Corazón de diamante.
-¿Ah? ¿Dije algo malo? –Los demás no sabían si era a posta o sin querer pero algo era seguro, ese chico no cambiaría nunca.
Sapphire se acercó al Sharpedo maravillada porque nunca había visto uno tan de cerca, en cambio el coordinador de los ojos rubí acarició al Corsola de la conocedora, admirando como su piel rosada brillaba con el sol. Pero no tuvieron mucho tiempo para charlar pues el altavoz los reclamaba a la carrera. Se despidieron de sus amigos y volvieron a la línea de salida.
-Ánimo, Dia.- Le dijo la morena, con su pokemon al lado. Él sonrió y asintió.
-Igualmente señorita.
Los dos quedaron impactados ante la variedad de Pokemon que había al lado de algunos finalistas. Desde un despistado y lento Guarsire hasta un imponente Gyarados, pasando por Kabutops, Alomomolas, Dewongs y hasta un pequeño Vaporeon. Mientras la presentadora subía a su "escenario" para explicar la carrera, Platinum le acarició la cabeza a su nuevo amigo con cariño y Diamond compartía con gusto un enorme bocadillo con el suyo. Todos prestaron atención a sus palabras, hasta que por fin dio la salida y el evento continuó.
-En sus marcas...-Todas las personas se acercaron a la línea, mirando fijamente el horizonte.- Listos...-El joven de la boina miró de reojo a su compañera, la cual estaba muy concentrada, como en sus batallas de Gimnasio.- ¡¡YA!!
Tras decir aquello se desató el caos. Las diez o quince personas que habían pasado a la siguiente fase del concurso corrieron hacia la orilla y se zambulleron en el agua junto con sus Pokemon o montaron sobre ellos sin perder un segundo. Diamond reaccionó un poco tarde y también tardó otro minuto en subirse a la espalda de su amigo debido a que nunca había surfeado. Platinum, que ya llevaba una gran ventaja nadando al lado de Corsola, paró un momento preocupada por los problemas de su amigo, pero éste le hizo señas de que no se preocupara y siguiera.
En cuanto fue capaz de subir correctamente, tuvo que agarrarse a su aleta dorsal como nunca lo había hecho. El agua pasaba debajo de ellos como una cinta de correr al máximo de su potencial y en poco tiempo recobraron la marcha del resto, e incluso adelantaron a unos cuantos rezagados. Al pobre chico del bañador azul le costó abrir los ojos de la impresión, pero tenía que dirigir su avance así que se puso serio y miró al frente. No tenía más remedio. Cuando adelantó a dos chicos más, miró hacia los lados y sonrió con alegría. Era divertido hasta que a lo lejos vio unas rampas, seguidas de enormes rocas y unos cuantos obstáculos más y se asustó.
¡No era capaz de esquivar eso! Sharpedo no hizo caso a sus indicaciones, se veía tan concentrado en ir lo más veloz que pudiera que al chico no le quedo de otra que agachar la cabeza detrás de su aleta, con las manos protegiéndose la cabeza. Su amigo aceleró aún más el nado y salieron despedidos por una rampa, dando saltos por el agua como una piedra haciendo ondas.
-¿L-lo hemos logrado?- Diamond estaba realmente sorprendido. Creía que se estamparían. Aún así, no le dio tiempo a celebrarlo y tuvo que cubrirse otra vez.
No pasaron el siguiente obstáculo como todos, surcando las orillas, sino que...¡Sharpedo las rompía en línea recta como si nada! Dia estuvo a punto de gritar cuando iban saltando en pedazos a cada segundo y temió que alguien saliera herido. Por suerte, superaron la zona y el recorrido volvió a estar tranquilo, salvo porque faltaban algunas personas que posiblemente habían sido descalificadas.
Una figura a la izquierda que iba en sentido contrario le llamó la atención. Reconocería ese vestido blanco y ese pelo negro en todas partes. Parecía que ya había dado la vuelta al primer circuito y ya iba de camino a la meta...¡Nada menos que en primer lugar! ¡Típico de la señorita Platinum! El moreno se preguntó cómo era posible, pero recordó que la determinación de su amiga era infranqueable y sonrió, animándola mentalmente.
Sin embargo y sin previo aviso, un chico con un Gyarados enorme apareció detrás y con un solo chasquido, el Pokemon produjo unas olas que desestabilizaron y hundieron a la susodicha sin que nadie se diera cuenta de lo que había hecho ¡Había hecho trampa! ¿¡Qué nadie se daba cuenta!? Todos seguían su camino sin darse cuenta, pero él estaba preocupado.
