapar esa entrada, no? –Entornó los ojos, analizando los movimientos de la chica. Ella se adelantó unos pasos, se giró hacia él y le guiñó un ojo, con esa típica sonrisa traviesa suya.


-No te lo habría contado si no tuviera más secretos jojojo~


-¿Hay más? ¿Y cómo es que lo sabes? –Los orbes verdes del castaño se abrieron de par en par. En sus labios se podía leer perfectamente, "¿Pero bueno, cuantas entradas secretas le puso Giovanni al Gimnasio?" Blue rió ante su reacción.


-Un mago no revela sus secretos, querido. De todas formas...-Fingió pensar la cuestión durante unos segundos, pero su sonrisa volvió a iluminar su cara.- Nah...No te lo voy a decir.


-Tan predecible...-Gren se cruzó de brazos, con una muy ligera sonrisa de lado.- Anda vamos. –El más alto echó a patinar a paso lento delante de la chica, con las manos en los bolsillos.


-¡Hey! ¡Pero podemos negociarlo! –Green se aró un instante para que Blue le diera alcance, con un mínimo de interés.- ¿Qué tal por...1000 pokeyenes?


-Tentadora oferta, pero paso. –Siguió caminando y la oji-azul tuvo que darse prisa para volver a estar a su ritmo.


-Eso no es justo. –Refunfuñó con las mejillas hinchadas y los brazos cruzados. Una de las pulseras azules que tenía en la muñeca derecha tintineó a causa del brusco movimiento.



Sin que ninguno de los dos se lo esperara, a castaña sintió un contacto cálido en sus labios y, como acto, reflejo, abrió mucho sus profundos ojos azules y todo su cuerpo se paralizó, estático. Pero terminó por corresponder al cariñoso gesto de la misma forma, aunque su sorpresa en aquel preciso instante fuese mayúscula como una catedral. Normalmente era ella la que iniciaba esas situaciones para molestarlo y ver su cara roja después. Pero que esta vez fuera el oji-verde el que empezaba ese beso la había pillado totalmente de sorpresa. Después de un rato, se separaron. Blue aún seguía un poco descolocada, pero feliz en cierta forma.



-Se supone que eso lo hago yo.- Refunfuñó con las mejillas ligeramente hinchadas y rojas. Green rió un poco. Ver a Bue, siempre tan confiada y segura de sí misma en ese estado de indecisión y timidez era algo que no se veía todos los días. Y se sentía afortunado de ser uno de los pocos en experimentarlo.


-Ya era hora de que me vengara. –Le picó la nariz.- Y ahora que sé que te molesta lo haré más veces, tenlo por seguro. –Inquirió seriamente.


-Mala persona...


-Yo no entró a hurtadillas a lugares ajenos para asustar a sus residentes.



-Y yo no voy a ser la que recoja tus lágrimas cuando el señor Líder de Gimnasio pierda contra la Gran Blue en una carrera de patinaje.- Le sacó la lengua, burlona y se despidió con un gesto alegre mientras cogía carrerilla a través de la callejuela dejando al "Señor Líder de Gimnasio" totalmente patidifuso.


-Ja...Nunca cambiará. –Sonrió y echó a patinar a toda velocidad detrás de la castaña de sombrero blanco.



Pero no a todos les iba tan bien. Cierto coordinador, alrededor de la Plaza Principal, las estaba pasando bastante canutas al intentar enseñar a patinar a su chica de ojos zafiro, alías, la muy conocida buscadora en Hoenn. Habían pasado ya 40 minutos desde que Blue alquiló los patines y Sapphire no había conseguido dominar ni siquiera la marcha lenta y en línea recta. Se les estaba acabando el tiempo y eso no ayudaba mucho, la verdad. Pero Ruby no solo había aprendido cosas "buenas" de la castaña, como a no juzgar un libro por su portada, sino también...a ser testarudo. 



MUY cabezota.



-Yo me rindo. –Dijo la joven tras un profundo soplido y se sentó en la repisa de la fuente de piedra, con las manos en la barbilla y sus orbes azules mirando al suelo, concretamente, a sus patines de color azul marino. Los empezaba a odiar mucho. Encima, se sentía como una molesta carga para su compañero. - Esto es imposible, nunca aprenderé. Es demasiado complicado, siempre seré...


-¿Una salvaje? Sí, es cierto.



