"Las gemas de colores"



Después de un largo rato convenciendo a Blue de que no había ni rastro de la policía por los alrededores, al fin, consiguieron que bajara del árbol. Como ya era la hora de devolver los patines, el grupo se dirigió al puesto dónde los habían alquilado antes, algunos más doloridos que otros y Blue con unas gafas de sol de incógnito, cómo no. Allí se encontraron con Silver y un Emerald con dolor de tripa por haber comido demasiado helado. Poco rato después, doblaron la esquina el trío de Sinnoh junto a Gold y Crystal mientras los demás ya se iban quitando sus patines. Pearl regañaba al azabache por casi atropellarlo cuando huía de una bestia enfadada, llamada cariñosamente..."Crys", pero bueno, ya sabemos que cierto criador ya se ha vuelto inmune a los regaños.



Terminado su "pequeño descanso" todos estuvieron de acuerdo en ir a ver cómo seguía su amiga de Teselia. Diamond y Platinum le habían guardado un helado para ver si se animaba. La pobre lo estaba pasando bastante mal últimamente, desde que no pudieron defender el Hotel de la heredera de los Bertliz y sus propias cosas.


-Entonces...¿Por qué estabais subidos en ese árbol? –Quiso saber Yellow con una gota de sudor frío resbalando por debajo de su flequillo dorado.


-Confidencial. –La implicada solo se ajustó bien las gafas.


-Mentira. Casi me da un infarto. –Se quejó Green. Ante las miradas de sorpresa de sus amigos, se cruzó de brazos y se dispuso a explicarles la situación. Que una persona como el oji-verde dijera tal cosa era porque lo que había tenido que pasar era SERIO. Aunque bueno, lidiar con Blue y sus travesuras ya ponía a prueba su carácter impasible.- Veréis, esta señorita de aquí le robó la placa a un policía.



-Tecnicamente no fue así. –La aludida se colocó las gafas encima de la pamela blanca al ver que ya habían pasado el centro del pueblo y por tanto, el peligro. Iuff.- Es su culpa por no infundir más autoridad. –Se cruzó de brazos con toda la razón del mundo.- De verdad creía que era un disfraz, por eso hice esa pequeñita broma, ¡Pero es que no tenéis sentido del humor!


-¡Eso, eso! ¡Aguafiestas!


-Gold, no animes al personal...-Suspiró Crys, masajeándose el puente de la nariz.


-¿Pequeña broma? ¡Se la quitaste y te la pusiste! Diciendo cosas como: "Hey, vaquero, ¿Quién es la nueva sheriff en esta aldea?" o "Mira este disfraz me queda bien. Mejor que a este principiante."


-Bueno sí...pero ese tipo me agredió.- Refunfuñó.


-Blue...quería recuperar su placa y le hiciste una llave que me dolió hasta a mí.



-Pero logramos escapar y nos subimos al árbol más cercano ¿no? Pues ya está, todo salió bien. –Sonrió alegremente, con el dedo índice levantado cerca de su barbilla y guiñando un ojo.- Ahora a lo que nos interesa...-Se acercó a Yellow y a Red y los abrazó por encima de los hombros, acercándolos un poquito, con su característica sonrisa pícara.- ¿Qué tal lo habéis pasado, parejita?



-Ah...uh...-La rubia intentaba articular alguna palabra coherente pero le era imposible con esa peligrosa cercanía al moreno. Aún no estaba muy acostumbrada al cambio. Y es que cada vez que intentaba acercarse un poco, aunque fuera para darle un tímido abrazo, acababa tan roja que parecía una tetera a punto de explotar. Era irónico que el color representativo de Red fuera el rojo.



-Lo hemos pasado genial. –Red esbozó una sonrisa sincera y espontánea. Habían dado un paseo, le había enseñado a patinar ( a veces o él o ella acababan pegando un traspiés que casi los hace caer pero el otro se encargaba de evitar eso y volver a a marcha) y habían aprovechado para tomar un refresco. 


Con un pequeño inconveniente.


Fue un poco vergonzoso cuando el camarero los invitó a un refresco para dos con dos pajitas iguales. Pero la incomodidad del momento desapareció cuando se empezó a reír así sin más. El camarero se le quedó viendo raro. Yellow no se explicaba lo que estaba pasando pero lo que sucedía es que Red asimilaba su risueña cara con la silueta de una fresa: sus mejillas rojas resaltando las pequitas desperdigadas por su nariz. Al final terminaron hablando de todo un poco y pasaron una hora realmente entretenida. Pareja...resultaba casi increíble, ¿no? Aún no se hacía a la idea



"Supongo que soy lento para estas cosas"


-Así me gusta, jojojo~


-¡Yellow-senpai! –La llamó Sapphire un poco más alejada de allí. Tenía la mano en alto y no paraba de hacer aspavientos.- ¡Mira, he encontrado una Hierba Revivir!


