Sustos en la Mansión.




Ya más aliviados, observaron las nubes que cada vez se oscurecían más. Un escalofrío recorrió la espalda de más de uno cuando el ruido de un trueno se extendió por el lugar. El posterior relámpago iluminó las muchas ventanas del antiguo edificio que si ya de por sí daba repelús, bajo la tensión del ambiente tormentoso era bastante escalofriante. Los comentarios de Platinum acerca de los centenares de "accidentes" de los que había leído no ayudaban en absoluto.



-¿Seguro que no hay otro lugar...asequible? –Se quejó Ruby pasando el dedo por los cristales de la ventanilla de la puerta. Asqueado, terminó por sacudirse las manos para eliminar todo rastro de polvo.


-Prefiero una cueva. Es más...menos...ugh, este sitio me pone el pelo de punta.


-Por una vez estamos de acuerdo en algo.-Se cruzó de brazos.



-A mí tampoco me gusta pero en fin, mejor es que nada ¿no? –White intentó sonreír, aunque no muy convencida. Por alguna razón, ese lugar le recordaba al palacio del Equipo Plasma y lo que sucedió dos años atrás. Las heridas de la tristeza aún estaban recientes.



-Je...Tranquila, es solo hasta que se pase la tormenta.- Como si le hubiera leído la mente el castaño de gorra le puso una mano en el hombro, apoyándola. A él también se le hacía difícil olvidar eso.


-Gracias.


-Vaya, vaya, vaya...¿Qué tenemos aquí? Parece de oro, tal vez venir aquí sirva de algo jeje...-Blue cazó con su mirada el pomo reluciente de la puerta y se frotó las manos con una sonrisa maliciosa.



-No creo que sea buena idea...


-Yellow tiene razón. Además, creía que ya habías dejado tus hábitos cleptómanos.


-¡No son hábitos cleptómanos! Qué manía...-Refunfuñó, sin desistir en su intento de arrancar el objeto por la fuerza, aunque sin mucho éxito.- Se llama "coger prestado lo que nadie va a utilizar" En todo caso estaría ayudando a limpiar.- Sonrió satisfecha, tirando más fuerte del pomo, sin hacer caso a sus dos amigos.



-Yo que tú no lo haría.


Lo inevitable sucedió. En un arranque, la castaña tiró tan fuerte que la puerta se abrió de golpe y cayó de espaldas al suelo dándose un buen golpetazo. Red y Yellow guiñaron un ojo con una expresión de dolor mientras que cierto chico de ojos verdosos se masajeó el puente de la nariz y negó con la cabeza "Es ruidosa hasta para entrar a un sitio abandonado..." El alboroto llamó la atención del resto que centró su mirada en la entrada abierta y en la semi-desmayada Blue. Él le tendió una mano para ayudarla a levantarse. En sus ojos se leía "Te lo dije".



Se levantó y le dedicó una mirada de odio al autor de su caída. Pese a ser algo inanimado le sacó la lengua, refunfuñando cosas como "Bah, no valdrá tanto..." y "Menuda imitación barata." y se cruzó de brazos. Mientras Green la regañaba por casi cargarse la puerta, Black se aventuró a mirar dentro de la estancia, con curiosidad y preocupación a la vez. El tiempo no iba a mejorar rápido y si se quedaban afuera temía por la salud de todos. En esos momentos, lo que menos quería era enfermarse por un catarro.



-Hey, chicos. –Llamó.- Será mejor que entremos. No hay nada desde hace años y empieza a hacer frío. -Se lo pensaron un poco pero terminaron por acceder, al fin y al cabo no molestaban a nadie.


-Si no queda más remedio...



A Emerald tampoco le gustaba la idea de meterse ahí dentro pero en fin, sería mejor estar resguardado del viento y la lluvia en el vestíbulo que a la intemperie intentando buscar un sitio mejor. Entraron a paso tranquilo y mirando con mucha curiosidad a su alrededor. El eco de la puerta al cerrarse dio paso a un fino silbido del viento en el exterior y un largo silencio.



Gold miraba con detalle a su alrededor imaginando como habría sido esa lujosa mansión en sus tiempos y la vida maravillosa que debían haber llevado sus habitantes, llenos de lujos, comida deliciosa y montones, montones de mayordomos serviciales. La sala principal era enorme, tenía el suelo de madera (podrida en algunas zonas) y al frente, una larga escalera con una alfombra aterciopelada se bifurcaba en dos más que comunicaban con el piso superior. Aunque dudaba de la calidad de los escalones.