El oji-rubí apoyó su espalda en el árbol más cercano, con una sonrisa de lado. Sapphire no tardó en apretar los puños mientras su enfado iba creciendo poco a poco. Se podía notar en cómo cerraba los ojos con fuerza e intentaba contener lo que era inevitable que escapara en cualquier momento. Era normal, a ella no le gustaba que la llamasen por ese mote. Le molestaba.


-Ruby...


-¿Pero sabes qué? Salvaje o no, todos tenemos nuestro retos...-La miró fijamente. Descruzó los brazos y se acercó a la castaña para tenderle una mano y animarla a volverlo a intentar.- Y este es tuyo. Un reto que puedes ganar. Venga, yo te ayudo, aún queda tiempo y aún así, podemos practicar otro día...¿Trato?


-Pero...no has disfrutado nada del paseo en patín por mi culpa...


-No digas eso, ayudar nunca es malo. –Hizo una pequeña pausa que aprovechó para colocarse mejor su característico gorro blanco con una pose un poco presumida. Pero eso ya era algo habitual en él. - Y de paso me puedo lucir con mis dotes para la enseñanza del patinaje~


-Si eso era un ánimo yo soy una princesa...-Sapphire entornó los ojos, con una gota transparente resbalando por su frente. Ruby se dio cuenta de que se estaba desviando del tema y decidió volver a encauzar en el problema que atormentaba a la chica.


-Ok, ok, me pasé...Pero, volviendo al tema, ¿La gran Sapphire, que ha conquistado toda la región de Hoeen y todos sus gimnasios...se va a rendir ahora por unos míseros patines?


-¿Y eso a qué viene?


-Tú ya me entiendes.


-Pues realmente n-...



Algo hizo click dentro de la mente de la oji-azul. No la estaba provocando para enzarzarse en otra de sus típicas y absurdas peleas. Tampoco se estaba elogiando a sí mismo de manera secundaria. No. La estaba animando. A su muy particular manera, pero lo estaba intentando. Trataba de traer de vuelta su determinación y entusiasmo sacando a la luz la palabra que mejor la definía,: reto. Y tenía razón. No debía de rendirse tan fácilmente por una cosa tan pequeña como eran esos malditos patines. Y le estaba intentando decir con unas pocas palabras, que aunque no pudiera ser la mejor patinadora, siempre sería la mejor en otras cosas. Si había logrado escalar el Monte Pirico ella sola...¡No se rendiría para aprender a patinar, no señor!



-Entonces...¿De verdad te rindes? –Sonrió complaciente e insistió en ayudarla a levantarse del peldaño de la fuente en forma de Dratini y Dragonair.


-Eso NUNCA. –Sonrío con ese par de graciosos colmillos que la distinguían y cogió con decisión su mano.


-Pues vamos, aún queda un buen trecho.



Ruby inspeccionó el lugar en busca de un buen sitio para mejorar sus habilidades. Los dos pasaron diez minutos practicando en la plaza y en llano. La técnica de la chica mejoró un poco, tal vez por esa inyección de determinación y un poco de su propia cabezonería que la empujaban a no rendirse hasta conseguir su objetivo. Después de eso, Sapphire se encontraba mucho más animada y confiada, aunque aún estaba lejos de dominar como Ruby los patines. Buscando un nuevo nivel de dificultad, los ojos de la castaña se toparon con una pequeña rampa que conectaba la plaza con otra más pequeña que tenía un mirador con una barandilla de madera pintada de blanco.



Enseguida, captó la atención de su compañero de prácticas y le pidió que fueran a ese mirador. Ella siempre había sido fanática de las hermosas vistas y presentía que desde allí, verían un extenso paisaje cubierto de niebla y a lo lejos, la gran cumbre del Monte Corona, tan imponente como su nombre indicaba. Ruby al principio se negaba a pasar por esa rampa dado que era peligroso, pero no podía negarse a la insistencia de su compañera. A veces parecía una niña pequeña de verdad, con esa emoción desbordante por ver cosas nuevas. Pero no se quejaba, ese hecho era adorable en ella. El coordinador cerró los ojos, con el dedo índice en alto como advertencia.



-Bueno...está bien. Pero no me hago responsable si no sabes...


-¿Ehh...Ruby? –Le interrumpió.- ¿Cómo paro esta cosa?