-¿¿Dónde?? ¡Son muy raras de encontrar! –Con sus ojos ambarinos brillantes de la emoción corrió hacia dónde estaba la castaña y ambas chicas se adentraron en una pequeña zona boscosa de la afueras del Pueblo.


-¡Sapph no os alejéis mucho parece que va a llover!


-¡Sí, mamá Ruby! –Fue lo último que se escuchó detrás de la barrera natural de hojas y arbustos oscuros. Los matorrales dejaron de moverse y las pisadas de sus compañeras se iban alejando poco a poco.


-¡Haz lo que quieras, no digas que no te lo advertí! Yo no soy tu mamá...-Su tono de voz fue bajando hasta ser casi inaudible. Se cruzó de brazos y desvió la mirada hacia otro lado, fingiendo estar molesto momentáneamente. Gold, tan oportuno como siempre, se acercó a su amigo y le picó el hombro con ojos de Mareep abandonado (obviamente, fingido)


-Oye, mamá Ruby...Quiero zumo de naranja.



La paciencia del joven coordinador tocó fondo. Sus puños se fueron apretando hasta que sus nudillos adquirieron un tono blanquecino y su habitual gorro le tapaba la mirada parcialmente. El azabache, al ver que su broma había surtido el efecto que él quería, sonrió pícaramente y posó una mano en los hombros de su kouhai, rascándose la nariz con la otra mano. Pero no se esperaba que el chico fashionista supiera artes marciales. Y ya era demasiado tarde para volver atrás. De un segundo a otro, Gold voló por lo aires y aterrizó de cabeza en un parterre de rosas rojas y blancas que desprendían un fragante aroma y...¡Auh! Pinchaban las muy condenadas. Una caída elegante...y dolorosa. El pobre tuvo que sacarse una espina que se le había clavado en la nariz.



-¡Hey! –Se incorporó como pudo, con varias hojas agarradas a la capucha de su sudadera roja y una rosa roja suspendida graciosamente en su flequillo. Los demás sonrieron un poco ante su aspecto pero sobre todo Silver, que no lo pudo aguantar más y tuvo que girarse para dejar de reírse.


-Mamá Ruby dice que te hagas el zumo tú solito. –Soltó con evidente sarcasmo y una sonrisilla victoriosa.


-¿Desde cuando sabes...eso? –Se levantó del todo y estiró los brazos para recuperarse del golpe. Después se palpó la espalda. Okay, nada roto.- Arceus, creo que le voy a coger alergia a las rosas.


-Bueno, yo le enseñé a leer a Sapphire correctamente así que a cambio, se empeñó en enseñarme algunas "dotes ofensivas". Yo no quería al principio pero mira por dónde, me van a venir genial.


-Tengo que hablar seriamente con esa chica...-Susurró. Volvió a mirar a Ruby y puso los brazos en jarras.- Oye, yo solo me cobraba la revancha por lo de la mansión, tampoco te lo tomes tan en serio chico cursi.


-¿Qué pasó en la mansión? –Preguntó inocentemente Platinum. Pearl se preparaba para cualquier cosa mientras que Diamond...bueno, él les daba sus más sinceros ánimos sentado en un banco de madera y dando cabezadas de sueño. Si es que...


-¿No me digas que mi otro shipping se hizo realidad, tehee~?


-Mujer ruidosa...-Negó lentamente su compañero.


-¿¿QUÉ?? –Los dos chicos se miraron, intercambiando miradas que denotaban un notable desagrado.- ¡Puaj! ¡NO! ¡Yo con ese horrible...!


-¡Hey! ¿A quién lamas horrible?


-Chicos...Venga, ya basta de discusiones tontas. –La peliazul de coletas se puso en medio de ambos y sonrió para alentarles a que hicieran las paces.



La primera respuesta que recibió fue que los dos contendientes desviaron la mirada y se cruzaron de brazos como si fuera una típica pelea entre hermanos. La chica no perdió la paciencia y al poco rato, Gold la miró de reojo, pareció analizar sus movimientos por un instante y finalmente se giró, con una pose indiferente y evitando mirar a Crystal o a Ruby directamente. Su dedo vagó hasta llegar a su mejilla y la rascó ligeramente en señal de que no estaba a gusto con aquello pero que se le iba a hacer. Suspiró.



