Capítulo 3.
Capítulo 3:
[Dakota]
Colgué mi bolso en mi hombro y salí fuera del cuarto de empleados. Estaba exhausta y no veía la hora de llegar a casa; deseaba estar en mi cama con algún libro. Un vaso enorme de té helado y con el aire prendido; uno de los mejores placeres de la vida. Al fin era viernes y para mi suerte; no trabajaba los fines de semana. Era un trabajo de medio tiempo que valía la pena. Eso sí, tuve la desgracia de ver a Holland todos los días. Es como un cliente habitual y ama joderme la vida; se sienta en mi sector designado. Estupendo.
-Que tengas un bonito fin de semana, Dakota -se despidió mi jefe y yo le sonreí a modo de agradecimiento.
-Usted también.
-Hey, que hablamos de eso; nada de usted. Soy Jared, ¿vale?
-Claro, Jared.
-Perfecto.
Negué con mi cabeza y salí del establecimiento; despidiéndome de mis colegas de trabajo con mi mano. Me caían bien, aunque creo que yo a ellos no tanto. Estoy segura que piensan que soy una pringada, como ha dicho Kendall. Ese capullo, no ha vuelto por aquí y espero no lo haga. Si antes me caía fatal, ahora lo hacía el doble.
Miré la hora en mi móvil, aun tenía tiempo para pasar por mi librería favorita y comprar unos mangas que necesitaba. Vale, no les necesitaba; pero quería tenerles con demasiada urgencia. Ya había leído y re leído los que tenía en casa; así que debía renovar.
Caminé unas pocas calles, hasta quedar frente al establecimiento. Entre con una sonrisa, venir aquí es como cuando un niño va a una juguetería.
-Dakota, ¿qué tal todo? -Liam, uno de los empleados; me saludó con el entusiasmo de siempre.
-Todo estupendo, recién he salido del trabajo y he aprovechado a pasar por aquí -le respondo, con una sonrisa.
-Ha llegado eso que has estado esperando con ansias -me advirtió.
-Al fin.
-Lo sé, se han demorado con el maldito pedido.
-Lo bueno es que ya lo podré comprar.
-Touche.
Reí negando sin poder evitarlo y me aleje; acercándome a la sección donde estaba lo que buscaba. No podía creer que ya le tenía en mis manos, uno de los nuevos volúmenes del manga de Shingeki No Kyojin. Una sonrisa adorno mi rostro, Billy se volverá loco en cuanto lo vea. Eché un vistazo en el material nuevo que tenían y me alegro ver que tenían uno de mis libros favoritos: Beautiful disaster. Demonios, amaba con el alma ese libro. Sí, era fan de las novelas plagadas de cliché y chicos malos. ¿Y qué? ¿Acaso no se puede tener un gusto culposo? Pues yo no soy la excepción.
Continúe buscando, quizá tenía la suerte de encontrar algo más que me gustase. Que me lo merecía, luego de tantos días de trabajo. No uno forzado, pero si pesado. Que el atender gente, era... Ya me entendéis, ¿verdad? No era fácil y como cualquier ser humano; tengo mis días malos y el tener que recibir a los clientes con una sonrisa forzada, no estaba bueno. Intentaba poner todo de mí y cambiar mi actitud asocial. Pero no es como si de un día para el otro, fuese a lograrlo.
Si Nolan estuviera, me diría que le doy demasiadas vueltas a las cosas. Suelto un suspiro ante eso, quería evitar pensar en él. Oh vamos, que aún no me era fácil y menos acostumbrarme a la idea de no tenerle. Quizá, necesitaba más tiempo para superar todo eso. Lo sé, lo sé; os morís de ganas de saberlo. Pero dadme tiempo, ¿sí? Prometo contaros hasta el mínimo detalle y tal vez os saqué alguna lagrimilla cuando suceda.
El sonido de la campanita de la puerta, me sacó de mi ensimismamiento. Levanté la vista del estante y creí ver un espejismo. ¿Esto está pasando? ¿Acaso debía encontrarle en cada rincón de esta jodida ciudad? Demonios.
-Chris -le saludó Liam.
¿Era cliente aquí? Estupendo. Nótese el sarcasmo, por favor.
-Hola, Liam. -corresponde el saludo del castaño-. Que le han dejado esto a mi hermana y me pidió que te lo trajera -le explica, dejando sobre el mostrador una enorme caja.
Liam la inspecciona con el ceño fruncido, mientras la abre.
-Ya -dice-. Estos inútiles hacen todo mal, ¿te puedes creer que se demoraron en traernos el último pedido? ¿Y ahora le dejan otra parte del mismo en su casa? -pregunta con la indignación flitrandose en su voz.
