Lo que se esconde en las sombras.
-De tantas malas ideas que hemos llevado a cabo...ésta se suma a la lista. Si no es la peor ya.
Pearl suspiró pesadamente, con ambos brazos caídos. Su actitud era la típica que mostraba un corredor de un maratón después de haberse esforzado y solo haber alcanzado el cuarto puesto. Sí, esa misma cara de "Os odio a todos en este momento pero estoy demasiado cansado como para hacerme cargo de esos pensamientos". Miró de reojo a sus dos amigos. Platinum se mantenía todo lo seria que podía mientras sostenía en sus brazos el libro de cocina de postres en el cuál les había tocado "la inesperada lotería". Una ligera gotita de sudor frío bajaba por su mejilla, pero se mantenía firme como era habitual en ella.
No estaba muy de acuerdo con los métodos de su compañera Blue-senpai, pero que se le iba a hacer. Era ya demasiado tarde como para pensar en algo más productivo y eficiente. Y ni los ánimos ni las ganas estaban recargados para ello.
O a lo mejor eran solo excusas para irse de una buena vez de allí.
Diamond caminaba al lado de la señorita, mirándola de vez en cuando, preocupado, para después, intentar sonreír y disimular. Aunque lo suyo ya era natural. Por su parte, los mayores del grupo caminaban delante de ellos, atravesando el último pasillo de estanterías que los llevarían hasta el vestíbulo de la librería. El rubio se puso recto, dándose por vencido y se cruzó de brazos sin decir nada. Miró hacia delante y comprobó que Sapphire había aprovechado la oportunidad para llevarse un libro sobre fauna que le había recomendado Ruby y ambos hablaban cálidamente sobre algún tipo de tema relacionado. Era agradable no verlos siempre discutiendo.
Un poco más adelante, Blue reía con una mano en la boca como si fuera una niña pequeña que estaba a punto de cometer una tremenda travesura. Green le reñía por lo bajo, con una cara más de "¿En serio?" que de regañina en sí. En el fondo, se notaba a leguas que el castaño "poste verde" disfrutaba de esas locuras espontáneas en las que muchas veces los metía. A la derecha, Red se mantenía algo más distraído de lo habitual pero era difícil adivinar en qué pensaba. Había tantas cosas y era tan impredecible...Que podría estar pensando en comida, en cenar, en una batalla Pokemon, en Pika, en Yellow...o incluso en nada, era complicado.
Hechaba algo en falta a la otra pareja de debatidores profesionales...Había sido una crisis grave, la verdad sea dicha. Hasta él sintió una molestia en el pecho quizás por el nivel de la situación. Se preguntaba dónde habría podido ir Gold. Podía apostar a que Crys ya estaba en casa de Cynthia, haciendo cualquier cosa con los chicos de Teselia, pero el moreno, a menos que la hubiera seguido, era un total misterio.
Otro impredecible aún peor que Red-senpai.
Eso sí, sentía una gran similud de carácter con el chico, aunque en el fondo eran diferentes.
Enfrascado en esos pensamientos estaba, cuando de repente chocó con la espalda de Dia. Molesto, se frotó la nariz a punto de proclamar cualquier maldición o multa millonaria, pero escuchó a Blue pedir silencio y se tuvo de callar, muy a su desgracia.
-Hehe...ya casi estamos. –Dijo sonriente después de asomarse a la esquina de la estantería. La bibliotecaria seguía tecleando palabras en su ordenador viejo, interrumpida de vez en cuando por bostezos fugitivos.- Última recta, ¿Listos?
-Haces que todo parezca una conspiración...-Suspiró Silver.- Contra antes terminemos con esta farsa mejor.
-Bueno, somos profesionales, ¿Qué esperabas? –Decía con los brazos en jarras y un fingido puchero.- En fin...¿Alguna pregunta sobre el plan? ¿Sugerencias? ¿Objeciones?
-Todo en orden mi señora.- Asintió Sapphire, haciendo el típico saludo militar.- Libros: Hecho~ Cara sonriente...Hecho~ Y por último...
-Yo tengo una pregunta.
-¿Ajá?
-¿Por qué tengo que llevar yo el libro en cuestión? –Medio sollozó la chica de ojos aplatinados.- No estoy segura de hacer esto bien...Mejor dicho, va a salir fatal.