-Está bien...Siento comportarme a veces tan...


-¿Insoportable? ¿Malcriado? ¿Inmaduro, quizá?


-Chico cursi no le eches leña al fuego...-Gruñó y sus puños se apretaron por mero impulso emocional. La mirada seria e impenetrable del oji-rubí se relajó y dejó entrever una sonrisa de complicidad. Todo lo que quería era una simple disculpa y que se diera cuenta de su actitud, nada más.


-Está bien. Creo que también me he pasado con la llave...Estamos en paz. – Tendió su mano enfrente de él. Gold lo miró sin entender muy bien, pero sus dudas quedaron resueltas cuando el coordinador le indicó con la cabeza que aceptara la tregua y dejaran ya esos juegos tontos. Al menos, por ahora. No podían negar que se divertían molestando al otro de vez en cuando. Sonrió y tendió su mano con gran ímpetu.


-Estamos en paz.


-Genial, porque...


-Hasta nuevo aviso, chico Barbie~ -Sin perder su sonrisa de compañerismo le desordenó un poco el gorro y Ruby tuvo que agarrarlo de las solapas para que no se cayera. Rió un poco y chocaron los codos. Al fin y al cabo, eran compañeros.


-Oye, ¿Nunca se te acaban los nuevos motes para mí?


-Nah~ Es que me lo dejas muy fácil. –Se llevó las manos a la nuca. Crystal sonrió al ver que esos dos se llevaban bien otra vez. O al menos, esa tregua tenía pinta de durar un poco más que las otras...esperaba. Lo que ninguno de los dos quería admitir es que en realidad apreciaban mucho al otro como compañero. Aunque claro, molestar al otro era una oferta demasiado tentadora para ambos. Aguantarla era imposible.


-No sé por qué lo intentas, a los cinco minutos estarán discutiendo otra vez. -Le comentó a su amiga el pelirrojo de ojos plata.


-Puede que sí. -Suspiró ella.- Pero es normal, no todos nos podemos llevar como uña y carne. Hay cosas que chocan...y hay que entenderlas y arreglarlas.


-Ahm...¿Ruby? –Preguntó Emerald, mirando hacia el cielo.


-¿Sip?


-¿Por qué decías que iba a llover?


-Pues porque...espera, ¿Qué?


-Ahí arriba. –El pequeño rubio señaló a una gran acumulación de nubes oscuras y abundantes que se iban acercando muy lentamente por el este. A lo lejos se escuchó como un gemido lastimero y el horizonte se asemejaba a un lienzo dónde los colores se habían distorsionado. Hoy también iban a tener una tormenta, qué bien. Y encima, se había saltado todas las predicciones.


- Se supone que no iba a llover hasta bien entrada la noche...-Se adelantó a comentar Green, mirando con interés la inminente tormenta. A simple vista no parecía tan violenta como la de la última vez.


- Se veía venir, estamos en Julio y tanto calor seguido no es normal.- Apuntaló Pearl, cruzado de brazos.- Será mejor que volvamos a la Casa de Cynthia o nos calaremos hasta los huesos.


-Coincido. –Se acercó a su amigo de la boina roja y zarandeó ligeramente su hombro, llamándole dulcemente.- Vamos, Diamond, nos vamos.


-Yawn~ ¿Ya? Genial, ya empezaba a tener hambre. –Se llevó una mano a la nuca, algo avergonzado y se colocó bien su gorra que había quedado ligeramente desplazada mientras echaba una pequeña siesta revitalizante.


-Siempre tienes hambre jeje.


-¿Ves? No soy el único que te lo dice...Dia, quiero decir Diamond... a este paso no sé ni cómo no haces dieta.


-¿Diesta? ¿Eso se come? –Preguntó ingenuamente, con la cabeza ladeada.


-Sigh...-Una ligera venilla se dibujó en la frente del rubio.- Es dieta. Y no, no se come, más bien es todo lo contrario, es...


-¡Un infierno! –Se lamentó dramáticamente.


-Bueno, no exactamente...bah, da igual. Yo también tengo hambre. –Al final se dio por vencido y sonrió de oreja a oreja, divertido. Nunca pensó que diría esa famosa frase muy única de su amigo de la infancia.


-Me adelanto. –Silver tomó la delantera con las manos en los bolsillos y su rojizo cabello al viento. Emerald le siguió de cerca. Por lo menos, era mejor que escuchar la continuas quejas de su compañero de región por si se le mojaba la ropa que recién había estrenado o si se iban a resfriar todos.


