Los Juegos Playeros




-Bien, ¿Ha quedado todo claro?- Todos en su mayoría asintieron, intentando retener su emoción. Claro, siempre había excepciones. Y esa excepción era Gold.



-...¿Eh?- El azabache dejó de rascarse la nariz y miró a su alrededor con cierta indiferencia. Al parecer, no había escuchado nada de nada.- Bueno, qué más da ¿Podemos ir ya a la playa, "madamme?- Dijo con algo de sarcasmo.



Platinum estuvo a punto de contestar a la grosería de su compañero, pero se contuvo a duras penas, con una sonrisa no muy convincente. Carraspeó y volvió a echar un vistazo a sus papeles...por QUINTA vez. El grupo se encontraba a las puertas del hotel, algunos ya en bañador, otros intentando escabullir de la suciedad y a otros...les daba lo mismo todo. A empezar otra vez...uff.



-Veamos; La merienda es a las 7, pero como estaremos en la playa...¿Han traído todos sus bocadillos o dinero para los aperitivos?- Todos levantaron bolsas de diferentes colores con la comida, toallas y diferentes objetos dentro.- Perfecto. La cena es a las 9:30-10, si se pasan de la hora, no cenaran. Los juegos deportivos empiezan a las 4 y...-La chica vio que sus amigos empezaban a impacientarse, aunque no lo decían, y se olvidó de su itinerario.- Supongo que ya está.- Suspiró.- ¿Alguna pregunta?



-Yo. –Entre todos destacó una voz seria. Como no, era Gold. Oh, y Ruby.- ¿Podemos irnos ya?



-Yo quería saber si esto es obligatorio.- Ruby no parecía muy cómodo con la idea de la playa.



-Ay, ya ¿Para qué te has traído entonces todo ese montón de ropa?-La exploradora se cruzó de brazos, cansada de oír al quejica del grupo.



-Obvio, para lucirlos.- Acto seguido se quitó la chaqueta de manga corta, mostrando el último modelo en bañador que había hecho él mismo. La prenda era hasta la rodilla, de color rojo, con una raya negra y blanca a los lados.- Pero claro, tú solo ensucias la ropa, ¿Cómo puedo pedir que lo entiendas?- Se encogió de hombros, con una sonrisilla burlona en la cara. La castaña explotó.



-¿Sabes? Se me ocurre una magnífica idea para que todos admiren tu belleza...-Él no sabía a qué se refería, pero su cara le empezó a dar miedo e intentó huir. Tarde. Sapphire lo cogió en volandas, como si fuera un saco de bayas.- ¡¡Te voy a enterrar en arena!!



-¡¡Suéltame, salvaje!! ¡Por favor, que alguien me ayude! ¡Os lo suplicoooo!- Eso fue lo último que supieron de la pareja. Sapphire había corrido hacia la playa con el chico en alto y se perdieron de su vista. Era increíble la fuerza de esa chica. Sin palabras al respecto, miraron a la anfitriona del viaje, que se preguntaba si esa noche iba a haber una baja en el cuarto masculino.





-E-esto...¡Diviértanse!- Fue lo único que puedo articular, con una gran gota en la frente. Al instante todos se fueron marchando hacia el lugar.



-¿Señorita, viene?- El autor de la pregunta fue su amigo Pearl. Ella se giró hacia él y sonrió de forma sincera. Por alguna razón que desconocía el joven de la boina no se encontraba al lado de su fiel compañero de comedia, pero consideró de mala educación preguntar.



-Sí, dentro de un momento. Voy a comprobar que todo está en su sitio.- Tras esas palabras se despidió del rubio.



-Está bien, pero no se preocupe demasiado ¡Recuerde que son unas vacaciones después de todo!-Ella suspiró y asintió, despidiéndole con la mano.




Entró al edificio con los documentos de los horarios y reglas apoyados en su pecho y se dirigió al ascensor. Quería comprobar que ya se habían instalado todos y que nada había sido dañado, sobre todo en la habitación de los chicos. Cruzó el pasillo con calma y barrió con la mirada ambos cuartos. Parecían en orden. Salió del cuarto de las chicas y apoyó su espalda en la puerta. Suspiró por enésima vez esa mañana.



-Pearl tiene razón. Tengo que disfrutar yo también y no pensar que todo depende de mí...



Platinum fue de vuelta al ascensor, perdida en varios pensamientos. No sabía el por qué, pero tenía la extraña sensación de que algo iba a salir mal y por eso estaba algo preocupada. Se convenció a ella misma de dejar de darle vueltas a cosas que no iban a suceder y a centrarse en disfrutar. Una sonrisa cruzó su fino rostro al recordar la batalla de Gimnasio contra Fantina, era un ejemplo perfecto de que su mente a veces le jugaba malas pasadas por no abstraerse un poco.




