16
Mi corazón se aceleró y llevé los dedos a mis labios. Apenas podía creer todo lo que Jungkook me estaba contando.
Por mucho tiempo creí que aquel beso solo había sido un sueño y ahora me estaba llevando la sorpresa de que todo había sido real.
Mientras que Jungkook contaba toda su versión, no pude evitar sentirme culpable de su sufrimiento.
Fui tan egoísta, pensé. En ningún momento me detuve a meditar en cómo él podía haber sufrido todo lo que nos pasó, ni siquiera creí en sus palabras y ahora me sentía un verdadero idiota por ello.
Las cosas podrían haber sido tan diferentes si yo simplemente hubiese escuchado lo que él tenía para decirme.
—Me habías roto en corazón una vez más y dormías como si nada. —Agachó su cabeza y yo tragué saliva, pensando en cuáles serían las palabras correctas para decir en ese momento.
—Mierda, realmente nos hicimos mucho daño —murmuré, mientras desviaba mi mirada al océano. No podía mirarlo. Me sentía culpable y ansioso.
¿Podría perdonarme todo lo que le hice pasar?
—Lo sé. —Se quedó en silencio por varios segundos, luego se rio—. A veces siento que no debería tener esperanzas de terminar juntos. Nos hicimos tanto daño que me pregunto si realmente valdría la pena intentarlo.
—En vez de preguntarnos si vale la pena o no, deberíamos cuestionarnos si estamos dispuestos a perdonarnos —señalé con una pequeña mueca—. Te hice tanto daño, Jungkook, y yo ni siquiera era consciente de ello.
—¿Perdonarte? —preguntó con una pequeña sonrisa—. Jimin, yo te perdoné hace mucho tiempo. Siempre fui consciente de que el dolor que nos ocasionamos fue debido a nuestra inmadurez. Fuimos víctimas de nuestro amor, no sabíamos cómo manejarlo.
—Yo dije e hice cosas que me hacen pensar que no merezco tu perdón —confesé, mientras que mi voz, poco a poco, se iba rompiendo.
Él se acercó a mí y me abrazó con delicadeza. Soltó un suspiro y apoyó su cabeza contra la mía.
Podía sentir los latidos de su corazón. Estos eran estables, lo cual me daba la pista de que no había mentira en sus palabras. Jungkook estaba siendo honesto conmigo, estaba abriendo su corazón.
—Lo siento —dije con voz rota. De golpe, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y me aferré con fuerzas a él—. Sé que dije que te odiaba, pero nunca fue así. No me arruinaste la vida, solo estaba enojado contigo porque creía que no me amabas.
—Lo sé, lo sé —contestó—. Sé que pensabas eso y no tienes por qué pedir perdón. Ya pasó, no te culpo por nada. Ahora, ¿me perdonas a mí?
Asentí rápidamente y él, para mi sorpresa, negó.
—No, quiero que te detengas a pensar lo que significa perdonarme —pidió con severidad—. Me metí en tu relación y sé que te hice daño, pero no quiero que me veas como el villano de tu vida. Si me perdonas, quiero que sea con el corazón y que ambos podamos dejar atrás todo lo que pasó.
Lo miré a los ojos y estos brillaban más que la mismísima luna. Me pregunté por qué había creado una imagen tan distorsionada de Jungkook. ¿Tanto daño quería hacernos para querer dejarlo como el enemigo?
—Quiero dejar atrás todo el daño que nos hicimos. —Sonrió ante mi respuesta—. Pero también quiero que logremos sanar y estoy seguro que nos llevará mucho tiempo.
»No sé si el día de mañana llegaremos a estar juntos. Realmente no sé si estamos destinados, pero de verdad deseo llegar a conocerte nuevamente. Hemos cambiado, lo sé. Ya no somos los mismos niños, ya no tenemos quince años, y quiero que lleguemos a conocer nuestras nuevas versiones.
Él me sonrió.
—Esta versión te ama tanto como la anterior.
Mis mejillas se sonrojaron de inmediato y no pude evitar esconder mi rostro de la vergüenza.
—No digas esas cosas y menos de esa manera.
Lanzó una pequeña risa.