-Sí...vamos. -Red dio un paso, pero antes, dirigió un rápido vistazo con sus ojos carmesíes al lugar donde momentos atrás habían desaparecido Sapphire y la cabellera rubia de Yellow.



Se preguntaba si les daría tiempo a volver antes de que la lluvia empezara a caer sobre la población. Indago en el horizonte y un destello, como si fuera una cámara de fotos, se vislumbró a través de la espesa niebla de los escarpados montes. Tuvo la "loca" idea de ir a buscar a Yellow en un momento...pero desistió enseguida. Él no era bueno orientándose en una región que no conocía y de todas formas estaba con Sapphire; nunca se perderían y si la lluvia las llegaba a pillar, ambas tenían un gran conocimiento de los bosques como para encontrar refugio.



-Cuida de mi pequeña Yellow, ¿Eh? Si no, no quiero saber lo que pasara...-Una voz con cierto deje siniestro lo sorprendió. Al voltearse se topó con los ojos azules de su compañera de región que corroboraban la advertencia. Por un segundo, juraría que sintió un escalofrio en la nuca. Cuando apenas podía articular algunas palabras sin sentido alguno, la expresión de Blue expresión volvió a cambiar a la habitual risueña y juguetona y sonrió pícaramente antes de correr al encuentro de su "hermano" para alegrarle un poco.



-A-ah...eso dio miedo.


-Bueno. –Green se metió las manos a los bolsillos y emitió una sonrisa de lado.- Ya escuchaste a la jefa, andando.


-Gracias por el enorme apoyo, "amigo". –Dijo el moreno, recuperándose un poco del shock. Realmente, no quería ver en su vida a Blue enfadada. Y menos que descargase esa furia contra él. Brrr...


-Nadie dijo que fuéramos amigos. –Dijo caminando delante de él, sin expresión alguna en sus palabras.


-Es cierto...Ami-rival. –Sonrió, cómplice, y caminó para acoplarse a su ritmo y no quedarse el último. Los de Sinnoh ya se habían marchado también siguiendo a Silver y Emerald.


-Así está mucho mejor. –Puede que fuera una muy pequeña mueca, pero el impasible Green esbozó una sonrisa.- Pero sigo siendo mejor que tú: soy más alto e inteligente.


-Eso es el pelo, tramposo. –Bromeó.


-Que le voy a hacer...me has pillado. –Se encogió de hombros y siguieron caminando.



Pasaron quince minutos y ni siquiera estaban "cerca" de la residencia de a Campeona. Había sido una mala idea confiar en el tiempo e ir a la otra punta del pueblo (sabiendo que ya habían salido escaldados el día que acabaron en la mansión del Bosque Vetusta) La casa de Cynthia se encontraba bastante a las afueras, más adentrada en el bosque de las falsas del Monte Corona que al pueblo por motivos de tranquilidad para huir de la prensa debido a su alto cargo en la región.



Pequeñas gotas empezaron a manchar el suelo de piedra gris y una gota muy fría cayó encima de la nariz de Diamond. El moreno miró hacia arriba, curioso, y comprobó con desgana que el azul del cielo había sido sustituido por un color oscuro desagradable. Crystal advirtió al resto de que se apresuraran o la lluvia los pillaría. El intermitente goteó fue aumentando de intensidad a cada esquina que giraban, hasta que la lluvia llegó sin compasión y no les quedó más remedio que correr para llegar lo antes posible al balcón o toldo más cercano. Lo que fuera menos permanecer bajo aquel frío húmedo.



Tras un último sprint, avistaron un "túnel" entre calle y calle y no lo pensaron os veces. El grupo al completo se refugió bajo la construcción antigua acompañando a una pareja de ancianos que también había sido sorprendida por la repentina lluvia. Dentro se escuchaba un eco seco y algo incómodo pero era lo mejor que tenían.


-Agh...Por fin un lugar seco. -Suspiró Gold. Se quitó la gorra y la estrujo un poco para quitarle el agua de más- Oh, vamos~ Era mi gorra favorita.


-Pero si siempre llevas la misma...-Observó Silver, rodando sus plateados ojos. Acto seguido se sacudió un poco los pies. Odiaba cuando el agua se metía dentro de los zapatos y hacían ese ruido tan molesto y chirriante, como si pisaras huevos Pokemon. Iugg...- No me gusta la lluvia.


-Mira, ya coincidimos en algo.


