Capítulo 5: Verdades a medias


Ethan no volvió a decir una sola palabra durante todo el camino a casa. La música sonaba baja en la radio, y cada tanto lo veía tensar las manos en el volante, como si estuviera debatiendo internamente si debía continuar con su advertencia.

Cuando estacionó frente a la casa, giró hacia mí, pero yo ya había decidido no hacerle las cosas fáciles.

—¿Piensas darme una pista más o es todo parte de tu gran espectáculo de misterio? —pregunté, cruzándome de brazos.

—No te conviene saber más, Bree. Créeme —respondió, con el ceño fruncido.

—¿Y qué pasa si no te creo? —lo reté, sin moverme del asiento.

Ethan soltó un suspiro frustrado y salió del coche sin responder, dejándome sola con mi montaña de preguntas sin respuesta. Era claro que estaba ocultando algo, y aunque siempre había sido un idiota, esto era diferente. Esto parecía importante.

Esa noche, mientras intentaba concentrarme en el libro de literatura que tenía abierto sobre el escritorio, las palabras de Ethan seguían resonando en mi cabeza. "Este mundo no es lo que parece. Y algunas personas no son quienes dicen ser."

¿A quiénes se refería? ¿A Alec? ¿A mi madre Alice? ¿A Liam y sus sonrisas arrogantes? La lista era demasiado larga como para ignorarla.

—Esto es ridículo —murmuré, cerrando el libro con un golpe y arrojándome en la cama.

Mi celular vibró en la mesa de noche, sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de Harper.

Harper: ¿Te conté que Liam me preguntó por ti en clase de química?

Genial. Justo lo que necesitaba, más del club de fans de Liam.

Yo: Por favor, dile que deje de intentar actuar como el protagonista de una novela de Wattpad.

No pasó ni un minuto antes de que Harper respondiera.

Harper: Oh, claro. Eso le diré justo después de que deje de mirarte como si fueras un rompecabezas que quiere resolver.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sentir un ligero escalofrío. ¿Qué quería Liam de mí, realmente?


[...]


A la mañana siguiente, el ambiente en casa era igual de extraño. Alec y mi mamá estaban susurrando algo en la cocina cuando bajé, pero se detuvieron en cuanto me vieron.

—Buenos días, Bree —saludó Alec, demasiado alegre.

—Ajá... —murmuré, observándolos con sospecha.

Mi mamá me sonrió, aunque sus ojos parecían tensos.

—¿Lista para la escuela?

—Siempre estoy lista para el sufrimiento —respondí, agarrando una manzana de la encimera y dirigiéndome a la puerta antes de que pudieran intentar una conversación.

El día transcurrió como siempre, con miradas extrañas y comentarios susurrados mientras pasaba por los pasillos. Harper me encontró en el almuerzo, luciendo más emocionada de lo normal.

—Prepárate, porque vas a odiarme por esto —dijo, sentándose frente a mí con su bandeja.

—¿Ahora qué? —pregunté, masticando un pedazo de pan sin entusiasmo.

—Le dije a Liam que se relajara contigo, pero parece que lo tomó como un desafío personal.

Antes de que pudiera protestar, sentí una presencia a mi lado. Miré hacia arriba y ahí estaba él, con su sonrisa confiada y su chaqueta de fútbol americano.

—Hola, Bree —dijo Liam, ignorando por completo a Harper mientras se sentaba a mi lado.

—¿Sabes? Hay muchas mesas vacías —comenté, señalando alrededor con sarcasmo.

—Sí, pero ninguna es tan interesante como esta —respondió, apoyando el codo en la mesa y mirándome como si estuviera tratando de leerme.

Harper estaba disfrutando el espectáculo, aunque claramente intentaba disimularlo.

—¿Qué quieres, Liam? —pregunté finalmente, cruzándome de brazos.

—Solo conocerte mejor. Después de todo, Ethan insiste en que eres "complicada".

—¿Y eso te parece una invitación?

—Lo veo más como un desafío —replicó, su sonrisa ampliándose.

Harper dejó escapar una risa ahogada, pero yo no estaba de humor para jugar.

—Escucha, Liam. No sé qué piensas que vas a ganar con esto, pero no tengo tiempo para tus juegos.

Él pareció considerar mis palabras por un momento antes de inclinarse un poco más cerca.

—Tal vez no sea un juego para mí.

Sus palabras fueron lo suficientemente inesperadas como para hacerme dudar. Pero antes de que pudiera responder, él se levantó y me lanzó una última mirada enigmática.

—Nos vemos luego, Bree.

Cuando se fue, Harper no pudo contenerse más.

—¡Dios mío! Esto es mejor que cualquier telenovela.

—Esto es un desastre —corregí, frotándome las sienes.

—Un desastre atractivo, querrás decir.


[...]


Esa tarde, mientras caminaba hacia mi casillero, una nota cayó al suelo al abrirlo.

La recogí con curiosidad, pero cuando vi el contenido, mi estómago se hundió.

"Ten cuidado en quién confías. No todos son tus amigos."

No había firma, ni indicios de quién podría haberla escrito. Miré a mi alrededor, pero el pasillo estaba casi vacío.

—Perfecto —murmuré, guardando la nota en mi bolsillo.

Algo estaba sucediendo, y claramente yo estaba en el centro de todo. Pero, ¿quién estaba tratando de advertirme? ¿Ethan? ¿Liam? ¿O alguien más que aún no conocía?

Una cosa era segura: si este lugar ya me parecía una jungla antes, ahora parecía un campo minado. Y cada paso que daba me acercaba más al estallido.

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