Chris por su parte niega y suelta una pequeña risa.
-Lo que importa es que haya llegado, ¿no?
-Bueno, sí. Pero si quedan de traerlo cierto día, pues que lo hagan. ¡Jodidos holgazanes!
-Liam, bájale dos rayitas a tu dramatismo.
-Lárgate, amargado.
-Vale, pero que conste que me voy porque quiero; no porque me has echado de la librería de mi hermana -se mofa suyo y Liam le mira de mala manera.
¿Qué era de su hermana la librería? No. Puede. Ser. Oh, mierda. Esto tenía que ser una puta broma, ¿y como es que no lo sabía? He comprado libros y mangas aquí desde hace tanto; pero en este momento me vengo a enterar de esta noticia. Debo pasar desapercibida hasta que se largue, no quiero que sepa que soy clienta.
¿Pero porque debo ocultarme? ¿Qué más da si me ve? No pasará nada si va por ahí, diciendo que la pringada del insti compra frikeadas en la librería de su hermana. Vale, quizá me estoy haciéndo la cabeza por nada. Supongo, que debe importarle poco lo que haga. Tal vez, solo tal vez; a Christopher no le va esparcir esas cosas.
Mejor continuó en lo mío, necesito encontrar algo más con lo que entretenerme este fin de semana. Puede que Shelly quiera ir de fiesta, pero me aseguraré de tener una excusa válida para no asistir y quedarme en casa.
Sé que prometí pasar mi tiempo libre con ella, pero el ir de fiesta no era algo que me hiciera ilusión o entusiasmara demasiado. Joder. Que no entendía ese afán de los adolescentes de salir cada fin de semana y emborracharse hasta perder la consciencia. ¿Qué había de divertido en ello? No lo entendía y tampoco quería hacerlo. Solté un suspiro, continuando la búsqueda de algo que me gustase.
-¿Attack on titan, vale la pena? -preguntan a mi lado.
Pegó un pequeño respingo, demonios.
-Me has asustado.
-Lo siento -se disculpa.
-Ya -espeto.
¿En que momento se había acercado? Estaba tan ensimismada, que no lo he notado; hasta que estuvo a mi lado. Jodido Christopher Holland.
-¿Y de que trata? ¿Es alguna clase de cómic? ¿Como los X-Men? -quiere saber y una sonrisa adorna su rostro.
-¿De verdad quieres saber o solo te burlas de mí? -pregunto de manera mordaz.
A que irá a contar esto a sus amigotes y se burlaran de mí. Que ya estoy acostumbrada.
-Por algo te estoy preguntando, Figgins -dice con una tierna sonrisa.
¿Puedo fiarme? Respiro con profundidad, deberé correr el riesgo.
-Es un manga y no, no se parece a los X-Men -respondo-, Trata sobre unas personas que están encerradas dentro de unos enormes muros, porque fuera de ellos hay Titanes que se lo comen -le cuento, él por su parte; me escucha con demasiada atención-. Y un día, después de muchos años sin ver alguno; aparecen nuevamente.
-Suena interesante -dice y asiento-. Un día deberías prestarmelo.
-Lo pensaré.
-Genial, debo irme; pero espero me los prestes -me señala con su dedo índice, mientras camina a la salida del establecimiento.
Suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo, ¿qué acaba de pasar? ¿Realmente se ha interesado en oír lo que tenía para decir? ¿O solo ha fingido interés? Mierda. ¿Será que aceptó aquella broma que sugirió Kendall? ¿Podría ser cierto que sea tan capullo?
Joder contigo, Dakota.
Eso mismo digo yo, joder conmigo y esa manía de mierda que tienen los demás de gastarme bromas estúpidas porque sí. Espero que Billy no se enteré de esto, sino irá darle su merecido.
Alejo esos pensamientos y me acercó al mostrador. Liam me regala una sonrisa y me cobra. Me despido suyo y no veo la hora de estar en casa; para poder empezar esta belleza.
(...)
Pongo pausa a la serie que estoy viendo, en cuanto mi madre entra en la habitación. Le sonrío cuando se acerca a mí y besa mí frente.
-Hemos pedido pizza con tu padre, ¿te apuntas? -pregunta y asiento.
-Claro -accedo.
-Tu hermano nos a abandonado, se ha ido con Jake y Aarón -hace un puchero y no puedo evitar reír.
-Ya vendrá esa rata traicionera y no habrá pizza para él -le digo riendo.
-No demores en bajar, que ya está por llegar la cena -pide y asiento.