-Espero que hayan encontrado un refugio. –Suspiró al viento un oji-rubí con gorro, su mano apoyada en la fría pared del túnel/puente y su mirada perdida en el horizonte denotaban una clara preocupación. Sintió un contacto ajeno en su hombro y se giró para ver de quién se trataba.


-Yo también. –Red adquirió su misma expresión preocupada pero cuando volvió a mirarle a los ojos, estaba sonriente.- Hey, siempre estáis discutiendo y fingís que no os importa casi nada el otro pero en realidad os preocupáis mucho.


-Claro. –Asintió, serio.- Somos diferentes pero nos conocemos muy bien. Además, ¿Quién ha dicho que el amor tiene que ser perfecto?


-Puede que tengas razón. –Rió ligeramente.


-asdfgfgdjk...Por favor, tapenle la boca, voy a vomitar arcoíris...-Se quejó Emerald, con las manos en el estómago y una mueca de asco.


-Te dije que no comieras tantos helados.


-"Te dije que no comieras tantos helados"...ni que fuera un niño pequeño. –Masculló de brazos cruzados. Crystal lo miró al lado de Silver, con una mano en la boca para evitar sonreír demasiado. Si el pequeño rubio estaba intentando parecer maduro, estaba provocando el efecto contrario con ese puchero tan tierno.


-Hazle caso a los mayores, te puedes enfermar si comes demasiados dulces de una sola vez. –Dijo el anciano con una sonrisa amable mientras acompañaba cada palabra con un ligero movimiento de su bastón de madera clara.


-...


-B...¡BWAHAHAHAHAHAHAHAHA!



Perfecto, Gold estaba rodando por el suelo. La cara de "Oh, por favor, esto tiene que ser una broma" del "pequeño glotón" era para enmarcar. Literalmente. Blue no perdió la oportuniad y su cámara hizo acto de aparición con un flash con el cual ni se inmutó. Más bien, parece que marcó el inicio de un curioso tick en su mejilla derecha. Hmm...peculiar.


-¿A ustedes también les ha pillado por sorpresa la tormenta? –Preguntó educadamente la peli-azul amante de las estrellas.


-Sí. Habíamos quedado con nuestro hijo para algo importante pero, por desgracia, no vamos a poder asistir a la hora...-Se lamentó la mujer, sentada en el banco de madera que había detrás de su marido.



-Vaya...Estamos en las mismas. –Se lamentó Blue, cruzada de brazos. Fijó su mirada en el suelo y caviló durante unos minutos silenciosos en los que solo se oía el tintinear de las gotas de agua al impactar con la piedra y en las tejas de los tejados. Un pequeño "riachuelo" se empezaba a formar cerca de la reja de alcantarilla que tenía justo debajo. Sí, solo les quedaba esperar a que amainase...¿O quizás no?- ¡Tengo una idea!



-Hermana, no es hora de una sesión de fotos...


-¡Aparte! –En la cara de la castaña se dibujó una gran sonrisa victoriosa. La pareja de ancianos y el resto de jóvenes la miró con curiosidad. Indagó en su bolso en un segundo, sacó una reluciente pokeball.- Blasty solucionará este aguacero, ¿A que sí cariño? –Tiró la bola al aire y un destello blanco dio paso a la figura de un imponente Pokemon tortuga.


-¿Uh? Ahora sí que estoy perdido...


-Bueno...Blasty puede aprender Danza Lluvia, ¿Verdad Crys?


-Sí, es un movimiento que crea una lluvia artificial pero...-Ladeó la cabeza, confusa.- No sé en qué nos puede ayudar eso.


-¡Fácil! ¡Observad y aprended de la experta! ¡Blasty, usa Danza Lluvia! –El Pokemon no puso muy buena cara pero ejecutó el movimiento de todas formas. La lluvia empezó a amainar poco a poco...-¿Veis? Si se usa durante una lluvia origina el efecto...


-Esto no va a terminar bien...-Suspiró Silver y se cruzó de brazos, expectante.



La chica no terminó la frase, una gran cantidad de lluvia cayó sobre su cabeza, dejándole el pelo completamente empapado. Para comprobar su teoría había salido de su refugio seco y había acabado bastante mal. Silver entornó los ojos. Sabía que las intenciones de su hermana habían sido de las mejores pero...desde un primer momento sabía que esa idea suya no iba a tener muy buenas consecuencias. Sobre todo para ella. Y vaya se había tenido razón.



-Ya decía yo...-Green se acercó silenciosamente por la espala y depositó sobre los hombros de la oji-azul su chaqueta de verano.- Ten, sé que no es mucho pero servirá por ahora.