—¿Por qué no puedo decirlas? ¿Me quieres quitar mi libertad de expresión? ¡Me niego! —Soltó un suspiro dramático—. Durante años oculté mis sentimientos, me niego a cometer el mismo error. Te diré cuánto te amo siempre que pueda.
—No lo harás, no sabes si realmente me amas.
—Te amo.
—Jungkook…
—De verdad lo hago. Los días, los minutos, los segundos pasan y yo sigo amándote de la misma manera. Sé que va a sonar tonto y bastante cliché, pero me he dado la libertad de ser libre; de conocer a otras personas, de quererlas, y nada se compara con lo que siento por ti.
»Es la forma en que late mi corazón cuando estoy contigo, cómo mi mente se enfoca solo en ti. Mierda, Jimin, no sé cómo explicar lo que siento, pero es mágico y solo tú lo consigues.
Y lo sentí nuevamente.
«Boom. Boom. Boom».
Solté una risa nerviosa y lo separé de mí. No se molestó, porque él también escuchó mi corazón.
—Ah, tienes que dejar de decir esas cosas. Tenemos que conocernos, ser amigos —dije, sin poder mirarlo a los ojos.
—Lo sé, pero podemos conocernos y, a la vez, ser conscientes de cuánto te amo.
Solté una risa y él abrió su boca. Llevé mis dedos a su boca y lo hice callar.
—No hables más, por favor.
Jungkook abrió su boca y me mordió suavemente. Me quejé, él me abrazó con fuerzas y una gran sonrisa.
—De acuerdo, conocernos. Me parece bien, un orden bastante prudente. Primero perdonarnos, segundo conocernos, luego ponernos de novios, seguir con el casamiento y finalmente nuestras tres cachorritas.
—¿Tres? —pregunté, sorprendido.
—Sí, tres, aunque, si quieres, pueden ser cuatro, pero siendo honesto me molestan los números pares.
Me reí y me dejé abrazar por él.
—Conocernos va a llevar tiempo —dije, luego de varios segundos en silencio—. Quiero ser honesto contigo, contarte todo sobre mí y mis relaciones.
—No me gusta ese plural. ¿Cuántos Mingyu hay por ahí?
—¿Quieres saberlo ahora o descansar tu cabeza del dolor al menos por esta noche?
Chasqueó su lengua.
—No me gusta esa respuesta. Tendría que haber sido diferente. Ya sabes, algo como «Hay muchos Mingyu por ahí, pero yo siempre voy a querer a mi Jungkook».
No pude evitar reírme.
—Yo nunca diría algo así. Además, ¿cuántas Haewon hay por ahí?
—Solo está Yejun. Fueron mis dos novios y ninguno llegó más lejos que un par de besos.
Me separé de inmediato y lo miré con un semblante lleno de gracia.
—Estás mintiendo —acusé.
—¿Qué ganaría haciéndolo? —Se encogió de hombros—. Hablo en serio cuando digo que no puedo estar con alguien de manera sexual, no me causan nada.
Me tapé la boca y levanté mis cejas, sorprendido.
—Jungkook, no creo que eso sea bueno. ¿Has ido al médico? Eres muy joven para tener una disfunción eréctil.
—¡¿Qué?! No, Jimin. No es eso. —Sus mejillas se tiñeron de rojo—. No tengo problemas con mi amigo.
—No sientas vergüenza. Es verdad que no es normal, pero lo importante es que vayas al médico —comenté con preocupación—. Creo que existen tratamientos para tu problema.
Jungkook se cubrió el rostro y no pude evitar sonreír.
—Sí se me para, Jimin. No tengo esa clase de problemas —murmuró con vergüenza.
—Oh… ¿Entonces eres asexual como Yoongi? —pregunté—. No te angusties, posiblemente haya algún omega por ahí al cual no le interese el sexo. No es mi caso, pero no pierdas las esperanzas.
Me miró con severidad y me reí.
—No eres gracioso.
—Sí, lo soy —contesté, sin dejar de sonreír.
—No, no lo eres.
Me acerqué lentamente a él y bajé mi mirada a su boca.
—Yo creo que soy bastante gracioso. Conozco a varias personas que se reirían de mis chistes.