-Porque eres la más inocentemente creíble de aquí. –Se encogió de hombros. Platinum entrecerró los ojos y señaló al moreno de boina roja que ahora estaba entretenido hablando con Pearl sobre una idea para el siguiente manzai. Se le notaba más cansado de lo habitual.- ¿Diamond? Sí, es posible, además el libro es de cocina...Pero ese no es el punto. –Negó con el dedo índice.- Me pediría comida y ahora mismo tengo los bolsillos vacíos, de dulces y todo lo demás.
-A bolsillos te refieres a los nuestros, cierto? –Dijeron en segundo plano un castaño y pelirrojo, cruzados de brazos y con los ojos entrecerrados. Cuánta razón por metro cuadrado...Cuánta razón.
-Ya claro...
-Oh, vamos querida, todo va a ir de lujo~ -Dijo la castaña apoyando una mano en su espalda.- Solo vamos a llevarnos "prestado" un importante documento de la historia de la región por un tiempo, escondido discretamente en un libro de cocina. Y como plus, nos viene bien que Sapphire y Ruby hayan conseguido un par de libros más de su agrado. Ya sabes, para disimular.
-Dicho así suena incluso peor.
-Puede ser, pero ¿Se os ocurre alguna idea mejor? –Preguntó indiferente, limpiando la parte de arriba de su pamela de color blanco y azul.
-Ahm...-Todos, hasta los más distraídos, levantaron el dedo índice para dar inicio a unas opuestas más pacificas y sobre todo, menos ilegales.
-¿Sabeis qué? Mejor vamos a la opción fácil y rápida...-Blue suspiró, rendida. Acto seguido, se llevó ambas manos a las caderas y sonrió con determinación brillando en sus celestes ojos.- La Operación Palomita comienza, ¿Todos en posición?
-¡Señora sí, señora! –Respondió Sapphire poniéndose erguida y envolviendo con su brazo el del chico cursi, para que no escapara de la operación fácilmente. Las quejas de éste eran notables, y los intentos por huir de aquellas personas locas, más. Pero contra más lo intentaba, más inútil le parecía.
-¿Por qué se tiene que llamar Palomita? -Preguntó rendido el joven coordinador.- No tiene sentido.
-Porque se supone que es para distraer al enemigo. -Dijo la "cabecilla" asintiendo muy convencida.
-Ajá...Enemigo.
-Estoy demasiado cansada como para pensar...-Dijo Platinum, con una mano frotándose el puente de la nariz. Ya no tenía ganas ni de mantenerse en pie. Mejor dicho, de nada en general.
De un momento a otro, se dejaría caer sentada en el sitio que más le plazca y se quedaría allí hasta nuevo aviso. Los demás, le dieron un par de vueltas a las palabras de la chica y asintieron convencidos con su razonamiento. Y los pocos que quedaban, como Silver o Green, tan solo asintieron sin demasiado entusiasmo.Ninguno tenía ganas de poner pegas, tan solo, de irse a casa a dormir hasta que se dieran por satisfechos. Blue alzó ambos puños a la altura de sus hombros y sonrió de lado, dispuesta a seguir con su perfecto plan a toda costa.
-¡Bien! Allá vamos~
o-o-o-o-o-o-o-o
-Puff...
Una chica de cabellos azulados como el cielo entró a la casa de Cinthya, cerró la puerta sin muchas ganas con el talón y se movió hasta el sofá más cercano, para después, dejarse caer pesadamente sobre uno de sus cojines, manteniendo las mejillas abrigadas entre dos de ellos. Suspiró, cansada, y se quedó unos minutos semi-dormida intentando conciliar el sueño. Ahora, solo quería olvidar todo lo que había pasado.
¿Por qué había gritado de esa forma?
Sí, es verdad que estaba sobrecargada y todo eso...pero no tenía derecho. Y lo sabía muy bien. Se sentía terriblemente culpable. Y el hecho de que las últimas palabras del azabache se repitieran en su cabeza como un eco agónico sin fin, no la ayudaba en lo más mínimo. Pero pensaba que se lo merecía.