-G-gracias...-Un poco frustrada, devolvió a su Blastoise a su correspondiente lugar y guardó su poekabll de vuelta al bolso de color amarillo.- Siento no poder serles de ayuda...-Se disculpó inocentemente con la pareja. De verdad que estaba muy apenada. El anciano esbozó una sonrisa y negó lentamente.


-No pasa nada, tranquilos. Esperaremos a que la tormenta pase.


-Podemos pasar el rato contando esas leyendas que nos gustan tanto, ¿verdad?



-Es cierto. –Su risa fue interrumpida por una inoportuna tos seca.- Mi preferida es la leyenda de "Las gemas de colores". –La anciana sonrió y sus pequeños ojos color miel se arrugaron tiernamente. El hombre, de pelo canoso y sin apenas bigote, los volvió a mirar apoyándose en su bastón.- Ahora que lo pienso me recuerda un poco a vosotros, jovenzuelos.



-Uh...¿A nosotros? –Preguntó Red con la cabeza ladeada. La verdad es que no entendía muy bien a qué se refería...¿En qué se parecían ellos, personas de carne y hueso, a unas gemas de colores? Detrás de él, Gold hacía como si se desatornillara la frente y Crys le dio una colleja de reprimenda, seguida de un buen merecido regaño. El pobre criador solo se palpó la cabeza mientras discutían por lo bajo.



La lluvia seguía cayendo y una brisa helada recorrió de principio a fin la calle, haciendo que todos los que se encontraran por allí se encogieran en un tremendo escalofrío. Un bramido largo y agonizante se escuchó en el cielo.



-Sí, a vosotros. –Asintió tras una pausa que aprovechó para sentarse al lado de su esposa.- Los protagonistas de esa historia se asemejan mucho a vosotros. Con esas ganas de ayudar que animan a cualquiera y ese lazo inquebrantable que se nota que compartís a simple vista. –Nuestros héroes se miraron unos a otros con una mezcla de vergüenza y orgullo. Red, el auto-proclamado portavoz se rascó una mejilla, levemente sonrojado.- Pero sobre todo porque los protagonistas llevaban consigo unos objetos que los identificaban y formaban parte de ese lazo...como esos cacharros que lleváis ahí. –Señaló quedamente al bolsillo de su pantalón.



-¿...La Pokedex?


-Pues eso, cacharro, como se llame. Nunca entendí las nuevas tecnologías. –Farfulló moviendo ligeramente su bastón de un lado a otro. La anciana rió un poco y le tomó la palabra. Tenía una voz aterciopelada y amable que solo las abuelas podían emitir.


-¿Queréis saber de qué trata?


-¡Sí, por favor! –Exclamaron la mayoría, como si fueran niños pequeños que pedían un cuento para poder dormir de un solo tirón. Otros, como Green y Silver, solo asintieron expectantes a que aquella señora les contara esa historia. Sentían curiosidad por saber que semejanzas guardaban sus personajes con ellos mismos.


-Está bien.



Mientras tanto, lejos de allí...



-Rayos, no deberíamos habernos entretenido tanto buscando la Hierba Revivir...Dicen que es un genial amuleto pero aún así...-Suspiró una chica de pelo castaño amarrado en una pequeña coleta, con dos mechones a los lados. Después, posó su mirada en un frasquito de vidrio que contenía unas hojas de un brillante color verde envueltas en savia. Lo volvió a guardar en su querida riñonera y se tapó con ambas manos la cabeza para no mojarse, aunque era prácticamente inútil.- Vamos a regresar antes de que empeore la lluvia...¿eh...? ¿Yellow-senpai? ¿Dónde...? Juraría que hace un momento estaba detrás de mí...



Sin darse cuenta, había perdido el rastro de su compañera en su desesperada carrera por encontrar un refugio seco que las cobijara de la tormenta. La fría lluvia seguía cayendo encima de su cabeza y hacía un ruidito casi mágico cuando tocaba as hojas de los árboles y las usaba como tobogán hasta llegar al suelo. Habían estado corriendo juntas hasta ahora, pero de un segundo a otro, la rubia se había esfumado de su lado. Preocupada por su paradero, la llamó varias veces usando sus manos como si fueran un megáfono. A la quinta llamada, cuando ya se disponía a ir a buscarla personalmente, un murmullo de arbustos la alertó.



Su pose de combate se relajó cuando vió de quién se trataba y volvió a ponerse en pie.


