Preparativos.
Kanto, 6:30 p.m.
El brillante Sol de la tarde acariciaba las copas de los árboles del Bosque Verde, que en ese momento brillaba con esplendor. Cada Pokemon salvaje de aquel enorme paisaje realizaba las actividades que solía hacer y se preparaban para el anochecer, unos con calma, otros más de prisa. El viento se coló entre los árboles, arremolinando hojas, aromas y despeinando ligeramente el pelo de una rubia de ojos ámbar.
La chica, conocida como Yellow "El caballero del Bosque Verde" se llevó una mano a su larga coleta para que la brisa no jugara más con ella. A su lado caminaba un joven más alto que ella, de cabello negro y ojos rojizos como el amanecer que charlaba y reía de vez en cuando. Con su característica gorra era imposible no reconocerlo; Red, el Campeón de la región. Pero a él no le gustaba alardear nada de su título, solo mantenía su gran pasión por los combates Pokemon.
Ambos llevaban en sus manos un cubo con sedales y una caña al hombro y charlaban de anécdotas, sucesos y demás cosas triviales. La pareja había ido a pescar y a pasar la tarde. Yellow había pescado tres Magikarp, un Barboach y un Feebas (increíblemente) pero los había liberado en cuanto les dio un par de bayas. Red no había tenido tanta suerte. A pesar de tener ayuda de su amiga, solo había pescado un Magikarp del cual lo único que recibió fue una buena salpicadura que lo dejó empapado. Con ayuda de Gyara se secó en un santiamén, bajó la mirada de una muy sonrojada rubia que se esperaba lo peor.
-Me parece increíble que seas tan buena pescando.- Dijo el moreno mirando su cubo. Vacío. Había gastado todos los cebos y había pescado una chancla. Genial.
-No soy tan buena. Es cuestión de práctica.- La modestia de Yellow salió a la superficie.- Si Red-san practicara seguro que sería mejor que yo.-Sonrío, con el cubo entre las manos.
-No creo, pero ojalá.- Se rascó la mejilla avergonzado y se llevó las manos a la nuca. Había sido una tarde agotadora, pero se lo había pasado muy bien junto a su compañera, como siempre. Se sentía tan agradable a su lado que lo podía comparar con el sol de verano, fresco y cálido a la vez. Una idea cruzó por su mente y rápidamente se la comentó a la chica del sombrero de paja.- Oye, ¿Y qué has pensado traer para mañana?
Habían estado hablando largo tiempo en el río sobre qué iban a hacer y qué no al día siguiente cuando vieran a sus senpais desde que Blue les dijo. Se había ido con una sonrisa bastante extraña, pero no le dieron importancia. Aún así, no habían conversado sobre lo que el moreno preguntaba y tenía curiosidad.
-Pues...lo normal.- Yellow iba contando con los dedos.- Un par de toallas, crema de sol, ropa, mi sombrero...-La chica estaba un poco extrañada por la pregunta, pero contestó. Hasta que se dio cuenta de que le faltaba algo importante...-Oh, no tengo sombrilla.- Dijo pensativa. La respuesta se tardó un poco.
-Si quieres puedo compartir la mía. Está un poco vieja pero no creo que se derrumbe.- El chico sonrió divertido y miró al frente.
-Gracias, pero creo que no es necesario...-Afirmó la rubia, tímidamente. Había pensado en pedirle una a Blue que tenía muchas pero no quería despreciarle ese amable gesto al chico. Así que terminó aceptando y siguieron haciendo bromas, riendo y comentando lo malo que era Red para pescar.
Así anduvieron hasta que salieron al fin del bosque y Yellow se puso su sombrero. Pueblo Paleta estaba justo en frente. Como la casa del Campeón quedaba más cerca, la rubia decidió acompañar a su amigo. Cuando llegaron y ella ya se iba a despedir, Red descubrió con horror que había olvidado las llaves dentro y se llevó las manos a la cabeza por despistado ¿Cómo era posible que se le hubieran olvidado? Yellow le quiso ayudar con su problema y pensó en una solución.
-¿Alguna ventana que te hayas dejado abierta?-El chico se llevó una mano a la barbilla, pensativo.
-Sí. Creo...-Dio una vuelta a la fachada de la casa y miró hacia arriba.- ¡Sí! Siempre dejo la ventana de mi habitación abierta para que se ventile la casa por el día. Es una suerte.-Hubo un silencio y al chico le cayó una gota por la frente.- El problema es llegar allí.