Su cabeza dolía. Dolía horrores. Durante todo el camino de vuelta le había dado tantas vueltas a esa discusión subida de tono, que ya se sabía de memoria cada una de las palabras que había empleado cada uno, cada mueca, cada gesto, cada...mirada confusa. Suspiró una vez más. Solo quería dormir y olvidarlo todo, calmarse, y mañana ya intentaría arreglar las cosas aunque fuera complicado borrar de la memoria algo como eso.
¿Pero en el fondo...quería de verdad arreglarlas? Todo lo que había dicho antes....Era cierto de cierta manera. Y una parte de su mente se empeñaba en hecharle las culpas al criador de Jhoto, el cual consideraba su amigo desde hace mucho tiempo. Era cierto que siempre iba a su bola, que no le parecía importar nadie que no fuera él mismo en algunas ocasiones. Es cierto que era un irresponsable, imprudente y lanzado, al cual si se le metía una idea en la cabeza, no atendía a razones aunque fuera por su propio bien. Era cierto que se comportaba como un idiota pervertido todo el tiempo y que cuando se lastimaba o lo lastimaban, volvía a que lo curara, a pesar de que sabía perfectamente que no le iban a sobrar "te lo dije". Era cierto todo.
Pero entonces...Si siempre había sido así, ¿Por qué justo ahora le hostigaba su actitud sin cuidado? ¿Por qué...porque se sentía dolida?
Era algo difícil de explicar. Y justo ahora, la chica super seria e inteligente que era, no tenía las palabras correctas para expresarlo. En el fondo, no era tan buena e inteligente como creía.
Un aroma a galletas de vainilla y chocolate la animó un poco, al menos lo suficiente como para aventurarse fuera de su cómodo aposento. Buscó entre la oscuridad el interruptor de la luz, deslizando sus dedos con cuidado por la pared oscurecida, hasta que por fin lo encontró y apretó suavemente su superficie. El destello blanquecino no tardó en iluminar cada rincón del comedor y con él, los ojos celestes de la peliazul reclamaban por el exceso de luz. Poco a poco, se fue acostumbrando al nuevo ambiente y en ese mismo instante, se percató de que faltaba "algo". O mejor dicho...alguien.
-White, ¿Qué tal estás? –Preguntó asomándose a la cocina, pero allí no había nadie. Sin embargo, las tazas encima del fregadero demostraban que sí que habían estado allí antes.- ¿White? –Otra vez lo volvió a intentar con el jardín. Tampoco.- ¿Black? –Crystal los llamaba cada cierto tiempo, sin recibir respuesta alguna. Buscó por el pasillo hasta que una idea fugaz cruzó su mente.
"¿Quizás estén en el piso de arriba?"
Rebuscó en su mochila con insistencia y abrió una de sus Pokebballs con una pegatina de estrella. Su fiel Xatu la saludó con un ala y la peliazul le pidió que la ayudará a buscar a sus amigos. Su mirada se dirigió hasta el techo y decidió subir por las escaleras. Revisó cada habitación de la primera planta , incluso les buscó en la huardilla de la casa creyendo que quizás habían subido para ver las estrellas o tomar el fresco en el tejado, pero los resultados eran los mismos.
Se empezaba a preocupar.
Había mandado a Xatu a buscarlos por los alrededores del bosque, temiendo que hubieran sufrido otro ataque aprovechando que estaban solos, pero el pájaro de verdosas plumas regresó al poco tiempo, posándose en la ventana con delicadeza y negando con la cabeza para su mala suerte. Crystal lo regresó a su pokeball después de darle las gracias y acariciarle la cabeza a modo de agradecimiento. Acto seguido, miró como la Luna se reflejaba en la superficie roja de la esfera y un suspiró pesado se escapó de sus labios.
Preocupada, no tuvo más opción que buscar por ella misma en el pueblo. Pasó corriendo por el pasillo sin mirar atrás y con demasiadas cosas en la cabeza. Pero un crujido la detuvo a tiempo. La puerta de una de las habitaciones se abrió ligeramente y más cautelosa que nunca, se acercó poco a poco para revisar dentro.
-¿Chicos, estáis aquí...? –Susurró no muy segura, manteniendo la guardia bien alta por si se daba el caso de una inesperada sorpresa o visita.