—Seguro que esas personas tienen un pésimo sentido del humor —contestó en un susurro y vi cómo cerraba sus ojos.
Quería besarme. Tan tierno…
Dejé un beso en la comisura de sus labios y seguido a eso me levanté del suelo. Jungkook abrió sus ojos y me miró con el ceño fruncido.
—¿Qué fue eso? —preguntó—. ¿Y mi beso?
—Amigos, conocerse… ¿Recuerdas el plan? —Extendí mi mano hacia él. Puso sus ojos en blanco.
—¿Amigos con derechos? —La tomó y, con un pequeño esfuerzo, lo ayudé a ponerse de pie—. Me gustaría esa dinámica en nuestra relación.
—¿Quieres tener sexo? —pregunté—. Porque no me parece un mal plan.
Jungkook levantó sus manos y comenzó a negar.
—Alto ahí, pervertido. Me estoy guardando para el matrimonio.
—Oh, por favor. Tiene que ser una broma.
Él se rio y estiró su pierna para darme una pequeña patada en el trasero.
—No lo es, así que deja de burlarte de mis ideales y camina a la casa. Ya veo en tu mirada tus deseos de pervertirme.
Caminé de espaldas y levanté mis cejas de manera juguetona.
—Uy, Jungkookie… Nos vamos a divertir mucho.
Entre bromas, volvimos a la casa y hubo algo diferente en nosotros. Comodidad, seguridad y cariño, algo que pensé que habíamos perdido.
¿Él decía la verdad con respecto a sus antiguas relaciones? No sabía si creerle, pero si realmente era como él contaba…
Definitivamente sería una caja de sorpresas para mí.
A la mañana siguiente, mi corazón se despertó cálido. Algo había cambiado luego de aquella conversación en la playa.
Me levanté y lo primero que vi fue la habitación vacía. Jungkook, Taehyung y Seokjin ya se habían despertado.
Tengo que preguntarles qué tal les fue en su cita, pensé. Luego sonreí y me pregunté si existiría alguna posibilidad de que Jungkook y yo tuviéramos alguna.
—Ya, no te vuelvas loco. Primero debes conocerlo —me dije, mientras daba palmadas en mis mejillas.
Este sentimiento es un problema muy grande en los lobos, siempre queremos correr con respecto a las relaciones. La etapa en donde nos conocemos suele durar semanas y ya al mes estamos pensando en cachorros y matrimonio.
Lamentablemente, yo nunca fui así y por eso mismo estos pensamientos me sorprenden.
A lo largo de mi vida, solo he tenido un amor y ese ha sido Jungkook. Mis relaciones son algo de una noche y me cuesta pensar en la idea de enamorarme y vivir eternamente junto a alguien.
Pero cuando se trata de él, todo cambia para mí.
Me levanté de la cama y me fui a dar una ducha. Durante esos minutos, no dejé de pensar en la conversación que había tenido con mi mejor amigo la noche anterior.
Él había insistido con la idea de que debía hablar con mis hermanos y aclarar que, tal vez, mi versión estaba un tanto modificada.
¿Un tanto modificada? Yo diría que es un drama de telenovela.
—Mierda, soy un dramático —dije, agarrándome la cabeza.
¿Cómo podía hacer para aclarar todo sin quedar como un mentiroso?
¡Es que claramente lo soy! ¡¿Cómo pude dejarlo tan mal parado frente a Yoongi?!
Me alisté y pensé en que debía hablar con mi hermano mayor antes de que se encontrara con Jungkook. Yoongi no es una persona disimulada y no dudo en que puede comportarse de una forma cruel con el alfa.
Me dirigí hasta la habitación donde dormía mi hermano y su pareja, pero me encontré con la sorpresa de que ya no estaban allí. Seguramente estaban abajo para desayunar, así que, sin demora, bajé con la intención de llegar a ellos antes de que se encontraran con Gguks.
Pero era tarde, porque los tres estaban en la cocina y la cara de mi hermano decía demasiado.
—¡Son brownies! —dijo Jungkook, emocionado—. Tienen nueces. Anoche escuché que estabas antojado de ello y, bueno, no dudé en hacerlos.
Yoongi tomó una pequeña porción entre sus manos y su rostro era bastante claro, no le había gustado demasiado el detalle que se había tomado el alfa.