La chica estaba más o menos acostumbrada a los despistes de Red. Ese chico no cambiaba su actitud despistada...pero seguía siendo su "modelo", alguien a quién admiraba...y apreciaba mucho en secreto, pero él nunca se daría cuenta y ella puede que nunca tuviera el valor suficiente para decírselo. En fin, miró su caña perdida en sus pensamientos y se le ocurrió una fugaz idea.
-Red-san, colóquese esto en la chaqueta.- Red, descolocado por la sorpresa se ajustó el sedal en la chaqueta, aunque no comprendía para qué. Lo comprendió cuando la chica empezó a tirar de su caña y él se elevó poco a poco.
Yellow había pasado el sedal por la rama de un árbol muy cercano a la ventana y con mucho esfuerzo hizo "palanca" con su caña para subir al muchacho a la ventana. Él se sorprendió al principio pero reaccionó y ayudó escalando por el sedal. Una vez arriba, la chica del bosque suspiró aliviada y él le agradeció la ayuda insistentemente.
-¡Adiós! ¡Mañana nos veremos en el aeropuerto!- Exclamó con un mano en alto. Desde el sendero se oyó la voz de Red con un sonoro "¡Sí!" Sonrió y siguió su camino hacia su casa. Chuchu la esperaba en la puerta, agitando la cola alegremente. La recibió con un abrazo y se metieron en la casa tras saludar a su tío.
Tal vez algún día le diría algo...O quizá no. Hiciese lo que hiciese tendría que asegurarse y estaba segura, de que no sería pronto.
Mientras tanto en Hoenn, 7 p.m.
En la casa del segundo coordinador más conocido de la región se podía oír como un oji-rubí tarareaba sin cesar una melodía alegre mientras iba de aquí para allá en su habitación. A pesar de todo, la estancia del chico estaba totalmente ordenada y cada cosa que sacaba o cambiaba de los armarios y estanterías no afectaba a esa organización. Coco lo miraba con desgana y bostezaba de vez en cuando, acurrucada en una esquina.
-Bien. A ver...Crema solar para no quemarme, ropa y bañadores de repuesto todos diseñados por "muah", toallas, sombrillas...Oh, y mis gafas de sol.- Una vez metido todo en la maleta, el chico se aseguró y se arrodilló para ver a su Pokemon.- ¿No es genial? ¡Vacaciones en Sinnoh! Hermosa región, con numerosas tiendas, souvenirs, lugares turísticos... ¡Y concursos! Que ganas de que sea mañana.-A Ruby le brillaban los ojos de la emoción, literalmente.
Coco rodó los ojos ante la actitud desbordante de su entrenador. Bostezó y se acurrucóbajo un maniquí de prueba. Después de un rato de preparativos, la metió en su poke ball para que descansara junto con sus compañeros. Cuando estaba a punto de ponerse a leer un libro de su estantería que le pareció interesante, la ventana se abrió de golpe y en su habitación entró una persona demasiado conocida para él.
-¿Es necesario que entres siempre por la ventana?- Dijo el chico con algo de desgana. Suspiró y cerró el libro para mirar a su inesperada visita.
-Es muy aburrido entrar por la puerta, además de que es más rápido así.- Se regocijó de su intelecto la chica de los ojos azules como el zafiro, con los brazos en jarras.
-Está bien.- El coordinador se levantó de la silla de su escritorio y guardó el libro.-¿Qué te trae por aquí?- Preguntó.
-P-pues...bueno...-La chica empezó a tartamudear y se miró las manos.- Yo estaba de paso...así que vine a saludar ya que estábamos.
Mentira. Y gorda. Había ido a ver a Ruby para que le ayudase con la maleta porque no sabía que llevarse y tampoco contaba con las cosas convencionales para un día en la playa...Ella prefería llevarse su manta de hojas de palmera y su atuendo de liana y algas, pero no lo veía muy adecuado y menos en otra región...Pero le daba corte y no iba acorde a su orgullo pedirle ayuda a nadie. Y menos a él. El chico la miró callado unos segundos y la cogió de la muñeca con delicadeza. Ella se sonrojó y la apartó de inmediato.
-¿¡Qué haces?! –Sapphire estaba más roja que una baya Tamate.
-Mientes muy mal.- Sonrió. La conocía bien.- Vamos, que te ayudo con los preparativos para mañana.- Dijo con tono amable y abriéndole la puerta para que bajase primero.-O si quieres nos quedamos un poco más...- Esto último lo dijo en un tono que la buscadora no pudo soportar y su rojo llegó al máximo.