Al instante, todos sus músulos se relajaron por completo cuando vió a ambos castaños dormidos frente al ordenador. No pudo evitar sonreír con cierta ternura. La castaña había caído rendida de sueño en el hombro del chico, cuya gorra roja ahora tapaba su cara parcialmente que también estaba apoyada en la cabeza de la chica. Parecían tan tranquilos...que solo se atrevió a ponerles una manta por encima y a apagar la pantalla del ordenador.
-Bonita maqueta...-Les dijo con un hilo de voz y una pequeña sonrisa, antes de cerrar la puerta con cuidado tras de sí. Cuando hubo cruzado el portal al fin, apoyó la espalda en la pared más cercana y miró al techo, con nostalgia. Sus ojos cristalinos brillaban a la luz de la luna, recordando, pensando.
"Ojalá que todo esto termine pronto..."
o-o-o-o-o-o-o-o-o
-No me puedo creer que se lo haya tragado...-Decía Pearl con sus anaranjados ojos entrecerrados y una gotita de sudor frío resbalando por su frente.
Ea increíble. Su penosa actuación había resultado. Desde el momento en que Platinum dejó el libro encima de la mesa como si se tratara de una pesada piedra y se quedó sin decir nada, rígida como un armario, más de uno pensó que ya podían ir despidiéndose de su "inteligente" plan de huida encubierta. Y aunque en los minutos siguientes, la bibliotecaria y ella intercambiaron una inamovible mirada inexpresiva, un movimiento rápido de muñeca por parte de la mujer bastó para coger el carnet de la morena y dedicarle una pequeña sonrisa de cortesía. Una vez sobrepasado ese punto crítico, el ritmo de los corazones se relajó poco a poco y Ruby y Sapphire pudieron pasar también sus libros favoritos.
Se despidieron de la castaña con la mano y un "demasiado alegre" gracias y cruzaron el portal rápidamente semi-arrastrando a la heredera de los Bertliz que seguía en shock o más comúnmente llamado...modo armario. Blue no tardó en mostrar su entusiasmo con la victoria de la misión, sonriendo y dando saltitos de vez en cuando. Por su parte, Green suspiraba profundamente mientras veía a la castaña de esa forma tan...irritante. Aunque no podía negar que lo que no te mata te hace más fuerte, así que...si no le había dado un infarto aún con algunas de sus operaciones, es que era invencible. No pudo evitar sonreír ligeramente mientras volvía a cruzarse de brazos.
-Yo solo me pregunto de quién fue la genial idea de ofrecerme de nuevo como compensación.-Se quejaba Gold un poco más detrás, con los brazos cruzadas y una notable cara de enojo al respecto. Con la abuela de Cinthya ya bastaba, pero...¿Otra vez? ¿En serio? ¡Quería compensaciones por daños colaterales!
Con lo que no contaban era con encontrarse al oji-dorado comiendo palomitas como un poseso detrás del mostrador.
-Tú y yo sabemos quién ha sido así que si yo fuera tú lo dejaría estar.
-Pero el problema es que tú no eres...-Gold se giró hacia su derecha para replicar a quién quiera que hubiera dicho eso, pero se quedó estático al instante.- Yo...Okay, perfecto, todo olvidado. –Sonrió de oreja a oreja, fingiendo estar más feliz que feliz. Silver asintió con los ojos cerrados y los brazos cruzados, cargado de razón. No, no le convenía reclamarle a Blue. Ello conllevaría reclamarle a Silver...y adoraba demasiado su cara como para lanzarse sin pensar así como así.
-Mucho mejor.
Pasaron varios minutos desde que alguien volvió a abrir la boca para decir palabra alguna. Desde ese momento habían caminado un buen trecho, dejando atrás la biblioteca y el centro del pueblo. Las calles aún estaban húmedas y llenas de charcos que se asemejaban a espejos que reflejaban las luces de las farolas negras y el aire estaba cargado de ese aroma característico a tierra mojada, hojarasca y humedad en general. Por las calles que pasaban, apenas veían a ninguna persona a las que horas que eran, solo alguna y otra luz anaranjada en las ventanas de madera y vidrio envahecido por la lluvia.