Se sentaron en círculo en el centro de la estancia, esperando pacientemente. La tensión de ambiente y el continúo goteo de las goteras les hacía sentir extraños y el silencio se apoderó de la sala durante varios minutos. Minutos que se hicieron eternos. Casi una hora. Todo estaba oscuro pero al menos las largas ventanas iluminaban lo suficiente como para verse las caras entre ellos aunque los truenos y relámpagos erizaban el ánimo de cualquiera.


PRRRUUUUMM...


Gold sintió que algo se movía a su lado. Volteó la cabeza y descubrió a una peli-azul semi-temblorosa pero intentaba ocultarlo por todos los medios posibles. Cuando sintió su mirada dorada posada en ella, le sonrió con toda la sinceridad que pudo y volvió a bajar la vista. El azabache suspiró, se paso la mano por el cabello y le tendió su chaqueta, algo avergonzado ¿Pero qué rayos le pasaba? Tenía que hacer que ella no notara su preocupación ¿Espera, estaba preocupado? No, no, no, claro que no.



-Ten. –Aquellos cristalinos ojos lo miraron sorprendidos.- Si te resfrías no te voy a cuidar, ya lo sabes.



En todo momento mantuvo su visión fuera de los azulados orbes de la chica, no quería que lo viera débil pero al mismo tiempo sentía que se desmoronaría si miraba directamente a esos sinceros ojos que nada tenían que envidiar al cielo de verano. Se rascó la nuca, nervioso, mientras ella aceptaba su ayuda y volvían a darse la espalda.


-Gracias.



Crystal sonrió levemente. Tenía frío pero no quería preocupar inútilmente a sus amigos y menos reconocer que tenía algo de miedo a las tormentas eléctricas desde muy pequeña...Sabía que cierto oji-dorado se hubiera burlado al instante. Pero ese gesto tan pequeño de su parte lo agradeció mucho. Sabía que esa "amenaza" era su forma particular de preocuparse por la gente que quería y ocultar sus verdaderas intenciones tras una muralla de "orgullo". Pero a ella no la engañaba. En el fondo tenía un gran corazón a pesar de que muchas veces se portará como un completo idiota.



Se sonrojó al percatarse de que estaba pensando demasiado en aquel chico pervertido y se encogió bajo su chaqueta para intentar pensar en otras cosas. Uhm...se había dejado su trabajo de investigación a medio hacer...se preguntaba si el Profesor Elm se molestaría, aunque estaba en su derecho de tener unas pequeñas vacaciones. Vacaciones que ese día no iban demasiado bien.



Ruby también estaba algo incómodo ante tanto silencio y con aquella horrible tormenta ahí afuera aumentando de fuerza. La charla que había mantenido con Emerald le había ayudado a distraerse un poco pero ahora no sabía qué hacer. Decidió entonces intentar dibujar un esbozo de algún diseño decente para mantener su mente ocupada. El lápiz parecía volar sobre el papel y sin darse cuenta se había quedado embelesado en la acción, tanto, que no se dio cuenta de que Sapphire lo observaba con curiosidad y algo aburrida.



-Bonito dibujo.



-Gracias. Quiero añadirle uso volantes aquí y allá unas...espera ¿¿Sapphire?? –Al fin reaccionó y despertó de su trance, retrocediendo un poco mientras estaba sentado.



-Ay~ Estoy aburrida, tan sólo quise ver qué estabas haciendo. –Se cruzó de piernas y se llevó los brazos a la nuca, guiñando un ojo en el acto.



Mentira. Bueno, parte de ella. Que se hubiera acercado a ver que dibujaba con tanto empeño el coordinador y que se hubiera quedado en blanco observando cómo se movían esos brillantes ojos rubí era completamente normal...Bueno, no. Pero ni en broma lo iba a decir así tal cual. El moreno siguió con su dibujo, acercándose de nuevo a la chica de ojos azules.



-Gracias, supongo.


-Hmm...una cinta ahí quedaría bien. Lo haría mucho más cómodo.


-Oh, puede que tengas razón...¿Qué te parece aquí, sobre el hombro?



-¡Perfecto! –Ambos sonrieron, contentos por su trabajo en equipo mientras el chico seguía trazando rayas. Pero al abrir de nuevo los ojos y darse cuenta de la cercanía de sus rostros, los dos pegaron un brinco y se dieron la espalda, compitiendo por el más avergonzado. La oji-zafiro ganaba, sin duda. El incómodo silencio no duró demasiado.