—¿Gracias? —contestó con duda. Luego se llevó el brownie a la boca y le dio una pequeña mordida.
Jungkook lo miraba con ojos amplios y expectantes. Estaba emocionado por la respuesta que le daría mi hermano, pero, conociendo a Yoongi, posiblemente no sería lo que esperaba.
Hoseok estaba a un lado y miraba los movimientos de Yoongi con la boca un tanto abierta. Estaba claro que el más antojado de brownies en ese momento era mi cuñado.
—Están buenos. —Se encogió de hombros y dejó la porción restante en la bandeja—. No son los mejores que he probado, pero sí están comibles.
Puedo jurar que a Jungkook le tembló el ojo.
Sonrió, incrédulo, y miró a Hoseok esperando que le dijera que aquel comentario era algún tipo de broma.
—¿Están comibles? —repitió con molestia—. Por favor, tiene un cacao sin conservantes, natural, y sin contar que usé dos clases de chocolate para que tengan un sabor especial. ¡Le puse nueces y almendras frescas! ¿Sabes lo que salen los frutos secos?
—Bueno, bastante mediocres los brownies para tanto ingredientes especiales, ¿o no, amor? —Se giró hacia Hoseok y lo miró esperando su apoyo.
Mi cuñado tenía toda la boca llena de migas y los ojos le brillaban.
—¡Por la sagrada luna! Esto es lo más delicioso que he probado en mi vida —soltó, estirando su mano para tomar otra porción.
Jungkook sonrió satisfecho y mi hermano puso los ojos en blanco. Pude ver que estaba listo para preparar otro ataque, pero antes de poder soltarlo me acerqué a ellos.
—Buenos días. ¿Cómo estamos?
El primero en girarse hacia mí fue Jungkook. Me acerqué a él y me sonrió de una manera muy dulce. Llevó su mano con delicadeza a mi cintura y se agachó para darme un beso en la frente.
El ceño fruncido y el aroma amargo que habían causado los ataques de mi hermano en él desaparecieron y fueron reemplazados por la dulzura absoluta en su rostro.
—Buenos días, pequeño. ¿Cómo dormiste?
Una risa idiota se escapó de mis labios ante tal apodo. Pequeño…
—Bien —respondí con tono meloso—. ¿Tú? ¿Dormiste bien? —Bajé mi mirada a mis manos y comencé a jugar con ellas.
Dio un pequeño apretón en mi cintura.
—Genial. La verdad que fue una noche hermosa.
Nos sonreímos y nos quedamos mirándonos por varios segundos, hasta que, por supuesto, una pequeña tos nos interrumpió.
Me giré y observé a la pareja. Hoseok tenía la boca toda manchada, no dejaba de comer y mucho menos de mirarnos con sorpresa. Por otro lado estaba Yoongi, quien nos miraba con una ceja elevada y los brazos cruzados.
—¿Me perdí de algo? —preguntó, mirándome.
Le sonreí ampliamente. Él se acercó a mí, me tomó del brazo y me arrastró lejos de los alfas —quienes se quedaron debatiendo sobre los brownies—. Una vez fuera de la cocina, mi hermano preguntó:
—¿Qué fue eso? ¿Qué significa esa manito en la cintura? ¿Y ese beso en la frente? Pensé que ya estaba declarado como enemigo nacional.
Abrí mi boca y él levantó su mano para hacerme callar.
—¿Hablaste con él? —Asentí y él arrugó la nariz—. Malditos alfas, saben cómo hacernos caer en sus trampas una y otra vez.
Respiré profundamente y negué.
—No es eso —aclaré inmediatamente—. Es verdad que hablamos, pero él terminó de explicarme qué fue lo que realmente pasó y muchas cosas comenzaron a tener sentido.
Yoongi puso los ojos en blanco y negó rápidamente.
—No me juzgues por desconfiar, ese chico jugó con tus sentimientos y te hizo sufrir demasiado.
—¡Pero yo también lo hice! —agregué—. Yoongi, te mentí. Hay cosas que no fueron ciertas y yo… —Me tapé el rostro—. Las dije para que estuvieran de mi lado y sin darme cuenta lo hice quedar mal a él.