Una ráfaga de viento danzó por entre las piernas y brazos del grupo de amigos y acarició las mejillas de la mayor de los Dex Holders. Ésta miró al cielo como si alguien la hubiera llamado, curiosa, hasta que esa misma expresión se fue trasformando en una de alegría al ver como un enorme paraguas morado caía lentamente sobre ellos, dejándose llevar por las frescas corrientes de aire del anochecer. Todos miraron a ese extraño objeto que parecía tener vida propia. El paraguas se posó delicadamente en la cabeza de la castaña de ojos azules y para la sorpresa de todos, se desfiguró tanto, que acabó traformandose en una especie de masa gelatinosa morada, con dos ojos y una sonrisa demasiado feliz para el tiempo que hacía ahí afuera.
-¡Ditty! –Exclamó Blue, estrechandolo entre sus brazos con cariño.- ¿Qué tal? ¿Los ancianos pudieron llegar a tiempo? –Se interesó con su típica sonrisa. El Pokemon asintió y le extendió como pudo un papel doblado.- ¿Uh? ¿Para...mí?
-Esto...eso...-Emerald señaló al Ditto con cara de desconcierto y extrañeza.
-¿Es que nunca has visto un paraguas volador? –Se indignó ella, con ambas manos en las caderas.
-Si te refieres a Mery Poppins...
-¡Será posible...! ¡Jum! No les hagas caso Ditty. –Lo que era más perturbador de todo es que su Pokemon estaba igual o más indignado que ella. Era increíble como trabajaba el dicho de "Cada Pokemon se asemeja a su Entrenador"
Con un resoplido, la ojiazul volvió a centrar su atención en el trozo de pape y lo abrió con cuidado. Sus orbes celestes se movieron de izquierda a derecha, leyendo con lentitud lo que quién-sabe que debía de poner ahí. Poco a poco, una sonrisa tierna, sincera, se fue pintando en sus labios. Sus ojos desprendieron un pequeño destello que fue imperceptible para sus amigos, cosa que no pasó con su sonrisa de felicidad. Blue guardó con extremo cuidado el papel en su bolso y dio una lenta vuelta sobre sí misma mirando hacia adelante, sin perder ningún rasgo.
-Bueno...Todo olvidado, ¿Sí? –Dijo contenta y acto seguido, se despidió de su Ditto devolviéndolo de nuevo a su brillante Pokeball.- ¿Vamos? –Hizo un ademán con la mano.
Los demás no podían explicarse el repentino cambio de humor de la chica, pero desde luego,no se iban a quejar. Dejando atrás la curiosidad y la extrañeza, se contagiaron de su alegría y la siguieron sin objeciones por el último tramo que los llevaría hasta la casa de la abuela de Cinthya. Y con ello, ya faltaba poco para llegar al tan esperado paraíso del sueño y del descanso para todos ellos. No iban a volver a pisar una biblioteca en muuucho tiempo, no señor.
-Hmm...
-¿Sigues preocupado? Esto ya no es habitual en ti, heh...
-¿Green? –Red levantó la vista, extrañado por poco tiempo. Después volvió a perderse entre sus pensamientos.- Supongo que sí jeje...
-Venga, no seas tan pesimista. –Sin que el Campeón se lo esperara, el brazo de su mejor amigos rodeó sus hombros, provocando que casi perdiera el equilibrio y, por suerte, que volviera a la realidad. El castaño de ojos verdes sonreía, no sabía si divertido o porque sí.- Ya queda poco para llegar. Seguro que se lo han pasado mejor que nosotros, Yellow, Black, White...Si, estoy deseando llegar y tomarme un buen café bien cargado.
-¿No se supone que estabas cansado? –Preguntó con una ligera sonrisa.
-Estoy tan acostumbrado que me hace el efecto contrario.- Red empezó a reírse sin control.- ¡Hey! Es verdad, no te rías. –Reclamó bromeando. Puede que no fuera e tipo de personas que podían hablar de casi todo y mantener una conversación larga. Puede que no fuera el tipo de persona que adora las bromas y sonreír. Ero sobre todo, era el tipo de persona que aunque no lo reconociera, le hacía feliz, ver contentos a sus seres queridos, familiares y amigos.
No, no lo iban a escuchar de su misma boca.
