25

A la mañana siguiente, una sensación hermosa recorrió mi cuerpo. Me sentía diferente entre sus brazos.

Amado.

Correspondido.

Especial.

En casa.

Las palabras quedaban hasta pequeñas ante la inmensidad de emociones y sensaciones que me golpearon en ese instante. Me acurruqué en su pecho y sonreí mientras inhalaba su aroma.

Jungkook estaba junto a mí y deseé con todas mis fuerzas congelar ese momento para toda la eternidad.

Ante mis movimientos, él se removió un tanto inquieto y al verme, sonrió somnoliento.

-Buenos días, amor -saludé y él me pegó a su cuerpo.

-Sí que son buenos días -respondió y yo no pude evitar sonreír, mucho menos abrazarlo.

Comenzamos el día de esa manera, con besos, abrazos y caricias que fueron sumamente íntimas. Estábamos en nuestro mundo y no queríamos ser sacados de allí por nada.

Lo miraba y no podía creer lo que estaba viviendo. Jungkook, mi primer y único amor había amanecido junto a mí luego de una noche repleta de amor.

Nunca en mi vida me sentí tan completo.

Las manos de Jungkook se deslizaban con lentitud por mi espalda, mientras que sus labios estaban sobre los míos y nos besábamos sin piedad alguna.

Cuando me volteé para quedar sobre él, mi teléfono sonó y el alfa soltó un pequeño gruñido.

-No contestes -pidió, mientras sus besos comenzaban a bajar por mi cuello.

-Tengo que hacerlo, puede ser una emergencia -contesté y me estiré para tomar mi celular.

Al ver la pantalla, vi el nombre de Yoongi y contesté. Jungkook no dejaba de darme besos en el cuello.

-Hola.

Por fin contestas! Te he estado mandando mensajes desde la ocho de la mañana. -Escuché a mi hermano quejarse-. Hasta me puse de mal humor.

-¿Ocho de la mañana? -pregunté, sorprendido-. ¿El embarazo te pone molesto? ¿Cómo crees que te voy a contestar a esa hora estando de vacaciones?

Jungkook acarició mis piernas y no pude evitar cerrar los ojos.

-Pensé que tal vez tu novio iba a ver que los estábamos intentando localizar, pero ni siquiera eso. Jihyo está furiosa porque no fueron capaces de contestar ni un solo mensaje -explicó.

El alfa mordió suavemente mi cuello y, a su vez, hizo presión en mis muslos, robándome un gemido.

-¡¿Qué mierda fue eso?! -preguntó, aterrorizado, Yoongi.

Me tapé la boca y me separé inmediatamente de Jungkook, quien me miraba con picardía y diversión.

-¡Me pegué! -mentí-. ¡En el dedo chiquito del pie!

Eres un asqueroso! -gritó, escandalizado-. Le voy a decir a mamá lo que haces, y dile al repugnante de tu novio que tenga respeto por las llamadas.

No me dejó contestar, Yoongi simplemente colgó. Miré el teléfono con el ceño fruncido y las risas de Jungkook no tardaron en aparecer.

-¿Por qué hiciste eso? -Le di un pequeño golpe-. Ahora vamos a tener que aguantarlo durante meses con esto.

-No fue tan grave, que deje de quejarse tanto. -Dejó un beso ruidoso en mi mejilla-. Entonces, ¿nos están esperando? ¿Por eso los mensajes y llamadas?

Asentí.

-Dijo que desde las ocho de la mañana están intentando comunicarse con nosotros, y que tu hermana está furiosa.

El gesto que realizó mi chico me dejó en claro que eso no era una buena señal.

-Vamos a tener que apresurarnos, porque aguantar a Jihyo molesta será peor que soportar a Yoongi con sus insultos.

Sonreí y lo abracé por los hombros para darnos unos últimos besos. Separarnos costó demasiado, y más cuando lo único que deseábamos hacer era quedarnos en la cama todo el día.

Me arreglé rápidamente y agradecí que el día estuviera fresco, sino mi cuello sería una evidencia de la noche que tuvimos y, por más que me encantara aquel pequeño recuerdo, no me parecía correcto mostrarlo.

Antes de colocarme la sudadera, la cual sería mi buena amiga ese día, le señalé mi cuello a Jungkook. Él solo sonrió.