-Iuff...uff...Corres mucho Sapphire...-Jadeó la chica, apoyando sus manos en sus rodillas. Una vez recuperó el aliento, se sacudió un poco de polvo del hombro y la miró con una mueca cansada.- Casi te pierdo.


-Perdón jeje...-Se disculpó ella, frotándose la nuca.- Bueno, será mejor que nos vayamos, tenemos que buscar al resto y deben de estar preocupados.


-Tienes razón. Con esta luvia cualquiera coge un resfriado que ni los Donphans pillan. –La chica de atuendo azulado sonrió divertida y se pudieron en marcha, corriendo de copa en copa para mojarse lo menos posible. Estaba empezando a pensar que era un imán para las tormentas veraniegas.


Caminaron un rato más siguiendo la intuición de Sapphire y algunos senderos que cruzaban el lugar hasta que avistaron las primeras casas tradicionales y una gran alegría invadió sus rostros. Primera lección aprendida: No salgas disparado a coger una Hierba Revivir. Y menos si hay una tormenta cerca.


-¡Vamos!


-¡Espera, he escuchado algo! –Exclamó desde atrás Yellow. Sapphire hizo ademán de acompañarla pero la pequeña sanadora le restó importancia con una sonrisa amable. –No te preocupes, voy justo detrás de ti. De todas formas estamos cerca de Pubelo Caelestis, no me perderé. Me preocupa porque sonaba como un Pokemon herido...



-Está bien, pero ten cuidado. No hemos tenido mucha suerte con los Pokemon salvajes últimamente...-No le gustaba dejarla sola, pero sabía que ella también podía arreglarselas bien si había cualquier tipo de problema normal.



-No te preocupes, ¡Hasta luego! –Y así, ambas chicas se fueron en direcciones opuestas. Sapphire, en dirección al Pueblo a encontrar a sus amigos y Yellow , a comprobar de qué se trataba ese sonido. El sendero que llevaban siguiendo desde hace tiempo le serviría de guía para regresar. Una cosa estaba segura, en cuanto ayudara a ese Pokemon en apuros, se tomaría una buena taza de chocolate tibio.


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"La primera pieza está conectada."



o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o



"Bueno, ya nos sabemos el inicio de todas las leyendas. Esta o es una excepción.


La historia tiene lugar hace mucho tiempo, en un lugar tan lejano que no era conocido por nadie, salvo por unos pocos afortunados. Era una vasta tierra repleta de bosques espesos y con un aire misterioso que atraía a cualquier explorador que se preciase, vastas praderas donde se asentaban humildes pueblos o costas soleadas dónde se situaban la mayoría de las "ciudades en desarrollo" de la región. Todos sus habitantes vivían en paz, pero como la región era muy grande, estaba divida en varias "zonas" o "uniones" de las cuáles una persona se encargaba para que no tuvieran problemas y ayudar a todo el que necesitara una mano.



Esas personas eran un total de seis y cada una destacaba por su juventud...pero también por sus habilidades, únicas y especiales, que aprovechaban para reservar la bondad en su tierra y evitar que todo se saliera de control. Estos seis jóvenes, tres chicas y tres chicos que no sobrepasaban la treintena, eran conocidos por todos como grandes amigos que compartían una seña de identidad; de ellos y de su zona, como una unidad. Mientras estuvieran juntos, toda la región lo estaría.



La portadora de la gema roja era una chica de pelo negro como la ceniza, amarrado en dos coletas que poco a poco parecían prenderse con tonos anaranjados. Sus ojos, de un brillante cobre, transmitían su gran fuerza de voluntad. Se sabía que era experta en todo tipo de artes marciales y nadie se atrevía a meterse con ella. Junto a su Charmeleon, cuidaba de su zona con decisión, tratando a todos por igual y liderando justamente como la líder innata que era. Se dice que podía controlar el fuego.



El portador de la gema verde, la persona más sabia que albergaba la región a pesar de su corta edad, tenía el cabello gris y un poco desordenado, enmarcando unos ojos esmeralda que transmitían serenidad. Instruía a todos por el buen camino y era un gran consejero. Junto a su Servine se encargaba de mantener el orden en su zona. Se dice que podía hacer florecer las plantas a su antojo y que era amigo de un misterioso espíritu del bosque.



La portadora de la gema violeta, una chica de gran curiosidad, trabajadora y sincera. Sus ojos lilas combinaban con su pelo largo y liso de color negro. Sus acciones y su actitud humilde la hacían pasar por alguien más de los habitantes, independientemente de su cargo. Conocía todas las historias antiguas y se pasaba el día divulgando sus historias a los niños con la amabilidad que la caracterizaba. Se decía que en su zona corría una agradable brisa y que podía controlar el tiempo atmosférico junto a su Castorm.