No escuché una respuesta inmediata, solo un par de segundos en silencio y después un gran suspiro.
—¿Mentiste? —Asentí sin poder mirarlo—. ¿Qué tanto?
—Un poquito bastante.
—¿Qué mierda significa un poquito bastante? —preguntó, escandalizado.
Con un puchero, le hice un pequeño resumen, comenté los detalles omitidos y también aquellos que modifiqué. Yoongi me miró atentamente y cada tanto negaba con un poco de decepción.
—Sabes que no me tienes que engañar para que esté de tu lado, ¿verdad? Eres mi hermanito, Jimin. No hacía falta mentir para que te apoyara.
—Es que me repetí tantas veces las mismas mentiras que me las llegué a creer yo mismo —contesté con pena—. A medida que él me contaba su versión, sentía como si una nube de dudas comenzara a aclararse lentamente. Yo mismo me engañé para odiarlo y ahora me siento tan culpable, Yoon. Lo siento, no quise mentirte.
Él respiró profundamente, estiró su mano para colocarla en mi hombro y dio un pequeño apretón.
—Está bien, no debes pedirme disculpas a mí. Tampoco la tuviste fácil y quizás fue una manera de protegerte a ti mismo del dolor. No estuvo bien y espero que nunca lo vuelvas a hacer, ¿bien?
Asentí rápidamente y abrí mis brazos con la intención de darle un brazo. Él inmediatamente extendió los suyos y me detuvo antes de siquiera poder intentarlo.
—Sin contacto físico, me pone nervioso que lo hagas. Ya lo sabes.
Me reí.
—Te quiero.
—Sí, sí, yo también.
Sin decir más, los dos volvimos a la cocina y encontramos a los alfas hablando animadamente.
—Te deben quedar húmedos y compactos, por eso mismo es que no debes mezclar demasiado, solo debes encargarte de integrar los ingredientes —explicó Jungkook, mientras que movía en el aire una espátula invisible.
Hoseok comenzó a imitar los movimientos y prestaba atención a cada gesto y palabra que decía el chef.
—¿Los frutos secos van antes o después?
—Antes, van todos en la mezcla.
Nos acercamos a ellos y Jungkook se volteó a verme rápidamente. Me sonrió.
—¿Todo en orden? —preguntó.
—Sí, pero con hambre.
—Super, porque preparé brownies. ¿Qué quieres tomar? ¿Un café?
—Los brownies son míos —interrumpió Yoongi. Caminó hasta la mesa y agarró la bandeja entre sus manos—. Hazle otra cosa, esto lo hiciste para mí y el enano que hay aquí adentro. —Señaló su vientre.
—Para mí también los hizo —agregó Hoseok, pero Yoongi negó.
—No, a ti te está enseñando para que los hagas. Yo soy el embarazado, no tú.
—¡Pero yo también tengo antojos! —contestó, ofendido, el alfa.
Mi hermano entrecerró sus ojos y lo miró fijamente. Hoseok juntó sus manos e hizo un puchero.
—Bebé… —insistió.
—Déjame pensarlo. —Comenzó a caminar hasta la sala, pero antes de salir de la cocina se detuvo—. Tus brownies no son mediocres, quizás tú sí, pero están buenos.
Se marchó sin decir más junto a su pareja, dejando a un Jungkook un tanto confundido.
—¿Lo que dijo es bueno o malo? —El alfa me miró en busca de una respuesta—. No sé si alegrarme o sentirme ofendido.
Le sonreí y me empecé a reír.
—Solo disfruta el halago e intenta ignorar lo que le siguió.
Él comenzó a reírse junto a mí y seguido a eso hizo una invitación.
—Como te quedaste sin brownies… ¿Quieres que vayamos a desayunar por ahí? Yo te estaba esperando a ti.
—¡Es una cita! —solté con emoción. Jungkook elevó sus cejas y yo tapé mi boca—. Quiero decir, una cita de amigos.
Se rio con ternura y sus mejillas tomaron un color rojizo.
—Es una cita —confirmó—. Así que vamos, antes de que se nos junte con el almuerzo.
Sentí unas cosquillas en mi estómago y no pude evitar sonreír.
¿Qué me está pasando?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top