-¿Te parece bonito? -interrogué con una sonrisa.

-Me parece hermoso -contestó, y de inmediato se dio vuelta para enseñarme su espalda-. Yo, por otro lado, tengo el recuerdo de un gatito. Me arañaste toda la espalda. -Me miró sobre su hombro-. ¿Te parece bonito?

Abrí mi boca, incrédulo, y, sin saber qué contestar, me coloqué la sudadera. Él se rio, claramente se había dado cuenta que me había ganado.

No nos demoramos más y luego de ponerle el collar a Bam nos dirigimos en dirección a la casa de los padres de Jungkook. Nos fuimos caminando por la playa, no queríamos andar en vehículo, solo deseábamos tomarnos de la mano y pasear descalzos por la arena mientras charlábamos de cosas que podrían resultar insignificantes.

-¿Has pensado en qué pasará cuando volvamos a Seúl? -preguntó.

Me encogí de hombros.

Claro que lo había pensado y quizás era uno de los temas que más ansiedad me causaba. Cada vez quedaba menos para que las vacaciones terminaran, y eso significaba que debíamos volver a nuestras vidas. Ambos vivíamos en Seúl, pero ¿cómo nos iba a afectar el regresar a la cotidianidad?

-Me falta poco para recibirme -comenté con una sonrisa-. Vivo en la residencia de la universidad, pero mi cama es lo suficientemente espaciosa para ambos. Te invitaré a visitarme.

Lo empujé de manera juguetona y él soltó una risita. Echó su cabeza hacia atrás y suspiró.

-Mi departamento también es espacioso para ambos y mi cama aún más. -Me miró-. Tal vez sea pronto para ti, y lo voy a respetar si es así, pero me gustaría que consideres la idea de vivir conmigo.

Wow. ¡¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBA RESPONDER?!

Sonreí. Estaba en pánico y bastante confundido ante la propuesta.

Debo ser honesto, me encantaba la idea pero también me asustaba. Vivir con él significaba avanzar muchos niveles, los cuales, quizás, aún no estábamos listos para experimentar.

-¿Crees que ya deberíamos avanzar a esa etapa? -pregunté.

Él me miró y simplemente se encogió suavemente de hombros.

-Hemos estado viviendo juntos casi por dos meses. ¿Qué tan mal nos puede ir? Yo realmente nos tengo fe.

Eso me hizo sonreír y cuando abrí mi boca para contestar, él me interrumpió.

-Aún así, me gustaría que lo pienses. Tenemos tiempo, así que no hay que apresurarnos.

Cerré mi boca y asentí.

-Me parece bien, prometo darte una respuesta en cuanto la tenga.

Me paré de puntitas de pies y le di un beso en los labios. Jungkook me correspondió.

No sabía qué nos deparaba en el futuro, pero estaba seguro de que, si el amor seguía reinando en la relación, tendríamos mucho éxito.

Caminamos por varios minutos mientras que Bam corría por la playa, encantado. Hasta el momento, todo parecía correcto. Jungkook se veía normal; quizás la pequeña herida en su labio podía delatar un poco la aventura que tuvimos, pero no era demasiado evidente.

El problema apareció cuando ingresamos al hogar y Jungkook detectó el aroma de los alfas presentes.

Mis mejillas se sonrojaron en el momento que sentí cómo el alfa comenzaba a apestar. Lo miré y le di un pequeño empujón.

-¿Qué haces? -pregunté, abochornado.

-¿Qué hago? -respondió de la misma manera.

-Jungkook, apestas a sexo -señalé lo más bajito que pude-. ¡Nos vas a exponer!

Él comenzó a abanicarse con las manos, intentando deshacerse del aroma que emanaba. Yo quería reírme, pero a la vez llorar. Si él seguía apestando así, todos en la casa se enterarían que tuvimos sexo.

Para nuestra mala suerte, Yoongi fue el primero en encontrarnos. Al principio, sonrió y se acercó a nosotros con decisión. Cuando estuvo a unos cuantos metros y logró sentir el aroma del alfa, se detuvo. Nos miró y su rostro pasó de alegría a repulsión.

-¡Mierda! -Se cubrió la nariz-. ¡Jungkook, apestas!