La portadora de la gema azul, una soñadora por naturaleza, defendía los sueños y metas de sus habitantes con ganas y procuraba que todos fueran felices. Su pelo castaño, amarrado en un moño, resaltaba sus profundos ojos azules. Su zona se caracterizaba por el curioso color blanco de las piedras. Se dice que podía sentir los cambios que iban a sucederse con visiones o sueños extraños, aunque no se lo contaba a nadie.



El portador de la gema naranja era un chico algo desordenado y atolondrado, de pelo rubio y ojos ámbar. Se caracterizaba por hacer las cosas sin pensar demasiado y por una buena dosis de orgullo. Pero a pesar de todo, tenía un gran corazón y aunque hiciera las cosas mal, después las arreglaba con gran empeño. Se decía que podía controlar la tierra y le encantaba hacer bromas. Muchas veces era ayudado por los otros.



El portador de la gema amarilla, un chico castaño con destellos dorados y ojos claros protegía la zona que le correspondía, dónde más abundaban los bosques y lugares naturales. Su pasión era visitar a todos sus habitantes, ayudarles con lo que pudiera y cuidar de la naturaleza que tanto amaba. Pero algo lo diferenciaba, y es que no tenía un poder "visible". Podía curar a las personas parcialmente por algún misterioso motivo, pero cuando lo hacía quedaba tan agotado que se pasaba dos días enteros desmayado.


Todos eran grandes amigos, se ayudaban entre ellos y así la región dividida, se convertía en un poderosa unidad dónde lo más importante era ayudar. Pero el problema llegó cuando una de las "gemas" fue corrompida por algo o alguien. Nunca se supo. La envidia invadió su corazón y las sombras nublaron su razón."


-¿Qué hizo? -Preguntó Emerald, atrapado por la historia.


-Algo que no debería haber pasado nunca...Traicionó a los suyos por tener envidia de sus poderes, corrompió su poder para unificar toda la región bajo su tutela y no dudo en usar lo que fue de sus amigos para su propio bien. No recuerdo muchas cosas...pero es solo una curiosidad. -Sonrió cálidamente.- Puede ser mentira o verdad, pero me recuerda a vosotros. 


-¿Podemos saber más? -Lo sorprendente es que quién formulaba la pregunta era Green. arecía pensativo.


-Sí, supongo que no habrán tirado el libro en la Biblioteca. Está por aquí cerca, girando esa esquina. -Dijo el abuelo.- ¿No estaréis pensando en ir con esta tormenta, verdad? -Hubo un silencio por parte del oji-verde. Excepto por Gold que creía que se había vuelto loco. Desde luego, no iba a volver a salir a mojarse. No señor. El abuelo sonrió, si que eran curiosos esos chicos.- No os resfieis. Nosotros esperaremos aquí, nos hubiera gustado asistir pero con esta lluvia...


-Cierto, hace diez años que no vemos a nuestro hijo...lo echamos de menos. -Sonrió nostalgicamente la anciana.


...


-Esta vez si tengo una idea que puede ayudar. -Blue sacó de una poke ball a su querido Ditto, seria y le pidió que se convirtiera en paraguas. Después, se lo ofreció a la pareja con la misma sonrisa nostálgica.- Yo también esperé mucho tiempo para ver a alguien importante para mí...Vayan a por él. Ditty sabe volver y le encanta la lluvia. -Ditto sonrió y acató las órdenes de su entrenadora. Acto seguido, se giró hacia sus compañeros.- ¿Nos vamos?


-Nuuu...-Gol, es inútil, estás rodeado de locos.


-Vamos. -Asintió el oji-verde, orgulloso de la acción de la castaña que fue muy bien agradecida por el par de ancianos. El grupo se despidió de ellos con la mano en alto y...


-A la de una, a la de dos y a la...¡TRES! ¡Corred! -Exclamó Pearl iniciando la carrera hacia la biblioteca.


-¡Os odio a todoooos! -Gritó Gold más atrás, corriendo con la mano encima de la gorra para que no se le cayera con la velocidad. Todos se fueron yendo lo más rápido que podían, debajo de los balcones, hasta llegar al destino que bucaban. Solo quedaron dos personas por salir.


-¿Por qué tanto interés? -Preguntó una castaña de ojos azules. Green miró al cielo, pensativo.


-Es algo extraño, pero hay algo sospechoso en todo este asunto...







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