Sale de mí habitación, moviendo sus caderas de manera graciosa. Negué con la cabeza divertida, ojalá hubiese sacado la personalidad de mi madre. Pero que va, solo soy parecida en lo físico: rubia, ojos miel, de tez pálida; delgada. Eso sí, he sacado una altura. Se lo debo a mi padre, es lo único que herede suyo. Porque de mi carácter y mi falta de sociabilidad; no se sabe de donde ha salido. Porque Billy era lo contrario a mí, siempre tuvo amigos; en cambio yo, solo tenía a Shelby.
Y Nolan, a pesar de todo; era una luz brillante ante todo. En fin, que yo no entiendo porque soy así.
Salto de la cama, en cuanto el timbre suena. ¡La cena ha llegado! Bajó las escaleras a toda prisa, el olor a pizza hinunda mis fosas nasales. ¡Comeré hasta llegar a mi cuarto rodando!
-Cielo -me saluda mi padre, en cuanto entró en la sala.
Me siento a su lado en el enorme sofá y depósito un beso en su mejilla.
-Muero de hambre.
-Yo también -me segundea.
-Estáis de suerte, porque os he preparado unas pizzas; que váis a flipar -dice mi madre, dejando frente a nosotros la cena.
-Que va, si tú no cocinas -me mofó suyo.
Se lleva una mano a su pecho, fingiendo que mi comentario le ha dolido.
-Eso ha sido muuuy cruel -hace como que se limpia una lágrima inexistente, mientras alarga la u; en muy.
Niego divertida y nos disponemos a devorar la comida frente a nosotros.
Mi padre toma el mando de la televisión y hace zapping; buscando algo interesante para ver. Hasta que lo deja en un canal, donde pasan The Walking Dead. Mi madre pone una mueca de asco, mientras mi padre y yo; intercambiamos una sonrisa cómplice.
-¿En serio, cariño? -se queja con mi padre.
-No te hará daño ver un poco de sangre y sesos -le digo divertida.
-Dakota tiene razón, cielo -afirma mi padre.
-Ya veréis vosotros dos -advierte.
-Deja el drama, mamá.
Ella se cruza de brazos, toda enfurruñada. Con mi padre no aguantamos y estallamos en carcajadas. Pero nos vemos interrumpidos, cuando el timbre suena. Les digo que me yo me encargo y me levanto del sofá, hacia la puerta de entrada. La abro y me encuentro con Shelly y una sonrisa enorme. Oh no, es una mala señal.
-No -me adelanto a decir.
-Sí -chilla, entrando y arrastrándome escaleras arriba-. ¡Buenas noches, señores Figgins! -grita a modo de saludo, a mis padres.
Me empuja dentro de mi habitación y sin demora, busca algo dentro de mi armario. Saca un shorts negro y una blusa azul con mangas caídas.
-Ponte eso -avisa y yo suelto un bufido.
-No me apetece salir -me sincero.
-Pues, saldremos; hay una fiesta muy buena y tienes que asistir -me apunta con su dedo índice-. No es el fin del mundo, Daqui; ¿vale? Además, me los has prometido -me recuerda.
Pongo los ojos en blanco.
-Bien -espeto, tomando la ropa que me ha dado y ella suelta un chillido como respuesta.
Sé que voy a arrepentirme de esto, lo sé.
(...)
Han pasado unos treinta minutos desde que llegamos y ya quiero largarme de este lugar. No es lo mío, ¿pero como se lo hago entender a mi mejor amiga? Entiendo que tenga buenas intenciones y que desea que sea más sociable, pero no en este lugar. Me siento incómoda y fuera de mi sitio. No sé explicaros, pero este no es mi ambiente. Las fiestas y yo, somos polos opuestos. Y no me salgáis con eso de que los polos opuestos se atraen, porque no es cierto. ¿Vale?
Suelto un bufido, mientras camino por la enorme casa llena de adolescentes hormonales y al tope de alcohol. Shelly a desaparecido, apenas hemos entrado. Creo que ha ido detrás de un chico, que tal vez le he visto en el insti. No os aseguró nada, porque puede que ni le conozca.
Llegó a la enorme cocina, hay mucha gente aquí dentro. Me siento asfixiada, tomo una botella de agua y salgo disparada hacia el patio trasero de la casa. Por suerte hay poca gente y el alivio me recorre. No volveré a dejar que me vuelvan a arrastrar a otra fiesta, en lo que resta de verano. De verdad. Me siento en un escalón, lo bastante alejada de las pocas personas que hay y sacó mi móvil y los auriculares. Los conectó y colocó uno en mi oído izquierdo.
Buscó en mi lista de reproducción algo que escuchar, porque la música que había aquí; no era de mi agrado. Joder.