-No sabía que supieras de éstas cosas.- Mencionó Ruby, sin levantar la vista de su obra.


-Al fin y al cabo soy una chica.-Respondió, algo molesta.


-He de reconocer que tienes buen gusto después de todo.- Una pequeña sonrisilla se dibujó en el su rostro.


-¿¡Cómo que después de todo!? –Se dio la vuelta de golpe. Sabía a dónde se dirigía.


-Ya sabes, por llevar siempre la ropa más anticuada posible y eso...


-Ruby...si estimas tu vida, corre.



Sapphire se lanzó a su persecución y no tuvo más remedio que salir corriendo para salvar su bello pellejo. Después de varias vueltas alrededor del grupo de amigos (que los miraban con cara de WTF?) la castaña alcanzó a su objetivo y lo levantó por encima de su cabeza con los ojos en llamas, literalmente. Ruby se negaba a pedir perdón pero cuando vio sus intenciones de lanzarlo por la ventana, se retractó y acabó disculpándose. Ella lo soltó al instante y cayó estrepitosamente al suelo mientras se sacudía las manos y volvía a su asiento. Auch...



Mientras tanto, unos metros más alejados, la paciencia de Pearl se agotó y decidió levantarse para mirar por la ventana y aproximar cuánto tiempo más tendrían que pasar en ese fúnebre lugar sin hacer nada de provecho. Las gotas resbalaban por el cristal lentamente, pero a simple vista, podía asegurar que no iba a amainar hasta bien entrada la noche. Miró el reloj; eran las siete de la tarde. Cuando volvió a observar el espejo de cristal se topó con el reflejo de otra persona.



-Oh, Dia, eres tú. –El moreno le saludó. Sabía que a su amigo hiperactivo no le gustaba estar mucho tiempo quieto.- ¿Sabes? Ya que esto va para rato y los ánimos no están para bromas...-Miró a Ruby que seguía tumbado en el suelo.- Podríamos ir a buscar a Rotom. Se alegrará de vernos.



-Me gusta la idea.-Sonrió y se puso a fantasear con su preciada serie de televisión.- ¡Siempre tiene nuevos artículos de Taurina Omega~!



De repente la lámpara de araña se encendió, para sorpresa de todos, y le siguieron las demás luces incluyendo las del porche exterior. Por mera costumbre, las miradas del grupo se centraron en un solo punto; Gold.



-¿Eh...? ¡Yo no he sido! ¡Lo prometo!


-Es verdad, por una vez, ese idiota no ha hecho nada.- Le "defendió" Silver.


-Entonces...Si él no ha sido, ¿Quién...?


-¿Rotom? –Diamond dirigió su mirada al techo, pero ni rastro del Pokemon eléctrico.



Las luces se volvieron a apagar y a encender a intervalos durante un buen rato. El grupo de amigos, que no sabían exactamente qué estaba pasando, se levantaron del suelo con cuidado y se juntaron al lado de la ventana, donde se encontraba ya el trío de Sinnoh. Todos se preguntaban qué estaba pasando. La lámpara se movió ligeramente y sin previo aviso, un mueble fue directo hacia ellos, rompiendo la ventana. Lo habían esquivado por los pelos. Otros muebles se empezaron a mover, incluso los jarrones levitaban unos centímetros. Un trueno seguido de un cegador relámpago provoco un grito general.



-¿¿Qué narices está pasando?? –Exclamó Black recuperando la voz por unos segundos.


-A Rotom siempre le ha gustado gastar bromas pesadas a sus visitantes jeje...


-¿Me estás contando que esto es una broma pesada? –Gold señaló el agujero en el cristal.- ¡¡CASI NOS ATROPELLA!!


-Ay...-A Diamond le daba todo vueltas con tal berrido para sus sensibles oídos.



-¡Rotooom! –Gritó Pearl, con las manos a modo de megáfono. Las cosas dejaron de moverse por voluntad propia de un lado a otro y las luces quedaron apagadas. El silencio y la quietud volvió a invadir la sala pero era incómodo y cierta chica con los sentidos más desarrollados que el resto tenía la sensación de que algo malo iba a pasar. No estaba muy seguro de seguir hablando.- Ehh...¡Somos nosotros...Diamond, Pearl y Platinum! Así que...ejem...¡Sal a saludar!