Pero esa era la realidad.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Cuando por fin llegaron a la casa en las afueras de Pueblo Caelestis,la noche ya había caído completamente. En cuanto abrieron la puerta, todos entraron a su ritmo y se fueron acomodando en el sofá del salón o en algunas sillas y sillones que rodeaban la mesa del comedor, con expresiones cansadas y gestos no demasiado entusiastas. Diamond fue el primero en acercarse a la cocina a coger cualquier cosa dulce que llevarse a la boca, más dormido que despierto. Cuando hubo conseguid lo que quería, regresó al salón y se sentó sosegadamente en un sillón. Pearl le imitó y se sentó a su lado, recostándose en un cojín estampado todo lo que podía mientras suspiraba ligeramente.
-Por fin algo blandito...-Dijo Sapphire con un hilo de voz y los ojos semi-cerrados, dejandose caer en el acto sobre el sofá de color crema. Un gruñidito fue lo último que se escuchó de la castaña antes de que se quedará dormida en ese mismo instante.
-Agh...Demasiado agotado como para objetar nada.- Ruby se sentó en el sofá, rindiéndose, apoyando su barbilla en las manos, con la mirada perdida. Miró de reojo a su izquierda y no pudo contener el impulso de coger la manta más cercana y tapar a la chica salvaje con ella, dejando entrever sus mejillas.- Descansa pequeño terremoto. –Sonrió para sí y volvió a su posición anterior.
-Primera caída en combate.- Comentó el pequeño Emerald, desinteresado. Toda su atención estaba en el programa que estaban dando justo en ese momento en la TV, mientras se comía algunas de las galletas que habían sobrado de la vez anterior. Tragó sonoramente y añadió.- Pardon me, segunda.
Algunos de los que se encontraban el comedor, como Ruby, Silver, Blue, Pearl y Platinum, centraron su mirada en el chico de Sinnoh con un gran talento en la cocina el cual dormía muy plácidamente en el sillón, con un plato de bizcocho descansando en ambas manos. Platinum sonrió con ternura y se acercó ara recoger el platillo por si acaso y depositar un oído atento en sus ligeros ronquidos, riendo silenciosamente después.
-Esto ha sido demasiado para él. –Comentó la morena dejando con extrema delicadeza el objeto en la mesita del salón. Su rubio amigo entreabrió un ojo para contestarle.
-Demasiadas emociones juntas últimamente...Pero, no sé como lo hace para estar siempre feliz y con energías cuando es estrictamente necesario. –Sonrió, llevándose ambas manos a la nuca y mirando de reojo al chico.- Cuando estábamos en la biblioteca, no paraba de dar cabezadas, pero insistía en darse palmadas en las mejillas para aguantar y poder ayudar en lo posible. Lo mismo que cuando la entrenábamos a usted, señorita. –Esa última frase cató la atención de la chica, que lo miró detenidamente.- Se tomaba el tiempo de hacer divertidas caretas y aunque no fuera bueno batallando, ponía todo su empeño. Digamos...que se ha merecido su buen descanso.
Platinum miró a sus amigos, en silencio, hasta que tras un corto silencio, asintió con una pequeña sonrisa nostálgica.
-Sí. Tienes razón.
-Siempre podéis hacer un trío JOJOJO~
Las caras de los dos chicos conscientes se tiñó de un rojo intenso, como si fueran cafeteras a punto de explotar. Por mera conexión mental, se miraron el uno al otro con los ojos muy abiertos y no tardaron ni medio segundo en estar en desacuerdo, moviendo los brazos con insistentes aspavientos y dando argumentos que no tenían ni pies ni cabeza. Esa actitud tan adorable lo único que consiguió es que las castaña se riera incluso más, enternecida por la escenita. Lástima que el chico glotón estuviera dormido.
-¿Me voy cinco minutos y ya te estas metiendo con el personal? –Suspiró un ojiverde, entrando tranquilamente por el umbral de la puerta y parándose en medio de la sala para darle un largo sorbo a su café con leche.
-Que va~ No me meto con ellos, era solo para ver su reacción. –Sonrió contenta. Acto seguido se levantó del sillón y le robó un sorbo de su taza, devolviéndosela al terminar.- Lo que me recuerda que tengo que enseñarle algo a Yellow así que voy a ver que hace. Nos vemos. –Depositó un rápido pero ciertamente cariñoso en la frente del castaño, provocando que frunciera e ceño y se palpara la zona con cara molesta y un poco sonrojada.