No debí aceptar venir, podría estar en casa; disfrutando de mi manga. Pero no, he dejado que la loca de mi mejor amiga me convenciera de asistir. Que va, soy una idiota. Tengo unas largas horas, para renegar y arrepentirme de esto.
Suelto un suspiro cansino y le doy play a un cover que me gusta muchísimo. Tarareo la letra mientras observo a las personas que hay aquí, todos parecen animados a comparación mía.
-¿Qué estás escuchando? -preguntan detrás de mí.
Volteo, encontrándome con los ojos marrones de Chris. Se había hecho costumbre vernos en todos lados, demonios.
-No creo que te guste -masculle.
Quería estar sola y alejada del resto, pero no será posible. Se sienta a mi lado y noto que lleva su cabello negro recogido en lo alto de su cabeza. Le queda bien, he de admitir. Al menos se le veía la cara, la cual tenía algún que otro piercing.
Veo que se lleva el otro auricular a su oreja y escucha con atención lo que estoy escuchando. Mueve su cabeza, gesto que tomo como aprobación.
-Me gusta -sonríe-. ¿En que idioma estabas tarareando? -quiere saber.
-Japonés -respondo y siento a mis mejillas arder, me daba algo de vergüenza.
Es que esto, mostraba lo friki que era y bueno... Ya me entendéis, sabéis la impresión que los demás tienen de mí por ello.
-Cantas bien -susurra tan bajo, que temo no haber oído bien.
-¿A que estas jugando, Holland? -inquiero a la defensiva, tanta amabilidad no era buena.
Me mira y veo la indignación en su mirada.
-¿Por qué crees que juego a algo? -quiere saber-. ¿Acaso no puedo acercarme a tí? -me espeta.
Miro a otro lado, quizá le he juzgado mal. Tal vez no es como Kendall, puedo darle el beneficio de la duda.
-Es un cover -digo y me mira sin comprender-, Lo que estamos oyendo, es un cover de un opening de anime -le explicó-. Me gustan esas cosas y lamento estar siempre a la defensiva, sé lo que los demás piensan sobre mí -me sincero y disculpó por mi actitud.
Niega con su cabeza.
-No soy los demás, ¿vale? -me mira con seriedad-. Yo no creo que seas rara o una friki. Cada quien es como es y tú, eres tú -me regala una sonrisa.
No puedo evitar devolverla y suelto una risita nerviosa. Mis mejillas se tornan rojas, joder. Es lo más amable que me han dicho, en mucho tiempo.
-Gracias -le agradezco.
-¿Por qué?
-Por pensar que no soy rara.
Se encoge de hombros.
-Que va, tú me has ayudado la otra noche y no me has juzgado porque me metí en una pelea.
-Tampoco podría hacerlo, Chris; no soy nadie.
-No, eres Dakota Figgins; la chica que canta en japonés y que lo hace de maravilla.
Eleva una de sus cejas y no puedo evitar reír.
-Eres un mentiroso.
-Claro que no.
-Que sí.
-No, Figgins.
-Holland, no trates de burlarte de mi inteligencia -le apuntó con mi dedo índice, divertida.
Levanta las manos a modo de rendición y ríe en el proceso.
-¡Me has descubierto!
Vuelvo reír, creo que no fue tan mala idea venir; a final de cuentas. Nos quedamos en silencio, con la música que se reproduce en mi móvil. Perece gustarle, ya que su cabeza se mueve en aprobación.
-Eh, Chris -le llama alguien.
Ambos volteamos y un chico que no conocía de nada; estaba en el umbral de la puerta.
-¿Vienes? -le pregunta y por su parte asiente.
El otro chico desaparece dentro de la casa y yo me limitó a observar al chico a mi lado.
-Debo irme -avisa-. Nos vemos, luego -me regala una sonrisa y se levanta de su lugar.
-Claro, nos vemos -le devuelvo la sonrisa.
Se dirige a la puerta y antes de entrar por la misma, se detiene y voltea verme.
-Buenas noches, Dakota -se despide.
-Buenas noches para tí también, Chris -digo y desaparece de mi vista.
Una sonrisa se desliza por mi rostro sin poder evitarlo, he logrado ser un poquito más sociable.
(...)
Buenas, buenas. ¿Qué tal os va? Perdonen el retraso con el capítulo, espero os guste ❤
¿Qué opináis de la historia hasta ahora? ¿Os viene gustando? ¿Qué pensáis de la sinceridad de Chris? ¿Creéis que dice la verdad?
Espero vuestros comentarios y estrellitas ❤
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Subo adelantos y cosas sobre mis historias ❤
Os mando un abrazo enorme.
Os ama.
-Vicky-
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