Afortunadamente, la cabeza de la muchacha surgió del agua cuando él ya se empezaba a preocupar de verdad. Su Corsola había huido del susto así que estaba automáticamente descalificada y con resignación se dispuso a nadar hacia la orilla por otra ruta. Suspiró de alivio. Diamond pasó a su lado como una flecha, siguiendo la espalda de aquel tramposo. Tenía un presentimiento...y sus sentimientos pocas veces se equivocaban. Cuando ya estaban a la par, con miradas desafiantes puestas en la orilla de la playa, el otro se dignó a hablar.
-Quítate de mi camino.- Una ola causada por la cola del dragón acuático fue directa hacia él, pero la esquivó por poco.- Niño impertinente...¿Qué no ves que no puedes ganar?
El moreno lo miró con una expresión seria. Aquel chico era más mayor que él, de unos 20 años, tenía los ojos oscuros y el pelo rizado y castaño. Sus ojos lo miraban con desprecio y una sonrisa pícara se dibujó en su cara. El muchacho no pudo aguantar más. No podía permitir que esa persona se saliera con la suya jugando sucio como sus ojos lo habían visto antes. Estaba seguro de que así lograba ir en cabeza, eliminando por sorpresa a los finalistas a pesar de que iba contra las reglas.
-Me da igual.- Dijo tajante.- No estás jugando limpio y no te voy a permitir lograr lo que quieres con esos métodos tan sucios.
Su rival se sorprendió ante sus palabras, no esperaba que alguien como él fuera capaz de enfrentarle. Ese renacuajo cada vez le irritaba más...¡Y encima venía con cuentos de espadachines justicieros! ¡Eso era el colmo! Él podía hacer lo que quisiera. Pero, mientras estaba perdido en sus pensamientos no se dio cuenta de que el menor le había adelantado y se había girado hacia ellos mientras su Pokemon seguía hacia la meta a toda velocidad.
-Deja de engañar a los demás y termina esto limpiamente.- La mirada de aquel muchacho era penetrante, fría e imperturbable. No había desafío en ella, solo un consejo.
-¿Qué?- Una carcajada escapó de sus labios.- Espera, ¿Cómo? No me hagas reír. Tú, un enano, ¿Me está amenazando?- Su tono era de superioridad.
-¿Por qué haces esto?- Espetó. El otro joven quedó estupefacto. Ese chico era extraño.
-¿A qué te refieres?- Esta vez, su voz tembló, pero mantuvo la compostura.- Mira, ya sé a qué estás jugando...¿Y sabes qué? ¡No vas a ganarme!- Su grito fue potente pero Diamond no retrocedió. El Gyarados volvió a atacar y esta vez casi los desestabilizó. El de ojos diamantinos tuvo que agarrarse muy fuerte y con dificultad para no caer. No iba a dejarle ganar ¡No señor! ¡Algo le decía que había algo mal en todo eso!
-¿¡Por qué te interesa tanto ganar!?- Exclamó casi sin darse cuenta. En cuanto tuvo oportunidad escupió un poco de agua salada que había tragado sin querer. Su tos pareció alegrar al castaño.
-Porque, amigo mío, ganar es divertido.- Se encogió de hombros. Acto seguido, sonrío con arrogancia y una mirada tan frívola que le heló la sangre. Por un momento le recordó a la mirada de aquel hombre...Cyrus...- No me digas que no te parece interesante...¿Uhm? El fin justifica los medios renacuajo. Da igual lo que haya tenido que hacer ¡Lo importante es que te apartes de mí camino!
-¡NO!- Sharpedo esquivó otro ataque por muy poquito y estuvieron a punto de caer al agua. Esos ojos azules se clavaron en la mirada oscura del joven, reclamando a gritos una cosa.- ¡Eso, eso no es para nada interesante! ¡Sharpedo a toda pastilla!- Le ordenó a su amigo.
-¡Maldito enano! ¡¡Deja de molestar!!- Ellos también aceleraron el paso.
-Si no vas a arreglar lo que has hecho...¡Te lo demostraré!- Dia se dirigió al dragón de agua de aspecto feroz. Tenía el cuerpo rasguñado y desde que lo vio sintió en el fondo de su corazón que algo iba mal con ese par. Ahora lo confirmaba.- ¡Gyarados! ¿¡Crees que este hombre va a cumplir lo que te ha prometido!? ¡No le escuches, solo quiere ganar! - El Pokemon se quedó pensativo, mirando a aquel muchacho fijamente.