Cruzó el portal y saludó al portero. Miró a ambos lados del largo paso marítimo y decidió dar una vuelta. No le apetecía mucho bañarse, al menos por el momento, así que se decantó por un paseo tranquilo a lo largo de la línea de costa. Caminaba con las manos entrelazadas y de vez en cuando, tenía que sujetarse la pamela blanca para que no se cayera con la brisa marina. Su vestido blanco nacarado ondeaba ligeramente en el aire.




La pegadiza melodía de un puesto de helados la atrajo casi por encanto y se quedó maravillada ante la inmensa variedad de sabores y colores que tenían. Por extraño que parezca, ella nunca había probado el helado. "Postre a baja temperatura de muy diversos sabores y formas...típico del verano." Se dijo a sí misma, pensativa. Pasaron diez minutos y la joven no se decidía. El de frambuesa tenía muy buena pinta...pero el de crema de caramelo parecía tan dulce...y el de coco simplemente la llamaba...¡Qué difícil decisión!




-Yo creo que el de frambuesa y nata le encantará.- Una voz conocida la sorprendió. Cuando volteó a la derecha vio a un sonriente chico de pelo negro corto encorvado hacia el escaparate.



-¿Diamond? –Estaba confusa y alegre al mismo tiempo.- ¿Qué haces aquí? Creía que os habíais ido todos a la playa.



-Bueno...sí, en teoría. Pero no me apetecía bañarme y tenía hambre así que....- El chico desvió la mirada en las primeras palabras y ella se dio cuenta. Iba a decir algo, pero su tripa empezó a rugir y sus mejillas se sonrojaron, muy avergonzada.- Será mejor que pida.- Dia rió complaciente y ella solo pudo susurrar un débil, "lo siento".




Más tarde...




Una morena de pelo largo y liso tomaba con delicadeza un cucurucho de helado de frambuesa con nata y nubes por encima. Se deleitaba con el sabor tan dulce del postre al igual que toda la comida que le recomendaba su amigo, pero se mantuvo en sus modales. Por su parte, el chico de ojos azulados daba pequeños bocados a su cucurucho de tres chocolates. Platinum bajó el cucurucho.



-Así que...eso es lo que ha pasado...-Él asintió, semi-centrado en su postre.



-No quiero que se rían de mí. No soy bueno en los deportes. Soy lento y torpe. Si al menos tuviera la agilidad de Sapphire-senpai...o la determinación de Pearl...pero no es así. Por eso vine aquí, quería divertirme pero viéndolo así...en esos juegos va a ser imposible. Siento haberle mentido.- El joven se veía un poco afligido, aunque lo disimulaba bastante bien para que ella no se preocupara.



-Hey, eres genial como eres. No hace falta que te parezcas a nadie.- Ella sonrió para animarle.- Tienes otras virtudes y destacas en otras cosas, por ejemplo, ¿Dime quién es el mejor cocinero que conozco? ¿O quién es capaz de hacerse amigo de cualquier ser viviente en cero coma? Seguro que no eres el único que no está muy convencido con el festival.



-Gracias.- Dijo al fin. Tenía una pequeña sonrisa dibujada y la joven se sintió feliz de haberlo conseguido.-Supongo que pase por alto el hecho de que estamos aquí para divertirnos. Lástima que no pueda hacerlo en un juego que no sea de comida.- Ambos rieron ante la broma, pero fueron acallados por una voz que provenía de los megáfonos de la playa.




"¡Señores y señoras; les presentamos la quinta edición de los "Juegos Playeros" de Sinnoh, aquí en Pueblo Arena! Les rogamos que presten atención un minuto. En conmemoración al éxito de otros años, hemos decidido que este festival deportivo cuente con un evento especial para dar inicio a los demás juegos ¡Sí, han oído bien!"


"El evento consistirá en lo siguiente: Todo aquel que participe tendrá 20 minutos para hacerse amigo de un pokemon de tipo agua, ojo, sin salir de esta playa. No se permite el uso de Poke balls o trucos arbitrarios, por lo que deberán dejar a su equipo con sus amigos o familiares ¡Pero eso no es todo!"