-¡Oh! Esperame Blue, te acompaño. –Se apresurró a decir el moreno, acercándose a paso ligero a su amiga y rival. Sonrió de oreja a oreja y levantó la pequeña nevera celeste de Platinum.- Además, tenemos que darles a los chicos las sorpresas que les hemos traído jeje~
-¡Buena idea! Vamos entonces. Se pondrán muy contentos, yo lo veo. -Sonrió alegre.
Ambos cruzaron el umbral de la puerta dispuestos a subir a la primera planta mientras los demás descansaban un poco, cada uno a su manera, y así poder comprobar cómo se encontraban sus amigos. Pero justo antes de subir el primer peldaño de la escalera de madera de cerezo, se toparon con una persona que recién salía de una de las habitaciones.
-¿Crystal? –Preguntó Red, catando la atención de la chica de coletas antigravedad. La castaña se lanzó sin esperar ninguna respuesta a abrazar a la peliazul con cariño.
-¡Crys! ¿Cómo estás?
-Bueno...ehm...Supongo que bien, ¿no? –Sonrió sin saber muy bien qué decir. Sus ojos celestes se posaron en el Campeón de Kanto, que levantó la mano para saludarla y ella hizo el mismo ademán.- Ah, tened cuidado en no hacer mucho ruido. –Dijo con una sonrisa al mismo tiempo que guiñaba un ojo.- He ido a ver a Black y White hace rato. Están cansados porque parece que se han pasado la tarde esforzándose en una presentación, ya sabes...Pero están bien.
-Ohoho...Mi querer ver eso~ -Los ojos e la castaña se encendieron con un brillo casi aterrador y sacó su cámara de vídeo tan rápidamente que ni la habían visto venir. La peliazul no perdió la oportunidad de pararle los pies justo a tiempo y ponerse en mitad del camino entre una shipper y sus victimas.
-Ah, ah, de eso nada. Ya les preguntarás después. –Dijo llevándose ambas manos a las caderas. El modo "madre" de Crystal se había activado y no había nada que hacer en contra de eso.
-Jo...Bueno, lo que sea. –Rodó los ojos. Red no pudo contener una risita.- Vamos a ver a Yellow entonces, debe de estar aburrida...
-O dando gracias al cielo de no haber venido con nosotros. –Bromeó él, cuya risa fue fugazmente interrumpida por una colleja "amistosa" por parte de su amiga de ojos azules.
-En fin...Ni caso.
Continuaron subiendo con ese objetivo en mente pero había algo que no le cuadraba a la capturadora de Jhoto. Algo que, pensándolo cada vez mejor...era preocupante. Y mucho, ¿Ellos no lo sabían...?
-Uh...¿Chicos?
-¿Si? –Los dos se volvieron a detener a mitad de camino, intrigados por lo que su compañea tenía que decirles.
-¿Sabéis que Yellow no ha regresado todavía verdad? –Preguntó algo preocupada. Tanto Blue como Red se miraron sin entender nada. Sin saber cómo escuchar esas palabras les había causado un gran shock.- Yo creía que estaba con vosotros...Pero no. He buscado en toda la casa y los alrededores pero solo estaban Back y White.
-¿...Qué...?
-¿Estás...bromeando, no?
Para Red, todo lo demás había asado a segundo plano, ¿Cómo que Yellow no estaba? Entonces, ¿Dónde estaba? Contra más lo pensaba y más vueltas le daba a lo que acababan de descubrir más mareado se sentía y la preocupación crecía en su mente y corazón. Sin embargo, ahora encajaban muchas cosas...Ahora comprendía por qué había estado tan nervioso desde hacía un buen rato...¿Qué significaba? ¿Acaso lo intuía? ¿Acaso...ella le estaba transmitiendo de alguna manera que necesitaba ayuda? Tal vez estaba exagerando demasiado, era normal. Habían estado todo el día fuera y lo habían dado todo de sí en buscar ese dichoso libro, pero...
¿Y si ese sentimiento de que la pequeña rubia lo necesitaba era verdad?
¿Y si...?
No. Como ese ladrón se atreva a tocarle un solo mechón o atacarla...Se iba a arrepentir toda su vida.
"Yellow...¿Dónde estás?"
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