-¡Te dije que dejes de estorbar! ¡¡Ataca, inútil!!- Su "amigo" ordenó aquello sin pensar. Gyarados se dio cuenta entonces de las palabras del pelinegro y no le hizo el más mínimo caso.- ¿¿Me has oído?? ¡Que ataques! – El susodicho seguía sin hacerle caso y en su expresión iba aumentando el enfado.- ¿Quieres que cumpla lo que te advertí? ¿¿Quieres eso??- Su tono era amenazante.
-Lo sabía. Solo era una herramienta.- La mirada furiosa del castaño se posó en el chico de Sinnoh.- Le atascaste a él y a sus amigos y le advertiste de que si no te ayudaba en la carrera los cazarías a todos y no los volvería a ver.
-¡Cállate!- Él estaba fuera de sí, viendo que su trampa había sido desvelada por un adolescente.
-Por eso en la parte más alejada no había ningún Pokemon de agua...¡Los atacaste a todos, incluso a Sharpedo!- Estaba enfadado, no soportaba que maltrataran a otros sin razón.
-¿C-cómo...ese es...?- El chico asintió.
Ese había sido el trampolín que lo había impulsado a meterse en aquel lío. Cuando vio a ese chico eliminando a su compañera de viajes de forma tan descarada no se dio cuenta, le pareció mala, pero nada más. Sin embargo, fue Sharpedo quién le comunicó, con su mirada de odio contenido, la verdad. Después solo tuvo que comprobar sus sospechas con las heridas del Gyarados y la actitud competitiva de aquella repugnante persona.
-Estás a tiempo de retirarte. Con amenazas que no vas a cumplir no lograras nada.- La seriedad y justicia de sus palabras le hirvieron la sangre al de ojos oscuros.
-¡Gyarados, vamos! ¡No escuches ni una sola palabra más de este chico! ¡Nos está engañando para ganar! –Intentó persuadir a su compañero con mentiras infundadas.- ¡Acelera y dejémoslo atrás, YA!
El dragón azul no se inmutó, es más, paró en seco su avance. El castaño se extrañó y le gritó con más furia, esperando que éste le hiciera caso. Pero no lo iba a lograr. El Gyarados, que ya no soportaba más seguir con aquella mentira, se sacudió, tirándole al agua por sorpresa. Seguidamente, miró a Diamond como agradeciéndole por haberle abierto los ojos y el oji-celeste asintió con una semi-sonrisa, prometiéndole con la mirada que no les pasaría nada a sus amigos, él mismo se encargaría.
Quiso seguir hacia delante, dejarlo allí tirado, pero algo le decía que debía ayudarlo y le hizo caso a su corazón. Dio la vuelta y le ofreció su mano para ayudarle a volver a la playa. Ya no quedaban más participantes, ese tipo se había encargado de todos ellos y era una suerte que él siguiera en pie.
-Vamos, le acompañaré.- Le dedicó una sonrisa.- Los errores siempre pueden ser corregidos.
A pesar de lo bonito que pudiese parecer ese final, digno de una película con final feliz...esa historia no estaba destinada a acabar así. El mayor rechazó de un manotazo su ayuda y volvió nadando, dejándole como último mensaje una mirada amenazadora y tan helada que tuvo que tragar saliva. Le afectó no poder ayudarle...pero no podía quedarse ahí parado y siguió el resto del circuito hasta llegar a la meta.
Cuando llegó, todo eran ovaciones de parte de sus amigos y de los concursantes que habían sido descalificados y que lo habían visto todo desde lejos. Gold, Pearl, Red y Black lo agarraron en volandas y lo lanzaron al aire, orgullosos de su actitud. Diamond estaba más rojo que una baya Tamate y apenas podía hablar. Hasta los presentadores le felicitaron y se disculparon por su error. Para ellos también había sido una sorpresa pero desde allí no hubieran podido detenerle.
-Típico de Dia.- Se enorgulleció su amigo de la infancia, pasándole el brazo por los hombros. Él sonrió con algo de nerviosismo, se sentía incómodo en situaciones así.
-¿Cómo sabías todo eso?- Preguntó Platinum a su lado. El resto escuchó con atención.
-Simplemente lo ... ¿sentía? Bueno, hubo un conjuntos de factores que indicaban a ello, yo solo até cabos.- Se rascó la nuca. Green se acercó al menor y le puso una mano en el hombro.
-Tú eres de los míos, chico inteligente.
-¡Tenemos que librar una batalla!- Dijo sin venir a cuenta el mayor de los chicos, con los ojos brillantes. Blue lo agarró de la oreja.
-¡Tú calla, despistado! ¿A que sí Yellow?
-¿¡Ehh!?- Blue y sus compromisos inesperados.
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