"Los concursantes deberán batirse en duelo en una carrera acuática hasta la isla que hay a dos kilómetros desde aquí, darle una vuelta completa y regresar. Si les parece fácil...no es así. Por el camino deberán hacer frente a diferentes obstáculos y volver de una pieza junto a su nuevo amigo. Este evento está dedicado a recordar a todos que debemos ayudaros unos a otros...dónde menos te lo esperes, puedes encontrar a un amigo."


"¡En fin! Aquellos que quieran participar deberán inscribirse en la caseta azul antes de las 4:30 y los premios se comunicaran al final del evento ¡Desde el jurado, les animamos a participar! ¡Mucha suerte!"





El silencio perduró un rato. Diamond se terminó su helado y Platinum hizo lo mismo al cabo de unos minutos. Pero la cabeza de la chica estaba en otros asuntos y quería ayudar a su amigo a conseguir más confianza. Sabía que él podía hacerlo.



-¡Eso suena muy bien!- Exclamó con las palmas juntas y una sonrisa.- Es perfecto para ti y suena divertido.



-¿Cree que debería participar?- El chico le dio un trozo de galleta a su Munchlax. En verdad, si que parecía que al menos en éste evento podía divertirse ¡Y era su especialidad! No podía estar más contento.



-Es una buena manera de demostrar que juntos muchas cosas se pueden conseguir.-Asintió emocionada y miró su reloj. Eran las 4:15 así que les daba tiempo. Se levantó y se sacudió el vestido.- Creo que yo también participaré.




El chico vio como su compañera daba saltitos susurrando sin darse cuenta "¡Experiencia!", "¡Experiencia!". Sonrió, divertido por la situación y se levantó del banco, siguiéndola. "Contra más amigos más diversión, ¿Verdad, Lax?" Cuando se dio cuenta de que su compañero se había comido todo el paquete de galletas sin poder evitarlo lloró internamente. "O casi..."




Ya en la playa, ambos pudieron ver a sus compañeros Dex Holder desperdigados por diferentes sitios. Lo primero que vieron fue a Red y a Yellow recogiendo conchas al lado del agua. La chica tenía el pelo recogido en una trenza y llevaba un bikini blanco con unos volantes. Sonreía cada vez que encontraba una concha rara y se la enseñaba al azabache, que las recogía en un cubo rojo como su bañador.




Al fondo estaban Black y White jugando con una pelota hinchable en el agua. Se lo estaban pasando en grande hasta que una ola demasiado grande los derribó y acabaron como náufragos en el borde de la arena, cubiertos de algas. Se miraron las caras y rieron a carcajadas.



Más a la izquierda, encontraron a Blue, Green, Gold, Sylver, Pearl y Crystal jugando un partido de vóley. Estaban tan entretenidos que el juego ya resultaba hipnotizante. Cada uno representaba un bikini/bañador del color correspondiente a su nombre, excepto Blue, que además llevaba un pareo verde-azulado. Ésta, daba miedo cuando se concentraba en algo. Sus golpes eran limpios y rápidos y el pobre de Gold acabó llevándose un buen pelotazo. Sentían curiosidad de cómo iría el marcador. Diamond saludó a su amigo y éste pidió un descanso.



-¡Hey, Dia! Te estaba buscando.- El rubio se acercó con su toalla naranja en los hombros.- ¿Quieres jugar?



-Voy a inscribirme en el evento que han anunciado. Pero después puedo.-Sonrió. Su amigo le dio una palmada demasiado fuerte en la espalda y casi lo tiró de bruces a la arena.



-¡Eso es genial! Seguro que ganas, eres el mejor en eso.- Pearl le animaba sinceramente.- Voy a avisar a los demás, te estaré animando con una GRAN pancarta.



-No, espera, Pearl...-Tarde. El rubio hiperactivo había salido disparado para comunicarles su participación a todos los demás. Platinum estaba sin palabras, aunque le divertía la actitud del chico. Eso si que era rapidez...



-Tranquilo, la pancarta no será tan grande...espero.



-Eso no es lo que me preocupa, señorita...Son sus gritos de ánimo. Por su cumpleaños le regalé un megáfono para los actos dobles.- El moreno e ojos diamantinos se estaba arrepintiendo de no haberle regalado otra cosa a su amigo. Pero suspiró y una sonrisa apareció en su rostro. Le alegraba el hecho de que todos sus amigos iban a animarle con fuerza.



La chica comprendió su situación y se dispusieron a ir hacia la caseta azul a rayas que estaba al este. Ninguno de los dos pensaba en ganar, tan solo en divertirse con sus amigos o en obtener experiencia para conocer todas las cosas que pudieran. ¿Cómo acabará este concurso?



¿¡Y dónde narices se había metido el trío de Hoenn!?

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