-¿Ah? ¿Qué como paras e-...? ¿¡Sapphire!? –Abrió los ojos de golpe y comprobó que la buscadora no había esperado ni cinco segundos a que terminara de hablar y se había lanzado cuesta abajo sin haber aprendido antes a...- ¡¡Pero frena, frena!!

Sin pensarlo dos veces, salió en su persecución. Esto iba a salir mal. Muy mal.


-¡No me has enseñado a frenar, pedazo de merluzo!


-¡Te has ido antes!


-¡Presumido olvidadizo!


-¡Salvaje sin modales!


¡No estamos en situación de pelear! ¡Frena esta cosa!


-¡Pero si empezaste tú! –El moreno dio una gran zancada para coger más velocidad y así poder alcanzar a la castaña. Sus dedos casi rozaban su camiseta de color blanco con detalles azules pero de repente...¡Ya no estaba en frente suyo! ¡Había desaparecido como por arte de magia! - ¿Qué...narices? –Se miró la mano, extremadamente confuso.


-¡Ruby, CUIDADO! –Escuchó a sus espaldas y se giró por acto reflejo. Sapphire, al ver que no iba a frenar antes de estamparse con alguna cosa, se aferró como un Pokemon salvaje a una farola de una esquina de la calle, sin tocar suelo y él...Oh no...


- ¡ME LA VOY A PEGAR! ¡EN LA CARA NO, NO EN LA CARA NO!


-¡Frena Ruby, frena! –Gritó desde su posición.


-¡Cierto! –El muchacho bajó los talones para frenar con los frenos de goma de sus patines rojizos, haciendo mucho esfuerzo por disminuir al menos un poco su velocidad pero...¡Los frenos saltaron por los aires! Genial, se habían quemado. "Vaya birria de patines..."- ¡Se han roto!


-¡Espera que ya voy!


-¡NO, quedát-!



¡PUM!


.

.

.


No hizo falta terminar la frase. Cuando se quiso dar cuenta, la oji-zafiro ya se había soltado de su preciado refugio faroril y sin percatarse de que ella tampoco sabía frenar (ni siquiera sabía dónde estaban los frenos) se había lanzado a ayudarle. Pero no sirvió de mucho. Los dos acabaron estampándose con otras dos personas que pasaban por ahí, sin poder remediarlo. El golpetazo seria doloroso hasta para quién no lo había experimentado. De la inercia, las dos parejas cayeron al suelo, unos encima de otros como una enorme madeja de hilos desordenados y destartalados. Pero sobretodo adoloridos. La otra pareja no lo había visto venir.



Sapphire se acomodó sentada con algo de dificultad, frotándose la cabeza con insistencia. Menudo golpe que se había llevado...Gruñó ligeramente y abrió los ojos poco a poco, sintiendo que una de sus piernas era aplastada por un peso ajeno. Escuchó gruñidos de dolor cerca suyo y dirigió su mirada a ese punto.



-¿¿Yellow-senpai?? –Ruby la miró molesto por tal chillido y empezó a regañarla por ser tan imprudente. Pero se dio cuenta de que no estaban solos cuando algo debajo de él se empezó a mover.


-¿¿Red-senpai??


-¿Te puedes quitar de encima,por favor? Me estoy asfixiando...-Sonrió nervioso, con la cara pegada al suelo.



En efecto, la pareja con la que antes habían chocado no eran otros que sus amigos Red y Yellow. No habían visto venir esa inesperada visita suya y mucho menos esquivarla, así que habían acabado en una situación bastante incómoda. Ruby había aplastado al pobre Red y Yellow había caído encima de las piernas de su kouhai amante de la naturaleza. Vaya lío que habían montado en un momento...La rubia se frotó la espalda, dónde había recibido el impacto, pero sonrió momentos después para no preocupar a su amiga. Ésta, la ayudó a levantarse con un empujón cuidadoso mientras Ruby hacia lo propio con el Campeón de Kanto.



-Lo siento mucho...-Se disculpó la chica de la pañoleta azul, picándose los dos dedos índices, avergonzada.


-Sí, yo también jeje...Bajar por una cuesta fue mala idea. MUY mala. –Susurró esto último echando un vistazo de reojo a la parte de atrás de sus patines. Estaba destrozada. Al menos, esperaba que Blue-senpai no se diera cuenta o iba listo.


-No pasa nada...creo. –Sonrió Yellow.- Estamos de una pieza.