-Y-yo...¡Yo no necesito tu ayuda!- Exclamó en una mezcla de enfado y vergüenza y cruzada de brazos. Cerró los ojos y refunfuñó.- Pero si quieres venir no soy quién para impedirlo.-Dijo con un hilo de voz. Notó un contacto cálido en su mejilla y se apartó de un salto, como un gato que huye del agua.- ¿¡AH!?
-Termino unas cosas y voy.- Dijo dulcemente. Ella explotó como un volcán. Se cruzó de brazos y salió por la ventana tras un breve "Haz lo que quieras".
Él podía ser a veces tan tierno pero ¡UGH!...impertinente al mismo tiempo.
Ella podía ser a veces tan irritante, maleducada ¡Ugh!...pero tan dulce al mismo tiempo.
A la vez, en Sinnoh...7:30 p.m.
Platinum ya había dejado todo listo. Las habitaciones del hotel estaban reservadas y el itinerario en orden, así como la ropa de playa y sus sombreros para la ocasión. Una vez terminado todo, se sentó junto a Empoleon y sus dos amigos a charlar mientras tomaba pequeños sorbos de su té en la terraza de la mansión. Cuando sus amigos terminaron su característico doble acto, ella aplaudió con entusiasmo y volvieron a sentarse.
-Habéis mejorado mucho.- Sonrío con sinceridad.- El próximo concurso lo ganaréis.
-Muchas gracias, señorita.- Dijo Diamond, empezando a comer un granizado. Pearl asintió, ambos un poco avergonzados, no creían que hubieran mejorado tanto. El sol brillaba fuerte todavía y ya habían terminado de entrenar y de practicar su rutina cómica,entre otras cosas, así que tenían la tarde libre. Los Pokemon de todos jugaban en el jardín mientras ellos merendaban.
-Entonces todo está preparado, genial.- El chico rubio de la camiseta a rayas se estiró en la silla y se puso los brazos a modo de almohada. Estuvo un rato en esa posición hasta que Diamond fue a darle un poco de su comida a su comilón Lax.- Oye Dia...¿Tú lo tienes todo listo?
-Sip.- Contestó el moreno.- Todo listo hasta el aceite para el sol.-Sonrió satisfecho. La chica del Empoleon se puso una mano en la boca para ocultar una risilla divertida y Pearl lo miró con la cara a cuadros.
-Dia...quiero decir, Diamond...¡El aceite es para cocinar no para protegerte del sol!- Exclamó, echando a correr detrás del chico de la boina roja con el puño en alto y su fiel Chatot detrás. Típico de Diamond.
-¡¡WAAAAH!! ¡Señorita haga algo! –Exclamó corriendo en círculos.- ¡Era una broma, era una broma! ¡¡Lo sientooo!!
-¡¡Ya para de comer!!
Teselia, 8 p.m.
Un joven con gorra y pelo marrón un poco despeinado tocó la puerta de un despacho de la Agencia BW. Al no oír respuesta decidió entrar. El cuarto estaba lleno de libros, papeles con firmas y muchas letras y dibujos, lápices y bolígrafos, grapas y clips...un pequeño caos, en resumen. El chico giró la cabeza hacia el ordenador y descubrió a una chica castaña de coleta durmiendo plácidamente sobre unos papeles. Parecía agotada así que solo la tapó con una manta y salió del lugar.
-En fin...Tendré que preparar yo las cosas.- Suspiró el castaño soñador, Black.- Hay que ver...Presi, esto me lo tendrá que pagar como trabajo extra.- Dijo con algo de desgana, pero se acordó del cansancio de su amiga y olvidó lo dicho.
Jhoto, 8:30 p.m.
Sylver, Crystal y Gold hacía rato que ya habían sido avisados por la mayor de las Holders asi que ya lo tenían todo preparado. Tras terminar el trabajo que el Profesor Elm les había encargado (y que terminó con un azabache malherido de tanto caer de la hamaca) cada uno se despidió y fue a su casa para terminar el día. La chica de ojos claros como el agua había conseguido los billetes de avión para ella y sus compañeros así que no tendrían que preocuparse por el transporte.
Todos estaban emocionados por el viaje, pero el que más el chico de los ojos dorados que junto a su Explotaro, sacaba brillo a su monopatín y a su característico palo de billar. No sabría decir si por las vacaciones, el lugar, sus compañeros holder, o las chicas...pero silbaba una melodía inventada con esmero. Quizá y más seguro, fuera lo último.
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