Los ojos de toda la comitiva de jóvenes se agrandaron cuando la sombra de lo que ellos creían que era la escalera se alargó hasta despegarse del suelo y una criatura con una sonrisa terrorífica y ojos rojos y negruzcos, se fue acercando a ellos paso a paso. Del resto de rincones oscuros comenzaron a salir en enjambre decenas de Gastly que fueron directos hacia ellos dejando tras de sí un olor fétido a gas venenoso. 



Entre toses y medio tumbados en el suelo para esquivar sus ataques no sabían qué hacer, todo había ocurrido demasiado rápido. Hasta que debajo de Ruby apareció de nuevo aquella misteriosa criatura y todo quedó claro.



-¡¡¡¡¡WAAAAAAAAHHHH!!!!! ¡CORRED, CORRED!



Como si fuera una orden de un alto cargo militar, todos y cada uno de los presentes lo siguió, gritando a cada nueva aparición fantasmal, huyendo de las bolas de gas malolientes y corriendo como si no hubiera un mañana sin tan siquiera darse cuenta de a dónde iban o de quién se separaban. Solo importaba salir de ahí. Lo único seguro era una cosa; Desde afuera de la gran mansión, unos viajeros que iban de paso a Ciudad Vetusta dirigieron su mirada hacia el edificio y cuando oyeron esos gritos tan agudos, cosas que se rompían en pedazos y luces apagándose y encendiéndose...Supieron que no volverían a dedicarse a viajar. Nunca más.



Un rato después...



Dos personas gritaban y corrían por los estrechos pasillos de la mansión sin saber a dónde se dirigían; tampoco importaba, no se iban a quedar a averiguar más sorpresas de aquel anticuado lugar. Giraron una esquina y pegaron su espalda a la pared para recuperar el aliento. Uno de ellos estaba tan cansado de correr y tan asustado que no podía mirar a la cara a su acompañante. Reuniendo todo el valor que le quedaba antes de que esos fantasmas los atrapasen, cogió entre sus manos las manos de la otra persona.



-C-crys...Si no salimos de esta...quiero que sepas que...-Su respiración era entrecortada y cerraba fuertemente los párpados.


-¿Gold?...Espera...


-¡Sí, lo sé! Sé que soy un tonto y que nunca me tomo las cosas en serio. Pero esto es verdad, no bromearía en un momento como este. Y-yo quería decirte que...yo...


-G-gold...


-¡Déjame terminar, por favor! Quiero que sepas que yo...¡Q-que yo te amo, mi chica súper seria!


-Esto...¿Mi chica súper seria? Gold, escúchame...



-¡No hay tiempo para absurdas palabras, bésame!



El azabache de brillantes ojos se lanzó a abrazar a la mencionada, pero antes de que sus caras hicieran contacto un fuerte empujón, seguido de una patada en la pierna provocaron que cayera de bruces al suelo, en una dolorosa caída. Espera...ese no era el estilo de SU Crystal. Le habría dado una patada en la cara o en el estómago, no tan bajo, ¿Qué carajos...?



-¿¿¡¡ESTÁS LOCO!!?? ¡Gold, no soy una chica!- ¿What?



Levantó su mirada y se encontró con la cara enrojecida de cierto chico cursi, una extraña mezcla entre la vergüenza del embarazoso momento y el enfado monumental que tenía hacia él. Sus mejillas se colorearon de golpe cuando se percató de lo que había estado a punto de hacer y se levantó de un salto, retrocediendo en el acto tras un grito que pondría el cabello de punta a cualquiera, ¿¿Qué había estado a punto de besar...a Ruby?? ¿Se le había ido la olla? Definitivamente la próxima vez se aseguraría de quién corría a su lado.



-Ni una palabra de esto...a NADIE.- Le advirtió, relajándose un poco. Se lamentaba el haber perdido su oportunidad.- Ni de lo de Crys, ¿Entendiste?



-Está bien. –El joven del gorro se cruzó de brazos y su amigo suspiró más tranquilo.- Mi silencio a cambio de un pequeño "favorcillo".



Gold se lo temía. La sonrisa del oji-rubí le provocó un escalofrío y tragó saliva. Si no quería que ese embarazoso momento rulará por ahí libremente y que todos lo conocieran tenía que hacer algo...aunque tuviera que sacrificar parte de su dignidad. Terminó accediendo pero sin estar muy seguro de dónde se estaba metiendo...Maldito Ruby. Las influencias de Blue eran malas, estaba claro.



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