-Bueno, mi espalda no dice lo mismo. –Se quejó Red, estirando los brazos para comprobar que esa zona no estaba maltrecha.- Pero estamos bien ¿Y vosotros? Ese golpetazo podría haber sido mucho peor.


-No es nada para mí. –Presumió Sapphire, dándose un par de golpes en el pecho.


-Yo necesito un médico...


-Pero si has caído encima de Red. –Observó ella, inexpresiva.



-Pero la mayor parte del golpe me la he dado yo. -Refunfuñó con los brazos cruzados. Yellow y Red miraban la escena con expresiones atónitas y sonrisas nerviosas, posando sus miradas en la chica, después en el chico y así sucesivamente, como si se tratara de un acalorado partido de vóley en la final de un campeonato. El mayor del grupo levantó la mano para intentar detener la inminente discusión del par...pero era prácticamente inútil.



-Tampoco ha sido tan grave.


-Encima que he ido a ayudarte...-Hinchó las mejillas en un puchero fingido.


-Esto...¿Chicos~? ¿Podríamos...?


-¿QUÉ?


-Oh, Arceus...-Red retrocedió un paso ante la respuesta tan espontánea de la curiosa pareja y se ocultó detrás de la rubia. Yellow negó con la cabeza y se masajeó el puente de la nariz para serenarse.



-Deberíamos buscar a Blue-san y Green-san, me dijo que estarían por aquí...Podemos charlar mientras tanto, ¿Qué os parece? –Sonrió tiernamente para calmar los ánimos en general. Todos asintieron y Ruby y Sapphire hicieron "las paces" supuestamente. Después de todo aquel problema, habían sacado algo bueno...¡Sapphire ya sabía patinar! Y frenar...Menos mal. El oji-rubí no soportaría otra quedada como aquella...mejor dicho su su esalda NO lo soportaría.



-Entonces, ¿Esperamos aquí?



-Uhm...¿Yellow? ¿No serán esos de ahí...?-Preguntó la castaña con una mano a modo de visera, observando en dirección norte. Cuando captó la atención de sus compañeros, señaló a uno de los árboles que tenía el jardín de esa pequeña plaza. Su desarrollada visión hizo gala de aparición, sin dudas, el gorro blanco de Blue y el pelo de Green eran inconfundibles.


-¿Qué narices hacen subidos a un árbol? –Comentó Ruby, extrañado.


-Hombre, se está a gustito, si me lo permiten decir.


-Coincido. Para hecharse una siesta es perfecto...-Dijo Yellow, agudizando la vista para poder confirmar que esos fueran en verdad sus amigos. Sin duda, era ellos.- Pero esto es muy raro...


-¡Vamos a preguntar! –Exclamó alegremente Red y el grupo se acercó tranquilamente al jardín y se colocaron debajo del árbol.- ¡Blue, Green!


-¡¡¡WAAAAHHHH!!!


-¡NOS HA PILLADO LA POLICÍA, CORRE!


-¡YO NO HE HECHO NADA!


-¡ERES CÓMPLICE ASÍ QUE TE CALLAS!


-¿Y ESO DESDE CUANDO?


-¡DESDE AHORA!


-Ehh...Chicos, ¿Qué ha pasado? –Preguntó la rubia inocentemente, con una sonrisilla nerviosa y una gota de sudor frío resbalando por debajo de su flequillo dorado.- Solo queríamos...


-¡NO ME SACARÉIS INFORMACIÓN! ¡NUNCA!


-Blue, no es la policía...-Green se dio cuenta que eran sus amigos los que estaban debajo de ellos y que no había ni rastro de la "supuesta policía". Bajó de un salto de a rama del árbol dónde habían estado escondidos durante un rato e intentó hacer bajar a la castaña de ojos azules...


-¡NUNCA!


No, no había manera.



~NOTA: Siento mucho la tardanza >-< Tuve muchas cosas que hacer, exámenes, problemas...que me impidieron escribir con normalidad. Ahora que ya tengo más tiempo libre me puse las pilas para engancharme de nuevo a la historia. Si notan algo raro, como un pequeño cambio en las personalidades de algunos Holders...es porque hace bastante tiempo que no escribo ^^u Pero para compensar la espera, aquí tienen dos capítulos en uno :) Sé que no aportan mucho a la historia...pero lo gordo está por llegar.~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top