-¡YA LO SÉ! -contestó el alfa con pánico mientras movía sus manos con velocidad-. No sé cómo dejar de hacerlo.

Yoongi nos miró de pies a cabeza, aterrorizado, y, gracias al escándalo, el resto de la familia llegó.

-¿Qué es ese olor? -preguntó Hoseok, olfateando.

-Dios, es una nube de hormonas -agregó Seokjin.

Ninguno se percataba del pánico que tenía en ese momento Jungkook. Sus ojos estaban abiertos ampliamente y sus mejillas sumamente rojas. Todo el atrevimiento que había tenido durante la llamada con Yoongi se esfumó por completo.

Taehyung fue el primero en notar de quién provenía el aroma. Una sonrisa se le formó de oreja a oreja y codeó a Namjoon.

Este lo miró confundido y con un par de miradas se entendieron de inmediato.

-¡Por fin! -aplaudió Taehyung.

-¡Por fin! -contestó Namjoon, siguiéndole el juego.

Ambos miraron fijamente a Jungkook. Por un segundo creí que aquello iba a acabar con un alfa llorando de la vergüenza, pero claro que eso no ocurrió.

Taehyung me miró y me guiñó el ojo, lo cual avivó sentimientos negativos en mi pareja.

-¡Tú! -Señaló a su hermano-. ¡Te dije que te iba a matar!

Miré a Gguks. Si antes apestaba, ahora lo hacía el doble; sus mejillas estaban rojas y sus ojos también. Estaba molesto y todos podían notarlo, incluido Taehyung.

-Y yo te dije que fue un accidente -contestó Tae, torpemente-. Yo quería tocar a Seokjin, no a Jimin.

-Wow. ¿Qué me perdí? -preguntó Yoongi con curiosidad.

Mi cuñado comenzó a retroceder con lentitud, como si buscara evitar desatar la furia de Jungkook contra él.

-Accidente o no, me la vas a pagar -condenó, y antes de escuchar una defensa de Taehyung, salió corriendo en su dirección.

Era como volver a nuestra adolescencia. Taehyung hacía algo para molestar a Jungkook y este lo perseguía en busca de una supuesta «venganza».

Yoongi, sin dejar de taparse la nariz, se paró a mi lado.

-No puedo creer que desvirgaste a ese mocoso -soltó, incrédulo-. Ahora vamos a tener que aguantarlo durante semanas apestando a sexo solo porque está orgulloso de ello.

-No le digas mocoso, no es un niño -aclaré con el ceño fruncido-. Además, no sabe controlar la emoción de su alfa. No es nada malo, es tierno.

Yoongi puso los ojos en blanco.

-El amor te hace creer que es tierno, pero es asqueroso.

Taehyung lanzó un grito que llamó nuestra atención. Había sido capturado por su hermano menor.

-Jungkook, suéltalo, amor -pedí, suspirando.

-No hasta que te pida disculpas.

Estaba sentado sobre la espalda de Taehyung y tenía los brazos de su hermano aprisionados. El mayor se retorcía intentando liberarse, pero le era imposible.

-Repite después de mí. «Perdón, Jiminie. No quise faltarte el respeto, ni a ti ni a Jungkook».

Taehyung soltó un quejido y repitió:

-Perdón, Jiminie. No quise faltarte el respeto, ni a ti ni a Jungkook. ¡Ya suéltame!

Seokjin se rio.

-Ah, cosas que nunca cambian -soltó mi hermano mayor-. ¿Desayunaron? Puedo prepararles algo.

Asentí.

Antes de marcharse, señaló a Jungkook y dijo:

-No me lo vayas a matar. Solo dale su merecido y no le toques la cara, es lo que más me gusta de él.

Sin decir más, se fue. Taehyung sonrió embobado, pero luego recordó a quién tenía en su espalda y continuó con la batalla.

-Acepto tus disculpas, Taehyung -dije con la intención de que mi pareja soltara a su hermano.

-Jimin aceptó las disculpas, así que suéltame.

-Yo no las acepté, así que no te voy a soltar -contestó el alfa.

Suspiré, y, sin más, me encaminé hasta la cocina. Esos dos estarían allí por bastante tiempo.

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